Ver publicación (cosas que no os gustaron del libro)

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Anónimo
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#1 Respondiendo a: Orco

En el foro de peliculas hay una ardiente guerra contra las dos torres. Todo en criticable por supuesto y por eso os animo a debatir las cosas que no os gustaron del libro.
- aunque los elfos abandonen la tierra media no pueden ayudar a las demas fuerzas a luchar contra sauron, esto dicho por mucho...

mejor-peor, megusta-nomegusta

Bueno, después de semejante lista de posts, me da repeluz hablar... Mi opinión: estoy de acuerdo con todos desde el punto de vista del ‘gusto’ personal. Coincido con todos en que hay partes más fáciles y atractivas, y otras menos. Pero de ahí a considerarlas ‘mejores’ o ‘peores’... No creo que se puedan valorar así unas partes de otras en ESDLA. Lo digo con sinceridad, a pesar de que creo que algunos no estarán de acuerdo conmigo.

Pondré un único ejemplo (no puedo responder a todos los puntos señalados, aunque creo que lo haría si tuviera tiempo y valiera la pena): se habla de la pesadez o poca utilidad de la primera parte, más o menos desde La Comarca pasando por Tom y los Tumularios. Yo no estoy de acuerdo en que sea una parte ‘floja’, por decirlo de algún modo. ¿De qué otro modo podríamos ponernos en situación? Imaginaros –como la mayoría- que leemos el libro por primera vez. Debemos entender que existen unos hobbits, unos seres casi humanos un pelín estrafalarios y despreocupados, cuya despreocupada vida se enmarca en un mundo mítico de una profundidad inimaginable (en especial para el lector que, se supone, ni ha leído EH ni ES ni tiene ni p... idea de qué va la Tierra Media). Y de repente estos hobbits cuya mayor preocupación está en no saltarse las horas de las comidas (y en criticar a los vecinos), se meten en un problemón gigantesco con un Anillo de una criatura que viene de Más Allá de Arda con una mala leche sólo comparable a las Edades que lleva dando guerra a todas las razas libres, a los Valar y a todo bicho viviente... ¿Qué haríamos nosotros? ¿Hubiéramos introducido unos personajes ‘sabios’ a explicarlo todo, algo así como Gandalf tras la fiesta de Bilbo pero más largo y sesudo? ¿Cómo explicar que Frodo, Sam, Merry y Pippin estaban saliendo de un mundo que era prácticamente una burbuja mental autoinducida, una ‘reserva natural’ protegida por los Montaraces y por el despreocupado olvido de los hobbits, a una Tierra Media cuajada de viejos y nuevos poderes, de magia, de seres simplemente increíbles, unos propios de la Edad y otros ajenos por completo a la Guerra del Anillo –tumularios, Tom, Balrog...? El proceso es lento, pero les mete en situación (a ellos y a nosotros, los lectores): pasamos del tranquilo mundo de Hobbiton a la vaga inquietud del linde del Bosque Viejo en Los Gamos; y de ahí al peligro difícilmente comprensible de los árboles del bosque; y de ahí al capítulo –este sí, aparentemente inclasificable, pero creo yo que fue introducido con muchas implicaciones- de Tom Bombadil; y de ahí a los Túmulos, que nos sitúan en la vieja historia de un Noroeste en el que quedan aún restos de la vieja maldad de la Segunda Edad, de Arthedain, Rudhaur y Cardolan, de una tierra de Hombres cuyos recuerdos no están desaparecidos del todo, en la forma de los tumularios y también de los Dúnedain y del mismo Bombadil, que vivió de cerca las guerras. Y de ahí ‘regresas’ a la persecución en el Camino: se ha producido una conexión entre toda la historia antigua y la ignorancia supina de los hobbits, con la cruda realidad de los primeros escarceos de la Ultima Guerra de Sauron contra el Oeste.

