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Ver tema#50 Respondiendo a: MundBurgo
Ok, pero....
....no me negarás que es gente al menos rara. Vale, que cada uno haga lo que quiera con su vida; Para eso es dueño de ella. Cierto es que me he pasado con las formas de expresarme: lo siento. Pero es q me cabrea mucho que a la gente q no está metida en este mundo, le dices que te gusta...
Creo...
... que cuanto menos se les puede tachar de excéntricos.
Entiendo que haya quien se sienta molesto porque le puedan echar en el mismo saco. Yo, y sobre todo viendo el documental con gente que no "vive" esto, he sentido en algún momento cierta vergüenza ajena al ver algunos de estos comportamientos, algunos poco propios de personas "equilibradas" aunque no hagan daño a nadie, porque han sido tomados como ejemplo de amantes de Tolkien, y por ello como representación de todos nosotros. Entiendo que todo está bien para divertirse en una fiesta: disfraces, bailes hobbits, música... pero creo que hay que tomar las cosas en su medida y no comprendo que se convierta en el centro de la vida de nadie algo que en realidad no existe. Las ropas pueden pasar, pero ¿quién ha decidido que esos bailes eran los que bailaban los hobbits, y lo ha convertido en ley? Porque así es como se presenta. Ser cristiano no significa ir disfrazado, ni montar en burro ni aprender arameo; aunque todo esto pueda estar bien en algún momento, no puede convertirse en el centro de la vida de nadie; ser cristiano es otra cosa. O ser comunista, o lo que se quiera. Ser admirador de la obra de Tolkien también ha de ser otra cosa.
Lo de la petición de mano viendo la película, me recuerda a los que se casan en el fondo del mar, en una piscina o tirándose en paracaidas: algo absurdo, aunque no hagan mal a nadie, si acaso sólo a los que están al lado, porque no les dejarán oir bien.
Lo de ponerse a vitorear cuando Boromir dice eso de "Gondor no tiene rey, Gondor no necesita rey, puede parecer incluso muy republicano, pero por fuerza ha de molestar a quienes han ido a escuchar la película, y cuando yo fui, muy pocos rompieron el silencio, pero los que lo hicieron me parecieron energúmenos porque sí me molestaron, porque en una sala de cine no me interesa lo que tenga que decir el público; yo voy a ver y a escuchar la película, y para eso he pagado bastante. Otra cosa es lo que haga cada uno en su casa viendo DVDs.
Oir a alguien decir que vestida de elfa se siente más ella misma que vestida de calle... es algo sorprendente y creo que roza lo anormal, habida cuenta de que su ropa de calle la escogerá ella misma, y de que es la moda que ha "mamado" desde niña.
Lo de las pipas, y la reunión para fumar, ya lo he dicho, me parece glorificar lo inglorificable. Yo mismo he fumado, y también en pipa algún tiempo, y que fume quien quiera, pero ese mensaje de "como nos gusta ESDLA, fumamos en pipa" me parece una aberración.
Quien ha hecho el documental no ha querido mostrar lo que se esperaba que mostrase, y ha perdido una gran oportunidad, porque no creo que el resultado haya satisfecho ni a unos ni a otros. Muestra cómo viven unos pocos seguidores de Tolkien y, bueno, no está de más saber que hay quien vive así, pero creo que han convertido lo importante en superfluo, y lo anecdótico en importante. Y, sobre todo, me ha defraudado porque esperaba más.
... que cuanto menos se les puede tachar de excéntricos.
Entiendo que haya quien se sienta molesto porque le puedan echar en el mismo saco. Yo, y sobre todo viendo el documental con gente que no "vive" esto, he sentido en algún momento cierta vergüenza ajena al ver algunos de estos comportamientos, algunos poco propios de personas "equilibradas" aunque no hagan daño a nadie, porque han sido tomados como ejemplo de amantes de Tolkien, y por ello como representación de todos nosotros. Entiendo que todo está bien para divertirse en una fiesta: disfraces, bailes hobbits, música... pero creo que hay que tomar las cosas en su medida y no comprendo que se convierta en el centro de la vida de nadie algo que en realidad no existe. Las ropas pueden pasar, pero ¿quién ha decidido que esos bailes eran los que bailaban los hobbits, y lo ha convertido en ley? Porque así es como se presenta. Ser cristiano no significa ir disfrazado, ni montar en burro ni aprender arameo; aunque todo esto pueda estar bien en algún momento, no puede convertirse en el centro de la vida de nadie; ser cristiano es otra cosa. O ser comunista, o lo que se quiera. Ser admirador de la obra de Tolkien también ha de ser otra cosa.
Lo de la petición de mano viendo la película, me recuerda a los que se casan en el fondo del mar, en una piscina o tirándose en paracaidas: algo absurdo, aunque no hagan mal a nadie, si acaso sólo a los que están al lado, porque no les dejarán oir bien.
Lo de ponerse a vitorear cuando Boromir dice eso de "Gondor no tiene rey, Gondor no necesita rey, puede parecer incluso muy republicano, pero por fuerza ha de molestar a quienes han ido a escuchar la película, y cuando yo fui, muy pocos rompieron el silencio, pero los que lo hicieron me parecieron energúmenos porque sí me molestaron, porque en una sala de cine no me interesa lo que tenga que decir el público; yo voy a ver y a escuchar la película, y para eso he pagado bastante. Otra cosa es lo que haga cada uno en su casa viendo DVDs.
Oir a alguien decir que vestida de elfa se siente más ella misma que vestida de calle... es algo sorprendente y creo que roza lo anormal, habida cuenta de que su ropa de calle la escogerá ella misma, y de que es la moda que ha "mamado" desde niña.
Lo de las pipas, y la reunión para fumar, ya lo he dicho, me parece glorificar lo inglorificable. Yo mismo he fumado, y también en pipa algún tiempo, y que fume quien quiera, pero ese mensaje de "como nos gusta ESDLA, fumamos en pipa" me parece una aberración.
Quien ha hecho el documental no ha querido mostrar lo que se esperaba que mostrase, y ha perdido una gran oportunidad, porque no creo que el resultado haya satisfecho ni a unos ni a otros. Muestra cómo viven unos pocos seguidores de Tolkien y, bueno, no está de más saber que hay quien vive así, pero creo que han convertido lo importante en superfluo, y lo anecdótico en importante. Y, sobre todo, me ha defraudado porque esperaba más.
Un consejo es un regalo muy peligroso, aun del sabio al sabio, ya que todos los rumbos pueden terminar mal. ¿Qué pretendes? No me has dicho todo lo que a ti respecta; entonces, ¿cómo podría elegir mejor que tú? Pero si me pides consejo te lo daré por amistad.