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Ver tema#8 Respondiendo a: Vülzen
La correpción
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Bueno, el alineamiento evidentemente no puede ser maligno, porque si no, trataría de asesinarnos a todos por la noche, ni tampoco neutral, pues traicionaría a ambos bandos, evidentemente ha de ser bueno.
El nick no sé si lo ha cambiado, creo q no y que seguirá llamándose Dulzen (q...
Vülzen & Iken's history
Pues eso,
la historia de Iken y la mía, como nos conocimos y como llegamos a bree
Un saludo
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Vülzenor, hijo de Éthrendil.
Es un dúnedain de las tierras bajas de Gondor. Su madre murió al dar a luz a su hermano. Su padre, un ex-capitán obligado a retirarse a la herrería por quedarse ciego de un ojo y perder la mano derecha en un combate, se encargó de criarles. No les crió en la guerra, sino en la herrería y las artes literarias, y vivían tranquilamente en una aldea costera cercana a Dol Amroth.
El día que cumplió trece años, su padre le hizo una espada, ligera, liviana y levemente curvada, perfecta para él, la llamó Atlantis
Un día, Vülzen, que es como todos le llamaban, salió con su hermano a cazar para practicar el tiro con arco. Volvían con la caza cuando vieron que la aldea estaba en llamas, había sido saqueada. Ambos corrieron rápido a casa y vieron que la puerta estaba forzada, subieron las escaleras corriendo y vieron un orco luchando contra Éthrendil. De no ser porque estaba medio ciego y sólo tenía una mano, no habría perdido, pero aquel orco le hincó su espada en el estómago. Su hermano corrió llorando a por el orco, que no tuvo piedad con él y lo degolló allí mismo. Vülzen miraba atónito hasta que el orco clavó sus ojos en él, salió corriendo escaleras abajo y se escondió en un armario en el que tenía su espada; lloraba y temía por su vida, tentaba por el armario buscando algo para defenderse y allí estaba Atlantis. El orco abrió una puerta y Vülzen pateó la otra, bailó su espada y cortó la yugular del orco. Subió rápidamente a la habitación donde yacía su hermano muerto y su padre malherido, allí le dijo sus últimas palabras y le dijo que tenía un tío en la Compañía Gris. Vülzen gritó de cólera, cogió en brazos el cuerpo de su hermano menor y lo llevó a un refugio secreto que tenían para jugar y que se convertiría en una especie de cripta. Allí lo enterró junto a su padre, al que llevó después, y dejó la Atlantis encima de un escritorio. Lo último que le dijo a su hermano fue "Permíteme llevar tu nombre con honor para poder hacer las proezas que habrías hecho y para que sea recordado"
Desde entonces, tuvo dos nombres: Vülzenor y Alathos
Luego cabalgó hacia el norte él solo a lomos de un jamelgo, pero no llegó muy lejos, concretamente hasta Aglarond, la ciudad enana que fundó Gimli hijo de Glóin en el Abismo de Helm. Cayó desmayado, unos enanos le encontraron y fue criado durante 6 meses en Aglarond, donde aprendió Khuzdul y obtuvo amistad con enanos. Finalmente, una expedición partió de Aglarond hacia Ered Luin y Vülzen fue con ellos, le pillaba de camino, y encontró a la Compañía Gris y a su tío Deogrond. Allí se formó como montaraz hasta cumplir la mayoría de edad, luego reforjó una espada con ayuda de enanos, conocida como Atlantis, es en realidad la Atlantis II. Tras esto, se dedicó a proteger los alrededores de la Comarca, obteniendo buena amistad con los Brandigamo, pero un día, su tío Deogrond murió en combate y Vülzen abandonó el norte, volvió a Gondor y enterró a Deogrond junto a su padre y su hermano y dejó sobre la tumba la Atlantis y la espada de Deogrond.
Se dedicó a proteger los alrededores de Dol Amroth durante un tiempo, con una buena espada, pero no la Atlantis, que sólo la usaba cuando había guerra. Luego partió a Minas Tirith, donde permanece como un montaraz explorador autónomo, pero colaborando voluntariamente con las fuerzas de Faramir.
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Iken
Iken era un elfo moreno que nació hijo de esclavos en Mordor, harto de represión, era un chico inteligente y finalmente pudo escapar. Su alma estaba algo corrompida, odiaba a los orcos y no conocía a la humanidad en general, pero se crió entre sangre y dolor. Se unió a la Secta de los 7 Malditos, que le enseñó a defenderse y a utilizar algo de magia, llegando a ser un Paladín.
