Ver publicación (¿El final de la aventura?)
Ver tema#1 Respondiendo a: Elfa Árwena
Dentro de nada se estrenará la última película... y aún nos queda algo de tiempo hasta la versión extendida... Y entonces, ¿qué? Es algo que se pregunta demasiada gente. Bien, pues yo me lo he preguntado tantas y tantas veces... Después de leerme El Hobbit creí que era el final, pero entonces descub...
Las grandes historias no terminan
Hay un párrafo del libro, mi favorito, que describe muy bien cómo me siento ahora. Diréis que soy un pesado, y que siempre rescato el mismo pasaje, pero es el pasaje que más me llena de esperanza, incluso hoy, que puede parecer que estamos llegando a un final... Es un final que no está aún a la vista para mí, así como la historia tampoco empezó hace 4 años... ni mucho menos.
-A mí también -dijo Frodo-. Pero no lo sé. Y así son las historias de la vida real. Piensa en alguna de las que más te gustan. Tú puedes saber, o adivinar, qué clase de historia es, si tendrá un final feliz o un final triste, pero los protagonistas no saben absolutamente nada. Y tú no querrías que lo supieran.
-No, señor, claro que no. Beren, por ejemplo, nunca se imaginó que conseguiría el Silmaril de la Corona de Hierro en Thangorodrim, y sin embargo lo consiguió, y era un lugar peor y un peligro más negro que este en que nos encontramos ahora. Pero esa es una larga historia, naturalmente, que está más allá de la felicidad y más allá de la tristeza... Y el Silmaril siguió su camino y llegó a Eärendil. ¡Cáspita, señor, nunca lo había pensado hasta ahora! Tenemos... ¡usted tiene un poco de la luz del Silmaril en ese cristal de estrella que le regaló la Dama! Cáspita, pensar... pensar que estamos todavía en la misma historia. ¿Las grandes historias no terminan nunca?
-No, nunca terminan como historias -dijo Frodo-. Pero los protagonistas llegan a ellas y se van cuando han cumplido su parte. También la nuestra terminará, tarde... o quizá temprano.
-Y entonces podremos descansar y dormir un poco -dijo Sam. Soltó una risa áspera-. A eso me refiero, nada más, señor Frodo. A descansar y dormir simple y sencillamente, y a despertarse para el trabajo matutino en el jardín. Temo no esperar otra cosa por el momento. Los planes grandes e importantes no son para los de mi especie. Me pregunto sin embargo si algún día apareceremos en las canciones y en las leyendas. Estamos envueltos en una, por supuesto; pero quiero decir: si la pondrán en palabras para contarla junto al fuego, o para leerla en un libraco con letras rojas y negras, muchos, muchos años después. Y la gente dirá: -¡Oigamos la historia de Frodo y el Anillo!» Y dirán: «Sí, es una de mis historias favoritas. Frodo era muy valiente ¿no es cierto, papá?» -Sí, hijo mío, el más famoso de los hobbits, y no es poco decir.»
-Es decir demasiado -respondió Frodo, y se echó a reír, una risa larga y clara que le nacía del corazón. Nunca desde que Sauron ocupara la Tierra Media se había escuchado en aquellos parajes un sonido tan puro. Sam tuvo de pronto la impresión de que todas las piedras escuchaban y que las rocas altas se inclinaban hacia ellos. Pero Frodo no hizo caso; volvió a reírse.
Estas palabras siempre me han llenado de esperanza. La hazaña que consigue Sam aquí no tiene, para mí, parangón alguno. No sé si el camino de Elfenomeno llegará pronto o tarde a su fin. Pero sí sé que la historia que ahora vivimos no termina, y que aún en los peores días puedo seguir riendo cuando escucho la voz de Sam. Y después, cada uno de nosotros tendrá su propia historia, y aportará su granito de arena a toda esta época maravillosa que estamos viviendo... y seguiremos riendo al recordarla.
Arriba ese ánimo, pues, a todos los que estéis desanimados por la razón que sea. Disfrutad de este momento, que no tendremos otro igual. Y disfrutad de todos los momentos que os dé la vida, pues todos son distintos y todos pueden hacer reir y tener esperanza.
