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Ver tema#24 Respondiendo a: ulbar
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Tras haber cabalgado durante otra larga jornada, al fin llega el anochecer y con el el merecido descanso. Yo he estado tratando de enseñar algo de cultura general a mis compañeros por que, me parece a mi, que lo necesitan. Decdidimos acampar a un lado del camino en medio de las onduladas y c...
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-Para que veáis el antiguo poderío de los reinos de Arnor y Gondor. Este camino está hecho con piedra tallada por los canteros de Númeror… - explicaba Ulbar
Así entre aquellas explicaciones continuábamos el viaje monótono por el camino empedrado hacia Gondor. La verdad es que gracias a eso el grupo se mantenía entretenido, aunque a todos nos extrañaba ver a al soldado Gondoriano explicar las cosas con tanta seriedad, ¿sería otro efecto de la abstemia?
A la caída del sol nos dispusimos hacer otro alto al lado del camino para descansar.
-Y no debemos olvidar, que fue por aquí mismo en donde las fuerzas del Almirante Cinyaher derrotaron definitivamente a Sauron en la anterior edad. Ya sabéis, cuando al listo del nieto de Feanor, Celebrimbor,……- seguía hablando Ulbar mientras preparábamos el campamento.
- Y cuando lleguemos a Gondor, ¿también nos explicará todo el origen de la ciudad?.- comentó Findon por la bajo al tiempo que preparaba una hoguera, ya que la lluvia nos había dado otro respiro.
- No lo creo- intervino en ese momento Aravir acercándose.- pero seguramente si nos explicara el origen de todas y cada una de las tabernas que hay en la ciudad.
Esto provoco una risilla baja de los tres, incluido Ibaldoin que escuchaba ambas cosas.
Una vez que los caballos estuvieron desensillados, todos nos sentamos alrededor de la hoguera. La conversación continuó mientras comíamos parte de las raciones de viaje hasta que de pronto los caballos se agitaron asustados. Aravir, findon y yo nos levantamos para calmarlos y fueron ambos montaraces quienes comenzaron a otear los alrededores alerta. No parecía haber nada, de modo que volvimos hacia la hoguera. En ese momento los tres distinguimos una figura que se acerca a la espalda de Ulbar y el enano enjoyado. La reacción es inmediata y empuñamos las armas ante la mirada extraña de nuestros dos compañeros que aún no se han percatado de nada.
- ¡Quieto ahí!.- gritó Aravir advirtiendo ala figura. Fue entonces cuando Ulbar e Ibaldoin se giraron y se pusieron en guardia.
La figura se había detenido a escasos pasos de la hoguera y las llamas iluminaron el rostro de un elfo. Este levantó los brazos en un gesto tranquilizador y dijo:
- No os alarméis. No hay peligro alguno en millas a la redonda. Permitidme que me presente: mi nombre es Amroth Ciryanar.
Ulbar fue el primero en saludar y en ofrecer un sitio junto a la hoguera. Los demás bajamos nuestras armas. No era nada personal, pero después de todo lo pasado nunca se debía bajar la guardia. En otro comentario del soldado de Gondor sobre el alcohol yo suspiro impaciente. Aunque no era de extrañar. Finalmente todos ocupamos de nuevo nuestro sitio en la hoguera. ¿Por que no? Siempre era grato escuchar una nueva historia de otro viajero.
-Para que veáis el antiguo poderío de los reinos de Arnor y Gondor. Este camino está hecho con piedra tallada por los canteros de Númeror… - explicaba Ulbar
Así entre aquellas explicaciones continuábamos el viaje monótono por el camino empedrado hacia Gondor. La verdad es que gracias a eso el grupo se mantenía entretenido, aunque a todos nos extrañaba ver a al soldado Gondoriano explicar las cosas con tanta seriedad, ¿sería otro efecto de la abstemia?

A la caída del sol nos dispusimos hacer otro alto al lado del camino para descansar.
-Y no debemos olvidar, que fue por aquí mismo en donde las fuerzas del Almirante Cinyaher derrotaron definitivamente a Sauron en la anterior edad. Ya sabéis, cuando al listo del nieto de Feanor, Celebrimbor,……- seguía hablando Ulbar mientras preparábamos el campamento.
- Y cuando lleguemos a Gondor, ¿también nos explicará todo el origen de la ciudad?.- comentó Findon por la bajo al tiempo que preparaba una hoguera, ya que la lluvia nos había dado otro respiro.
- No lo creo- intervino en ese momento Aravir acercándose.- pero seguramente si nos explicara el origen de todas y cada una de las tabernas que hay en la ciudad.
Esto provoco una risilla baja de los tres, incluido Ibaldoin que escuchaba ambas cosas.
Una vez que los caballos estuvieron desensillados, todos nos sentamos alrededor de la hoguera. La conversación continuó mientras comíamos parte de las raciones de viaje hasta que de pronto los caballos se agitaron asustados. Aravir, findon y yo nos levantamos para calmarlos y fueron ambos montaraces quienes comenzaron a otear los alrededores alerta. No parecía haber nada, de modo que volvimos hacia la hoguera. En ese momento los tres distinguimos una figura que se acerca a la espalda de Ulbar y el enano enjoyado. La reacción es inmediata y empuñamos las armas ante la mirada extraña de nuestros dos compañeros que aún no se han percatado de nada.
- ¡Quieto ahí!.- gritó Aravir advirtiendo ala figura. Fue entonces cuando Ulbar e Ibaldoin se giraron y se pusieron en guardia.
La figura se había detenido a escasos pasos de la hoguera y las llamas iluminaron el rostro de un elfo. Este levantó los brazos en un gesto tranquilizador y dijo:
- No os alarméis. No hay peligro alguno en millas a la redonda. Permitidme que me presente: mi nombre es Amroth Ciryanar.
Ulbar fue el primero en saludar y en ofrecer un sitio junto a la hoguera. Los demás bajamos nuestras armas. No era nada personal, pero después de todo lo pasado nunca se debía bajar la guardia. En otro comentario del soldado de Gondor sobre el alcohol yo suspiro impaciente. Aunque no era de extrañar. Finalmente todos ocupamos de nuevo nuestro sitio en la hoguera. ¿Por que no? Siempre era grato escuchar una nueva historia de otro viajero.
"He gleams like a star
And the sound of his horn´s
Like a raging storm
Proudly the high lord
Challenges the doom
Lord of slaves he cries"
"No queda sino batirse"- Quevedo y Villejas
And the sound of his horn´s
Like a raging storm
Proudly the high lord
Challenges the doom
Lord of slaves he cries"
"No queda sino batirse"- Quevedo y Villejas