Ver publicación (Primeros recuerdos)
Ver tema#1 Respondiendo a: Uptheirons
Leyendo un post en el foro de libros alguien comentaba (creo que era Lily
) que nunca olvidaria donde leyo un pasaje concreto de SDLA. ¿¿Vuestra primera lectura de El Señor de los Anillos. esta asociada a algun lugar en concreto?? ¿Donde descubristeis por primera vez la magia de SDLA? En mi caso...
desolación, estupor, depresión
Y es mi novela preferida, de lejos. Y no es que me guste sufrir. Pero qué se le va a hacer.
La desolación vino con la "muerte" de Gandalf. Realmente me la creí. Como fui comprando el libro por tomos, no sabía nada. Y reconozco que no creo que hubiese adelantado páginas de ninguna manera, que para eso soy muy maniático. Se me apagó una luz y sólo la recuperé cuando lo vi aparecer de nuevo. Gandalf representaba para mí lo mismo que para la Comunidad. Saber que él iba a estar en ella me produjo la misma sensación de tranquilidad que a Frodo, y su tropezón me dejó absolutamente alelado. Los capítulos de Lorien fueron muy tristes, y el final del primer tomo, el golpe final. Aunque sin Gandalf, no te podías esperar otra cosa. Tolkien consiguió con Gandalf todo lo que pretendía. Aunque considero a Frodo el protagonista indiscutible, para mí, Gandalf es el personaje que cuya pérdida más me habría dolido.
El estupor llegó con el "no" de Frodo a tirar el anillo. Fue otro momento imprevisto, como la muerte de Gandalf, pero multiplicado por mil. Esperaba muchas cosas, pero nunca que Frodo pudiera hacer lo que hizo. Sin embargo, he de reconocer que el efecto de posesión que Frodo experimentaba con el Anillo estaba tan bien logrado, que el alivio posterior que experimenta fue compartido. El final de una pesadilla, o de una enfermedad.
La depresión vino lógicamente al terminar el libro, por triple motivo. En primer lugar, porque se había terminado. Es duro, porque aunque lo he vuelto a leer un montón de veces, y aprovechándolo mucho mejor que la primera vez, el placer de la primera lectura es irrepetible. El segundo motivo de depresión fue la sensación de que el mundo previo a la guerra del anillo se había terminado. Bilbo se convierte en un cuento para niños, Frodo también. Sólo Sam, Merry y Pippin saben realmente lo que ocurrió de verdad. Y aunque la vida continúa, ya nada iba a ser lo mismo. Elrond se ha ido, Galadriel se ha ido, y sobre todo, Gandalf se ha ido. Quedaba Celeborn, pero francamente,... Y el tercer motivo, lógicamente, vino por Frodo. Sólo la breve descripción final, la fragancia y los cantos, las playas blancas y el país lejano y verde, mitigaron un poco la sensación de pérdida. Porque como a Sam, me dolió bastante que los entrañables, pero más cortos que el rabo de una boina, hobbits de la Comarca sintieran tan poco aprecio por todo lo queFrodo había hecho.
A estos momentos habría que añadir todos los capítulos que transcurren en Minas Tirith (mis preferidos, junto con los primeros en la Comarca), y el Concilio de Elrond (estaba tan fuera de lugar como Sam, tenía la misma sensación de encontrarme en un lugar al que no había sido invitado y disfrutaba tanto con lo que oía, como lo que disfrutaba Sam con las historias sobre Elfos).
Julio de 1984. Y todavía no me canso de leerlo. ¡Qúe se le va a hacer!
Un saludo sentimental
Y es mi novela preferida, de lejos. Y no es que me guste sufrir. Pero qué se le va a hacer.
La desolación vino con la "muerte" de Gandalf. Realmente me la creí. Como fui comprando el libro por tomos, no sabía nada. Y reconozco que no creo que hubiese adelantado páginas de ninguna manera, que para eso soy muy maniático. Se me apagó una luz y sólo la recuperé cuando lo vi aparecer de nuevo. Gandalf representaba para mí lo mismo que para la Comunidad. Saber que él iba a estar en ella me produjo la misma sensación de tranquilidad que a Frodo, y su tropezón me dejó absolutamente alelado. Los capítulos de Lorien fueron muy tristes, y el final del primer tomo, el golpe final. Aunque sin Gandalf, no te podías esperar otra cosa. Tolkien consiguió con Gandalf todo lo que pretendía. Aunque considero a Frodo el protagonista indiscutible, para mí, Gandalf es el personaje que cuya pérdida más me habría dolido.
El estupor llegó con el "no" de Frodo a tirar el anillo. Fue otro momento imprevisto, como la muerte de Gandalf, pero multiplicado por mil. Esperaba muchas cosas, pero nunca que Frodo pudiera hacer lo que hizo. Sin embargo, he de reconocer que el efecto de posesión que Frodo experimentaba con el Anillo estaba tan bien logrado, que el alivio posterior que experimenta fue compartido. El final de una pesadilla, o de una enfermedad.
La depresión vino lógicamente al terminar el libro, por triple motivo. En primer lugar, porque se había terminado. Es duro, porque aunque lo he vuelto a leer un montón de veces, y aprovechándolo mucho mejor que la primera vez, el placer de la primera lectura es irrepetible. El segundo motivo de depresión fue la sensación de que el mundo previo a la guerra del anillo se había terminado. Bilbo se convierte en un cuento para niños, Frodo también. Sólo Sam, Merry y Pippin saben realmente lo que ocurrió de verdad. Y aunque la vida continúa, ya nada iba a ser lo mismo. Elrond se ha ido, Galadriel se ha ido, y sobre todo, Gandalf se ha ido. Quedaba Celeborn, pero francamente,... Y el tercer motivo, lógicamente, vino por Frodo. Sólo la breve descripción final, la fragancia y los cantos, las playas blancas y el país lejano y verde, mitigaron un poco la sensación de pérdida. Porque como a Sam, me dolió bastante que los entrañables, pero más cortos que el rabo de una boina, hobbits de la Comarca sintieran tan poco aprecio por todo lo queFrodo había hecho.
A estos momentos habría que añadir todos los capítulos que transcurren en Minas Tirith (mis preferidos, junto con los primeros en la Comarca), y el Concilio de Elrond (estaba tan fuera de lugar como Sam, tenía la misma sensación de encontrarme en un lugar al que no había sido invitado y disfrutaba tanto con lo que oía, como lo que disfrutaba Sam con las historias sobre Elfos).
Julio de 1984. Y todavía no me canso de leerlo. ¡Qúe se le va a hacer!
Un saludo sentimental
Quiero pensar.
-¡Cielos! -exclamó Pippin-. ¿Durante el desayuno?
-¡Cielos! -exclamó Pippin-. ¿Durante el desayuno?