El camino no termina con las películas. El camino sigue y sigue...
Hay un párrafo del libro, mi favorito, que describe muy bien cómo me siento ahora. Diréis que soy un pesado, y que siempre rescato el mismo pasaje, pero es el pasaje que más me llena de esperanza, incluso hoy, que puede parecer que estamos llegando a un final... Es un final que no está aún a la vista para mí, así como la historia tampoco empezó hace 4 años... ni mucho menos.
-A mí también -dijo Frodo-. Pero no lo sé. Y así son las historias de la vida real. Piensa en alguna de las que más te gustan. Tú puedes saber, o adivinar, qué clase de historia es, si tendrá un final feliz o un final triste, pero los protagonistas no saben absolutamente nada. Y tú no querrías que lo supieran.
-No, señor, claro que no. Beren, por ejemplo, nunca se imaginó que conseguiría el Silmaril de la Corona de Hierro en Thangorodrim, y sin embargo lo consiguió, y era un lugar peor y un peligro más negro que este en que nos encontramos ahora. Pero esa es una larga historia, naturalmente, que está más allá de la felicidad y más allá de la tristeza... Y el Silmaril siguió su camino y llegó a Eärendil. ¡Cáspita, señor, nunca lo había pensado hasta ahora! Tenemos... ¡usted tiene un poco de la luz del Silmaril en ese cristal de estrella que le regaló la Dama! Cáspita, pensar... pensar que estamos todavía en la misma historia. ¿Las grandes historias no terminan nunca?
-No, nunca terminan como historias -dijo Frodo-. Pero los protagonistas llegan a ellas y se van cuando han cumplido su parte. También la nuestra terminará, tarde... o quizá temprano.
-Y entonces podremos descansar y dormir un poco -dijo Sam. Soltó una risa áspera-. A eso me refiero, nada más, señor Frodo. A descansar y dormir simple y sencillamente, y a despertarse para el trabajo matutino en el jardín. Temo no esperar otra cosa por el momento. Los planes grandes e importantes no son para los de mi especie. Me pregunto sin embargo si algún día apareceremos en las canciones y en las leyendas. Estamos envueltos en una, por supuesto; pero quiero decir: si la pondrán en palabras para contarla junto al fuego, o para leerla en un libraco con letras rojas y negras, muchos, muchos años después. Y la gente dirá: -¡Oigamos la historia de Frodo y el Anillo!» Y dirán: «Sí, es una de mis historias favoritas. Frodo era muy valiente ¿no es cierto, papá?» -Sí, hijo mío, el más famoso de los hobbits, y no es poco decir.»
-Es decir demasiado -respondió Frodo, y se echó a reír, una risa larga y clara que le nacía del corazón. Nunca desde que Sauron ocupara la Tierra Media se había escuchado en aquellos parajes un sonido tan puro. Sam tuvo de pronto la impresión de que todas las piedras escuchaban y que las rocas altas se inclinaban hacia ellos. Pero Frodo no hizo caso; volvió a reírse.
Estas palabras siempre me han llenado de esperanza. La hazaña que consigue Sam aquí no tiene, para mí, parangón alguno. No sé si el camino de Elfenomeno llegará pronto o tarde a su fin. Pero sí sé que la historia que ahora vivimos no termina, y que aún en los peores días puedo seguir riendo cuando escucho la voz de Sam. Y después, cada uno de nosotros tendrá su propia historia, y aportará su granito de arena a toda esta época maravillosa que estamos viviendo... y seguiremos riendo al recordarla.
Arriba ese ánimo, pues, a todos los que estéis desanimados por la razón que sea. Disfrutad de este momento, que no tendremos otro igual. Y disfrutad de todos los momentos que os dé la vida, pues todos son distintos y todos pueden hacer reir y tener esperanza.
El camino no termina con las películas. El camino sigue y sigue...
El corazón de los hombres a menudo no es tan malo como sus actos, y rara vez tan malo como sus palabras. (J.R.R. Tolkien)