La Dagor Dagorath
Cerrado
Hola, soy nuevo pero muy aficionado a la obra de Tolkien y pues me he leido y releido el Silmarillion y pues como vivo en una comunidad pequeña me es dificila hayr los otros libros de Tolkien, además del Señor y el Silmarillion. Bueno, quería compartir con ustedes un escrito sobre la Última Batalla. A algunos les parecerá muy apegada al cristianismo, pero no lo hago por mí ya que en lo personal no soy creyente, pero lo hice de esa menera tomando la intención del propio Tolkien y su vición de su mundo con el nuestro. Bueno, es un capítulo más el prólogo. Aquí la tienen:
LA DAGOR DAGORATH
Prólogo:
Boca abajo, encadenado y con los ojos vendados, yacía Melkor detrás de los Muros de la Noche. Pero por voluntad de Eru, la mente del que fuera el espíritu más bello y poderoso podía vagar dentro de todas las regiones de Arda. Fue así que al enterarse de que el Único había decidido bajar y hacerse criatura para destruir la Mácula, su única obra perdurable, se le presentó y lo tentó mientras oraba y meditaba el dolor y el sacrificio que había aceptado por propia voluntad padecer como medio de purificación.
- Son tantos, tan soberbios y codiciosos que de nada servirá. ¿Vale la pena el sufrimiento y la vida de un solo Hombre por el desprecio y el libertinaje de otros? ¿No sería mejor deshacer todo lo hecho y hacer algo nuevo?- dijo Melkor a Eru.
- No es necesario destruir para construir, sólo quitar lo que estorba. ¡Apártate inmundo! ¡Morgoth te libero y has dejado de ser Vala!- dijo Eru empapado en sudor y sangre y temblando.
Y Melkor regresó a sí mismo, humillado y plenamente consciente de que Eru le había concedido su libertad completa a la vez que lo había convertido en su propio amo y esclavo. Sin embargo, Melkor, que aún poseía en parte el conocimiento de los demás espíritus bienaventurados, tenía un poco de la previsión del Vala que lo había condenado a permanecer eternamente en medio del Vacío, Namo el Juez, sabía que su destino estaba pronto a cumplirse y que Eru enviaría a un ser que lo enfrentaría, ya fuera para ayudarlo o para acabar con él.
- Eres libre, pero tu voluntad es inquebrantable, tu elección hecha está y es como el destino, y esto te digo: que no cambiarás de opinión y que es tu deseo estar a parte de mí y nunca aceptar mi perdón- le dijo Eru a Melkor una vez en un desierto, cuando él intentaba convencerlo de que retornara a las Estancias Intemporales -: Y apartaré de ti el Fuego Secreto para siempre y nada que hagas podrá torcer ni retrasar nunca más lo que yo decida- concluyó Eru.
Y Melkor aguardaba, esperando a que el ser enviado fuera en su ayuda y no para su perdición.
1:
Mandos
Manwë y Varda habían convocado a los todos los Valar y Maiar a una reunión urgente en las Estancias de Mandos. Habían ordenado que ningún Elfo se presentara y habían vaciado las bastas salas ocupadas por los Espíritus de Elfos y Enanos muertos.
El primero en llegar fue Irmo acompañado por su esposa Estë, pues era hermano de Namo el Señor de Mandos, y se sobrecogió al hallar a Manwë y Varda a un lado de Vairë, esposa de Namo, delante de la puerta al trono del Vala. Vairë parecía asustada y las agujas que sostenía en sus manos y de las que pendían unas hebras finas y transparentes tintineaban.
- ¿Qué ocurre señor?- preguntó Irmo.
- Es Namo- respondió Manwë, pálido y sumamente nervioso -. No quiere que nadie lo vea y ha echado a Vairë.
Irmo hizo la cabeza hacia atrás sorprendido e incrédulo. Conocía a su hermano y aunque fuera alguien muy estricto no era déspota. Miró a Estë y vio que ella se agachaba para tranquilizar a Vairë. En eso llegaron Aulë, Yavanna, Oromë y Vána.
- Manwë- dijo Aulë mientras se acercaba a dónde estaba Irmo -, dice Tulkas que tardará un poco y Ulmo no piensa venir, ya lo conoces. Hola Irmo- saludó al llegar al lado del más joven de los Valar.
