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Ver tema#172 Respondiendo a: Serke
NARRACIÓN
Por fin partimos del bosque. Era un hermoso lugar, pero prefería el bosque de Fangorn. Al principio callamos mucho, el primero en romper el silencio fue Abârmil:[quote]- Me pregunto el por qué de el rescate de el tesoro, ¿Tan valioso será, que poderes tendrán tales joyas? Aunque todos sab...
Acción
El sol se estaba ocultando ya tras el mar cuando el barco llegó al puerto. Poco me habían dicho de la misión: nuevas sombras en el Norte, huestes de orcos, dragones… Pero, había aceptado regresar, y allí estaba yo, en los Puertos Grises, de nuevo. Y allí se encontraba, Círdan, imponente, con su larga barba blanca, y sus ojos brillantes de sabiduría.
[quote]-Cosa extraña ven mis ojos, pues ningún Navío Blanco había regresado antes, en estos tiempos de hombres de allende el mar.[/quote]
Pero, más sorprendido, aún quedó al verme, con mi manto gris y mi bastón, pues exclamó.
[quote]-¡Deben ser estos cansados ojos míos, que me traicionan! Pues, a quien veo aproximarse es a Mithrandir el mago.[/quote]
Me acerqué a el sonriendo y le dije:
[quote]-Me parece que conservas mejor vista que Sorontar, tus ojos no te mienten, pues soy Olórin, aquel al que entregaras este Anillo de Fuego en tiempos lejanos.[/quote]
Largo tiempo estuvimos charlando los dos, por lo que cuando abandoné los Puertos, la Luna iluminaba mis pasos.
Estuve varias semanas viajando por la Tierra Media, con el fin de encontrar gente apropiada para la misión que se me había encomendado y, en muchos lugares se relataban las hazañas de un variopinto grupo al final de la Tercera Edad. Un día recibí un mensaje de Thranduil, en el que me decía que había reunido unos cuantos guerreros en el Bosque Verde. Por ello me decidí a ponerme en contacto, con los miembros de esta compañía de la que tanto había oído hablar, explicándoles la situación.
Habían pasado dos meses desde mi llegada a la Tierra Media. La puerta de la posada se presentaba ante mí, y un sol rojizo descendía en el horizonte. Pase dentro. Allí, encontré un grupo de elfos y montaraces encapuchados, que identifiqué como los espías de Thranduil, dos enanos, Dimasalang y Gilford, una muchacha gondoriana, que se me presentó como Sáralle, y el posadero, un hombre recio con barba como el carbón.
[quote]-Bienvenido, Mithrandir, dijo uno de los elfos. Tenemos poco tiempo, deben estar al caer. Subamos[/quote]
Una vez en la habitación, el alto elfo me explicó la información y las cosas que habían averiguado espiando en el Norte. “Complicada misión”, pensé al tiempo que encendía mi pipa. Al poco tiempo, se oyeron pasos que subían por la escalera. Llamaron a la puerta. “La puerta está abierta pasad…” contestó uno de los montaraces. Nada más abrirse, Dimas, salió corriendo hacia ella con los brazos abiertos. Un dúnadan de negra melena, al que identifique como Abârmil, le presentó a algunos de sus compañeros.
[quote] -Aquí están Serke, su primo e Inglor, un rohir, un gondoriano y un medio-elfo. Valientes y audaces, también se han unido a nuestra misión.- dijo Abârmil presentándoles.[/quote]
Dimas les comentó que no estaba solo, y todos se fijaron en mí.
[quote]-¡Peregrino Gris!, exlamó Abârmil.
- Así es maese Abârmil…- le contesté.
Después de eso le elfo volvió a contar la historia que yo ya conocía. Tras estó decidimos abandonar la posada, para no perder más tiempo. Tras un trecho, decidimos acampar, para pasar la noche. Y Abârmil, se ofreció para vigilar primero, el medio-elfo, que se llamaba Inglor, se quedaría el segundo y barin, el rohir, que llevaba una paloma mensajera, a la que había llamado Alion, vigilaría después.
Me acerqué a el orco, burzumgad, y estuve preguntándole cosas sobre su vida y el porque se había unido para luchar contra otros orcos. Además le advertí que no se fiara pues había observado que algunos de sus compañeros lo miraban de forma extraña…
Tras esto estuve toda la noche meditando y contemplando al curioso grupo que se había formado.
