Una nueva historia
Novela ambientada en la Tierra Media años despues del fin de la Tercera Edad. Frodo, uno de los hijos de Sam, parte hacia Minas Tirith junto con dos amigos y Aragorn viendose envueltos en una gran aventura...
Capitulo I: Recuerdos del Pasado

Ya habían pasado muchos años desde la partida de Frodo en los Puertos Grises. Sam llevaba cinco años como alcalde de la Comarca por cuarta vez y estaba entrando en la edad de 73 años. Elanor era una hermosa hobbit, la primera dama de la reina Estrella de la Tarde, y se había casado con Fastred de Encina Verde de Lomas Lejanas hace dos años. A Elanor le encantaban las flores y los jardines. Cuando se encontraba en la comarca ayudaba a su madre en los quehaceres de la casa y pasaba ratos agradables al anochecer con su familia junto a la chimenea conversando sobre muchas cosas, entre ellas las cosas en el Palacio junto a la Reina, las cosas que habían acontecido a la Comarca durante su ausencia y sus planes para el futuro, sus ideas de lugares adonde mudarse y donde poder formar junto a Fastred una familia, por el momento vivían junto a Sam y Rosa en Bolsón Cerrado. Elanor iba a diario junto a todos sus hermanos a ver el hermoso mallorn que había plantado su padre hace ya varios años; el árbol era ya grande y el más hermoso visto jamás. Pero había un jovencito travieso a quien Elanor no podía vigilar y constantemente le llamaba la atención, y cuando era más pequeño Sam recibía muchos reclamos de los vecinos, ya que su hijo se paseaba por todo Hobbitón llamando a las puertas y escondiéndoce. Su nombre era Frodo y a pesar de ser un joven hobbit muy inquieto era honesto y sincero y le tenía un verdadero amor a los árboles, las plantas y las flores. Era el hobbit más apuesto la familia Gamyi, por lo que llamaba la atención de muchas jovencitas de la Comarca, con un espíritu inquieto y deseos por conocer lo que hacía ver en él la vieja imagen del joven Frodo Bolsón.

- Es como si Frodo Bolsón hubiese renacido en él- decía Sam a Rosita cuando lo veía pasear por fuera del agujero hobbit fumando una pipa y admirando los árboles.
- Lo estimabas mucho ¿no es así?- le respondía Rosita.
- Sí, es alguien a quien nunca olvidaré y siempre recordaré con mucho agrado -.
- De seguro el también te recuerda como tú a él -.
- Como me gustaría tener alguna noticia de él o al menos saber si está bien, pero que estoy diciendo, no hay duda alguna de que él se encuentra bien -.

Al comenzar el invierno Sam y su familia se reunieron para recibirlo con un gran festín, invitaron a toda la familia Coto, a todos los Gamyi y también invitaron a los Belinfante de Encina Verde. Estaban también presentes Pippin junto a su familia y también Merry, y por petición de Frodo también estaban presente los Bolger; era un gran numero de hobbits por lo que tuvieron que cenar en el jardín, afortunadamente el primer día de invierno había sido un día muy bello con un sol radiante y con una pequeña brisa fresca que relajaba a cualquiera que la sintiese. Resolvieron el cenar a la sombra del hermoso mallorn que por cierto ya había crecido bastante y tenía las hojas más hermosas que cualquier otro árbol de la Comarca.

- Os doy la bienvenida a todos los aquí presentes, cuyos muchos rostros no veía hace ya varios años - comenzó Sam - Esta deliciosa cena es en parte para recibir con agrado al invierno que llega y que sea uno de los más agradables para todos vosotros, pero es principalmente para reunir a todas las familias y pasar juntos un rato agradable. Quiero aprovechar la oportunidad de anunciar una de las mejores noticias que me han acontecido en los últimos tiempos: hace dos años mi querida hija Elanor la bella ha adquirido matrimonio con un notable y distinguido hobbit aquí presente, quiero presentarles a Fastred Belinfante -.
En ese momento todos aplaudieron y aclamaron a Fastred quien se levantaba de su asiento para dirigir algunas palabras: - Primero que nada quería dar las gracias a la familia Gamyi por aceptarme entre los suyos y dejarme pertenecer a tan distinguida familia - dijo - Es un gran honor el de recibir la mano de Elanor en matrimonio y prometo hacerla la hobbit más feliz que halla pisado la Comarca -.

