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Ver tema#32 Respondiendo a: Aravir
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Seguramente el Gondoriano tenia razon, el viaje en barco seria mas divertido una proxima vez... pero un momento, Aravir un marinero? pero si ni siquiera se me da bien eso de la pesca... solo se que camino y camino mucho, y se me da bien el caminar... casi sin darme cuenta digo por lo bajo
-...
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Me aburría y me entretenía mirando el paisaje, aunque oyendo de vez en cuando algunos de los comentarios de los compañeros.
-¡Animo compañeros!.-nos animaba Ulbar. - Realmente, estamos en Gondor desde que cruzamos el vado del Isen. La proxima vez, haremos el viaje en barco o bien, seguiremos por el sur siguiendo la costa de Anfalas.
¿En barco? En mi vida había navegado, sería todo un espectáculo viéndome mantener la estabilidad en uno de esos cascarones. Bueno, ya se verá, me dije y me encogí de hombros.
Continuamos durante otros dos días y al fin vimos a lo lejos Minas Anor, la Torre del Sol. Era curioso ver la torre que sobresalía de la ciudad como si fuera una espina blanca. Seguimos galopando y pronto llegamos a las majestuosas puertas de la ciudad, donde nadie nos impide el paso, pero al ser un grupo de tan diversas razas, la mayoría de los ciudadanos nos miran un poco extrañados. La ciudad se organizaba en niveles, lo que era muy útil en caso de asalto, y poco a poco fuimos subiendo y subiendo hasta que nos encontramos en el último nivel, y encomendamos la tarea de cuidar a nuestros fieles caballos a unos mozos de cuadra que encontramos en un establo cercano. Luego nos dirigmos hacia las estancias de los reyes, pero nos detienen unos guardias vestidos de negro y con el emblema del árbol blanco en el pecho.
-¿Que es lo que quereis?. Pues he aqui que estais en la antesala de los reyes. Esta es su ciudad y debeis saber, que no todo el mundo es bienvenido aqui. –dice uno con voz solemne y un tanto altanero.
-Has de saber, que todos somos guerreros de los pueblos libres. Y que una mision nos ha conducido ante las puertas de los hijos de Anarion. Llevadnos a ver al Rey. Pues hemos de informar de la caida de Fornost y la ruina de Arthedain. –replico yo ante el desplante del guarda lo más educado que puedo.
El guarda se va y al volver nos indica que le sigamos. Subimos a un patio en el que observo un árbol blanco en el centro. Sería este del que tanto se había oído hablar,que fuera traído desde Númeror. Seguí mirando el árbol incluso torciendo la cabeza mientras seguía andando hacia las estancias del rey, hasta que Namsis se dio cuenta y me dio una pequeña colleja.
-Menos mal qe no ha sido con la vara –le digo sonriendo.
Las puertas que daban al salón del trono se abren y se descubre una amplia nave con estatuas de los antiguos reyes de Gondor a los flancos, pero atrae más mi atención el rey, que acompañado por varias personas, se halla sentado en su trono. Finalmente llegamos y el rey es el primero en hablar:
-Hablad, decidme como se hallan mis parientes Arvedui, Firiel, su reina hija de Ondoher y su hijo, el principe Aranrath. Pues ya he intentado obtener noticias por otros medios. Pero he aqui que solo el silencio surge de la que todo lo ve.
Tras esto, Ulbar se gira y nos pregunta:
-¿Quién empieza?
Todos miramos al suelo, parece qe nadie tiene mucha gana de hablar.
-Pues ya que estás puesto Ulbar… -le digo a Ulbar por lo bajini. Pero de algún lado suena la voz de Aravir:
-Ya Findon, tu eres nuestro lider.Rapido, no queremos que el rey se enfade por tardar tanto, no olvides mencionar el escape del rey.
Y me da un empujón suave pero que me lleva junto a Ulbar al frente del grupo. Me entran los nervios pero para disimular me quito la capucha, que estoy ante un rey
. Con la mano me aliso un poco el pelo y me aclaro la voz:
-Majestad, seré breve. Somos testigos de que el Rey Brujo de Angmar ha tomado Fornost, la capital del reino, de hecho somos partícipes de la batalla. Por fortuna el rey escapó, aunque no sabemos de su paradero, pues nos separamos de él durante la huida. Venimos a pedir auxilio desde Mithlond, donde se nos encomendó la tarea de alertar al reino de Gondor. –tras la parrafada me callo y espero la reacción del rey. Su cara parece preocupada, y algunos de sus consejeros le susurran al oído. Luego de nuevo habló, con un tono preocupado pero decidido:
-Malas nuevas son estas, en verdad, sin embargo debemos ayudar a nuestros hermanos, a nuestros parientes. El camino por tierra puede ser largo y tedioso, prepararemos la flota. Eärnur –se dirigió a un joven corpulento junto a él -, hijo mío, te encomiendo la tarea de derrotar al enemigo en el norte. –Luego de nuevo se dirigió a nosotros. – Sabed que vuestra hazaña será recordada, pues si esta noticia no nos hubiera llegado, Angmar se habría hecho cada vez más fuerte y frenar su asolación sería casi imposible entonces. Os muestro mi gratitud. Podéis iros, y sabed que a nuestras tropas no les vendrían mal algunos valientes como vosotros.
Tras esto nos marchamos, ahora con la promesa de otra batalla.
