Ver publicación (Las Dos Damas (Mi Historia IV -Rel))

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Las oscuras puertas de madera se abrieron de golpe provocando un fuerte estruendo en la ajetreada sala

- ¿Dónde está mi madre? - Dénäye entró furiosa cubierta por su sedoso vestido negro, dos guardias tras ella trataban de calmarla

Las doncellas atareadas en sus labores se asombraron y dejaron los espejos polvorientos y los remojados paños

- Señora nuestra, tranquilizaos; ahora no podéis ver a la Reina - le dijo la doncella que se le acercó por su izquierda

- Ändriel - la miró ferozmente - para vos si es la Reina, para mí es mi madre

Se volvió de nuevo al frente y cogió el plateado picaporte abriendo de golpe la puerta

- ¡Madre!

Iëdrel que miraba por la enorme y luminosa ventana se volvió sorprendida

- ¡Dénäye!

- Señora intentamos detenerla, pero... - comenzó uno de los guardias, pero Iëdrel hizo un gesto con la mano y calló

- Dejadla pasar, yo también deseaba hablar con ella

Dénäye pasó a la alcoba e Iëdrel hizo un gesto a los guardias para que se marchasen, cada uno cogió un picaporte y a la vez cerraron las puertas

Ambas Damas se miraron por unos instantes, y entonces los labios de Dénäye se movieron y de ellos se articularon los sonidos y las palabras

- Llevo intentando veros desde hace tres días y no hacen más que engañarme con burdas palabras

- Sí, - asintió Iëdrel - pareciera que vuestro padre me hubiese recluido - y comenzó a pasear por la habitación

- Pero no sólo eso he oído, sino que también partís de Bëtsaddïa, y no sólo eso, sino que además lo hacéis a vuestras Tierras, a las Tierras que siempre me prometisteis mostrar

- Sí, Hija mía - Se detuvo ante la ventana y miró por un segundo a través de su vano - Partiré mañana, tras que pasen las luces del alba

- Y por lo que sé, lo haréis sola

Iëdrel bajó por un segundo su mirada

- Los preparativos así están siendo hechos - Volviendo a mirar a su hija

- Pues mandad que los cambien, pues partiré con vos

Iëdrel sonrió

- No intentaré discutís con vos, pues en eso os parecéis a mi casta, y no a la de vuestro padre - Y Dénäye sonrió - Mas aunque mi favor ya poseéis, necesitáis también el suyo, por tanto no os demoréis

- Descuidad, no lo haré

Haciendo una pequeña reverencia con la cabeza se volvió y se marchó


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Siento haber tardado tanto en enviar esta nueva parte, pero es que al no tener Internet en casa esto se me hace un poco difícil, bueno tengo un par de noticias ambas malas :

1ª Ahora descansaré algún tiempo con los relatos, quiero que cuando mande los próximos sean de forma más continua no uno una semana, otros al cabo de dos, otro nosecuando...

2ª Es posible que ése apoteósico final que todos esperáis no os lo pieda contar, porque sólo lo sabe una persona, y no soy yo :O

Bueno me depido, Siempre vuestra Dénäye, la Dama Luminosa

(Mensaje original de: Dénäye)