- Enviaré a Eonwë a traer a Ulmo y a Tulkas lo esperaremos- dijo Manwë y llamó casi a gritos a Eonwë, su heraldo, y éste apareció delante de él y haciendo una reverencia con la cabeza desapareció- . ¿Y Nienna y Nessa?- preguntó.
- Nessa fue por Nienna, no tardarán- respondió Yavanna mirando a Vairë extrañada.
- ¿Qué ocurre Manwë?- preguntó Oromë asomándose detrás de Aulë.
- No lo sabemos- dijo Manwë -. Le decía a Irmo que Namo había despedido a Vairë y se había puesto a gritar.
- Yo lo oí e incluso me asusté- dijo Varda -. Ya lo conocen, nada lo altera.
Los Valar se miraron gravemente y después se quedaron observando a Vairë. Ella levantó la cabeza y los miró aterrorizada.
- Yo...yo- tartamudeaba-... a mí... a mí también- y levantó las agujas de tejer-... se me está acabando la hebra.
Estë la tomó de las manos y se las levantó para mirar las agujas.
- Aún hay mucho que tejer Vairë. ¿Qué pasó en realidad?- preguntó.
- No lo sé, sólo sé que se me está terminando el hilo.
Los Valar volvieron a mirarse. Aulë movía la cabeza de un lado a otro e Irmo parecía asustado. En eso llegaron Tulkas y detrás venían Nienna y Nessa y hasta lo último Ulmo escoltado por Eonwë.
- Díganos señor- dijo Nessa.
- ¿Para qué me quieren?- dijo Ulmo de mal humor.
- Es Namo- dijo Aulë volteando.
Nienna se acercó a Manwë.
- ¿Le pasa algo a mi hermano?- preguntó asustada y buscando a Irmo.
- Eso venimos a averiguar.
- Entonces, ¿porqué nos has llamado? ¿Temes preguntarle qué tiene?- dijo Ulmo enfrentando a Manwë – Tú sabes algo pero quieres comprobarlo.
- No lo sé- respondió tajantemente Manwë -. Pero lo intuyo. Ya es hora.
Y dándole la espalda golpeó la monumental puerta que había detrás.
- Namo- llamó- .Abre, queremos hablar todos contigo.
Aulë frunció el entrecejo e inclinó la cabeza para preguntarle algo a Varda.
- ¿Todos?
Pero Varda no le respondió. Una potente voz respondió desde el otro lado y todos se estremecieron.
- ¡Váyanse! ¡No quiero ver a nadie! ¡Lárguense!
Manwë volvió a tocar, ésta vez más fuerte y con impertinencia.
- ¡Namo!- gritaba molesto - ¡Namo, ábrenos!
- ¡Largo!
Manwë continuó tocando.
- ¡Namo- gritó- no creí que te lo fuera a decir así de directo, pero te ordeno que me abras!
No hubo respuesta y todos los Valar guardaban silencio, incluso Tulkas.
- Tulkas- dijo Manwë dejando de golpear -, hazlo por favor.
Tulkas se adelantó y se echó a reír.
- ¡Quién lo fuera a decir!- río y tronándose los nudillos respiró hondo y con un fuete golpe echó la puerta abajo. Vairë saltó y se apartó.
Estë tomó a Vairë del brazo y se quedó de pie esperando a que los demás Valar entraran y una vez que lo hubieron hecho los imitaron. Estë volvió la cabeza al penumbroso pasillo y vio que detrás de Eonwë, que permanecía parado, fueron apareciendo millares de hombres y mujeres, los Maiar habían llegado también.
Manwë buscó a Namo en el trono al fondo de la basta sala sumergida en una penumbra azul, sin embargo no se hallaba allí, sino en un rincón detrás de una columna. Nienna ahogó un grito al verlo y Yavanna la sujeto del hombro. La figura de un hombre esquelético y demacrado de rostro temblaba y parecía buscar una escapatoria.
- Váyanse por piedad. Ya todo terminó.
Con paso lento y precavido, Manwë se dirigió hacia él, seguido por Ulmo y Aulë. Namo se pegó más a la pared y comenzó a golpearse la nuca. Vairë y Nienna rompieron a llorar aterradas.
- Cálmate, cálmate Namo- decía Manwë.
- Tranquilo- dijo Ulmo fríamente -. ¡Salmar!- gritó y hasta Manwë se sobresaltó.