Para mí –es mi opinión- es una muy buena manera de meterte en situación en un mundo desconocido. Porque llegas a Rivendel y aún queda más: en el Concilio se habla de la historia antigua que acompaña al Anillo. Y en Las Dos Torres, todo el episodio de Rohan (que en parte responde al deseo de Tolkien de vincular la Tierra Media a las leyendas ‘no-escritas’ de los anglosajones que tanto le hubiera gustado conocer) nos pone en situación en el conjunto de unos Reinos de Hombres que poco a poco (con el paso de milenios) iban viniendo del Este o del Norte o del Sur, ocupando los antiguos territorios de los Elfos y de las cercanías de la desaparecida Beleriand, donde se habían producido los principales hechos de la Primera Edad. El realismo de la obra de Tolkien deviene, entre otras cosas, de su capacidad para crear una compleja estructura que mezcla mitos y leyendas inmemoriales en una historia concreta y ‘presente’ de criaturas tanto fácilmente identificables (los hobbits con sus humanos defectos y virtudes, y los Hombres con sus estructuras políticas, militares, culturales y económicas) como lejanas y evocadores (elfos, enanos, dúnedain, Istari, orcos, etc). Sin un Reino de Hombres más ‘comunes’ como los Rohirrim y su épica militar más ‘prosaica’, no entenderíamos que estamos en una Tierra Media que va perdiendo poco a poco su ‘magia’, una tierra en la que Galadriel y Lórien, aparte de que nadie les conoce en persona, son considerados la Hechicera y su tierra peligrosa. Sin Bombadil la historia sería demasiado lineal y difícilmente comprenderíamos que la Segunda Edad y los Años Oscuros existieron y han dejado su influencia por todas partes (además de la roca de Erech, los Corsarios, las referencias a Númenor, etc.).

Narrativamente, en mi opinión, es una obra muy conseguida en todos sus extremos. Incluso en el apéndice de Aragorn y Arwen, o el Saneamiento de la Comarca. Porque después de la épica volvemos a la realidad. Los hobbits vuelven para resolver sus propios ‘pequeños’ problemas, para ellos tan grandes como para nosotros el terminar una carrera, pagar una hipoteca, casarnos o tener hijos (¿o no son para nosotros los verdaderos grandes problemas de nuestra existencia, y no, por decir algo, la política internacional o el medio ambiente, por comparación? Resolvemos los problemas que tenemos a mano, y se convierten en nuestro objetivo principal, aunque lo otro también nos preocupe mucho). Aragorn y Arwen suponen la conclusión verdadera de la Tercera Edad. Ambos han vivido el fin del dominio de los Elfos, y han convivido largamente con los últimos representantes de las razas más antiguas de Arda. Su fin es el fin del Crepúsculo, un fin tan oscuro y melancólico como nuestra realidad cuando terminamos nuestras propias alegres, sentimentales y emocionales fases de nuestra historia personal (amores, amistades, fallecimientos...). Con Aragorn y Arwen se concluye también una de las temáticas más importantes de la obra de Tolkien: la vida y la muerte, y la vida más allá de la muerte, la Estel o la esperanza como el mayor bien y la mayor dificultad de los Hombres, lo que les hace diferentes y a la vez vulnerables. La Historia del Anillo es sólo una anécdota dentro del gran esquema de Tolkien del ignoto Destino de los Hombres... porque creo que Tolkien iba mucho más lejos que el poder, la creación o la felicidad: iba a mencionarnos a los lectores que, al final, nos quedamos en lo de siempre: quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos, y sobre todo, en qué creemos, si lo que creemos nos da esperanza... o no. Eso está de fondo de todos sus libros, me parece a mí.

Y luego está la 'calidad literaria' de Tolkien... algo en lo que no me meteré nunca, porque no soy experto... A mí no me parece que Tolkien tenga mucha calidad literaria, pero lo compensa enormemente con otras virtudes...

Lo que menos me gustó: que se terminara.

Siento este post tan largo, no era mi intención...

Saludos

(Mensaje original de: Ghanburi)