No derraméis excesivas lágrimas

No derraméis excesivas lágrimas, puesto que, aunque nadie sabría decir si fue feliz o hizo todo lo que deseaba en el tiempo del que dispuso, su vida fue bastante completa en comparación con otras. Él mismo procuraba no conceder más importancia de la estrictamente necesaria a la vorágine que desató con sus libros, textos que nos llegan al alma como pocos.

Debo decir que otros estuvimos allí con ellos... una suerte compartir momentos tan agridulces en compañía tan acertada. Aldo siente como nadie que conozca a Tolkien y a su mundo, pero de un modo tan entrañable que es a la vez homenaje, emoción y devoción. Él lloró, al igual que Seoman, quien también ofrendó sus lágrimas generosamente. Yo también lloré, aunque de una forma más contenida. No sólamente fue el hecho de encontrarme en su tumba, sino el añadido de contemplar las ofrendas que otros habían dejado allí, provocadas por un respeto y devoción sin duda alguna comparables a los nuestros. Como si la tumba se tratase del túmulo de un familiar, como si hacía muchísimo tiempo que no la hubiera visitado, como si le debiera unas flores, como si recordara alegres tardes charlando con él... no sé, tantas cosas se podrían decir... es posible que él apostillara: "imposible de expresar en las lenguas humanas"; tal vez sea cierto, tal vez sea inexpresable lo que sentimos, e intransmitible. Id. Tal vez dentro de unos días, meses o años, pero id. Id y sentid esto mismo vosotros. Él nunca necesitó ofrendas, pero se la volvería a dar gustoso.

Pocas veces he sentido lo que esa tarde en el cementerio de Wolvercote... luego habrá quien nos llame exagerados, sin percatarse de que quizá ellos no puedan sentir tanto como nosotros. Compartimos lo mismo todos nosotros... no debemos dejar que se nos escape entre las manos. Asidlo y mostradlo, disfrutadlo. Id cuando podáis.

(Mensaje original de: Mithr@ndir)