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Ver tema#4 Respondiendo a: Nólë
Mi homenaje
[quote]...en el crepúsculo del otoño partió de Mithlond, hasta que los mares del Mundo curvo cayeron por debajo de él, y los vientos del cielo redondo no lo perturbaron más, y llevado sobre los altos aires por encima de las nieblas del mundo fue hacia el Antiguo Occidente, y el fin lleg...
Mi homenaje
Esta es la historia que más me gusta de "El Silmarillion"
[quote] Tiempo atrás, en la beatitud de Valinor, antes de que Melkor fuese desencadenado, o las mentiras los separaran, Fingón había tenido una estrecha amistad con Maedhros; y aunque no sabía aún que Maedhros no había olvidado el incendio de las naves, el recuerdo de la vieja amistad le atormentaba el corazón. Entonces hizo algo que siempre se recordaría entre las hazañas de los príncipes de los Noldor: solo y sin pedirle consejo a nadie se lanzó al encuentro de Maedhros; y ayudado por la oscuridad que el mismo Morgoth había extendido alrededor, llegó invisible a la fortaleza del Enemigo. Trepó muy arriba hasta las salientes de Thangorodrim, y contempló desesperado la desolación de la tierra; pero no encontró paso ni hendedura por la que pudiera entrar en la fortaleza de Morgogh. Entonces, desafiando a los Orcos, que acobardados todavía se ocultaban en las oscuras bóvedas subterráneas, tomó el arpa y cantó un canto de Valinor compuesto antaño por los Noldor, antes de que hubiera rencor entre los hijos de Finwë; y la voz de Fingón resonó en las hondonadas que hasta ese momento nada habían escuchado, excepto de miedo y de dolor.
Así encontró Fingón lo que buscaba. Porque de pronto, por encima de él, lejana y débil una voz se unió a la canción, y respondió con una llamada. Era Maedhros que cantaba en medio del tormento. Pero Fingón trepó hasta el pie del precipicio desde el que colgaba el hijo de Fëanor y no pudo seguir adelante; y lloró cuando vio la crueldad del ardid de Morgoth. Entonces Maedhros, sumido en una angustia sin esperanza, rogó a Fingón que le disparara con el arco; y Fingón sacó una flecha y tendió el arco. Y al ver que no había esperanza mejor, clamó a Manwë diciendo: -
¡Oh, Rey, a quien todos los pájaros son caros, apresura ahora esta lanza emplumada y muestra alguna piedad por los Noldor!
El ruego de Fingón obtuvo pronta respuesta. Porque Manwë, para quien todas las aves son caras y a quien éstas traen nuevas hasta Taniquetil desde la Tierra Media, había enviado a la raza de las Águilas con la orden de habitar en los riscos del norte y vigilar a Morgoth; pues Manwë aún sentía piedad por los Elfos exiliados. Y las águilas llevaban nuevas de gran parte de lo que acontecía entonces a los tristes oídos de Manwë. Ahora, mientras Fingón extendía todavía el arco, desde los aires altos descendió Thorondor, Rey de las Águilas, la más poderosa de cuantas aves haya habido, con alas de una envergadura de más de treinta brazas; y deteniendo la mano de Fingón, subió volando con él y lo transportó hasta el muro de piedra donde colgaba Maedhros. Pero Fingón no pudo aflojar la banda forjada en el infierno que sujetaba la muñeca, ni romperla, ni desprenderla de la roca. Por tanto, una vez más adolorido, Maedhros le rogó que le diera muerte; pero Fingón le cortó la mano por sobre la muñeca, y Thorondor los llevó a ambos de regreso a Mithrim
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Esta es la historia que más me gusta de "El Silmarillion"
[quote] Tiempo atrás, en la beatitud de Valinor, antes de que Melkor fuese desencadenado, o las mentiras los separaran, Fingón había tenido una estrecha amistad con Maedhros; y aunque no sabía aún que Maedhros no había olvidado el incendio de las naves, el recuerdo de la vieja amistad le atormentaba el corazón. Entonces hizo algo que siempre se recordaría entre las hazañas de los príncipes de los Noldor: solo y sin pedirle consejo a nadie se lanzó al encuentro de Maedhros; y ayudado por la oscuridad que el mismo Morgoth había extendido alrededor, llegó invisible a la fortaleza del Enemigo. Trepó muy arriba hasta las salientes de Thangorodrim, y contempló desesperado la desolación de la tierra; pero no encontró paso ni hendedura por la que pudiera entrar en la fortaleza de Morgogh. Entonces, desafiando a los Orcos, que acobardados todavía se ocultaban en las oscuras bóvedas subterráneas, tomó el arpa y cantó un canto de Valinor compuesto antaño por los Noldor, antes de que hubiera rencor entre los hijos de Finwë; y la voz de Fingón resonó en las hondonadas que hasta ese momento nada habían escuchado, excepto de miedo y de dolor.
Así encontró Fingón lo que buscaba. Porque de pronto, por encima de él, lejana y débil una voz se unió a la canción, y respondió con una llamada. Era Maedhros que cantaba en medio del tormento. Pero Fingón trepó hasta el pie del precipicio desde el que colgaba el hijo de Fëanor y no pudo seguir adelante; y lloró cuando vio la crueldad del ardid de Morgoth. Entonces Maedhros, sumido en una angustia sin esperanza, rogó a Fingón que le disparara con el arco; y Fingón sacó una flecha y tendió el arco. Y al ver que no había esperanza mejor, clamó a Manwë diciendo: -
¡Oh, Rey, a quien todos los pájaros son caros, apresura ahora esta lanza emplumada y muestra alguna piedad por los Noldor!
El ruego de Fingón obtuvo pronta respuesta. Porque Manwë, para quien todas las aves son caras y a quien éstas traen nuevas hasta Taniquetil desde la Tierra Media, había enviado a la raza de las Águilas con la orden de habitar en los riscos del norte y vigilar a Morgoth; pues Manwë aún sentía piedad por los Elfos exiliados. Y las águilas llevaban nuevas de gran parte de lo que acontecía entonces a los tristes oídos de Manwë. Ahora, mientras Fingón extendía todavía el arco, desde los aires altos descendió Thorondor, Rey de las Águilas, la más poderosa de cuantas aves haya habido, con alas de una envergadura de más de treinta brazas; y deteniendo la mano de Fingón, subió volando con él y lo transportó hasta el muro de piedra donde colgaba Maedhros. Pero Fingón no pudo aflojar la banda forjada en el infierno que sujetaba la muñeca, ni romperla, ni desprenderla de la roca. Por tanto, una vez más adolorido, Maedhros le rogó que le diera muerte; pero Fingón le cortó la mano por sobre la muñeca, y Thorondor los llevó a ambos de regreso a Mithrim
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"La vida no es justa, Bill. Contamos a nuestros hijos que lo es, pero es una maldad. No es una simple mentira, sino una mentira cruel. La vida ni es justa, ni lo ha sido, ni lo será."
William Goldman "La princesa prometida"
William Goldman "La princesa prometida"