Tengo un nudo en el corazón

Preahoteck, y con él todos y cada uno por separado de los más o menos afectados por todo esto: no estáis solos.
Ya lo sabéis, llevamos más de doscientos mensajes a lo largo del día. De todas formas, reitero lo que dicen en varios sitios varios foreros: aquí estamos, para cualquier cosa que queráis.
Quisiera desahogarme, si puedo, aunque yo no haya estado allí y no lo necesite tanto. Solamente una vez estuve cerca de una bomba (de ETA), una que explotó controladamente en Girona. Pero aún así, para mí, es necesario.
En estos momentos, tanto da quien lo haya hecho y por qué. Eso no es importante, salvo para más adelante pillarlos. Las últimas noticias hablan de Al-Qaeda e incluso algun kamikaze. Pero da igual.
Más importantes que todos ellos. Más importantes que cualquiera de sus absurdas "razones". Más importante que cualquier idea de libertad o cualquier dios ficticio (ningún Dios con mayúsculas permitiría esa atrocidad, y Dios y Alá son el mismo). Más importante que todo ello son, cada una por separado, las vidas de vosotros, madrileños. La de nosotros como españoles, ya seamos catalanes, gallegos, vascos, andaluces, valencianos o de cualquier sitio. La de nosotros como europeos. Pero sobretodo la de nosotros como seres humanos de este planeta.
A estas horas me caen lágrimas. Pocas veces lloro. Quizá ante un libro (o película) emocionante, pero entonces de regocijo. Quizá hace dos semanas, cuando mi abuela tuvo una embolia cerebral y tuve que presenciar un ataque que convulsionó tremendamente su cuerpo. Quizá la semana pasada, cuando mi padre tuvo un infarto serio y parecía que se me iba del lado. Y hoy esto. He tenido que parar la televisión asustado porque mi padre se afectaba y le dolía el pecho.
Siento comentar todas estas cosas personales cuando hay dolores más importantes, pero a mí se me ha juntado todo en el cerebro.
No hay derecho.
Pero, ante todo: sabed algo. Durante estos días con mi padre en el hospital y durante el día de hoy, ha estado viniendo a mi mente un personaje de mi invención, Ekaloy, el que protagoniza uno de mis relatos. Jamás me hubiera imaginado que mi propio personaje me consolaría. Pero releyendo mi propia historia me he animado. Siempre hay esperanza de un cambio. Para mejor. El mal no gobernará para siempre. Los terroristas terminarán.
Para esto se debe luchar. Hay gente, mucha, que lo hace. Pero nosotros también podemos, a nuestra manera, amablemente, con cordialidad. Aceptando críticas. Siendo tolerantes con todos, y en especial con nuestros conocidos menos amistosos. Apreciando a cada cual con lo que es y con lo que piensa. Sabiendo criticar (que no es tan fácil). Amando, en definitiva, a cada ser humano sobre este planeta, tanto por lo que es como por lo que no es, tanto por sus virtudes como sus defectos.
Más o menos, en palabras de Tolkien: El mal se afana inagotablemente y siempre vencedor, para solamente allanar el terreno para que el bien brote de él.
Os quiero a todos.
Saludos....