Crítica en el diario <i>El Mundo</i>
El 17 de diciembre, en las pantallas de todo el mundo se mostrará el monumental colofón de El señor de los anillos, el proyecto estrella de un director visionario y atípico, Peter Jackson, y de una productora que hasta hace unos años sólo se enfrentaba a empresas de nivel medio y bajo, New Line. Si el recibimiento del público es igual de entusiasta que con las dos anteriores entregas, la trilogía tendrá un merecido lugar en la Historia del Cine (...). El Retorno del Rey es, si cabe, más imponente que La Comunidad del Anillo y Las Dos Torres (...) El milagro de esta trilogía no es que sea perfecta, que no lo es ni de lejos, sino que no haya fracasado estrepitosamente. Allá donde la anterior versión cinematográfica (animada, dirigida por Ralph Bashki) se estrelló contra un público que no comprendía del todo que aquello no era tanto un cuento de hadas violento como una parábola de raíces católicas, Peter Jackson ha triunfado. ¿Por qué? Probablemente porque, sin decepcionar a los que buscan que se respeten los temas básicos de Tolkien (que el poder corrompe incluso a los que en apariencia tienen la fuerza de voluntad para resistirlo: véase la manera en que el anillo es destruido), se mete en el bolsillo al resto de la audiencia con espectacularidad, emoción y unas gotitas de puro horror. La secuencia de la guarida de Ella, en Cirith Ungol, pone los pelos de punta.