Un hombre anciano pero de aspecto vivas salió de la multitud de Maiar que se apretujaban en la entrada, y sacando de una maleta de algas secas un enorme caracol sopló y un sonido de armonía perfecta y una narcótica paz inundó el lugar.
Los Valar suspiraron aliviados y Namo se tranquilizó y como si saliera de un trance miró a los lados y finalmente tragó y se fijó en Manwë.
- Namo, ¿qué ocurre?
- El fin... Se acerca. ¡Sólo falta una última nota!- estalló y metió la cabeza entre las rodillas.
Los Valar se quedaron petrificados, incluso Salmar cayó. Un silencio de muerte se cernió sobre todos y Manwë trastabilló y hubiera caído si Varda no lo hubiera sostenido. Al recuperarse suspiró y se soltó de Varda y se agachó para encarar a Namo.
- ¿Estás seguro?
Namo sacó la cabeza y con los ojos desorbitados asintió.
- Recuérdalo, lo dijo Sifarë, el menor de todo los Ainur, a él le tocó la última nota.
Sumergido en sus propios pensamientos, Manwë hablo y Namo al mismo tiempo que él:
- “Y el Segundo recuperará su inocencia y será como un Primero y llegará a ser como los ángeles del Cielo y él traerá al Amo del Destino y se librará la Dagor Dagorath” -. Callaron. Luego Manwë dijo: - A Sifarë no lo tomamos en cuenta pero fue el instrumento de Eru para crear a sus Hijos.
Los Maiar comenzaron a murmurar y los Valar sintieron algo que nunca antes habían sentido: miedo. La Música de los Ainur que comenzara hacía incontables edades llegaba a su fin y los Valar debían prepararse para la peor de las batallas que les era desconocida de cómo sería: la Dagor Dagorath.
-¿Quiero hablar con Irmo?- dijo Namo.
Irmo salió de detrás de los otros Valar y se le acercó y se agachó a su lado.
- ¿Qué pasa hermano?- le preguntó bondadosamente.
- ¿Has tenido alguna Visión?
- No- dijo, mas se quedó largo rato pensando y después dijo:- ...Ahora que los dices...sí, una, hace poco, pero muy vaga y sin secuencia.
- Cuéntamela.
Irmo trató de recordar.
- Bueno...mmm.. hay una familia de nueve miembros, de la raza de los hombres, una casa de dos pisos, un lugar entre montañas y un volcán hermoso en el fondo..., dos Elfos... y de pronto veo el rostro de Elassar, el rey de Gondor, veo el brillo de las estrellas en los ojos de los miembros de esa familia... la visión cambia...un hombre de cabellos negros, tez blanca y ojos grises con una espada negra... Tulkas en medio y Eonwë a su lado, luchando con un horrible monstruo. Pero Veo muchos Silmarils y también el Silmaril que Eärendil sostiene en la mano en lo alto del cielo. En eso el sol se une a...- la voz se le quebró y todos los Valar y Maiar quedaron en suspenso -... a Laurelin y luego la luna a Telperion... Y... ¡No! Melkor está a un lado de Yavanna- Yavanna abrió los ojos asustada – y Melkor dice: “Ahora el primogénito es Laurelin, el amado de los Hombres, símbolo del dominio eterno de los Hombres”.
Manwë suspiró y puso su mano sobre el hombro de Irmo y Varda hizo lo mismo y luego el resto de los Valar.
- Que sea la voluntad de Eru. Nuestro dominio pasa ya y comienza el de los Hombres aún en la Tierra de Aman- dijo Ulmo.
LA DAGOR DAGORATH
Prólogo:
Boca abajo, encadenado y con los ojos vendados, yacía Melkor detrás de los Muros de la Noche. Pero por voluntad de Eru, la mente del que fuera el espíritu más bello y poderoso podía vagar dentro de todas las regiones de Arda. Fue así que al enterarse de que el Único había decidido bajar y hacerse criatura para destruir la Mácula, su única obra perdurable, se le presentó y lo tentó mientras oraba y meditaba el dolor y el sacrificio que había aceptado por propia voluntad padecer como medio de purificación.
- Son tantos, tan soberbios y codiciosos que de nada servirá. ¿Vale la pena el sufrimiento y la vida de un solo Hombre por el desprecio y el libertinaje de otros? ¿No sería mejor deshacer todo lo hecho y hacer algo nuevo?- dijo Melkor a Eru.
