El Señor de los Cuchillos

15 de Febrero de 2005, a las 20:19 - Usagi-cha
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Tres cuchillos para los Reyes Elfos bajo el techo.
Siete para los Señores Enanos en chabolas en ruinas.
Nueve para los Hombres Mortales condenados a morir.
Uno para el Señor Oscuro, sobre el taburete oscuro.
En la Tierra de Mordor donde se extienden las Sombras.
Un Cuchillo para cortarlos a todos. Un Cuchillo para descuartizarlos,
un Cuchillo para matarlos a todos y atarlos en las tinieblas
en la Tierra de Mordor donde se extienden las Sombras.


PRÓLOGO

1. De los Hobbits

Los hobbits son un pueblo sencillo y muy antiguo. Amaban la paz, el amor, la amistad, y una sarta de tonterías por el estilo. También les gustaba cultivar la tierra, pero no había para ellos un paraje mejor que un prostíbulo bien aprovechado y bien ordenado (esto se debía a que las mujeres hobbits no solían ser muy atractivas, y claro, los hobbits machos necesitaban ir a refugiarse en uno de estos parajes de vez en cuando). No entienden ni entendían ni gustan de maquinarias complicadas, lo que demuestra su estupidez sin límites. Son gordos, bajos y lentos, no pueden realizar magia alguna y tienen los pies peludos.
Llegados a este punto nos preguntamos: ¿Y para qué sirve un hobbit? A lo que nos contestamos: Para nada. Y eso nos lleva a una nueva pregunta: Si son tan inútiles, ¿por qué fueron creados? Bueno, eso no me lo preguntéis a mí, sería como si me preguntarais el sentido de la vida, y si supiera la respuesta no estaría aquí escribiendo estupideces. Bueno, sigamos con los hobbits.
Los hobbits de la Comarca, un bonito lugar donde viven los protagonistas de esta historia, vestían ropas de brillantes colores, se pintaban su melena rizada de los mismos, y alguno que otro llevaba también zapatos enormes. Por esta razón en la Comarca había numerosos circos, en los que actuaban los hobbits más desesperados por encontrar trabajo. Y es que realmente era un trabajo difícil, ya que estos hobbits eran insultados, humillados y maltratados por los espectadores, que se divertían generalmente lanzándoles los objetos más grandes y pesados que podían robar de las casas de sus vecinos; pero me estoy yendo por las ramas.
En resumen, los hobbits vivían en paz en la Tierra Media, donde se desarrollará esta historia (como todo el mundo sabe, quien no lo sepa debe estar un poco más atento a la publicidad televisiva). Se supone que tenemos algún parentesco muy lejano con ellos (Dios nos libre), pero eso son sólo habladurías, así que haremos caso omiso de esta aclaración.

2. De la hierba para pipa

Otra cosa entre los antiguos hobbits que merece mencionarse es su adicción en demasía a fumar. Por suerte no se trataba del tabaco que se fuma actualmente, ya que si lo fuera los hobbits se habrían extinguido en los primeros años de su existencia. No, se trataba de una hierba que ellos llamaban hierba para pipa (eran muy originales e ingeniosos poniendo nombres a las cosas). Este es el único hábito que pueden reclamar como de invención suya (penoso, pero cierto). Había diversos tipos de hierba para pipa: Hoja Valle Amargo, Tieso Toby y Estrella Andaluza.
Como a nadie le importa en lo más mínimo este apartado y probablemente todo posible lector está aburrido y listo para dormir, terminaré aquí, no sin antes mencionar que no se sabe en que época empezaron a fumar los hobbits, pero servidora sospecha que parte de la contaminación de la capa atmosférica fue causada por estos simpáticos seres y sus pipas.

3. De la ordenación de la Comarca

La Comarca se dividía en cuatro distritos, las Cuadernas, denominadas del Norte, del Sur, del Este y del Oeste (comprobamos una vez más el ingenio hobbit), y éstas a su vez se dividían en más regiones, pero no pienso aburrir al posible lector con semejantes aclaraciones.
En ese entonces la Comarca apenas tenía "gobierno" (nótense las comillas). Las familias cuidaban de sus propios asuntos y se pasaban el día comiendo, emborrachándose y viendo la televisión. Todo hubiera resultado perfecto si descontamos los múltiples asesinatos, robos y secuestros que tenían lugar todos los días, pero el primer y el tercer caso no importaba generalmente al resto de hobbits, y menos aún a las familias de las víctimas, que se sentían felices de poder librarse al fin de un miembro de la familia, y además sin tener que recurrir a la mafia. En el segundo caso, en cambio, los dueños de las cosas robadas no paraban hasta encontrar al ladrón, y seguidamente lo convertían en esclavo sex... Me estoy yendo por las ramas otra vez, pero es que el comportamiento de estas criaturas llama poderosamente mi atención.
Los hobbits pasaron mucho tiempo sin tener un rey, algo perfectamente normal, ya que en cuanto alguien era nombrado rey a los súbditos les daba la vena asesina, iban a buscarlo y le daban muerte. Así es completamente normal que nadie se atreviera a presentarse a rey. El único oficial verdadero de la Comarca era en esa época el Alcalde de Cagada Grande, que era elegido cada siete años de forma democrática, si se le puede llamar así, ya que los candidatos más ricos tenían la sana costumbre de amenazar a gran parte del pueblo con hacer que ya no tuvieran acceso a sus bienes más preciados: la droga, la hierba para pipa, la cerveza y el televisor. Bajo esta amenaza, los hobbits iban raudos a votar por el candidato en cuestión. El alcalde no hacía mucho realmente, solo presidir los banquetes e inaugurar algún que otro edificio, mayoritariamente prostíbulos.
Después estaban los policías, u Oficiales, como los llamaban. No llevaban uniforme, pero además de las vestimentas típicas de los hobbits, se daban de golpes hasta que se les hinchaba la nariz y se la pintaban de rojo; curiosamente el resultado era muy parecido a las narices de los payasos actuales. Estos Oficiales no hacían mucho tampoco, simplemente vigilaban que la cantidad de robos no fuera excesiva (pasaban completamente de los asesinatos y secuestros, ya que todos quedaban felices), y de vez en cuando, cuando encontraban un animal extraviado, les gustaba patearlo. El resto del día se lo pasaban emborrachándose, como el resto de hobbits.

