Ver publicación (Hoy hablamos de... La religiosidad en la obra de Tolkien)
Ver tema#71 Respondiendo a: Anónimo
Bueno, gothmog19, creo que este foro se ha animado por tu valiente aportación que he leído con gusto. Ciertamente, se podría señalar muchísimos más paralelos bíblicos y litúrgicos en la obra literaria de Tolkien. En mi artículo, he señalado tal vez algunos de los más salientes, ¡pero ni mucho menos...
Bueno, pues, muchas gracias a todos aquellos/as que os han gustado el artículo. Claro que es abiertamente apologético, lo confieso, pero no tanto por su título principal, sino sobre todo, por el subtítulo: Una aproximación con afecto.
Realmente el subtítulo describe bastante bien (¡pero no del todo!) lo que siento en el corazón al ponerme a escribir y a dar esa charla aquella memorable tarde que fue para todos. Más de uno me ha comentado que les ha gustado también este subtítulo, lo cual me alegro. Tolkien me ha cautivado, como ha cautivado a multitudes--este foro, entre tantas páginas web dedicadas a Tolkien, es buena prueba de ello, desde muchos puntos de vista.
"El Fenómeno" me parece un nombre acertadísimo, ¡pues ciertamente Tolkien y su obra lo son! Una de las características personales de Tolkien, con que me siento muy identificado con él, que sale a la vista pero que conviene destacar, es éste: Tolkien fue un hombre eminentemente contemplativo.
Esto se desprende fácilmente de su obra, sobre todo en sus descripciones tan extraordinariamente detalladas y maravillosas de la Tierra Media. Me encanta toda descripción que hace, pero me llegan especialmente la idílica Comarca, la llegada a los bosques de Lothlórien y, he de admitirlo por mi "nick", ¡los bosques y los claros de Ithilien!
De verdad os digo que cuando leí el paso de Frodo, Sam y Smeágol/Gollum por las hermosas tierras de Ithilien, quedé tan cautivado por el lugar, que también descansé allí unos días con ellos, estaba tan metido en la lectura, pero quise parar unos días hasta continuar el "viaje del Anillo." Nunca tal cosa me había ocurrido, pero claro, nunca había leído algo parecido.
En fin, el don de contemplación es un don precioso, y gracias a Dios, creo que Él me lo ha dado con creces y que yo, afortundamente, lo he descubierto. Os aseguro, de verdad, ¡que la contemplación nos abre muchos horizontes insospechados! El salmo 33 (¡numeración litúrgica!) ya nos lo dice claramente: Contemplad al Señor, y quedaréis radiantes. Además, me siento muy identificado con Tolkien en su niñez, y en su amor por la naturaleza en su verdor y frescura: la hierba, los valles, las colinas y las montañas, los árboles y los bosques...
¿Qué menos que aproximarse a Tolkien y a su obra con afecto de corazón?
(Mensaje original de: Ithilien)
Realmente el subtítulo describe bastante bien (¡pero no del todo!) lo que siento en el corazón al ponerme a escribir y a dar esa charla aquella memorable tarde que fue para todos. Más de uno me ha comentado que les ha gustado también este subtítulo, lo cual me alegro. Tolkien me ha cautivado, como ha cautivado a multitudes--este foro, entre tantas páginas web dedicadas a Tolkien, es buena prueba de ello, desde muchos puntos de vista.
"El Fenómeno" me parece un nombre acertadísimo, ¡pues ciertamente Tolkien y su obra lo son! Una de las características personales de Tolkien, con que me siento muy identificado con él, que sale a la vista pero que conviene destacar, es éste: Tolkien fue un hombre eminentemente contemplativo.
Esto se desprende fácilmente de su obra, sobre todo en sus descripciones tan extraordinariamente detalladas y maravillosas de la Tierra Media. Me encanta toda descripción que hace, pero me llegan especialmente la idílica Comarca, la llegada a los bosques de Lothlórien y, he de admitirlo por mi "nick", ¡los bosques y los claros de Ithilien!
De verdad os digo que cuando leí el paso de Frodo, Sam y Smeágol/Gollum por las hermosas tierras de Ithilien, quedé tan cautivado por el lugar, que también descansé allí unos días con ellos, estaba tan metido en la lectura, pero quise parar unos días hasta continuar el "viaje del Anillo." Nunca tal cosa me había ocurrido, pero claro, nunca había leído algo parecido.
En fin, el don de contemplación es un don precioso, y gracias a Dios, creo que Él me lo ha dado con creces y que yo, afortundamente, lo he descubierto. Os aseguro, de verdad, ¡que la contemplación nos abre muchos horizontes insospechados! El salmo 33 (¡numeración litúrgica!) ya nos lo dice claramente: Contemplad al Señor, y quedaréis radiantes. Además, me siento muy identificado con Tolkien en su niñez, y en su amor por la naturaleza en su verdor y frescura: la hierba, los valles, las colinas y las montañas, los árboles y los bosques...
¿Qué menos que aproximarse a Tolkien y a su obra con afecto de corazón?
(Mensaje original de: Ithilien)