Ver publicación (Foro)

Ver tema

Leandro
Leandro
Desde: 04/11/1999

#1 Respondiendo a: Anónimo

Desde hace ya dos años (quizás un poco más), tuve la suerte de que un buen amigo me comentara un hecho que, se puede decir, cambió mi vida. Lo recuerdo además con la lucidez con que se recuerdan este tipo de cosas: Bilbao (Bilbo -qué mejor nombre-), en el estreno de "Pactar con el Diablo", hablando...

Emocionado

Emocionado me has dejado, Rauroncete... Yo sí que tengo muchos y muy buenos recuerdos. Incluso, desde antes de que empezase el foro. Yo tenía mi paginita sencilla, y abrí una sección para contestar públicamente los correos que me llegaban. Ahí empezaron a escribir mis amiguetes, luego los que llegaron primero (Tombo, René...), y después la llegada de Naryanna, con su "proposición indecente".

Dos años, ya hace casi dos años de todo ésto. Ahora la ambición de ver las películas se ha diluido entre miles de personas (¡¡miles!! no me lo puedo creer) que leen a diario estas páginas. Y ésto sigue creciendo. Por mi parte, no lo negaré: sigo teniendo la misma ilusión que el primer día, pero estoy cansado. Muy cansado. Cada día se hace más duro seguir aquí, sobre todo cuando ves que a otra gente le importa un comino lo que haces, e incluso se burlan de tí en tu cara, en tu foro, en tu correo electrónico.
Aún así, puedo aseguraros que, de momento, la ilusión supera a ese cansancio. Pero os confieso que necesito ayuda (y no soy el único). Me gustaría que todos nos ayudáseis a mantener este foro limpio de estulticias y niñerías, que no hacen más que daño. A toda esa gente que pretende hacer burla y escarnio, me gustaría que los ignoráseis, pues no hay mayor desprecio que no hacer aprecio. Ayudadnos a seguir aquí, a recuperar la ilusión, a no perder lo que tanto nos ha costado conseguir. Pues hemos conseguido algo bueno, algo grande. Y no me refiero a la gente de "elfenomeno" únicamente, sino a todos vosotros.
Vosotros habéis hecho posible que sigamos aquí. Muchas gracias a todos.
Se os quiere.
El corazón de los hombres a menudo no es tan malo como sus actos, y rara vez tan malo como sus palabras. (J.R.R. Tolkien)