El tema de la reencarnación de los Elfos se trata (como bien dice Keyser) en "El Anillo de Morgoth", en un apéndice del relato "Athrabeth Finrod ah Andreth" ("El debate de Finrod y Andreth").
En ese apéndice se dice Eru había concedido a Manwë (y a los demas Valar) la facultad de hacer que el espíritu de un Elfo muerto se reencarnase en un recién nacido. Pero esta idea fue descartada por Tolkien, pues veía en ella serios problemas éticos y metafísicos.
Más adelante Tolkien ideó una nueva solución para el problema de la reencarnación de los Elfos: lo harían en un cuerpo idéntico al que habían perdido, recuperando todos los recuerdos y vivencias que acumulaban sus espíritus; serían, en resumidas cuentas, los mismos que eran antes de morir.
Esta solución es la que, aparentemente, se aplicó al caso de Glorfindel.