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Ver tema#468 Respondiendo a: barin-de-rohan
Acción
Escalava con poca habilidad siguiendo al Primo de Serke, buscando escapar como fuese posible de los cuernos y el sonido aterrorisador de los pasos de aquellos uruks dispuestos a todo.
Despues de un tramo complejo por el poco agarre llegé a una meseta que dejaba enfrente un túnel con muy...
Acción
Hubo un acuerdo y nos pusimos en marcha detrás del hábil orco que ahora ascendía con admirable maña por la caverna.
Yo ascendía entre los últimos, intranquilo, mirando repetidas veces al vacío por donde ascendía el estruendoso rugir de mil voces desgarradoras y cada vez más próximas. Pero tan solo veía el negro suelo de la caverna alejándose a cada paso que dábamos, y la silueta del buen Rúmil, en el que era fácil percibir la ligereza de los pies de su pueblo, pues ascendía rápido pero no sin prudencia.
Entre las numerosas y picudas rocas que más de una vez amagaron caerse, encontramos el bendito túnel, que quizá nos llevaría lejos de aquél griterío que aún era audible. No obstante, aquella cavidad rocosa no tardó en tornarse angosta y dificultosa de transitar. Yo, palpaba las paredes por si en ellas hallaba alguna fisura o grieta que condujera a un camino más amplio, o al menos un camino por el cual se pudiera avanzar, pues la marcha se hacía lenta y pausada. El atento Burzumgad nos alertaba de los obstáculos, pues era él quien gozaba de mejor vista en aquella oscuridad tan densa.
[quote]– Doblemos a la derecha ¡cuidado con las paredes! ¡las malditas están llenas de salientes afiladas!
[/quote]
A pesar de los continuos, aunque oportunos avisos del orco, tuve la mala suerte de rasgarme los brazos repetidas veces. Dimas y Gilford eran los únicos que no se sentían tan a disgusto como el resto, pues hacían comentarios entre ellos que yo no llegaba a escuchar.
[quote]-¡Cuidado con el techo!- Dijo la voz del orco, que avisaba desde la oscuridad.[/quote]
Acto seguido, me encorvé hasta casi rozar mis rodillas con la frente. Mas me pareció distinguir la silueta de Abârmil justo delante de mí, entre sombras sinuosas (parecía que algo de luz ya llegaba) y este no se encorvo. ¿No lo habría escuchado? Efectivamente, el estrépito de la cabeza del Dúnadan impactando con la roca resonó con considerable eco en el abismo que teníamos a nuestras espaldas.
[quote]-¡Por todos los valar y valier! ¿Cómo es posible que no haya oído el aviso de Burzumgad?- decía yo arrodillándome hacia el montaraz que se había desplomado como si se le hubiése escapado el alma del cuerpo.
-Tiene el rostro bañado en sangre- Dijo alguien que también se arrodillaba y palpaba con delicadeza el rostro de Abârmil, por el tono supuse que era Gandalf.
-Ya estoy bien compañeros, ayudadme a levantarme, no hay tiempo que perder...-Dijo dispuesto el malherido montaraz.
-Mi buen Abârmil, buena pedrada te has dado... Aún estás aturdido. Así, no tardarás en chocar otra vez, que mi hombro te sirva de apoyo, y si ves necesaria una pausa, dilo.
[/quote]
Así pues, el malparado dúnadan, se sirvió de mi hombro para continuar la marcha que tan indeseable se volvía.
Instantes despues, el pasadizo volvía a ensancharse y el paso se hacía más cómodo, una brillante luz asomaba al final del túnel. Mas, ay! Cómo hubiera preferido no asomar nunca por aquella salida....
Bajo el acantilado que ahora caía ante nuestros pies, millares de voces arremolinadas en una densa marea de armaduras oxidadas y escudos mellados se alzaban imponentes, invadiendo hasta el último centímetro de todo el paisaje que se mostraba ante nuestras aturdidas miradas. Varios miles de botas de hierro sonaban al unísono, a la par que muchos chasquidos de látigos. Interminables filas de orcos y uruks avanzaban por lo que parecía el cauce de un río que no hace mucho cruzaba por ahí, a juzgar por el barro en el que chapoteaba aquél ejército... "¿Decenas, centenares?? ¡¡Al menos hay varios millares aquí reunidos!!" pensé, atónito.