- No es necesario destruir para construir, sólo quitar lo que estorba. ¡Apártate inmundo! ¡Morgoth te libero y has dejado de ser Vala!- dijo Eru empapado en sudor y sangre y temblando.
Y Melkor regresó a sí mismo, humillado y plenamente consciente de que Eru le había concedido su libertad completa a la vez que lo había convertido en su propio amo y esclavo. Sin embargo, Melkor, que aún poseía en parte el conocimiento de los demás espíritus bienaventurados, tenía un poco de la previsión del Vala que lo había condenado a permanecer eternamente en medio del Vacío, Namo el Juez, sabía que su destino estaba pronto a cumplirse y que Eru enviaría a un ser que lo enfrentaría, ya fuera para ayudarlo o para acabar con él.
- Eres libre, pero tu voluntad es inquebrantable, tu elección hecha está y es como el destino, y esto te digo: que no cambiarás de opinión y que es tu deseo estar a parte de mí y nunca aceptar mi perdón- le dijo Eru a Melkor una vez en un desierto, cuando él intentaba convencerlo de que retornara a las Estancias Intemporales -: Y apartaré de ti el Fuego Secreto para siempre y nada que hagas podrá torcer ni retrasar nunca más lo que yo decida- concluyó Eru.
Y Melkor aguardaba, esperando a que el ser enviado fuera en su ayuda y no para su perdición.
1:
Mandos
Manwë y Varda habían convocado a los todos los Valar y Maiar a una reunión urgente en las Estancias de Mandos. Habían ordenado que ningún Elfo se presentara y habían vaciado las bastas salas ocupadas por los Espíritus de Elfos y Enanos muertos.
El primero en llegar fue Irmo acompañado por su esposa Estë, pues era hermano de Namo el Señor de Mandos, y se sobrecogió al hallar a Manwë y Varda a un lado de Vairë, esposa de Namo, delante de la puerta al trono del Vala. Vairë parecía asustada y las agujas que sostenía en sus manos y de las que pendían unas hebras finas y transparentes tintineaban.
- ¿Qué ocurre señor?- preguntó Irmo.
- Es Namo- respondió Manwë, pálido y sumamente nervioso -. No quiere que nadie lo vea y ha echado a Vairë.
Irmo hizo la cabeza hacia atrás sorprendido e incrédulo. Conocía a su hermano y aunque fuera alguien muy estricto no era déspota. Miró a Estë y vio que ella se agachaba para tranquilizar a Vairë. En eso llegaron Aulë, Yavanna, Oromë y Vána.
- Manwë- dijo Aulë mientras se acercaba a dónde estaba Irmo -, dice Tulkas que tardará un poco y Ulmo no piensa venir, ya lo conoces. Hola Irmo- saludó al llegar al lado del más joven de los Valar.
- Enviaré a Eonwë a traer a Ulmo y a Tulkas lo esperaremos- dijo Manwë y llamó casi a gritos a Eonwë, su heraldo, y éste apareció delante de él y haciendo una reverencia con la cabeza desapareció- . ¿Y Nienna y Nessa?- preguntó.
- Nessa fue por Nienna, no tardarán- respondió Yavanna mirando a Vairë extrañada.
- ¿Qué ocurre Manwë?- preguntó Oromë asomándose detrás de Aulë.
- No lo sabemos- dijo Manwë -. Le decía a Irmo que Namo había despedido a Vairë y se había puesto a gritar.
- Yo lo oí e incluso me asusté- dijo Varda -. Ya lo conocen, nada lo altera.
Los Valar se miraron gravemente y después se quedaron observando a Vairë. Ella levantó la cabeza y los miró aterrorizada.
- Yo...yo- tartamudeaba-... a mí... a mí también- y levantó las agujas de tejer-... se me está acabando la hebra.
Estë la tomó de las manos y se las levantó para mirar las agujas.
- Aún hay mucho que tejer Vairë. ¿Qué pasó en realidad?- preguntó.
- No lo sé, sólo sé que se me está terminando el hilo.
Los Valar volvieron a mirarse. Aulë movía la cabeza de un lado a otro e Irmo parecía asustado. En eso llegaron Tulkas y detrás venían Nienna y Nessa y hasta lo último Ulmo escoltado por Eonwë.
- Díganos señor- dijo Nessa.
- ¿Para qué me quieren?- dijo Ulmo de mal humor.