4. Del descubrimiento del Cuchillo

Bueno, esta historia empezó un fatídico día en que el mago Gandalf el Gris llegó a la puerta del hobbit Bilbo Bolsón. El mago Gandalf era un viejo verde y borracho que solía rondar por la Comarca en busca de alguna jovencita hobbit que no estuviera vigilada por sus padres, para enredarla y llevársela a... Bueno, eso no viene al caso. También gustaba de colarse en las bodegas de los aldeanos hobbits y vaciarlas de cualquier sustancia alcohólica. El otro sujeto, Bilbo Bolsón, era algo más decente que Gandalf (tampoco mucho, no nos pasemos), y su pasatiempo favorito era sentarse frente al pórtico de su caserón y... y no hacer nada en especial, simplemente ver pasar a la gente y enredarse en discusiones que él mismo provocaba. Podemos comprobar que este hobbit no estaba muy bien de la cabeza, de modo que era mejor no tener ningún tipo de relación con él.
El caso es que Gandalf llegó a casa de Bilbo, y después de discutir largo rato, Gandalf se dio cuenta de que aquel tío era lo suficientemente estúpido como para utilizarlo como él quisiera. Así que le metió en su casa a doce enanos muertos de hambre que encontró tirados por el camino (que también pensaba utilizar para su beneficio), y les contó el cuento de que en las profundidades de una montaña, en el otro lado del mundo, había un dragón muy simpático que regalaba parte de su tesoro a todo aquel que iba a visitarlo. Bilbo y los enanos quedaron entusiasmados con el cuento, sin sospechar que todo era una trampa del cruel mago, y que en realidad el dragón era una bestia de furia desenfrenada que cuidaba muy bien el tesoro que había robado a unos pacíficos piratas, que pensaban llevarlo a una ONG. Bueno, el caso es que Bilbo, los doce enanos y Gandalf partieron en busca de la montaña. Este último, naturalmente, les dio esquinazo a la mínima oportunidad, diciendo a sus compañeros de viaje que tenía asuntos urgentes que atender, cuando en realidad iba a prometerles varios regalos a las amantes que tenía por todo el mundo, que pensaba comprar cuando les quitara el tesoro a los trece pardillos.
Bien, pues inexplicablemente, Bilbo y los enanos llegaron hasta la montaña, mataron al dragón y se llevaron el tesoro (Gandalf decidió no llevárselo todo, ya que parecería sospechoso, hasta para aquellos trece idiotas, que un día consiguieran un tesoro y a la mañana siguiente no quedara nada). Pero por el camino, Bilbo encontró algo.
Resulta que el alegre grupo fue convencido por Gandalf de ir a ver como eran las jovencitas orcas, según él para hacer un inocente estudio sobre los distintos sexos en las criaturas de la Tierra Media. Una vez que llegaron a la montaña en la que vivían, Gandalf tuvo la imprudencia de manosear a una orca, la cual se puso a gritar como loca pidiendo que la rescataran de aquel viejo indecente. Por supuesto, los orcos, siempre con su instinto homicida, no se lo pensaron dos veces para lanzarse al ataque de los invasores. El caso es que, en su huída, Bilbo cayó por un alcantarillado, y los enanos, que no tenían la suficiente inteligencia como para saber que cuando se pierde a un compañero hay que buscarlo, y Gandalf, que no tenía ganas de ir a rescatar a su "amigo", lo dejaron a su suerte.
Bilbo finalizó su caída y tocó el suelo. En cuanto se levantó, se dio cuenta de que al caer había puesto la mano sobre un cuchillo colocado con la punta hacia arriba, de modo que casi se desangra. Se guardó el cuchillo en el bolsillo, y mientras buscaba algo con que vendarse el agujero que tenía en la mano, se encontró de cara con la criatura Gollum, a quien ya todos conocemos y que no me molestaré en describir. Gollum tenía hambre de diez días, y Bilbo no estaba muy delgado precisamente, así que Gollum le propuso jugar a las adivinanzas, y si él perdía se lo comería, pero si ganaba lo sacaría de ahí. Bilbo, como buen idiota, aceptó, y así se pasaron dos días enteros intercambiando adivinanzas, hasta que Bilbo se cansó, sacó el cuchillo de su bolsillo y rajó a Gollum en plena pierna. Gollum, al no poder andar, no pudo impedir que Bilbo saliera huyendo como el cobarde que era (días después la herida se le infectó, y además al no poder ir a buscar comida casi la palma, pero un amable grupo de orcos lo encontró, lo llevaron a su hogar y lo cuidaron como si fuese su propio hijo, pero cuando ya pudo andar bien el desagradecido se los comió).
Cuando Bilbo volvió a su hogar, escondió su parte del tesoro y el cuchillo. Ahí es donde empieza la historia (por fin).



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