El resto de la compañía tampoco parecía salir de su estupefacción.
[quote]- ¡Abârmil, tienes el rostro bañado en sangre! - dijo Dimas preocupado.
- No me gusta el aspecto de esa herida - comentó Rúmil-, estás perdiendo demasiada sangre.
- Pero no podemos curarte ahora, ¡Deprisa! ¡Volvamos al túnel! ¡Si nos ven estamos perdidos!- dijo Serke [/quote]
Nadie se opuso a la decisión del rohir, que actuó rápidamente y sin vacilar se puso en marcha, y el resto, tras él.
Al salir de aquella caverna que maldeciré por toda la eternidad, Rúmil, bastante experimentado en la medicina, y yo, tratamos de aliviar al montaraz, que parecía estar sumido en el más profundo de los sueños, y apenas respiraba. Tras unos incómodos minutos Abârmil parecía volver en sí, aunque me percibí cierta melancolía en el brillo de sus ojos. Serke y su primo, ataron a Abârmil por la cintura.
[quote]-No veo conveniente que Abârmil continúe al frente, alguien debería ir con Burzumgad- Dijo el primo del rohir.
-Ire yo, durante toda mi vida he conocído a muchos montarazes y aprendido de ellos ténicas de rastreo, creo que podré- Dije, aunque no pensaba estar a la altura de Burzumgad, quien apenas aparentaba fatiga alguna, a pesar del rápido paso que habíamos mantenido en la huída de la cueva.[/quote]
Barin llevaba a Alion envuelta y atada al carcaj, para disponer de las dos manos. Sárelle hablaba con Gandalf sobre qué rumbo tomar ahora, los enanos conversaban en su lengua sentados sobre una roca. Toda la compañia tenía aún presente la aterradora escena que habíamos presenciado no hacía ni una hora...
Acordamos continuar la ascensión, el temporal había amainado y Burzumgad se apoyaba en la primera roca cuando me dijo:
[quote]-¿Difícil ascensión para ti, amigo?
- Si lo hace un orco ¿Por qué no podrá un medio elfo? – Respondí guiñándole un ojo.[/quote]
Hubo un acuerdo y nos pusimos en marcha detrás del hábil orco que ahora ascendía con admirable maña por la caverna.
Yo ascendía entre los últimos, intranquilo, mirando repetidas veces al vacío por donde ascendía el estruendoso rugir de mil voces desgarradoras y cada vez más próximas. Pero tan solo veía el negro suelo de la caverna alejándose a cada paso que dábamos, y la silueta del buen Rúmil, en el que era fácil percibir la ligereza de los pies de su pueblo, pues ascendía rápido pero no sin prudencia.
Entre las numerosas y picudas rocas que más de una vez amagaron caerse, encontramos el bendito túnel, que quizá nos llevaría lejos de aquél griterío que aún era audible. No obstante, aquella cavidad rocosa no tardó en tornarse angosta y dificultosa de transitar. Yo, palpaba las paredes por si en ellas hallaba alguna fisura o grieta que condujera a un camino más amplio, o al menos un camino por el cual se pudiera avanzar, pues la marcha se hacía lenta y pausada. El atento Burzumgad nos alertaba de los obstáculos, pues era él quien gozaba de mejor vista en aquella oscuridad tan densa.
[quote]– Doblemos a la derecha ¡cuidado con las paredes! ¡las malditas están llenas de salientes afiladas!
[/quote]
A pesar de los continuos, aunque oportunos avisos del orco, tuve la mala suerte de rasgarme los brazos repetidas veces. Dimas y Gilford eran los únicos que no se sentían tan a disgusto como el resto, pues hacían comentarios entre ellos que yo no llegaba a escuchar.
[quote]-¡Cuidado con el techo!- Dijo la voz del orco, que avisaba desde la oscuridad.[/quote]
Acto seguido, me encorvé hasta casi rozar mis rodillas con la frente. Mas me pareció distinguir la silueta de Abârmil justo delante de mí, entre sombras sinuosas (parecía que algo de luz ya llegaba) y este no se encorvo. ¿No lo habría escuchado? Efectivamente, el estrépito de la cabeza del Dúnadan impactando con la roca resonó con considerable eco en el abismo que teníamos a nuestras espaldas.
[quote]-¡Por todos los valar y valier! ¿Cómo es posible que no haya oído el aviso de Burzumgad?- decía yo arrodillándome hacia el montaraz que se había desplomado como si se le hubiése escapado el alma del cuerpo.
