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Ver tema#1 Respondiendo a: Anónimo
Hola a todos,
“The fellowship of the ring” salió a la venta en Junio de 1954, el segundo volumen, “The two towers”, en Noviembre del mismo año, y finalmente, “The return of the King” en Octubre de 1955. En Mayo de 1978, salió “La comunidad del anillo”, en Noviembre de 1979 “Las dos torres”, y...
Yo también estuve allí
Aiya!
Yo también estuve allí, ¡hace un cuarto de siglo estuve allí! y aun me embarga la emoción. Había visto la película de Bakshi, pero nada de lo que leí en La Comunidad del Anillo se parecía al recuerdo que tenía de las imágenes. Llevaba mucho tiempo esperando su publicación y buscaba con avidez la sección de novedades editoriales del diario El Pais (entonces no existía Babelia), con lo que de las sucesivas apariciones me fuy enterando paulatinamente.
De La Comunidad del Anillo recuerdo sobre todo su atmosfera sobrecogedora y una enorme, grandiosa, proliferación de personajes difícil de digerir. ¡No sabía nada de Tom Bombadil, que apareció ante mis ojos como un canto a la vida! El Concilio de Elrond se me antojó magestuoso, en su profundidad histórica, y los Elfos... ¡Dios, los Elfos!
Sabía por Bakshi que Théoden y Aragorn estaban atrapados en Cuernavilla, pero Las Dos Torres superaron todas mis expectativas. No tenía ni la menor idea sobre lo que ocurría con Frodo y con Sam, y mi primer encuentro con Ella-Laraña fue aterrador. Lo de El Retorno del Rey fue indescriptible, todavía lo es: cada vez que escucho los cuernos de los Rohirrim en los Campos del Pelennor todo mi cuerpo se estremece.
El Señor de los Anillos se convirtió para mí en una contínua fuente de emociones y la perspectiva de la aparición de nuevas publicaciones de la obra de Tolkien, en casi obsesión. Si con El Silmarillion aluciné en colores, los Apéndices colmaron todas mis aspiraciones al comprobar que un extraordinario escritor había dado en el clavo: ¡sabía exactamente lo que yo quería leer, y además había fallecido! Pensé, y lo sigo pensando, que Tolkien era un visionario.
Conservo en mi biblioteca los volúmenes originales, y me son muy queridos. Tengo enmarcado el mapa que venía plegado en el primer libro y me encanta desplegar el segundo mapa de Christopher Tolkien, el de Los Cuentos Inconclusos, y recorrer la Tierra Media con todos los personajes.
Curiosamente, igual que Savater, leí El Señor de los Anillos estando en el ejército (tenía 20 años), pero aunque yo lo hice en castellano y por tanto bastante más tarde que él, nunca olvidaré esas tardes maravillosas que pasé con mis libros en los patios de La Alhambra y en los jardines del Generalife...
Un saludo desde Minas Ithil.
Namárië.
Aiya!
Yo también estuve allí, ¡hace un cuarto de siglo estuve allí! y aun me embarga la emoción. Había visto la película de Bakshi, pero nada de lo que leí en La Comunidad del Anillo se parecía al recuerdo que tenía de las imágenes. Llevaba mucho tiempo esperando su publicación y buscaba con avidez la sección de novedades editoriales del diario El Pais (entonces no existía Babelia), con lo que de las sucesivas apariciones me fuy enterando paulatinamente.
De La Comunidad del Anillo recuerdo sobre todo su atmosfera sobrecogedora y una enorme, grandiosa, proliferación de personajes difícil de digerir. ¡No sabía nada de Tom Bombadil, que apareció ante mis ojos como un canto a la vida! El Concilio de Elrond se me antojó magestuoso, en su profundidad histórica, y los Elfos... ¡Dios, los Elfos!
Sabía por Bakshi que Théoden y Aragorn estaban atrapados en Cuernavilla, pero Las Dos Torres superaron todas mis expectativas. No tenía ni la menor idea sobre lo que ocurría con Frodo y con Sam, y mi primer encuentro con Ella-Laraña fue aterrador. Lo de El Retorno del Rey fue indescriptible, todavía lo es: cada vez que escucho los cuernos de los Rohirrim en los Campos del Pelennor todo mi cuerpo se estremece.
El Señor de los Anillos se convirtió para mí en una contínua fuente de emociones y la perspectiva de la aparición de nuevas publicaciones de la obra de Tolkien, en casi obsesión. Si con El Silmarillion aluciné en colores, los Apéndices colmaron todas mis aspiraciones al comprobar que un extraordinario escritor había dado en el clavo: ¡sabía exactamente lo que yo quería leer, y además había fallecido! Pensé, y lo sigo pensando, que Tolkien era un visionario.
Conservo en mi biblioteca los volúmenes originales, y me son muy queridos. Tengo enmarcado el mapa que venía plegado en el primer libro y me encanta desplegar el segundo mapa de Christopher Tolkien, el de Los Cuentos Inconclusos, y recorrer la Tierra Media con todos los personajes.
Curiosamente, igual que Savater, leí El Señor de los Anillos estando en el ejército (tenía 20 años), pero aunque yo lo hice en castellano y por tanto bastante más tarde que él, nunca olvidaré esas tardes maravillosas que pasé con mis libros en los patios de La Alhambra y en los jardines del Generalife...
Un saludo desde Minas Ithil.
Namárië.
Nic-bric, bric-nic, ...