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La historia conjunta:
Una noche tuvo que reunirse con media docena de orcos en algún lugar entre Mordor y Gondor para traficar armas, era de noche y las cosas no pintaban bien, Iken había estado jugando con ellos mucho tiempo y ellos lo sabían, sabían que bajo su espada habían muerto muchos de ellos y pensaban matarle. Iken cuidaba sus palabras, pero los orcos se hartaron de formalidades, mataron a su compañero y empezaron a darle una paliza
Vülzen había oído en una taberna algo sobre la reunión y decidió ir a acabar con ellos, se movió ágilmente en la oscuridad, y mientras linchaban a Iken, dos de los orcos cayeron al suelo muertos, los demás se desconcertaron y cayó otro más, entonces vieron a Vülzen con la espada desenvainada, rodaron dos cabezas y el último decidió huir. Vülzen le lanzó una daga que se le clavó y cayó al suelo junto a Iken. Alathos fue a darle el toque final y le cortó la yugular con la misma daga, entonces vio a Iken y le llevó la daga al cuello, le quitó la capucha y vio una cara élfica de cabellos negros.
Iken por primera vez vio un signo de piedad, se creía muerto cuando contempló milagrosamente que Vülzen era su salvador. Le preguntó que qué hacía allí e Iken confesó la verdad. Vülzen le hizo ver que ahora había traicionado también a su bando y al de los orcos y no le quedaba otra solución que partir con él. Este día cambió para siempre la mentalidad de Iken y se hizo amigo de Vülzen rápidamente, pero no podían seguir merodeando por Gondor, pues el pasado de Iken no se podía borrar y era perseguido en Minas Tirith, así que Vülzen decidió que fueran al norte a seguir custodiando los alrededores de la Comarca.
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Cómo llegaron a Bree
Cierto día, estaban en la Cima de los Vientos oteando el horizonte buscando alguna posible amenaza para la ciudad, había anochecido, pero la vista élfica de Iken veía aún bastante bien. Descubrió un troll en la montaña que tenía preso a un hobbit y decidieron ir a por el troll, fue un combate difícil, pero finalmente derrotaron al troll. Esto le costó la espada a Vülzen, que se rompió al penetrar en las entrañas del monstruoso ser. El hobbit les agradeció y se llevó la espada a Bree para arreglarla como agradecimiento. Mientras, Iken y Vülzen con una espada de inferior calidad, permanecen en Bree esperando a que esté lista la espada
Pues eso,

Un saludo
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Vülzenor, hijo de Éthrendil.
Es un dúnedain de las tierras bajas de Gondor. Su madre murió al dar a luz a su hermano. Su padre, un ex-capitán obligado a retirarse a la herrería por quedarse ciego de un ojo y perder la mano derecha en un combate, se encargó de criarles. No les crió en la guerra, sino en la herrería y las artes literarias, y vivían tranquilamente en una aldea costera cercana a Dol Amroth.
El día que cumplió trece años, su padre le hizo una espada, ligera, liviana y levemente curvada, perfecta para él, la llamó Atlantis
Un día, Vülzen, que es como todos le llamaban, salió con su hermano a cazar para practicar el tiro con arco. Volvían con la caza cuando vieron que la aldea estaba en llamas, había sido saqueada. Ambos corrieron rápido a casa y vieron que la puerta estaba forzada, subieron las escaleras corriendo y vieron un orco luchando contra Éthrendil. De no ser porque estaba medio ciego y sólo tenía una mano, no habría perdido, pero aquel orco le hincó su espada en el estómago. Su hermano corrió llorando a por el orco, que no tuvo piedad con él y lo degolló allí mismo. Vülzen miraba atónito hasta que el orco clavó sus ojos en él, salió corriendo escaleras abajo y se escondió en un armario en el que tenía su espada; lloraba y temía por su vida, tentaba por el armario buscando algo para defenderse y allí estaba Atlantis. El orco abrió una puerta y Vülzen pateó la otra, bailó su espada y cortó la yugular del orco. Subió rápidamente a la habitación donde yacía su hermano muerto y su padre malherido, allí le dijo sus últimas palabras y le dijo que tenía un tío en la Compañía Gris. Vülzen gritó de cólera, cogió en brazos el cuerpo de su hermano menor y lo llevó a un refugio secreto que tenían para jugar y que se convertiría en una especie de cripta. Allí lo enterró junto a su padre, al que llevó después, y dejó la Atlantis encima de un escritorio. Lo último que le dijo a su hermano fue "Permíteme llevar tu nombre con honor para poder hacer las proezas que habrías hecho y para que sea recordado"
Desde entonces, tuvo dos nombres: Vülzenor y Alathos
Luego cabalgó hacia el norte él solo a lomos de un jamelgo, pero no llegó muy lejos, concretamente hasta Aglarond, la ciudad enana que fundó Gimli hijo de Glóin en el Abismo de Helm. Cayó desmayado, unos enanos le encontraron y fue criado durante 6 meses en Aglarond, donde aprendió Khuzdul y obtuvo amistad con enanos. Finalmente, una expedición partió de Aglarond hacia Ered Luin y Vülzen fue con ellos, le pillaba de camino, y encontró a la Compañía Gris y a su tío Deogrond. Allí se formó como montaraz hasta cumplir la mayoría de edad, luego reforjó una espada con ayuda de enanos, conocida como Atlantis, es en realidad la Atlantis II. Tras esto, se dedicó a proteger los alrededores de la Comarca, obteniendo buena amistad con los Brandigamo, pero un día, su tío Deogrond murió en combate y Vülzen abandonó el norte, volvió a Gondor y enterró a Deogrond junto a su padre y su hermano y dejó sobre la tumba la Atlantis y la espada de Deogrond.
