Hace poco me ha llegado un mensaje de un miembro fuerte en este foro, respecto a un tema que yo creo que, aunque hemos dejado pasar, es importante:las armaduras de placas...que no, que es coña.
El caso es que hablamos sobre qué ha podido pasar con el beligerante Ad Mortem Festinamus (supongo que le recordáis, a él y a su veterano amigo Antiarix). Creo que está mal que yo lo diga, ya que fui uno de sus más agresivos detractores, pero no me parece bien que nadie deje de actuar en el foro por haber entrado en la dinámica del pique personal.
De todas formas, comentaba en el mensaje de contestación, que la actitud de A.M.F tampoco es que fuera buena :en vez de dejar pasar el tiempo, volvió a la carga, y al ver el desacuerdo general , tuvo una reacción ,a mi parecer, bastante infantil con todo eso de "me siento fuera de lugar".
Creo que no supo encajar el que sus ideas fuesen discutidas (normal, viendo la fórmula agresiva de mis mensajes, por ejemplo).
El caso es que no quiero volver a lo mismo. Si A.M.F lee este mensaje por algún casual, sepa que un servidor ha tenido sus roces con otros foreros (un saludo afectuoso a Ignacio: Hola!) , incluso a lo salvaje como tú (mi primer mensaje en este foro sobre el racismo de Tolkien...bueno...) y aquí me tienes, participo igual que el resto.Aquí se olvida facilmente (en realidad ya hemos olvidado, yo creo)
No me parece bien que nadie se sienta excluido, y más cuando
el hilo conductor es algo tan universal y conciliador como la obra de Tolkien. Desde aquí tiendo una mano, que no irá a parar a ningún sitio seguramente, pero que era necesario tender antes o después para demostrar nuestro talante
jachondo y "buenrollito".

Esperando apoyo se depide Quercaim, y tal.