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¡¡Estamos de enhorabuena!!
Se reedita La infancia recuperada de Fernando Savater, un libro realmente maravilloso, un canto al placer de leer.
Admiro a Savater por muchas cosas: por su claridad de ideas, por su valentía... pero sobre todo por haber sido uno de mis guías en el increible mundo de los libros. Fue además gracias a este libro, cuando lo saque de la biblioteca de mi ciudad hace poco menos de 25 años, que descubrí que existía un escritor llamado Tolkien. Y eso nunca se lo podré agradecer lo suficiente.
Porque Fernando Savater, para los que no lo sepáis, es uno de los primeros y más grandes admiradores de Tolkien de España. La narración de la primera vez que leyó ESdlA es casi mítica: el verano de 1970 (¿o era 1971?), antes de entrar a cumplir el servicio militar, descubrió en una librería un libro enorme titulado "The lord of the Rings". Pero había un problema... no, dos problemas: casi no sabía inglés y sólo tenía dos meses por delante. ¿Qué hizo entonces?, pues comprarse un diccionario y leer nuestro querido libro casi palabra por palabra.
Pero mejor que mis pobres palabras es mejor que lo cuente él en persona:
"No era cosa de esperar que tradujeran Lord of the Rings, puesto que sólo me quedaban dos meses de vida... hábil. Y menos mal que no esperé, porque tardó bastantes años en aparecer El Señor de los Anillos en español. De modo que me compré el tomazo incomprensible, lo acompañé con un buen diccionario y empezó mi gran aventura. Mañana y tarde penetraba en la Tierra de Enmedio, viajaba con Bilbo y Sam, luchaba junto a Gandalf y Aragorn, sintiendo siempre la amenaza del enorme ojo sin párpado de Sauron que me miraba desde el agua cóncava. Elfos y orcos me hicieron olvidar a los sargentos que poco después iban a darme órdenes. Había un doble placer: buscar despacio palabra por palabra en el diccionario para construir cada episodio como un rompecabezas emocionante y otras veces inventar o intuir el significado de los términos desconocidos para llegar cuanto antes al anhelado desenlace. Lento, rápido, intenso: el deleite. Después volví a leer El señor de los anillos en francés y más tarde en español, pero nunca disfruté tan salvajemente como con esa rústica lectura en la lengua apenas conocida, aquel verano.
(Fernando Savater, "El verano de Sauron")
Ahora podré leer otra vez La infancia recuperada, y me deleitaré de nuevo cuando mi amigo Fernando (amigo, aunque no lo conozca) me recuerde, hablándome muy bajito, porque me gusta Tolkien, y Lovecraft, y H.G. Wells, y Conan Doyle, y Borges, y...


Se reedita La infancia recuperada de Fernando Savater, un libro realmente maravilloso, un canto al placer de leer.
Admiro a Savater por muchas cosas: por su claridad de ideas, por su valentía... pero sobre todo por haber sido uno de mis guías en el increible mundo de los libros. Fue además gracias a este libro, cuando lo saque de la biblioteca de mi ciudad hace poco menos de 25 años, que descubrí que existía un escritor llamado Tolkien. Y eso nunca se lo podré agradecer lo suficiente.
Porque Fernando Savater, para los que no lo sepáis, es uno de los primeros y más grandes admiradores de Tolkien de España. La narración de la primera vez que leyó ESdlA es casi mítica: el verano de 1970 (¿o era 1971?), antes de entrar a cumplir el servicio militar, descubrió en una librería un libro enorme titulado "The lord of the Rings". Pero había un problema... no, dos problemas: casi no sabía inglés y sólo tenía dos meses por delante. ¿Qué hizo entonces?, pues comprarse un diccionario y leer nuestro querido libro casi palabra por palabra.
Pero mejor que mis pobres palabras es mejor que lo cuente él en persona:
"No era cosa de esperar que tradujeran Lord of the Rings, puesto que sólo me quedaban dos meses de vida... hábil. Y menos mal que no esperé, porque tardó bastantes años en aparecer El Señor de los Anillos en español. De modo que me compré el tomazo incomprensible, lo acompañé con un buen diccionario y empezó mi gran aventura. Mañana y tarde penetraba en la Tierra de Enmedio, viajaba con Bilbo y Sam, luchaba junto a Gandalf y Aragorn, sintiendo siempre la amenaza del enorme ojo sin párpado de Sauron que me miraba desde el agua cóncava. Elfos y orcos me hicieron olvidar a los sargentos que poco después iban a darme órdenes. Había un doble placer: buscar despacio palabra por palabra en el diccionario para construir cada episodio como un rompecabezas emocionante y otras veces inventar o intuir el significado de los términos desconocidos para llegar cuanto antes al anhelado desenlace. Lento, rápido, intenso: el deleite. Después volví a leer El señor de los anillos en francés y más tarde en español, pero nunca disfruté tan salvajemente como con esa rústica lectura en la lengua apenas conocida, aquel verano.
(Fernando Savater, "El verano de Sauron")
Ahora podré leer otra vez La infancia recuperada, y me deleitaré de nuevo cuando mi amigo Fernando (amigo, aunque no lo conozca) me recuerde, hablándome muy bajito, porque me gusta Tolkien, y Lovecraft, y H.G. Wells, y Conan Doyle, y Borges, y...
"Si fui entonces, mi amor, iré de nuevo, dondequiera que estés. Tú eres todo lo que tengo, mi verdadero amor. Tú eres la Dama más valiente, el navegante más osado. Eres mía. Navegaste por mí. Eres mi dama, la Dama que llevó El Alma."
(Cordwainer Smith, "La Dama que llevó El Alma"
(Cordwainer Smith, "La Dama que llevó El Alma"