Ver publicación (Enanos codiciosos... ¡y un cuerno!)
Ver tema#80 Respondiendo a: Durin el Inmortal
Arrrgggg... ¡malditas cirsivas!
(Bueno... como estamos por las páginas de atrás, voy a tomarme la libertad de reenviar el mensaje sin el fallo de las cursivas, porque no veais lo que jode escribir tanto rato para que luego se lea mal) :P
Aunque parezca mentira, yo he seguido dándole vueltas al...
Arghhhh ¡¡¡no puedo más!!!
¡¡Durin!! Tu post estaba tardando, ya sabía yo que no te podías quedar cruzado de brazos. He intentado ser objetiva, y presentar hechos, pero vosotros por un lado diciendo que no sois codiciosos,cuando hay textos que así lo indican (recuerda que NO TODOS los Enanos lo son, pero basta que uno lo sea para que se generalice,con las demás razas pues igual) , por otro Fëanor diciendo que cómo va a ser el codicioso JAMÁS, de Unkraut ya ni hablo
(a ver si te vienes algún día por Madrid, que tengo ganas de ver esos tatuajes
, tu “señora esposa” no será celosa ¿no?
), las que mantenemos más el tipo somos Délawen, Hildi y yo....las MUJERES, por qué será....
Ya que estamos hablando de Tolkien, por suerte el post no se nos ha ido mucho en off-topics (salvo los gatitos de Hildi y los tatuajes de Unkraut), me gustaría poneros el siguiente texto:
La Comunidad del Anillo: Lothlórien
-Ahora, amigos –dijo Haldir-, habéis entrado en el Naith de Lórien, o el Enclave, como vosotros diríais, pues esta región se introduce como una lanza entre los brazos del Cauce de Plata y el Gran Anduin. No permitimos que ningún extraño espíe los secretos del Naith. A pocos en verdad se les ha permitido poner aquí el pie. Como habíamos convenido, ahora le vendaré los ojos a Gimli el Enano. Los demás pueden andar libremente a un tiempo hasta que nos acerquemos a nuestras moradas, abajo en Egladil, en el Ángulo entre las aguas.
Esto no era del agrado de Gimli.
-El arreglo se hizo sin mi consentimiento –dijo-. No caminaré con los ojos vendados, como un mendigo o un prisionero. Y no soy un espía. Mi gente nunca ha tenido tratos con los sirvientes del Enemigo. Tampoco causamos daño a los Elfos. Si creéis que yo llegaría a traicionaros, lo mismo podríais esperar de Legolas, o de cualquiera de mis amigos.
-Tienes razón –dijo Haldir-. Pero es la ley. Yo no soy dueño de la ley, y no puedo dejarla de lado. Ya he hecho mucho permitiéndote cruzar el Celebrant.
Gimli era obstinado. Se plantó firmemente en el suelo, las piernas separadas, y apoyó la mano derecha en el mango del hacha.
-Iré libremente –dijo-, o regresaré a mi propia tierra, donde confían en mi palabra, aunque tenga que morir en el desierto.
-No puedes regresar –dijo Haldir con cara seria-. Ahora que has llegado tan lejos tenemos que llevarte ante el Señor y la Dama. Ellos te juzgarán, y te retendrán o te dejarán ir, como les plazca. No puedes cruzar de nuevo los ríos, y detrás de ti hay ahora centinelas que te cerrarán el paso. Te matarían antes que pudieses verlos.
Gimli sacó el hacha del cinturón. Haldir y su compañero tomaron los arcos.
-¡Malditos Enanos, qué testarudos son! –exclamó Legolas.
-¡Un momento! –dijo Aragorn-. Si he de continuar guiando esta Compañía, haréis lo que yo ordene. Es duro para el Enano quelo pongan así aparte. Iremos todos vendados, aún Legolas. Será lo mejor, aunque el viaje parezca lento y aburrido.
Gimli rió de pronto.
-¡Qué tropilla de tontos parecemos! Haldir nos llevará a todos atados de una cuerda, como mendigos ciegos guiados por un perro. Pero si Legolas comparte mi ceguera, me declaro satisfecho.
-Soy un Elfo y un hermano aquí –dijo Legolas, ahora también enojado.
-Y ahora gritemos: ¡malditos Elfos, qué testarudos son! –dijo Aragorn-. Pero toda la Compañía compartirá esta suerte. Ven, Haldir, véndanos los ojos.
-Exigiré plena reparación por cada caída y lastimadura en los pies –dijo gimli mientras le tapaban los ojos con una tela.
-No será necesario –dijo Haldir-. Te conduciré bien, y las sendas son llanas y rectas.
