Después de tantos años vagando lejos de este foro, la noticia del 40 aniversario de la muerte del maestro me empuja como una brisa de poniente sobre la marea a regresar a saludar a los viejos camaradas y a recordar los buenos tiempos compartidos en este rincón al que siempre consideraré un hogar.

Qué decir que no se haya dicho ya del Maestro. No ya de la grandeza indiscutible de su obra, sino de la oportunidad que cada uno de nosotros ha tenido de encontrar en ella un hueco donde refugiarse, donde viajar, conocer gente, reír y emocionarse.

Bajo su égida hemos ido coincidiendo en estas salas, como pupilos errantes que encuentran finalmente una morada. Creo firmemente que el legado de Tolkien es algo más que toda la poesía hermosa e imperecedera que reúnen sus páginas, Tolkien nos dejó a todos un lugar en el que poder habitar en nuestros momentos más íntimos, alejados de todo el ruido y la prisa de los tiempos que nos ha tocado vivir. Su creación nos ha hecho afortunados, y felices. Y eso es decir mucho.

Aunque haya estado ausente de este foro, amigos, su obra y todos los recuerdos y emociones que derivan de ella me han acompañado en todo momento. Hoy regreso a casa a recordarle con vosotros, pero siempre nos acompañará su estela en silencio, en el cielo nocturno de nuestros corazones.

En este preciso momento sostengo entre mis dientes una pipa cargada del tabaco Capstan Azul, que según leí en esta misma página, debía ser el preferido por Tolkien. Cuánta magia concentrada en una sola bocanada de humo. Un sentido abrazo a los camaradas. Salud.