Y así todos dieron las gracias y comenzaron a comer con gran agrado el banquete, que estaba servido en variados platos muy bien adornados. A todos les pareció una cena muy agradable y deliciosa y le dieron las gracias a Rosa y sus hijas pues ellas la habían preparado con grandes sonrisas. Luego de terminar la cena degustaron suculentos postres repitiéndose en más de una vez. Al terminar varios de los hobbits se despidieron y volvieron a sus labores, pero muchos otros, y entre estos estaban Merry, Pippin y familia y los Coto, permanecieron en Bolsón Cerrado hasta después del anochecer.
Al despedir a los hobbits que se habían ido, Sam invitó a los demás a entrar en el agujero hobbit, pues ya estaba oscureciendo; le pidió a Bilbo y a Hamfast, dos de sus hijos a que fuesen a buscar leña para la chimenea. Sam y Rosa habían tenido juntos a trece hobbits, siete hijos y seis hijas, sus nombres eran, en orden de mayor a menor: Elanor, Frodo, Rosa, Merry, Pippin, Rizos de Oro, Hamfast, Margarita, Prímula, Bilbo, Rubí, Robin y Tol, mas llamado Tom. Los Gamyi eran una familia muy decente y amable y les gustaba compartir de vez en cuando con sus semejantes, realizaban pequeños banquetes que compartían comúnmente con los Coto.
Bilbo y Hamfast volvieron con mucha leña que apilaron a un costado de la chimenea, luego pusieron algunos troncos dentro de esta y los encendieron. Sam hizo pasar a los invitados a sentarse cómodamente en torno a la chimenea, les ofreció algunos sillones que ahí estaban y con ayuda de sus hijos fueron en busca de más sillas. Una vez que todos estaban sentados Frodo le pidió a su padre que le relatara la historia de la Comunidad del Anillo, a lo que Sam aceptó. Comenzó desde la visita de Gandalf, a quien recordaban con agrado, a la Comarca y su estadía en Hobbitón. Continuó con la aventura en el Bosque Viejo y el encuentro con Tom Bombadil. Después relata la estadía en Bree y el ataque de los Nazgûls; sigue con el encuentro con Glorfindel y como había salvado a Frodo gracias a su fiel corcel. Más tarde relato la estadía en Rivendel y el Concilio de Elrond en donde se formó la Comunidad del Anillo.
Luego Faramir, el hijo de Pippin le pidió a su padre que relatase su aventura junto a Merry cuando los orcos los habían raptado en Emyl Muil, este así lo hizo con la ayuda de Merry corrigiéndolo cuando se equivocaba o cuando se saltaba algunos trozos de la historia. Al terminar Elanor pidió que contaran su visita a Lórien y el encuentro con la Dama Blanca. Sam, Pippin y Merry lo contaron detalladamente pues era un hermoso recuerdo el de la Dama y del bosque de Lothlórien, ayudándose unos a otros de vez en cuando.

- Como me gustaría volver a ver a la hermosa Dama del Lórien - dijo Sam con un suspiro.
- El bosque era algo maravillosos, al único que recuerdo que no le agradó mucho fue a Gimli el enano - rió Merry.
- Pero eso fue por el trato que le dieron al comienzo los elfos, pues el bosque le pareció tan hermoso como a todos nosotros - respondió Pippin.
- Quien iba a decir que un enano y un elfo pudiesen llegar a ser tan buenos amigos -.
- ¿Qué será de Legolas y Gimli? -.
- Han de estar aún recorriendo la Tierra Media, oí decir que los han visto pasear junto por distintas partes -.
- Porqué ahora no cantamos algunas canciones - sugirió Sam - se me una muy bonita que se la oí cantar a Frodo cuando íbamos camino a los Puertos Grises -.
- Me parece una excelente idea - dijo Frodo entusiasmado - Me encantan las canciones -.
- A mí igual - agregó Rizos de Oro - especialmente cuando se inventan en el momento -.
- Sí, esas son las mejores - dijo Faramir al notar el gran entusiasmo de Rizos de Oro.
- Entonces haré mi mejor esfuerzo y cantaré algunas canciones nuevas - les dijo Sam.

