Las puertas se abren (de nuevo) y aparece un anciano vestido de blanco que camina furioso hacia su banco. Los dos guardias que deberían escoltarle no están, solo un par de sapos que croan en el pasillo.

El abogado defensor trata de tomar la palabra, pero Gandalf le interrumpe bruscamente.

-Señoría ¡¡¡Esto es una broma!!! ¡¿Verdad?! ¡Vamos! ¿Que he hecho yo de malo?

El fiscal se levanta

-Señor Gandalf el Blanco, no es eso lo que consta en nuestros archivos. Veamos a ver, aquí se le acusa de liante; gafe; tráfico y consumo de sustancias estupefacientes; uso ilegal de explosivos; uso ilegal de alta tecnología; secuestro; corrupción de menores (hobbits); desacato a la autoridad; destrucción de la propiedad; alteración de la ortografía; peleas ilegales, asesinato con premeditación, alevosía, nocturnidad y brujería (del Gran Trasgo); robo de caballos y exceso de velocidad.

Gandalf se queda perplejo durante unos instantes. El abogado trata de hablar, pero el mago le vuelve a interrumpir.

-¡¡¡Era todo por una buena causa!!! -su voz no es lastimera sino cabreada-. Es más, si me encierran le convierto a usted, al juez, al inepto de mi abogado, a los miembros del jurado y a todo el personal de esta sala en orcos, y despues hago entrar a un batallón de Enanos bien armados. ¡¡¡Vamos, encierrenme!!!

Grandes gotas de sudor resbalan por las mejillas de todos los presentes. Al juez le tiembla la voz.

-Bien miembros del jurado ¿Que deciden?

(Mensaje original de: Midgard)