Se dedicó a proteger los alrededores de Dol Amroth durante un tiempo, con una buena espada, pero no la Atlantis, que sólo la usaba cuando había guerra. Luego partió a Minas Tirith, donde permanece como un montaraz explorador autónomo, pero colaborando voluntariamente con las fuerzas de Faramir.
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Iken
Iken era un elfo moreno que nació hijo de esclavos en Mordor, harto de represión, era un chico inteligente y finalmente pudo escapar. Su alma estaba algo corrompida, odiaba a los orcos y no conocía a la humanidad en general, pero se crió entre sangre y dolor. Se unió a la Secta de los 7 Malditos, que le enseñó a defenderse y a utilizar algo de magia, llegando a ser un Paladín.
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La historia conjunta:
Una noche tuvo que reunirse con media docena de orcos en algún lugar entre Mordor y Gondor para traficar armas, era de noche y las cosas no pintaban bien, Iken había estado jugando con ellos mucho tiempo y ellos lo sabían, sabían que bajo su espada habían muerto muchos de ellos y pensaban matarle. Iken cuidaba sus palabras, pero los orcos se hartaron de formalidades, mataron a su compañero y empezaron a darle una paliza
Vülzen había oído en una taberna algo sobre la reunión y decidió ir a acabar con ellos, se movió ágilmente en la oscuridad, y mientras linchaban a Iken, dos de los orcos cayeron al suelo muertos, los demás se desconcertaron y cayó otro más, entonces vieron a Vülzen con la espada desenvainada, rodaron dos cabezas y el último decidió huir. Vülzen le lanzó una daga que se le clavó y cayó al suelo junto a Iken. Alathos fue a darle el toque final y le cortó la yugular con la misma daga, entonces vio a Iken y le llevó la daga al cuello, le quitó la capucha y vio una cara élfica de cabellos negros.
Iken por primera vez vio un signo de piedad, se creía muerto cuando contempló milagrosamente que Vülzen era su salvador. Le preguntó que qué hacía allí e Iken confesó la verdad. Vülzen le hizo ver que ahora había traicionado también a su bando y al de los orcos y no le quedaba otra solución que partir con él. Este día cambió para siempre la mentalidad de Iken y se hizo amigo de Vülzen rápidamente, pero no podían seguir merodeando por Gondor, pues el pasado de Iken no se podía borrar y era perseguido en Minas Tirith, así que Vülzen decidió que fueran al norte a seguir custodiando los alrededores de la Comarca.
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Cómo llegaron a Bree
Cierto día, estaban en la Cima de los Vientos oteando el horizonte buscando alguna posible amenaza para la ciudad, había anochecido, pero la vista élfica de Iken veía aún bastante bien. Descubrió un troll en la montaña que tenía preso a un hobbit y decidieron ir a por el troll, fue un combate difícil, pero finalmente derrotaron al troll. Esto le costó la espada a Vülzen, que se rompió al penetrar en las entrañas del monstruoso ser. El hobbit les agradeció y se llevó la espada a Bree para arreglarla como agradecimiento. Mientras, Iken y Vülzen con una espada de inferior calidad, permanecen en Bree esperando a que esté lista la espada
"Guerra ha de haber mientras tengamos que defendernos de la maldad de un poder destructor que nos devoraría a todos; pero yo no amo la espada porque tiene filo, ni la flecha porque vuela, ni al guerrero porque ha ganado la gloria. Sólo amo lo que ellos defienden." - Faramir