Faramir observaba como a Rizos de Oro se le iluminaba el rostro al ver que Sam se disponía a cantar una canción. En algunas ocasiones ella advertía las miradas de Faramir, y este al notarlo agachaba la cabeza y se sonrojaba.
- Bueno - dijo Sam - les cantaré primero la canción de Frodo:

Aun detrás del recodo quizá todavía esperen
un camino nuevo o una puerta secreta;
y aunque a menudo pasé sin detenerme,
al fin llegará un día en que iré caminando
por esos senderos escondidos que corren
al oeste de la Luna, al este del Sol.

- Es el párrafo de la vieja canción de caminantes solo que algunas palabras están cambiadas - dijo Sam al terminar cuando los ojos le comenzaban a llorar.
- Ahora yo cantaré una - dijo Pippin quien se disponía a comenzar:

Bajo la Luna veo en el cielo por montones
estrellas que me acompañan en mi camino,
sin detenerse observan las pisadas de forasteros
que vienen y van en las noches eternas;
junto a la luz de plata voy avanzando cauteloso
manteniendo siempre la vista al frente,
un soldado soy en tierras lejanas nombrado
por un rey que cuya ira lo ah consumido.

Ahora importante seré en las tierras de aquí y allá,
y en las noches interminables estaré
rogando por el mañana que ah de venir
después que la Luna cierra sus ojos
y las estrellas vallan con ella a descansar
dando paso a los rayos dorados del amanecer
que mi camino alumbrarán y me acompañarán
hasta el fin de los días.

- Es una canción muy bella - comentó Rosa quien escuchaba con atención.
- Si es por eso yo también canto una canción que hable de mis aventuras y mi alto rango en el reino de Rohan - dijo Merry.
- A ver si puedes cantar una mejor - rió Pippin.
- Solo escucha:

Siendo tarde en la noche bajo la luz de plata
mi grupo avanzaba cauteloso por llanuras desoladas,
miembro de una compañía cuyo objetivo debemos cumplir
sin importar lo que ocurriera de día o de noche
debía de seguir adelante sin dudar,
peligros asechando y lugares atravesando.

Perdidas lamentables y separaciones dolorosas,
mas la esperanza no se pierde
y así seguí adelante a través de las sombras;
a un reino llegué cuyo rey bien recordado será
y en Rohan su memoria perdurará
hasta después de la caída de las estrellas;
su caballero fui y aclamado por nobles y gente del pueblo.

La lucha me esperó durante largo tiempo
Y junto a la compañía luché por un mañana
que lejano parecía en la profunda oscuridad,
muchas vidas se perdieron aquella noche,
mas el bien triunfó sobre el mal y el mañana apareció
con su dorada luz y cubrió los valles y les dio vida
y cantando estaré hasta que la mía se halla perdido.

- No está mal - comentó Pippin - pero debes admitir que siempre he sido mejor cantor que tú -.
- Es verdad - respondió Merry - pero no puedes negar que fue una linda canción -.
- A mí me pareció una canción muy triste - comentó Rizos de Oro.
- Tienes razón - agregó Sam - porqué no cantamos canciones más alegres, pues que tu canción ah entristecido los corazones -.
- Cuanto lo siento, la siguiente canción será una más alegre - dijo Merry.

Y así continuaron durante gran parte de la noche, cantando y riendo y contando historias sobre sus aventuras y otras que se han heredado con el pasar del tiempo en las distintas familias de la Comarca. Fue una noche muy entretenida, pero pronto llegó la hora de la despedida, pues algunos hobbits como Robin, Bilbo y Margarita se habían quedado dormidos, pero otros como Frodo, Faramir y Rizos de Oro estaban muy despiertos y escuchaban con gran interés las historias y canciones que contaban los demás.
A la mañana siguiente las nubes comenzaron a cubrir los cielos, el invierno se disponía a comenzar. No obstante, a Frodo no le parecía un mal día para salir a caminar. A Frodo le gustaba mucho salir de vez en cuando de los límites de Hobbitón y pasear por algunos sectores que no le estaban permitidos.
Tenía varios amigos, mas dos eran de su confianza y los estimaba mucho. Con ellos se escapaba hacia la granja del Abuelo Coto, quien había fallecido hace algunos años y había heredado su granja a uno de sus hijos, el tío Carl Coto, más conocido como el tío Nibs, le pedían tres ponys y cabalgaban alrededor de la granja. Frodo era un hobbit muy aventurero a quien le encantaba escuchar las historias de su padre sobre los viajes de la Compañía del Anillo y la lucha contra Sauron y los Nazgûls, y de vez en cuanto se lamentaba el no poder tener alguna aventura como las tuvo su padre. Constantemente le pedía permiso para que lo dejase hacer un viaje junto con sus amigos, Faramir Tuk y Ludovic Bolger (descendiente de la familia de los Bolsón) más conocido como Luv, pero Sam le decía que aún era muy joven, para un hobbit la edad de treinta años era nada más que la niñez, aun cuando ya podía razonar y pensar como un adulto, pero como Frodo era inquieto y hasta a veces descuidado a Sam le parecía un acto de irresponsabilidad el dejarlo partir en busca de aventura.
Una mañana de primavera, rey Elessar fue a visitarlos después de largo tiempo de separación y se reunió con Sam y su familia en los límites de la Comarca; Frodo contempló maravillado la distinguida e imponente presencia del Rey quien era alto y no dejaba duda de su nobleza. El Rey, mejor conocido como Aragorn en la familia Gamyi relató muchas cosas nuevas a los jóvenes hobbits quienes escuchaban con gran interés las descripciones del mundo exterior, en especial Frodo, quien ya comenzaba a tramar una descabellada idea en su cabeza.
Aragorn y sus hombres acamparon en el límite sur de la Comarca y ahí se quedaron varios días. Después de una semana y media de su llegada, Frodo concretó su idea y se la dio a conocer a sus dos mejores amigos.

