Tolkien, Finlandia y el Kalevala
Completísimo artículo sobre el Kalevala finlandés y su enorme influencia sobre la obra de J.R.R. Tolkien.
Mapa de Finlandia

Después del gótico, lo más importante fue el descubrimiento en la biblioteca del Exeter College de una gramática finlandesa. Fue como el descubrimiento de una entera bodega llena del vino más asombroso, de una especie y un sabor nunca degustados antes. Me intoxicó por completo; abandoné el intento de inventar una lengua germánica “no registrada”, y mi “propia lengua” –o series de lenguas inventadas- se volvió densamente finlandesa, tanto en su estructura como en su fonética”

J.R.R Tolkien (Carta nº 163 a W.H Auden)

En muchos de los viajes que, gracias a Eru, he tenido la suerte de realizar por todo el mundo siempre hay un momento en el que intento extraer de los paisajes que el trayecto despliega ante mis ojos retazos de mi querida Tierra Media. Especialmente en Europa, en mis andanzas por sus viejos países he creído (o he querido creer) en más de una ocasión que el momento que vivía lo hacía en un paraje que me resultaba familiar, al que ya había acudido anteriormente porque su retrato ya me había sido descrito y estaba impreso en mi memoria. Haciendo el Camino de Santiago, en muchas partes del interminable páramo castellano, cuando mis cansados pies se encaminaban hacia cualquier senda salvaje invadida por la fronda, me pareció estar hollando el Camino Verde que llevaba hasta Annuminas; recorriendo los escarpados picos asturianos, o cruzando los pirineos desde Garazi a Roncesvalles, salvando el puerto de Ibañeta, imagine estar pasando por el furioso Caradhras; estando en la Selva Negra bávara supuse estar entre los últimos árboles del anciano Bosque Negro y vi los primeros tramos del Anduin, ahora llamado Danubio; viajando por la maravillosa Irlanda estaba evocando en muchas ocasiones las extensas praderas de Rohan, y en las Highlands escocesas veía como sería la patria de Éothéod antes de que Eorl recibiese La Marca y migrase a todo su pueblo allí. Incluso en la castigada Inglaterra, en los momentos que su campiña doblegaba a los edificios casi eternos y se ofrecía virgen ante mis ojos, pude ver alguna de las Cuadernas de La Comarca tal y como eran en la época en que las habitaban los Hobbits. Sin embargo, en mi último viaje creo que he pisado el solar que me ha producido más sensaciones de conexión con el pasado mítico que el profesor Tolkien subcreó para nosotros.

Finlandia es un país del norte de Europa que ocupa la parte occidental del istmo que conecta la península escandinava con el continente. Limita al norte con Noruega, al noroeste con Suecia, su fachada occidental se abre al mar báltico, el golfo de Finlandia baña sus costas meridionales mientras que toda su frontera oriental la separa de Rusia. Antiguamente su territorio alcanzaba hasta el océano ártico, ocupaba toda la region de Carelia y llegaba hasta casi San Petersburgo, pero tras la Segunda Guerra Mundial, y a pesar de que salió moralmente vencedora del conflicto, estas tierras fueron el precio que los finlandeses tuvieron que pagar para garantizar su independencia (política e ideológica) del coloso soviético. En sus casi 340.000 kms2 viven algo más de cinco millones de habitantes, y estos disfrutan de 270.000 kms2 de bosques, 188.000 mil lagos y 179.000 islas. Me gustaría poder hacer una descripción más precisa de sus habitantes, pero mi viaje me llevó directamente a Nurmes, una preciosa ciudad en pleno corazón de Carelia del Norte, por lo que mi paso por Helsinki se redujo a la espera en su aeropuerto del autobús que habría de conducirme hacia el este. Es en el sur del país donde se concentra el 80% de la población, y es el carácter de estas gentes meridionales el que les ha dado esa fama de fríos que tienen los fineses. Ya os digo, no lo pude comprobar a gran escala pero, sin embargo, esperando el bus en el aeropuerto le pregunté a una chica por mi conexión, ella me explicó amablemente los detalles de mi viaje, me preguntó de donde era y cuando le dije que venía de España, se puso a hablar castellano como una cotorra y contarme que su novio era vasco y que viajaba muchas veces a Bilbao: askerrik asko neska polita! le dije cuando me subí al vehículo. En fin, por lo menos esa chica fue muy amable así que de mi única experiencia con un finlandés no pude extraer conclusión que me invitara a sospechar que son corazones de hielo. Y he entrecomillado finlandés porque, como ya os dije, me dirigía a Carelia y en verdad los carelios son unas gentes, como los lapones, diferentes en muchos aspectos al resto de sus compatriotas.

