Pero vamos a ver, Elladan...

...¿qué me estás contando?
Yo también considero a Ang Lee un director muy capaz.
Tengo, entre pelis de la Shaw, de Golden Harvest y de Media Asia un puñado de unas veinte películas de origen asiático.No sólo Kung Fú, también acción y comedia.
Soy de los que sacan la dicotomía Ringo Lam---Tarantino en cuanto alguien dice el adjetivo "puto" antes de un nombre.

Vamos, que he mamado cine chino de Kung Fu por un tubo.
Y precisamente por eso me encanta Tigre y Dragón.
Claro que anda que no hay pelis de chinos.Pero ninguna tan buena.
Se juntan la voluntad de trabajo de los cineastas orientales con la pasta americana y europea.Porque si algo distingue al cine oriental es sin duda la genialidad frente a la falta de fondos.
Creo que nunca se ha cuidado tanto la fotografía en una producción de estas características. Los chinos, al menos a la hora de hacer cine, no prestan tanta atención a que el espectador conozca el escenario, no de la forma espectacular en que lo hace Tigre y Dragón.
Y, macho, esto me duele más a mí que a tí, pero los actores chinos suelen ser bastante istriónicos, mientras que aquí, la dirección artística es cojonuda.Es el mejor Chow Yun Fat que he visto desde "A Better Tomorrow".
No es , ni modo ,una película de Kung Fu cualquiera.
Creo que lo que hace es juntar lo mejor de dos mundos:Un taiwanés formado en Hong Kong y madrado en EEUU y Europa (en "La Tormenta de Hielo" esta mezcla se palpa en el mismo guión).
Comentas que el guión tiene algunos altibajos. Posiblemente sea cierto, pero tampoco me importa. La primera vez que la vi me pareció sencillo y redondo como una pelota.De todas formas ,Tigre y Dragón está basada en una serie de novelas renacentistas que se publicaban en la China Imperial.

Si eres ,como pareces, aficionado al Made In Hong-Kong, no me negarás esto: "Tigre y Dragón" es, como pudo haberlo sido "El último caballero" de John Woo, en los setenta, la madurez del cine de artes marciales. Una historia cerrada. Coreografias preciosas que no tienen miedo a reconocerse como tales. Sin miedo a introducir elementos foráneos.

Una obra maestra.