El sol se estaba ocultando ya tras el mar cuando el barco llegó al puerto. Poco me habían dicho de la misión: nuevas sombras en el Norte, huestes de orcos, dragones… Pero, había aceptado regresar, y allí estaba yo, en los Puertos Grises, de nuevo. Y allí se encontraba, Círdan, imponente, con su larga barba blanca, y sus ojos brillantes de sabiduría.
[quote]-Cosa extraña ven mis ojos, pues ningún Navío Blanco había regresado antes, en estos tiempos de hombres de allende el mar.[/quote]
Pero, más sorprendido, aún quedó al verme, con mi manto gris y mi bastón, pues exclamó.
[quote]-¡Deben ser estos cansados ojos míos, que me traicionan! Pues, a quien veo aproximarse es a Mithrandir el mago.[/quote]
Me acerqué a el sonriendo y le dije:
[quote]-Me parece que conservas mejor vista que Sorontar, tus ojos no te mienten, pues soy Olórin, aquel al que entregaras este Anillo de Fuego en tiempos lejanos.[/quote]
Largo tiempo estuvimos charlando los dos, por lo que cuando abandoné los Puertos, la Luna iluminaba mis pasos.
Estuve varias semanas viajando por la Tierra Media, con el fin de encontrar gente apropiada para la misión que se me había encomendado y, en muchos lugares se relataban las hazañas de un variopinto grupo al final de la Tercera Edad. Un día recibí un mensaje de Thranduil, en el que me decía que había reunido unos cuantos guerreros en el Bosque Verde. Por ello me decidí a ponerme en contacto, con los miembros de esta compañía de la que tanto había oído hablar, explicándoles la situación.
Habían pasado dos meses desde mi llegada a la Tierra Media. La puerta de la posada se presentaba ante mí, y un sol rojizo descendía en el horizonte. Pase dentro. Allí, encontré un grupo de elfos y montaraces encapuchados, que identifiqué como los espías de Thranduil, dos enanos, Dimasalang y Gilford, una muchacha gondoriana, que se me presentó como Sáralle, y el posadero, un hombre recio con barba como el carbón.
[quote]-Bienvenido, Mithrandir, dijo uno de los elfos. Tenemos poco tiempo, deben estar al caer. Subamos[/quote]
Una vez en la habitación, el alto elfo me explicó la información y las cosas que habían averiguado espiando en el Norte. “Complicada misión”, pensé al tiempo que encendía mi pipa. Al poco tiempo, se oyeron pasos que subían por la escalera. Llamaron a la puerta. “La puerta está abierta pasad…” contestó uno de los montaraces. Nada más abrirse, Dimas, salió corriendo hacia ella con los brazos abiertos. Un dúnadan de negra melena, al que identifique como Abârmil, le presentó a algunos de sus compañeros.
[quote] -Aquí están Serke, su primo e Inglor, un rohir, un gondoriano y un medio-elfo. Valientes y audaces, también se han unido a nuestra misión.- dijo Abârmil presentándoles.[/quote]
Dimas les comentó que no estaba solo, y todos se fijaron en mí.
[quote]-¡Peregrino Gris!, exlamó Abârmil.
- Así es maese Abârmil…- le contesté.
Después de eso le elfo volvió a contar la historia que yo ya conocía. Tras estó decidimos abandonar la posada, para no perder más tiempo. Tras un trecho, decidimos acampar, para pasar la noche. Y Abârmil, se ofreció para vigilar primero, el medio-elfo, que se llamaba Inglor, se quedaría el segundo y barin, el rohir, que llevaba una paloma mensajera, a la que había llamado Alion, vigilaría después.
Me acerqué a el orco, burzumgad, y estuve preguntándole cosas sobre su vida y el porque se había unido para luchar contra otros orcos. Además le advertí que no se fiara pues había observado que algunos de sus compañeros lo miraban de forma extraña…
Tras esto estuve toda la noche meditando y contemplando al curioso grupo que se había formado.
Mithrandir, Mithrandir, cantaban los elfos, ¡oh Peregrino Gris!. Pues así les gustaba llamarlo.
Soy la espada en la oscuridad. Soy el vigilante del Muro. Soy el fuego que arde contra el frío, la luz que trae el amanecer, el cuerno que despierta a los durmientes, el escudo qu...
Soy la espada en la oscuridad. Soy el vigilante del Muro. Soy el fuego que arde contra el frío, la luz que trae el amanecer, el cuerno que despierta a los durmientes, el escudo qu...