- Es Namo- dijo Aulë volteando.
Nienna se acercó a Manwë.
- ¿Le pasa algo a mi hermano?- preguntó asustada y buscando a Irmo.
- Eso venimos a averiguar.
- Entonces, ¿porqué nos has llamado? ¿Temes preguntarle qué tiene?- dijo Ulmo enfrentando a Manwë – Tú sabes algo pero quieres comprobarlo.
- No lo sé- respondió tajantemente Manwë -. Pero lo intuyo. Ya es hora.
Y dándole la espalda golpeó la monumental puerta que había detrás.
- Namo- llamó- .Abre, queremos hablar todos contigo.
Aulë frunció el entrecejo e inclinó la cabeza para preguntarle algo a Varda.
- ¿Todos?
Pero Varda no le respondió. Una potente voz respondió desde el otro lado y todos se estremecieron.
- ¡Váyanse! ¡No quiero ver a nadie! ¡Lárguense!
Manwë volvió a tocar, ésta vez más fuerte y con impertinencia.
- ¡Namo!- gritaba molesto - ¡Namo, ábrenos!
- ¡Largo!
Manwë continuó tocando.
- ¡Namo- gritó- no creí que te lo fuera a decir así de directo, pero te ordeno que me abras!
No hubo respuesta y todos los Valar guardaban silencio, incluso Tulkas.
- Tulkas- dijo Manwë dejando de golpear -, hazlo por favor.
Tulkas se adelantó y se echó a reír.
- ¡Quién lo fuera a decir!- río y tronándose los nudillos respiró hondo y con un fuete golpe echó la puerta abajo. Vairë saltó y se apartó.
Estë tomó a Vairë del brazo y se quedó de pie esperando a que los demás Valar entraran y una vez que lo hubieron hecho los imitaron. Estë volvió la cabeza al penumbroso pasillo y vio que detrás de Eonwë, que permanecía parado, fueron apareciendo millares de hombres y mujeres, los Maiar habían llegado también.
Manwë buscó a Namo en el trono al fondo de la basta sala sumergida en una penumbra azul, sin embargo no se hallaba allí, sino en un rincón detrás de una columna. Nienna ahogó un grito al verlo y Yavanna la sujeto del hombro. La figura de un hombre esquelético y demacrado de rostro temblaba y parecía buscar una escapatoria.
- Váyanse por piedad. Ya todo terminó.
Con paso lento y precavido, Manwë se dirigió hacia él, seguido por Ulmo y Aulë. Namo se pegó más a la pared y comenzó a golpearse la nuca. Vairë y Nienna rompieron a llorar aterradas.
- Cálmate, cálmate Namo- decía Manwë.
- Tranquilo- dijo Ulmo fríamente -. ¡Salmar!- gritó y hasta Manwë se sobresaltó.
Un hombre anciano pero de aspecto vivas salió de la multitud de Maiar que se apretujaban en la entrada, y sacando de una maleta de algas secas un enorme caracol sopló y un sonido de armonía perfecta y una narcótica paz inundó el lugar.
Los Valar suspiraron aliviados y Namo se tranquilizó y como si saliera de un trance miró a los lados y finalmente tragó y se fijó en Manwë.
- Namo, ¿qué ocurre?
- El fin... Se acerca. ¡Sólo falta una última nota!- estalló y metió la cabeza entre las rodillas.
Los Valar se quedaron petrificados, incluso Salmar cayó. Un silencio de muerte se cernió sobre todos y Manwë trastabilló y hubiera caído si Varda no lo hubiera sostenido. Al recuperarse suspiró y se soltó de Varda y se agachó para encarar a Namo.
- ¿Estás seguro?
Namo sacó la cabeza y con los ojos desorbitados asintió.
- Recuérdalo, lo dijo Sifarë, el menor de todo los Ainur, a él le tocó la última nota.
Sumergido en sus propios pensamientos, Manwë hablo y Namo al mismo tiempo que él:
- “Y el Segundo recuperará su inocencia y será como un Primero y llegará a ser como los ángeles del Cielo y él traerá al Amo del Destino y se librará la Dagor Dagorath” -. Callaron. Luego Manwë dijo: - A Sifarë no lo tomamos en cuenta pero fue el instrumento de Eru para crear a sus Hijos.