Uno de los mayores peligros para el tráfico rodado en Finlandia son los alces: todas las carreteras del sur del país están rodeadas con una cerca para evitar que estos enormes ciervos gigantes (son más altos que un caballo) crucen por ellas; pero en el este del país, más salvaje, con mucha menos población y con una localidad cada cien kilómetros como mínimo, esto no ocurre, y lo único que te avisa del peligro son unas señales de tráfico que te recuerdan que en los próximos “x” kilómetros hay posibilidades de que atraviesen la calzada. Yo no vi ninguno cruzando las estradas ¡gracias a Eru! pero el detalle ayudo a darme cuenta enseguida que me dirigía a una tierra muy especial, un país donde animales que en el resto de Europa son leyenda, aquí campan a sus anchas en cantidades bastante considerables: osos, lobos, castores, renos, linces, los mencionados alces y muchos otros que ahora no recuerdo.

Como dije, Carelia es una tierra muy particular, pero antes de entrar en detalles sobre esta espléndida región os contaré un poco sobre la proto-historia de Finlandia y del origen de estas fascinantes gentes.

El pueblo finlandés (y sus minorías nacionales) tiene una particularidad que lo relaciona con el vasco, el húngaro y el estonio: los cuatro poseen un idioma que, a diferencia del resto de pueblos de Europa, no es indoeuropeo. Dada la difícil resolución del problema indoeuropeo (las muchas e intrincadas teorías que se han formulado desde hace dos siglos para explicar el posible origen de ese supuesto pueblo y su supuesta unidad en una lengua ancestral no han sido capaces de revelar la verdad), el desvelar el origen de estos otros pueblos, aún más oscuros y cuya tradición literaria es escasa habiendo sido toda su cultura trasmitida durante milenios a través de los versos cantados de sus bardos, es una tarea aún más ardua en la que incluso los más expertos no han llegado a ponerse del todo de acuerdo. El caso de Finlandia no es una excepción, sin embargo, las líneas más aceptadas de su posible origen se pueden contar más o menos así: finés, suomi, es el antiguo nombre escandinavo para saami, siendo éste el término que usaban los naturales del país para referirse a ellos mismos. Su historia ha sido transmitida por tradición oral y relatos sobre la población de las regiones escandinavas están registrados desde por lo menos el siglo XVIII. Encontramos un ejemplo en un texto del misionero sueco Pehr Högström, quien escribió en 1746 que:

`Saamis y suecos eran un solo pueblo constituido al principio por dos hermanos, pero una violenta tormenta se desató y uno de los hermanos tuvo miedo y se escondió bajo una mesa; sus descendientes fueron los suecos y Dios hizo que la mesa se convirtiera en una casa, pero el otro hermano que no tenía miedo y no quiso huir fue el antecesor de los saami, quienes todavía viven bajo el cielo abierto.`

Explicaciones legendarias aparte, otro misionero, esta vez el noruego Knud Leem, señaló en 1767 que los saami afirmaban ser los originales habitantes de escandinavia, y que fueron expulsados hacia el norte y el este por otro pueblo llegado milenios más tarde.

Los topónimos que contienen la partícula finn así como tradiciones saami se hallan esparcidos no sólo por escandinavia central sino también meridional, lo cual parece ser un claro indicio para deducir que los saami fueron la población original de estas frías regiones del norte de Europa. También existen relatos que indican cómo los primeros pueblos germánicos que llegaron a la península se encontraron con un pueblo salvaje del bosque, a quienes llamaron trollen, con diferente lengua, costumbres y religión quienes habitaban todo el país. En la literatura nórdica entre los años 1100-1350 d. C. hay muchos paralelismos entre finners, enanos y gigantes.