- Bien, le pediremos a mi padre que nos deje ir con el Rey Aragorn a Minas Tirith, ahí le pediremos al Rey que nos deje cabalgar con sus caballeros - propuso Frodo.
- Pero yo no se cabalgar - replicó Luv.
- Aprenderás, entiendan, esta es nuestra única oportunidad con la que contamos para poder tener alguna aventura, quien sabe en cuanto tiempo más el Rey volverá a pisar estas tierras, solo imagínenlo las canciones sobre nuestras hazañas, las admiraciones de toda la Comarca, seremos como los Capitanes Peregrin Tuk y Meriadoc Brandigamo -.
- Suena bien, pero creo que solo cabalgar no será una aventura digna de ser cantada, mi padre no solo cabalgó él participó en la guerra contra Sauron y fue parte de la Comunidad del Anillo, y ahora es el Thain y además Consejero del Reino Septentrional, al igual que tu padre - dijo Faramir.
- Tienes razón, pero no te preocupes por eso, ya veremos que se puede hacer, por ahora solo pensemos en convencer a mi padre de que nos deje ir -.
Al término de la tarde, cuando Aragorn se disponía a regresar, Frodo intervino planteando su idea frente a su padre y al Rey. Sam no supo que decir, pero Aragorn se compadeció:
- No hay problema alguno, pero solo si vuestro padre no se opone - le dijo Aragorn a Frodo.
- Por favor padre, esto es de mucha importancia para mi - le sugirió Frodo a Sam.
- Bueno... - respondió Sam, dudoso - está bien -.
- Muchas gracias padre, te prometo estar de vuelta lo antes posible -.
- Lo que no creo que sea en poco tiempo - agregó Sam riendo preocupado.
- Hay algo más que quisiera pediros - dijo Aragorn a Sam - La reina Estrella de la Tarde me ha encomendado llevarle a su primera dama si su padre así lo permite -.
- Esa es solo decisión de ella, ya es digna de elegir lo que a ella le parece correcto -.
- Claro que iré - dijo Elanor - Me encantaría volver a palacio y servir a vuestra señora y mi Reina, pero os lo agradecería aún más si me concediesen el deseo de llevar conmigo a mi amado esposo -.

En ese momento el esposo de Elanor, Fastred de Encina Verde de Lomas Lejanas se acercó y con una profunda reverencia dijo:
- Fatred Belinfante a vuestros servicios -.
- Muchas gracias. No hay problema alguno en que vuestro tan respetable esposo nos acompañe a Minas Tirith - dijo Aragorn refiriéndose a Elanor.
- Muchísimas gracias su alteza - respondió Elanor.
- Entonces está decidido - dijo Sam - Elanor y Fastred irán con ustedes, así aprovecharás de cuidar a Frodo y sus amigos durante el camino - le dijo a Elanor.
- Pero padre ¿no creéis que ya soy lo bastante grande y maduro para cuidarme solo? - Replicó Frodo.
- Grande sí, maduro, no lo bastante, hijo mío - respondió Sam.