Los Maiar comenzaron a murmurar y los Valar sintieron algo que nunca antes habían sentido: miedo. La Música de los Ainur que comenzara hacía incontables edades llegaba a su fin y los Valar debían prepararse para la peor de las batallas que les era desconocida de cómo sería: la Dagor Dagorath.
-¿Quiero hablar con Irmo?- dijo Namo.
Irmo salió de detrás de los otros Valar y se le acercó y se agachó a su lado.
- ¿Qué pasa hermano?- le preguntó bondadosamente.
- ¿Has tenido alguna Visión?
- No- dijo, mas se quedó largo rato pensando y después dijo:- ...Ahora que los dices...sí, una, hace poco, pero muy vaga y sin secuencia.
- Cuéntamela.
Irmo trató de recordar.
- Bueno...mmm.. hay una familia de nueve miembros, de la raza de los hombres, una casa de dos pisos, un lugar entre montañas y un volcán hermoso en el fondo..., dos Elfos... y de pronto veo el rostro de Elassar, el rey de Gondor, veo el brillo de las estrellas en los ojos de los miembros de esa familia... la visión cambia...un hombre de cabellos negros, tez blanca y ojos grises con una espada negra... Tulkas en medio y Eonwë a su lado, luchando con un horrible monstruo. Pero Veo muchos Silmarils y también el Silmaril que Eärendil sostiene en la mano en lo alto del cielo. En eso el sol se une a...- la voz se le quebró y todos los Valar y Maiar quedaron en suspenso -... a Laurelin y luego la luna a Telperion... Y... ¡No! Melkor está a un lado de Yavanna- Yavanna abrió los ojos asustada – y Melkor dice: “Ahora el primogénito es Laurelin, el amado de los Hombres, símbolo del dominio eterno de los Hombres”.
Manwë suspiró y puso su mano sobre el hombro de Irmo y Varda hizo lo mismo y luego el resto de los Valar.
- Que sea la voluntad de Eru. Nuestro dominio pasa ya y comienza el de los Hombres aún en la Tierra de Aman- dijo Ulmo.
Roberto se sentía defraudado. Había dejado a su esposa e hijos por su sueño y ahora que ese sueño se había cumplido pensó que había sido vano. En la roca, en caracteres Vaduinos estaba escrito:
A Tourd, el Señor de lo Profundo,
de los Arnûm.
Eso era el famoso leg...
A Tourd, el Señor de lo Profundo,
de los Arnûm.
Eso era el famoso leg...
#1 Respondiendo a: Ovix
Hola, soy nuevo pero muy aficionado a la obra de Tolkien y pues me he leido y releido el Silmarillion y pues como vivo en una comunidad pequeña me es dificila hayr los otros libros de Tolkien, además del Señor y el Silmarillion. Bueno, quería compartir con ustedes un escrito sobre la Última Batalla...
Cual es tu objetivo?
Perdon si no entiendo, pero cual es el propósito de este post?
Perdon si no entiendo, pero cual es el propósito de este post?
Nunca llamé Lúthien a Edith, pero ella fue la fuente de la historia que con el tiempo se convirtió en la parte principal del Silmarillion. Fue concebida por primera vez en el claro de un pequeño bosque lleno de cicuta en Yorkshire. En aquellos días tenía negros cabellos resplandecientes, la piel cla...
#2 Respondiendo a: aikanáro anárion
Cual es tu objetivo?
Perdon si no entiendo, pero cual es el propósito de este post?
Respecto al objetivo
Supongo que el amigo Ajo quería saludar a todos los Fenómenos que por aquí paseamos de vez en cuando. En es aspecto, bienvenido.
En cuanto al relato, supongo que como también te comentará Adminforo, lo mejor es que lo mandes a relatos@elfenomeno.com, para que lo cuelguen.
Saludos desde Tumladen
Supongo que el amigo Ajo quería saludar a todos los Fenómenos que por aquí paseamos de vez en cuando. En es aspecto, bienvenido.
En cuanto al relato, supongo que como también te comentará Adminforo, lo mejor es que lo mandes a relatos@elfenomeno.com, para que lo cuelguen.
Saludos desde Tumladen
Con la mañana llegó la esperanza, cuando se oyeron las trompetas de Turgon, que avanzaba con el principal ejército de Gondolin; porque habían estado apostados en el sur (...) y los Gondolindrim eran fuertes y estaban vestidos de cota de malla, y avanzaban en columnas resplandecientes como ríos de ac...