Raza o especie: Hombre Muerto del Sagrario
Muerte: Desaparece en 3019 TE
Otros nombres: Rey de las Montañas; Rey de los Hombres del Sagrario (King of the Dead; King of the Mountains en V.O. en Inglés)
Según se cuenta, El Rey de los Muertos y sus hombres, habían servido a Sauron en los Años Oscuros. Pero cuando fue fundado el Reino de Gondor, en el año 3320 de la Segunda Edad, juraron lealtad a Isildur. En la Piedra de Erech, el Rey de las Montañas juró que lideraría a sus hombres en la batalla contra Sauron. Pero cuando fueron convocados para ello, el Rey los que fueron conocidos después como los Hombres Muertos del Sagrario rompieron su promesa. Y entonces la maldición de Isildur cayó sobre ellos: no descansarían hasta que cumplieran con la palabra dada.
El Rey y los Hombres de la Sombra se establecieron entonces en las Montañas Blancas y cuando, con el paso del tiempo murieron, sus espíritus permanecieron allí, por lo que el Rey de las Montañas se convirtió en el Rey de los Muertos. Los Muertos se asentaron entonces en en el pasaje de la montaña conocido como Los Senderos de los Muertos y no permitían el paso a los vivos. En el año 2570 de la Tercera Edad, Baldor, hijo de Brego, entró en el Sendero de los Muertos y nunca más se supo de él.
A principios del mes de marzo de 3018 de la Tercera Edad Aragorn y la Compañía Gris entraron en los Senderos de los Muertos. Y el Rey de los Muertos fue convocado por Aragorn en la medianoche del día 8 de marzo de 3018 de la Tercera Edad, a la Piedra de Erech. Y entonces Aragorn se reveló como el heredero de Isildur y pidió al Rey de los Muertos y a sus hombres que cumplieran su promesa, y esta vez así lo hicieron. El Ejército de los Muertos siguió a Aragorn y a la Compañía Gris hasta Pelargir, donde ayudaron a derrotar a los Corsarios de Umbar. Cuando la flota del Enemigo fue derrotada, Aragorn, desde una de las naves, hizo sonar unas trompetas. Entonces los Muertos se replegaron en la orilla, y Aragorn les habló:
"¡Escuchad ahora las palabras del Heredero de Isildur! Habéis cumplido vuestro juramento. ¡Retornad, y no volváis a perturbar el reposo de los valles! ¡Partid, y descansad!"
Y entonces, el Rey de los Muertos se adelantó, y rompió la lanza en dos y arrojó al suelo los pedazos. Luego se inclinó en una reverencia, y dando media vuelta se alejó; y todo el ejército siguió detrás de él, y se desvaneció como una niebla arrastrada por un viento súbito;"
(El Retorno del rey, "La última deliberación")