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Anónimo
Anónimo
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#1 Respondiendo a: Anónimo

Todo aquel que haya leido el Señor de los anillos sabe que es un libro que te marca para siempre. El mensaje que transmite, lo bien que se enlazan todos los personajes para ir construyendo la historia, la fantasia,...todo. Hay quien saca del mismo unas conclusiones y quien saca otras, hay a quien le...

Difícil elección;qué recuerdos

Caray, vaya elección más difícil. Como dice Keyser, yo también quise estrangular al ingenuo Pippin cuando tiró aquella inocente piedra al fondo del pozo de Moria. Pensé: ¡Ay madre!¡Ya la han cagao! XD
Pero me resulta muy difícil destacar un momento por encima de otros, tal vez todo el paso por Moria, aunque cuando los hobbits se cruzan en La Comarca en el camino con un jinete negro me pareció la mar de intrigante.
Sin embargo el momento más entrañable para mí fue el final, en el instante en que Frodo le dice a Sam que va a dejarle, que va a partir hacia el Oeste, se me saltaron las lágrimas, lo juro, y el último párrafo el libro "...Y Rosa lo recibió, y lo instaló en su sillón, y le sentó a la pequeña Elanor en las rodillas. Sam respiró profundamete. -Bueno, estoy de vuelta.-dijo". Aquí me estremecí por completo y me dí cuenta por fin de que mi sueño se había acabado, que la historia había concluído. Y setí una enorme empatía con Sam, me identifiqué con un personaje que al principio parecía un simple jardinero con un papel irrelevante, y poco a poco caló hondo en mi corazón y sin darme cuenta (salvo al final) comprendí que yo había ocupado ese lugar en la lectura, el del sirviente que sigue a su señor, a Frodo, y le apoya y le da fuerzas para seguir adelante y le protege de todos los males, y sufre por él continuamente.
Qué buenos recuerdos... tal vez, irrepetibles.

Saludos


(Mensaje original de: Arnold Chuachenager)