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Aquí les dejo un poema que escribió mi hermana (a ella también le gusta Tolkien), es una oda a Isil (la Luna), espero que les guste.
Mi primera añoranza
Oh, alegre tristeza,
amargo placer el mío.
Un corazón se hiela,
es el mío, ¡Oh, desatino
de contemplar tal belleza
que me llena los sentidos,
rendidos a su grandeza!
Su sublime majestad
me obsesiona y me desvela.
Su hermosura de frío hielo
de continuo me atormenta
clavada por siempre en mi alma,
evocadora y eterna.
¡Maldita sea por siempre
esa negra hora de estrellas
en que yo, pobre imprudente,
contemplé por vez primera
a la reina refulgente,
que de silenciosa pena
me llenó el alma, cruelmente!
Con una canción de plata
que no escuchan mis oídos,
que solo percibe mi alma,
mi núcleo vital ha herido.
La atroz, fulgurante Dama
el corazón me ha partido,
solo por osar mirarla.
¡Bendito sea el instante
en el que alzé la mirada,
encontrádola radiante!
Helada en noche estrellada,
alejándome, distante,
de este mundo... Hechizada,
cabalgo en sueños errantes.
Reina de un oscuro reino,
Señora de magia y sueños,
¡Decidme como serviros!
Vuestro embrujo me ha devuelto
la ilusión perdida, el brío,
¡Ha retornado mi fuego!
Glacialmente diabólica,
divinamente fantasmal,
alzan los lobos sus loas,
ensalzan su majestad.
Turbadora inspiradora
del poeta en soledad,
sutil enloquecedora.
Bella flor de Telperion,
recuerdo de su grandeza,
me sumís en un ensueño,
me dormís entre la niebla.
Princesa de los misterios,
sabia emperatriz argéntea,
guardiana de los recuerdos.
¡Oh, Isil, pálidamente
brillante en la noche negra,
mi espíritu permanece
atrapado entre las sedas
de tus redes, habilmente
urdidas con finas hebras
de argénteo esplendor demente!
Reino de eternos hielos,
reino de la errante Rána,
allí vive mi deseo,
allí vive mi esperanza,
en sueños de terciopelo
negro, bordado de plata
junto a Isil, en su reino.
(Mensaje original de: La Sombra del Sur)
Mi primera añoranza
Oh, alegre tristeza,
amargo placer el mío.
Un corazón se hiela,
es el mío, ¡Oh, desatino
de contemplar tal belleza
que me llena los sentidos,
rendidos a su grandeza!
Su sublime majestad
me obsesiona y me desvela.
Su hermosura de frío hielo
de continuo me atormenta
clavada por siempre en mi alma,
evocadora y eterna.
¡Maldita sea por siempre
esa negra hora de estrellas
en que yo, pobre imprudente,
contemplé por vez primera
a la reina refulgente,
que de silenciosa pena
me llenó el alma, cruelmente!
Con una canción de plata
que no escuchan mis oídos,
que solo percibe mi alma,
mi núcleo vital ha herido.
La atroz, fulgurante Dama
el corazón me ha partido,
solo por osar mirarla.
¡Bendito sea el instante
en el que alzé la mirada,
encontrádola radiante!
Helada en noche estrellada,
alejándome, distante,
de este mundo... Hechizada,
cabalgo en sueños errantes.
Reina de un oscuro reino,
Señora de magia y sueños,
¡Decidme como serviros!
Vuestro embrujo me ha devuelto
la ilusión perdida, el brío,
¡Ha retornado mi fuego!
Glacialmente diabólica,
divinamente fantasmal,
alzan los lobos sus loas,
ensalzan su majestad.
Turbadora inspiradora
del poeta en soledad,
sutil enloquecedora.
Bella flor de Telperion,
recuerdo de su grandeza,
me sumís en un ensueño,
me dormís entre la niebla.
Princesa de los misterios,
sabia emperatriz argéntea,
guardiana de los recuerdos.
¡Oh, Isil, pálidamente
brillante en la noche negra,
mi espíritu permanece
atrapado entre las sedas
de tus redes, habilmente
urdidas con finas hebras
de argénteo esplendor demente!
Reino de eternos hielos,
reino de la errante Rána,
allí vive mi deseo,
allí vive mi esperanza,
en sueños de terciopelo
negro, bordado de plata
junto a Isil, en su reino.
(Mensaje original de: La Sombra del Sur)