Fuentes que se remontan al año 550 d. C. ofrecen más datos sobre los finners (saami) en escandinavia central y septentrional, no obstante, la única tradición escrita acerca de la inmigración original a escandinavia la encontramos en la crónica islandesa de Snorre Sturlasson, Edda escrita en el siglo XIII donde se dice que cuando los Asar (los progenitores de los dioses nórdicos) llegaron al país del norte había otros allí antes que ellos. Estudios arqueológicos datan la presencia de habitantes en el área en torno al 11.000 a.C. y los propios descendientes de los saami, a quien actualmente llamamos lapones, se reivindican en nuestros días como los auténticos nativos de escandinavia. Unos dos mil quinientos años más tarde, hacia el 8.500 a.C., es cuando empiezan a llegar en diversas oleadas unas gentes que podrían proceder de Siberia, o de la región del alto Volga y los Urales y que se establecieron en un primer momento en la zona sureste del istmo que une escandinavia y Rusia, entre el mar blanco y los lagos Onega y Ladoga. Estas gentes empezaron a desplazarse hacia el norte y hacia el oeste y evidentemente tuvieron que encontrarse con los nativos saami. No se sabe cuales fueron las interrelaciones de ambos pueblos pero lo que queda claro en la actualidad es que tanto la lengua saami como la suomi (finlandés) están estrechamente emparentadas, lo que ha llevado a pensar que, bien por asimilación cultural, comercial o militar, estos pueblos no indoeuropeos se mezclaron con los saami, -excepto con una minoría que emigró hacia sus actuales territorios del norte-, de los que o tomaron o prestaron su idioma y que fueron el germen del pueblo finlandés. Es posible que para el año 5300 a.c, sino antes, la lengua proto-finesa estuviera plenamente definida y difundida por buena parte de escandinavia.

A partir del año 3200 a.C. es cuando las migraciones iniciales de gentes indoeuropeas llegaron al báltico y escandinavia, influyendo la cultura de las primeras, supuestamente pueblos de extracción eslava o proto-eslava, en toda la zona sur de Finlandia, e invadiendo las segundas, tribus de la rama germánica o proto-germánica, la península escandinava, desplazando por consiguiente a los saami hacia el norte y a los suomi hacia el este. Así pues, la región quedó repartida entre los pueblos germánicos de las penínsulas escandinava y de jutlandia (ancestros de los futuros vikingos), los saami (lapones) que ocuparon toda la costa norte incluyendo la península de Kola, actual Rusia, los eslavos al sur del golfo de Finlandia y de los lagos Ladoga y Onega, y los suomi que ocuparon las tierras rodeadas por estos territorios, es decir: Finlandia.

Desde la nebulosa temporal del origen de estas gentes, los versos y leyendas sobre la creación del mundo y sus criaturas han sido cantados por sus bardos y chamanes durante milenios, trasmitidos en riquísima tradición oral de generación en generación, acompañando a los finlandeses durante su historia, -fuera bajo dominio sueco, fuera bajo dominio ruso-, recordándoles su identidad como nación, con lengua y bagaje cultural propios que no debían ser olvidados. Y es verdad que la identidad finlandesa estuvo a punto de desaparecer durante el dominio sueco, diluida en su cultura y lengua germánicas, pero afortunadamente la labor de Elias Lönnrot (curiosamente, finlandés de etnia sueca), el cual recopiló durante cuatro años miles de poemas de la antiquísima tradición finlandesa, supuso un esfuerzo definitivo para impedir su extinción. Tras su labor copiladora, -en la que jugaron un papel muy importante los bardos carelios Arhippa Perttunen y Ontrei Malinen-, Lönnrot, les dio una forma más moderna, estandarizando los diferentes dialectos, reduciendo personajes, estructurando el argumento y añadiendo algunos toques personales, para finalmente publicar en 1835 el Kalevala, considerada desde entonces la epopeya nacional finlandesa.