-Tiene el rostro bañado en sangre- Dijo alguien que también se arrodillaba y palpaba con delicadeza el rostro de Abârmil, por el tono supuse que era Gandalf.
-Ya estoy bien compañeros, ayudadme a levantarme, no hay tiempo que perder...-Dijo dispuesto el malherido montaraz.
-Mi buen Abârmil, buena pedrada te has dado... Aún estás aturdido. Así, no tardarás en chocar otra vez, que mi hombro te sirva de apoyo, y si ves necesaria una pausa, dilo.
[/quote]
Así pues, el malparado dúnadan, se sirvió de mi hombro para continuar la marcha que tan indeseable se volvía.
Instantes despues, el pasadizo volvía a ensancharse y el paso se hacía más cómodo, una brillante luz asomaba al final del túnel. Mas, ay! Cómo hubiera preferido no asomar nunca por aquella salida....
Bajo el acantilado que ahora caía ante nuestros pies, millares de voces arremolinadas en una densa marea de armaduras oxidadas y escudos mellados se alzaban imponentes, invadiendo hasta el último centímetro de todo el paisaje que se mostraba ante nuestras aturdidas miradas. Varios miles de botas de hierro sonaban al unísono, a la par que muchos chasquidos de látigos. Interminables filas de orcos y uruks avanzaban por lo que parecía el cauce de un río que no hace mucho cruzaba por ahí, a juzgar por el barro en el que chapoteaba aquél ejército... "¿Decenas, centenares?? ¡¡Al menos hay varios millares aquí reunidos!!" pensé, atónito.
El resto de la compañía tampoco parecía salir de su estupefacción.
[quote]- ¡Abârmil, tienes el rostro bañado en sangre! - dijo Dimas preocupado.
- No me gusta el aspecto de esa herida - comentó Rúmil-, estás perdiendo demasiada sangre.
- Pero no podemos curarte ahora, ¡Deprisa! ¡Volvamos al túnel! ¡Si nos ven estamos perdidos!- dijo Serke [/quote]
Nadie se opuso a la decisión del rohir, que actuó rápidamente y sin vacilar se puso en marcha, y el resto, tras él.
Al salir de aquella caverna que maldeciré por toda la eternidad, Rúmil, bastante experimentado en la medicina, y yo, tratamos de aliviar al montaraz, que parecía estar sumido en el más profundo de los sueños, y apenas respiraba. Tras unos incómodos minutos Abârmil parecía volver en sí, aunque me percibí cierta melancolía en el brillo de sus ojos. Serke y su primo, ataron a Abârmil por la cintura.
[quote]-No veo conveniente que Abârmil continúe al frente, alguien debería ir con Burzumgad- Dijo el primo del rohir.
-Ire yo, durante toda mi vida he conocído a muchos montarazes y aprendido de ellos ténicas de rastreo, creo que podré- Dije, aunque no pensaba estar a la altura de Burzumgad, quien apenas aparentaba fatiga alguna, a pesar del rápido paso que habíamos mantenido en la huída de la cueva.[/quote]
Barin llevaba a Alion envuelta y atada al carcaj, para disponer de las dos manos. Sárelle hablaba con Gandalf sobre qué rumbo tomar ahora, los enanos conversaban en su lengua sentados sobre una roca. Toda la compañia tenía aún presente la aterradora escena que habíamos presenciado no hacía ni una hora...
Acordamos continuar la ascensión, el temporal había amainado y Burzumgad se apoyaba en la primera roca cuando me dijo:
[quote]-¿Difícil ascensión para ti, amigo?
- Si lo hace un orco ¿Por qué no podrá un medio elfo? – Respondí guiñándole un ojo.[/quote]
-Si, es cierto- dijo la primera Voz. -Creo que deberíamos dar un nombre a esa comarca. ¿Cual sugiere?
- El Maletero se encargó de ello hace ya algún tiempo- dijo la segunda voz. - El tren de Niggle-Parish está a punto de salir: eso es lo que ha venido gritando durante años. Niggle-Parish. Le...
- El Maletero se encargó de ello hace ya algún tiempo- dijo la segunda voz. - El tren de Niggle-Parish está a punto de salir: eso es lo que ha venido gritando durante años. Niggle-Parish. Le...