-¡Ay, qué tiempos de desatino! –dijo Legolas!-. ¡Todos somos aquí enemigos del único Enemigo, y sin embargo hemos de caminar a ciegas mientras el sol es alegre en los bosques bajo hojas de oro!
Y ahora grito yo: ¡¡MALDITOS ENANOS Y ELFOS, QUÉ TESTRUDOS SON!!
(Mensaje original de: gilraen_egr)
¡¡Durin!! Tu post estaba tardando, ya sabía yo que no te podías quedar cruzado de brazos. He intentado ser objetiva, y presentar hechos, pero vosotros por un lado diciendo que no sois codiciosos,cuando hay textos que así lo indican (recuerda que NO TODOS los Enanos lo son, pero basta que uno lo sea para que se generalice,con las demás razas pues igual) , por otro Fëanor diciendo que cómo va a ser el codicioso JAMÁS, de Unkraut ya ni hablo






Ya que estamos hablando de Tolkien, por suerte el post no se nos ha ido mucho en off-topics (salvo los gatitos de Hildi y los tatuajes de Unkraut), me gustaría poneros el siguiente texto:
La Comunidad del Anillo: Lothlórien
-Ahora, amigos –dijo Haldir-, habéis entrado en el Naith de Lórien, o el Enclave, como vosotros diríais, pues esta región se introduce como una lanza entre los brazos del Cauce de Plata y el Gran Anduin. No permitimos que ningún extraño espíe los secretos del Naith. A pocos en verdad se les ha permitido poner aquí el pie. Como habíamos convenido, ahora le vendaré los ojos a Gimli el Enano. Los demás pueden andar libremente a un tiempo hasta que nos acerquemos a nuestras moradas, abajo en Egladil, en el Ángulo entre las aguas.
Esto no era del agrado de Gimli.
-El arreglo se hizo sin mi consentimiento –dijo-. No caminaré con los ojos vendados, como un mendigo o un prisionero. Y no soy un espía. Mi gente nunca ha tenido tratos con los sirvientes del Enemigo. Tampoco causamos daño a los Elfos. Si creéis que yo llegaría a traicionaros, lo mismo podríais esperar de Legolas, o de cualquiera de mis amigos.
-Tienes razón –dijo Haldir-. Pero es la ley. Yo no soy dueño de la ley, y no puedo dejarla de lado. Ya he hecho mucho permitiéndote cruzar el Celebrant.
Gimli era obstinado. Se plantó firmemente en el suelo, las piernas separadas, y apoyó la mano derecha en el mango del hacha.
-Iré libremente –dijo-, o regresaré a mi propia tierra, donde confían en mi palabra, aunque tenga que morir en el desierto.
-No puedes regresar –dijo Haldir con cara seria-. Ahora que has llegado tan lejos tenemos que llevarte ante el Señor y la Dama. Ellos te juzgarán, y te retendrán o te dejarán ir, como les plazca. No puedes cruzar de nuevo los ríos, y detrás de ti hay ahora centinelas que te cerrarán el paso. Te matarían antes que pudieses verlos.
Gimli sacó el hacha del cinturón. Haldir y su compañero tomaron los arcos.
-¡Malditos Enanos, qué testarudos son! –exclamó Legolas.
-¡Un momento! –dijo Aragorn-. Si he de continuar guiando esta Compañía, haréis lo que yo ordene. Es duro para el Enano quelo pongan así aparte. Iremos todos vendados, aún Legolas. Será lo mejor, aunque el viaje parezca lento y aburrido.
Gimli rió de pronto.
-¡Qué tropilla de tontos parecemos! Haldir nos llevará a todos atados de una cuerda, como mendigos ciegos guiados por un perro. Pero si Legolas comparte mi ceguera, me declaro satisfecho.
-Soy un Elfo y un hermano aquí –dijo Legolas, ahora también enojado.
-Y ahora gritemos: ¡malditos Elfos, qué testarudos son! –dijo Aragorn-. Pero toda la Compañía compartirá esta suerte. Ven, Haldir, véndanos los ojos.
-Exigiré plena reparación por cada caída y lastimadura en los pies –dijo gimli mientras le tapaban los ojos con una tela.
-No será necesario –dijo Haldir-. Te conduciré bien, y las sendas son llanas y rectas.
-¡Ay, qué tiempos de desatino! –dijo Legolas!-. ¡Todos somos aquí enemigos del único Enemigo, y sin embargo hemos de caminar a ciegas mientras el sol es alegre en los bosques bajo hojas de oro!
Y ahora grito yo: ¡¡MALDITOS ENANOS Y ELFOS, QUÉ TESTRUDOS SON!!












(Mensaje original de: gilraen_egr)