Esa región original en la que se establecieron estos pueblos venidos del este, germen de la futura nación finlandesa es Carelia -en finlandés Karjala, pronunciado cáriala-, territorio que ocupa unos 200.000 kms2, repartidos en la actualidad entre Rusia (175.000 kms2 ) y Finlandia ( 25.000 kms2). Carelia es, pues, la cuna espiritual de la nación finlandesa, y la inmensa mayoría del folklore recopilado por Lönnrot para componer el Kalevala proviene de allí, concretamente de la región central, comprendida entre el triángulo compuesto por la ciudad de Kajaani al oeste (en territorio finlandés), la de Loukhi al norte, y el lago Ladoga al sur (ambas en territorio ruso). Para los finlandeses fue una tragedia nacional la pérdida de estos territorios, especialmente porque, a su vez, la mayor parte de los poemas que inspiraron el Kalevala fueron copilados en la zona de Carelia actualmente bajo soberanía rusa. Sus habitantes son, si se me permite la expresión, “los andaluces” de Finlandia en el sentido que son las gentes más abiertas, extrovertidas y cálidas de todo el país. Pero que nadie se lleve a engaño: esto no quiere decir que sean la alegría de la fiesta. Para nosotros, latinos, siguen siendo gentes reservadas y algo “sosos”, pero como casi todos los pueblos septentrionales te abren el corazón sin reservas cuando ven que eres merecedor de su simpatía y confianza. Por lo demás, como el resto de los escandinavos, los habitantes de la región, a pesar de su distancia inicial, son gentes muy educadas y respetuosas con el forastero. Tranquilas en su cotidianeidad, son un pueblo que vive de manera rutinaria durante el frío invierno finlandés, pero que se desparrama por su hermosa naturaleza en cuanto llega el verano celebrando multitud de festivales, mercadillos, competiciones deportivas y demás actividades estivales al aire libre.

Y ha sido en esta región, nadando y remando en el lago Pielinen, recogiendo bayas salvajes y moras silvestres de entre frondosos matorrales como un Hobbit zampabollos, paseando por densos bosques de pinos, abedules, fresnos y hayas, subiendo por las colinas de Koli, con sus impresionantes paisajes lacustres cortados por las copas de árboles milenarios, disfrutando de una cena típica en una granja campestre digna de maese Cebadilla Mantecona, donde he vuelto a experimentar las sensaciones que os describía al principio de este texto: de nuevo pisaba la Tierra Media.


EL KALEVALA

¿Pero bueno? se preguntará el lector sagaz ¿de que va ese tan nombrado Kalevala? ¿Se trata de una nueva revisión de los mitos y leyendas narradas en las Eddas escandinavas? Pues no, amigos míos, no…

Kalevala (Tierra de héroes), cuya versión definitiva se publicó en 1849, es una epopeya que consta de 50 poemas que contienen 23.000 versos sin rima y con aliteración. Los versos siguen una métrica tetra-silábica que se ha venido a llamar “metro kalevaliano”.

Es una de las obras cumbres de la literatura universal y la cima de las letras finlandesas, hasta el punto que el 28 de febrero, fecha de su publicación original en 1835, es fiesta nacional en Finlandia. El autor de esta magna obra, Elias Lönnrot, es considerado junto al obispo Mikael Agrikola como el padre de las letras finlandesas.

En Kalevala discurren varias historias paralelas centradas en una serie de personajes que en muchas de ellas se interrelacionan los unos con los otros. Los relatos aparecen magistralmente combinados, describiendo un mundo entre la realidad y la magia, habitado, más que por héroes en sentido literal, por hombres que, si bien ostentan poderes sobrenaturales, se mueven por pasiones perfectamente humanas. Conozcamos sin más demora a algunos de sus personajes, anotando que para que sus nombres os suenen “mas finlandeses” se deben pronunciar acentuando siempre la última sílaba (kálevala, ílmarinen, váinamoinen, úntamo, etc), la “j” se puede pronunciar como la “i” pero más suave que en castellano (iúmala en Jumala) y la “y” como “iu”, igual que la “u” inglesa pero más suave (tiútto en tyttö o kiúl-liki en Kylliki).

Por un lado están los seres divinos, que no tienen un protagonismo excesivo, aunque hacen su aparición en momentos concretos. Hay multitud de númenes, genios y divinidades menores que pueden ser llamados dioses, pero en su esencia solo hay un Dios, Ukko, al que todos los demás están subordinados.

-Ukko: Señor supremo del cielo y el tiempo, es también conocido por el nombre de Ylijumala o Jumala. Originalmente en el folklore finlandés muchas de las cualidades que ostenta en Kalevala eran más propias de otros dioses como Ilmarinen e Ilmatar, pero con el paso del tiempo Ukko fue elevándose hasta convertirse en el principal del panteón finés.

-Ilmatar: Es la madre naturaleza, hacedora del mundo y madre natural de Väinämöinen. En la mitología finlandesa tiene mucha más importancia que en Kalevala.

-Tapio: El señor de los bosques y de todas sus criaturas.

-Sampsa: El señor de la agricultura y los campos.

-Atho: Señor de las aguas y los mares.

-Tuoni: El señor de la muerte, el mundo subterráneo y las tinieblas. También, mucho más importante en el panteón finés que en el propio Kalevala.

