Ver publicación (Hey, ¿no continuamos la partida?)
Ver tema#4 Respondiendo a: Findon
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De acuerdo, continuaremos aquí, tienes razón Leandro. Bueno, pues ahora colgaré en breve la narración, además al comenzar otro tema se hará menos lioso postear al haber menos mensajes, obviamente.
Lo dicho, ahora pondre la narración.
Gracias y un saludo.
Narración 19
Al despuntar el alba, todos recogieron los enseres y, todavía incómodos por la humedad de la lluvia que les había estado empapando durante toda la noche, montaron en los caballos y continuaron con la ruta. Los lobos muertos yacían todavía en el suelo, y despedían un nauseabundo olor que atraía a las aves carroñeras. No tardaron mucho en alejarse y continuar de nuevo por el camino empedrado que debían seguir para llegar a Gondor. Avanzaban sin forzar a los caballos, al menos durante ese día, si bien luego aceleraron la marcha. El largo y adoquinado camino parecía perderse en el horizonte y no acabar nunca, pero poco a poco iban dejando atrás las millas casi sin darse cuenta. Poco a poco los elevados picos de las Montañas Nubladas comenzaron a hacerse más nítidos, lo que les animó, ya que era una prueba significativa de que recortaban distancia. Los lobos no volvieron a dar problemas, y el grupo recorría el camino ahora más tranquilo pero sin pausa. La lluvia se producía a ráfagas aunque no les jugaba malas pasadas y era soportable. De noche acampaban en algún lugar que pudiera ofrecer refugio, por mínimo que fuese, aunque los guardias no volvieron a dar voz de alarma. El camino seguía acercándoles a las faldas de las Montañas Nubladas y tras varios días ya veían como la cordillera se elevaba imponente ante ellos, a poca distancia. Pero no se desviaron del camino, ya que debían pasar por los vados del Isen, por la orilla norte y continuar dirección este.
Las provisiones, racionadas, no escaseaban, aunque lo que si escaseaba era el líquido. Por el agua no había problema, ya que se abastecían en algún riachuelo o pequeño lago que encontraban, pero bebidas como la cerveza o el ron se habían terminado, y esto alteraba el humor de los que apreciaban esta clase de bebida, aunque no en exceso.
-La abstinencia es muy mala –se reía Aravir al ver como Ulbar daba la vuelta a su cantimplora para comprobar si había todavía algo. Pero Ulbar casi siempre solía responder con una sonrisa sarcástica:
-Espero que Gondor esté tan bien provisto de bebida de buena calidad, tal y como recuerdo – decía con un aire un tanto soñador, lo que provocaba las risas de todos.
Los caballos habían demostrado gran aguante hasta ahora, y no les defraudaban, porque parecía que sabían que debían ayudar a cumplir la misión encomendada a quienes les montaban. La noticia del ataque de Angmar a Fornost ya era en ellos casi un vago recuerdo del pasado, pero en Gondor obviamente no era conocida y si aún quedaba esperanza debían avisar al reino del Sur para que ayudaran a sus hermanos.
Los días continuaban avanzando y poco a poco atravesaron el paso que separaba las Montañas Nubladas de las Montañas Blancas, sin en ningún momento dejar el susodicho camino de piedra. Todavía quedaba para llegar pero estaban cada vez más cerca…
Al despuntar el alba, todos recogieron los enseres y, todavía incómodos por la humedad de la lluvia que les había estado empapando durante toda la noche, montaron en los caballos y continuaron con la ruta. Los lobos muertos yacían todavía en el suelo, y despedían un nauseabundo olor que atraía a las aves carroñeras. No tardaron mucho en alejarse y continuar de nuevo por el camino empedrado que debían seguir para llegar a Gondor. Avanzaban sin forzar a los caballos, al menos durante ese día, si bien luego aceleraron la marcha. El largo y adoquinado camino parecía perderse en el horizonte y no acabar nunca, pero poco a poco iban dejando atrás las millas casi sin darse cuenta. Poco a poco los elevados picos de las Montañas Nubladas comenzaron a hacerse más nítidos, lo que les animó, ya que era una prueba significativa de que recortaban distancia. Los lobos no volvieron a dar problemas, y el grupo recorría el camino ahora más tranquilo pero sin pausa. La lluvia se producía a ráfagas aunque no les jugaba malas pasadas y era soportable. De noche acampaban en algún lugar que pudiera ofrecer refugio, por mínimo que fuese, aunque los guardias no volvieron a dar voz de alarma. El camino seguía acercándoles a las faldas de las Montañas Nubladas y tras varios días ya veían como la cordillera se elevaba imponente ante ellos, a poca distancia. Pero no se desviaron del camino, ya que debían pasar por los vados del Isen, por la orilla norte y continuar dirección este.
Las provisiones, racionadas, no escaseaban, aunque lo que si escaseaba era el líquido. Por el agua no había problema, ya que se abastecían en algún riachuelo o pequeño lago que encontraban, pero bebidas como la cerveza o el ron se habían terminado, y esto alteraba el humor de los que apreciaban esta clase de bebida, aunque no en exceso.
-La abstinencia es muy mala –se reía Aravir al ver como Ulbar daba la vuelta a su cantimplora para comprobar si había todavía algo. Pero Ulbar casi siempre solía responder con una sonrisa sarcástica:
-Espero que Gondor esté tan bien provisto de bebida de buena calidad, tal y como recuerdo – decía con un aire un tanto soñador, lo que provocaba las risas de todos.
Los caballos habían demostrado gran aguante hasta ahora, y no les defraudaban, porque parecía que sabían que debían ayudar a cumplir la misión encomendada a quienes les montaban. La noticia del ataque de Angmar a Fornost ya era en ellos casi un vago recuerdo del pasado, pero en Gondor obviamente no era conocida y si aún quedaba esperanza debían avisar al reino del Sur para que ayudaran a sus hermanos.
Los días continuaban avanzando y poco a poco atravesaron el paso que separaba las Montañas Nubladas de las Montañas Blancas, sin en ningún momento dejar el susodicho camino de piedra. Todavía quedaba para llegar pero estaban cada vez más cerca…
"La vida tiene el sentido que nosotros le damos y en ello reside la grandeza del hombre" -Friedrich Nietszche.