-Esto hay que celebrarlo, vamos, conozco una taberna excelente –decía Ulbar lleno de júbilo y relamiéndose ante la oportunidad de agotar las existencias de cerveza de alguna taberna.
Me aburría y me entretenía mirando el paisaje, aunque oyendo de vez en cuando algunos de los comentarios de los compañeros.
-¡Animo compañeros!.-nos animaba Ulbar. - Realmente, estamos en Gondor desde que cruzamos el vado del Isen. La proxima vez, haremos el viaje en barco o bien, seguiremos por el sur siguiendo la costa de Anfalas.
¿En barco? En mi vida había navegado, sería todo un espectáculo viéndome mantener la estabilidad en uno de esos cascarones. Bueno, ya se verá, me dije y me encogí de hombros.
Continuamos durante otros dos días y al fin vimos a lo lejos Minas Anor, la Torre del Sol. Era curioso ver la torre que sobresalía de la ciudad como si fuera una espina blanca. Seguimos galopando y pronto llegamos a las majestuosas puertas de la ciudad, donde nadie nos impide el paso, pero al ser un grupo de tan diversas razas, la mayoría de los ciudadanos nos miran un poco extrañados. La ciudad se organizaba en niveles, lo que era muy útil en caso de asalto, y poco a poco fuimos subiendo y subiendo hasta que nos encontramos en el último nivel, y encomendamos la tarea de cuidar a nuestros fieles caballos a unos mozos de cuadra que encontramos en un establo cercano. Luego nos dirigmos hacia las estancias de los reyes, pero nos detienen unos guardias vestidos de negro y con el emblema del árbol blanco en el pecho.
-¿Que es lo que quereis?. Pues he aqui que estais en la antesala de los reyes. Esta es su ciudad y debeis saber, que no todo el mundo es bienvenido aqui. –dice uno con voz solemne y un tanto altanero.
-Has de saber, que todos somos guerreros de los pueblos libres. Y que una mision nos ha conducido ante las puertas de los hijos de Anarion. Llevadnos a ver al Rey. Pues hemos de informar de la caida de Fornost y la ruina de Arthedain. –replico yo ante el desplante del guarda lo más educado que puedo.
El guarda se va y al volver nos indica que le sigamos. Subimos a un patio en el que observo un árbol blanco en el centro. Sería este del que tanto se había oído hablar,que fuera traído desde Númeror. Seguí mirando el árbol incluso torciendo la cabeza mientras seguía andando hacia las estancias del rey, hasta que Namsis se dio cuenta y me dio una pequeña colleja.
-Menos mal qe no ha sido con la vara –le digo sonriendo.
Las puertas que daban al salón del trono se abren y se descubre una amplia nave con estatuas de los antiguos reyes de Gondor a los flancos, pero atrae más mi atención el rey, que acompañado por varias personas, se halla sentado en su trono. Finalmente llegamos y el rey es el primero en hablar:
-Hablad, decidme como se hallan mis parientes Arvedui, Firiel, su reina hija de Ondoher y su hijo, el principe Aranrath. Pues ya he intentado obtener noticias por otros medios. Pero he aqui que solo el silencio surge de la que todo lo ve.
Tras esto, Ulbar se gira y nos pregunta:
-¿Quién empieza?
Todos miramos al suelo, parece qe nadie tiene mucha gana de hablar.
-Pues ya que estás puesto Ulbar… -le digo a Ulbar por lo bajini. Pero de algún lado suena la voz de Aravir:
-Ya Findon, tu eres nuestro lider.Rapido, no queremos que el rey se enfade por tardar tanto, no olvides mencionar el escape del rey.
Y me da un empujón suave pero que me lleva junto a Ulbar al frente del grupo. Me entran los nervios pero para disimular me quito la capucha, que estoy ante un rey

-Majestad, seré breve. Somos testigos de que el Rey Brujo de Angmar ha tomado Fornost, la capital del reino, de hecho somos partícipes de la batalla. Por fortuna el rey escapó, aunque no sabemos de su paradero, pues nos separamos de él durante la huida. Venimos a pedir auxilio desde Mithlond, donde se nos encomendó la tarea de alertar al reino de Gondor. –tras la parrafada me callo y espero la reacción del rey. Su cara parece preocupada, y algunos de sus consejeros le susurran al oído. Luego de nuevo habló, con un tono preocupado pero decidido:
-Malas nuevas son estas, en verdad, sin embargo debemos ayudar a nuestros hermanos, a nuestros parientes. El camino por tierra puede ser largo y tedioso, prepararemos la flota. Eärnur –se dirigió a un joven corpulento junto a él -, hijo mío, te encomiendo la tarea de derrotar al enemigo en el norte. –Luego de nuevo se dirigió a nosotros. – Sabed que vuestra hazaña será recordada, pues si esta noticia no nos hubiera llegado, Angmar se habría hecho cada vez más fuerte y frenar su asolación sería casi imposible entonces. Os muestro mi gratitud. Podéis iros, y sabed que a nuestras tropas no les vendrían mal algunos valientes como vosotros.
Tras esto nos marchamos, ahora con la promesa de otra batalla.
-Esto hay que celebrarlo, vamos, conozco una taberna excelente –decía Ulbar lleno de júbilo y relamiéndose ante la oportunidad de agotar las existencias de cerveza de alguna taberna.
"La vida tiene el sentido que nosotros le damos y en ello reside la grandeza del hombre" -Friedrich Nietszche.