-Tuonetar: Esposa de Tuoni, es su reina en el mundo tenebroso y señora de la muerte.

-Loviatar: Hija de Tuoni y completamente ciega, es el genio de las enfermedades y de las plagas.

-Vammatar: También hija de Tuoni, es la señora del dolor, de la enfermedad y del sufrimiento

-Kipu-tyttö: Hermana de Tuonetar, este genio controla las enfermedades en su estado terminal, apareciéndose a los hombres en el umbral de la muerte con su aspecto repulsivo.

-Kivutar: También hermana de Tuonetar, pero a diferencia de ésta se trata de un espíritu benévolo pues es la señora de la piedad en el dolor y en el sufrimiento. Las rogativas y oraciones para curar a los enfermos se elevan hacia ella.

-Utar: Señora de las nieblas y las brumas

Por otro lado tenemos a los héroes y heroínas humanas, los verdaderos protagonistas de la epopeya. Hay que recordar que, al igual que ocurre con los dioses, casi todos los personajes de la historia no son inventados y provienen del folklore tradicional finlandés, y algunos de ellos como Väinämöinen o Ilmarinen son figuras divinas, no humanas, en la antigua tradición de Carelia. Sin embargo en el Kalevala, aunque de origen sobrenatural, son de naturaleza mortal si bien la mayoría de ellos son poseedores de atributos mágicos.

-Väinämöinen: El viejo Väinämöinen (o Wäinämöinen) es el personaje central y el mayor héroe de Kalevala. Llamado Runoya (cantador de runas), se trata de un bardo y chamán, depositario de la sabiduría de su patria. Es hijo de Ilmatar, la Madre Naturaleza, y fue concebido por el viento, sin intervención de hombre alguno.

-Ilmarinen: Su nombre completo es Seppo Ilmarinen, es el gran artífice y herrero de Kalevala. Él fue quien forjó el firmamento, además del Sampo, un molino mágico sobre cuya posesión gira gran parte de la trama del relato.

-Lemminkäinen: Su nombre completo es Athi Lemminkäinen, llamado también Kaukomieli. Es un hermoso guerrero, galán seductor de vírgenes, viudas y desposadas. Siempre dispuesto a ponerse a prueba, su osadía y orgullo no siempre traerán agradables consecuencias.

-Kullervo: El héroe trágico de esta historia. Esclavo de nacimiento, su sed de venganza y su ira le llevan a cometer los actos más horribles.

-Louhi: Es hermana de Tuonetar, Kivutar y Kipu-tyttö y es la señora de Pohjola, el reino rival de la tierra de Kalevala. Es una poderosa hechicera y es poseedora de dos bienes muy anhelados por los héroes de Kalevala: su hija, la Doncella de Pohjola, y el mágico Sampo.

-Doncella de Pohjola: Es la hija de Louhi y nunca se menciona su nombre. Es bellísima, pero al tiempo caprichosa y engreída. Al final se casa con Ilmarinen pero su destino resulta ser terriblemente trágico.

-Joukahainen: Es un joven bardo, eterno rival del viejo Väinämöinen por el que siente una envidia e ira sin límites.

-Untamo: El tío de Kullervo, su mayor enemigo y objeto de su ira.

-Aino: Es la hermana de Joukahainen, que tendrá que pagar por los errores del hijo de su madre. No es un personaje principal pero su historia ha quedado fuertemente prendida en la cultura popular finlandesa.

-Marjatta: (Pronúnciese Máriata): Doncella que da a luz un niño sin intervención de varón. Su hijo será nombrado rey de Carelia lo que significa el fin de Väinämöinen.

Presentados los principales personajes pasaremos al argumento del poema.

Kalevala, (identificada con Carelia), es la tierra de los hombres, en contraposición a Pohjola, (identificada con Laponia) el reino septentrional frío y oscuro. Es la patria y en ella viven todos los héroes de la historia. La trama se estructura en capítulos llamados cantos (runas), compuestos por los versos que narran las aventuras de un determinado personaje. Luego se concentran en contar las peripecias de otro y así sucesivamente. Algunos personajes intervienen como “secundarios” en los relatos de los otros héroes, conformando un elaborado laberinto de historias que se conectan y relacionan. Así pues, creo que para comprender un poco mejor la trama es mejor narrarla dividida en ciclos basados en las andanzas de los personajes principales, aunque, insisto, esa no es la estructura que presenta la obra.

