Querido Aldo en el fondo estoy totalmente de acuerdo contigo, pero hay flecos que sería necesario puntualizar. Lamentablemente este no es el sitio ni el lugar y nos llevaría a una discusión interesantísima pero eterna. Es innegable que el hecho en sí: el doblar una película, como traducir un libro, es un atentado cultural de primera magnitud (como tocar una pieza clásica en sintetizador). En cuanto a lo de dobladores=actores frustrados. Tu lo has dicho: la mayoría. Pero hay excepciones, y, casualidad, muchas de las excepciones son grandes dobladores (Constantino Romero tiene en su haber algunas interpretaciones de teatro realmente magistrales, Beckett o Brecht....)