(Atención: Si quieres leer el Kalevala no sigas: en los siguientes párrafos se contienen detalles sobre la trama y el argumento).

-El primer ciclo sería el ciclo de Väinämöinen: El viejo Runoya, el primer hombre sobre la tierra, ya es un anciano aunque todavía vigoroso y con un gran poder mágico. Es el bardo inmortal de Kalevala, el más sabio entre los hombres, el mayor de los héroes de esta tierra. Su fama despierta la envidia del joven Joukahainen el cual viaja Vaina, la residencia del viejo chamán, para retarle en una competición de cantos. Joukahainen es derrotado y arrojado a un cenagal por el Runoya. Para salvar su vida promete la mano de su hermana Aino. Väinämöinen acepta el rescate y libera al joven bardo, pero su hermana no quiere desposarle y antes que ser su esposa se arroja en las aguas del mar convirtiéndose en un salmón.

Apenado, Väinämöinen, se dirige al norte, a la tierra de Pohjola para pedir a su señora la mano de su hija. Sin embargo, su rival, que desea venganza por la muerte de su hermana, le espera emboscado y le ataca a flechazos. La tercera saeta mata al caballo de Väinämöinen y este en su caída se precipita al mar.

El Runoya vaga por las aguas durante ocho días hasta que un águila le rescata y le deposita en Pohjola donde es hospedado por Louhi. Väinämöinen pide ser devuelto a su tierra y Louhi a cambio le sugiere que construya un Sampo para ella. El viejo bardo no conoce esa ciencia así que propone a su amigo Ilmarinen, el herrero de Kalevala, para que construya ese Sampo. Louhi accede y emplaza a Väinämöinen en el camino a su patria. Iniciado su retorno el Runoya se encuentra con la hija de Louhi, la Doncella de Pohjola, y queda prendado de su belleza proponiéndole ir con él a sus mansiones, pero la doncella se burla de sus pretensiones y le manda realizar una serie de pruebas para acceder a ser su mujer. Väinämöinen las va superando hasta que la muchacha le insta a construir un barco con las astillas de su huso que se haga a la mar sin ser tocado ni empujado. Empeñado en este último cometido el viejo chamán tiene un descuido y su hacha le golpea la rodilla, destrozándosela. El problema no sería tan grave si recordase las palabras exactas para la runa curativa, pero no es así. Gravemente herido, es auxiliado por un anciano que vive en el bosque el cual si recuerda las palabras de la runa, curando así la pierna del héroe.

Al regresar a Kalevala busca a Ilmarinen para que vaya al norte a forjar el Sampo y cumplir su promesa. El herrero se niega, pero el hechicero desencadena a las fuerzas de la naturaleza e Ilmarinen es transportado a Pohjola, donde finalmente fraguará el molino mágico.

Mientras, el Runoya prosigue la construcción del barco pero de nuevo no sabe tres palabras necesarias para completar los cantos exigidos para rematar su realización. Para conocerlos deberá ser tragado por el gigante Antero Vipunen (o Wipunen), otro renombrado runoya de Kalevala, y buscarlos en su vientre. Väinämöinen es devorado por Wipunen y en sus entrañas construye una fragua y empieza a alimentarse del hígado y la grasa del gigante. Torturado en extremo por el fuego de sus entrañas y el dolor de sus amputaciones, Vipunen entona los cantos para que el Runoya los aprenda. Finalmente Väinämöinen sale del vientre del gigante, regresa a Kalevala y termina su barco.

Con su nave finalizada, Väinämöinen se hace a la mar y se dirige hacia Pohjola pero es sorprendido por la doncella Anniki, hermana de Ilmarinen, la cual, enterada del destino del Runoya corre a avisar a su hermano. El herrero de Kalevala se viste con sus mejores galas y parte también a Laponia a competir por la mano de la Doncella de Pohjola, que le corresponde por derecho al haber forjado el Sampo. Väinämöinen e Ilmarinen hacen un pacto de no forzar a la muchacha y dejar que ella elija marido. Cuando Väinämöinen llega a Pohjola, aunque ha cumplido todas las tareas encomendadas por la doncella, incluido el barco con las astillas de su huso, es de nuevo rechazado y esta vez sin poner ninguna excusa por medio: es demasiado viejo. Otra vez derrotado en el amor, Väinämöinen regresa a Kalevala.

Tiempo después rechaza una doncella de oro y plata que su amigo Ilmarinen (el cual había enviudado trágicamente) le había cedido para su consuelo. En cambio, propone al herrero que forje armas poderosas y juntos partir en pos del Sampo que él mismo forjara para Louhi tiempo atrás. Dicho y hecho, los dos amigos se hacen a la mar y Väinämöinen invoca a una compañía sobrenatural de fuertes mancebos, hermosas doncellas y veteranos remeros y toma rumbo norte. Por el camino se encuentran con el héroe Lemminkäinen que se une a la partida. Durante el trayecto encallan en el lomo de un esturión gigante. Väinämöinen mata al animal y con su quijada fabrica el primer kantele, una especia de lira de cinco cuerdas, en la actualidad el instrumento nacional de Finlandia. Cuando llegan a Pohjola y Louhi sabe de sus intenciones lanza a sus gentes contra ellos pero el Runoya hace uso del kantele y entona un hechizo que sume a todo el mundo en un profundo sueño. Con la situación bajo control Väinämöinen se hace con el Sampo y junto a sus compañeros reemprende la marcha de vuelta a Kalevala. Pero durante el trayecto, en un ataque de euforia, el joven Lemminkäinen se lanza a cantar una runa con el kantele y el resultado es tan espantoso que el horrible sonido producido por el joven guerrero despierta a las gentes de Pohjola. Cuando Louhi se da cuenta del robo del Sampo, fleta una escuadra para perseguir a los ladrones al tiempo que pide a los genios de la naturaleza que desencadenen a los elementos y así frenar la marcha del barco fugitivo. Durante la tempestad las olas arrebatan el kantele a Väinämöinen que pierde así una poderosa arma. A pesar de su barco mágico, las huestes de Pohjola les ganan terreno por lo que Väinämöinen hace surgir unos escollos del mar que provocan el naufragio de la flota de Pohjola. Louhi, sin embargo, no se da por vencida y utilizando las armas de sus hombres y con la ayuda de su magia se transforma en una gigantesca águila que transporta a toda su tropa hasta el barco del Runoya. La batalla por el Sampo termina con la destrucción del molino mágico y el hundimiento de sus fragmentos en el mar. Derrotada y furiosa, Louhi se retira a sus dominios con uno de los fragmentos. Por su parte Väinämöinen recibió con alegría la destrucción y pérdida del Sampo pues sabía que sus pedazos fertilizarían las tierras donde terminaran. Posteriormente el Runoya encontró muchos fragmentos en las playas de su patria y los enterró en diferentes partes de Carelia para producir prosperidad y riqueza en el país. Tras estas aventuras, con la ayuda de un rastrillo mágico que le forjó Ilmarinen, corrió a buscar su kantele perdido pero no tuvo suerte por lo que decidió fabricar uno nuevo. Esta vez usó madera de abedul para la caja, huevos dorados de cuclillo para las clavijas y cabellos de virgen para las cuerdas.

Mientras tanto en el norte la bruja de Pohjola iba a asestar un último golpe robando la luna y el sol del firmamento, y el fuego a los hombres de Kalevala. Una vez más Väinämöinen se dirige a Pohjola para recuperar los astros del cielo, pero tras matar en combate a los hijos de Louhi tiene que desistir porque sol y luna están presos en sendas montañas bajo un hechizo que solo Louhi puede romper.

El Runoya vuelve a Kalevala y le pide a Ilmarinen que le forje unas cuñas y llaves mágicas, así como una cadena para amarrar a la bruja del norte. Ante esta amenaza, Louhi da su brazo a torcer y libera el sol y la luna.

Con la luz recuperada y la dicha de nuevo instalada en Carelia, Väinämöinen recibe el encargo de emitir juicio sobre el hijo de la doncella Marjatta quien, a pesar de las sospechas de haberse a entregado a algún varón, afirmaba seguir siendo virgen y haber sido fecundada por el fruto de un arándano. El Runoya dictó que el niño debía morir pero entonces la criatura se puso a hablar, sacando a relucir todos los pecados que el héroe había cometido en su juventud. El niño es declarado entonces rey de Carelia. Sorprendido, encolerizado, herido en su orgullo y, sobretodo, humillado, Väinämöinen se aleja de Kalevala con un enorme sentimiento de despecho. En su barco mágico navega más allá del horizonte, hasta los pliegues del cielo donde aún permanece.