Y así se pusieron en marcha, montando Aragorn y Elanor a su fiel corcel Roheryn y cuatro de sus más fieles soldados, en sus respectivos caballos, llevaban a Fastred, Frodo y sus dos amigos. Frodo iba alegre y con una gran sonrisa en el rostro pues se imaginaba cuantas cosas podría hacer en Minas Tirith, pero de vez en cuanto se ponía serio pensando en como lo harían para poder tener una aventura digna de ser cantada en futuro en hermosas canciones que más tarde se las cantaría en la Comarca a sus hijos y a sus nietos y a las generaciones siguientes. Si bien Frodo tenía una gran imaginación y pensaba en cosas casi imposibles de cumplir y descartaba rápidamente esas ideas blanqueando su mente y comenzando desde el principio. Faramir, que era el más joven, era a pesar de su edad el más sabio de los tres amigos hobbits y a veces daba la impresión de que estuviese en trance puesto a que permanecía serio y no decía ninguna palabra en un largo rato. Luv, quien era el mayor, constantemente pensaba que el viaje no era una buena idea y se arrepentía de haber aceptado la idea de Frodo y estuvo varias veces a punto de plantearle su inquietud, pero Luv era de esos hobbits que dejaba pasar un buen rato antes de hablar por lo que muchas veces sus ideas fueron ignoradas. A pesar de todo se encaminaron hacia Minas Tirith.
No habían recorrido mucho cuando comenzó a caer la noche, fría y gris, en ese momento se encontraban cabalgando en los Vados de Sarn, por el Camino del Norte- Sur. Frodo iba complacido con el viento fresco que le soplaba en la cara y sentir el galope del hermoso caballo de pelaje oscuro en el que iba montado. Elanor, en cambio, iba charlando con Aragorn sobre las cosas que habían acontecido en la Comarca y sobre algunas cosas del palacio y de la Reina Estrella de la Tarde, al igual que Fastred. Faramir miraba sereno a su alrededor, mientras que a Luv ya lo había vencido el sueño. Siguieron cabalgando toda la noche a un trote rápido pero tranquilo.
A la mañana siguiente ya se encontraban llegando al Tharbad, el puente que cruza el Aguada Gris, a Frodo le pareció una gran distancia la recorrida en la noche y le pregunto al soldado que lo acompañaba cómo habían abarcado tanto terreno en una sola noche, este le explicó que una vez que Frodo se había quedado dormido Aragorn dio la orden de apresurar el paso con el objetivo de poder cruzar de día el Tharbad y la mayor cantidad posible de la región de Enedwaith.
Ya pasada la mañana Luv comenzó a preguntarse cuando sería la hora de desayunar, porque de acuerdo con sus cálculos debió haber sido hace una hora y media lo que lo tenía consternado. Al rato después Elanor también comenzó a sentir hambre e inmediatamente se lo dijo a Aragorn, este dio la orden de detenerse y de sacar del equipaje algunas de las coimas que habían traído. Le dio una a cada hobbit, estos comieron tranquilos durante unos minutos, menos Frodo quien se apresuró por volver a partir. Una vez terminada la merienda se volvieron a poner en marcha tomando cada uno sus puestos asignados al comienzo del viaje. Siguieron cabalgaron al cabo de algunas horas atravesaron el Aguada Gris, pero no habían abarcado gran parte de terreno desde el Tharbad cuando la segunda noche de viaje comenzó a caer, fría y gris al igual que la anterior. Hicieron una segunda parada para comer algunas coimas y luego volvieron a la marcha. Ya caída la noche, Aragorn advirtió que Roheryn estaba inquieto, movía la cabeza de un lado hacia otro y se negaba a aumentar el galope, Elanor advirtió estos movimientos del caballo e inmediatamente se lo hizo saber a Aragorn quien miraba preocupado a los alrededores. Los caballos de los demás soldados también comenzaron a encabritarse por lo que se sintieron obligados a detener la marcha.

- ¿Qué ocurre? - preguntó Luv.
- No lo se, pero creo que no es nada bueno - respondió Frodo, y dirigiéndose a Aragorn pregunto: -¿Qué es lo que pasa? -.
- No estoy seguro, pero será mejor que se mantengan unidos - dijo Aragorn.

Se quedaron ahí durante una hora, siempre atentos a cualquier señal de peligro y se reunieron en un grupo apeados de los caballos. Aragorn estaba preocupado y pendiente de los tres amigos hobbits de que ninguno se fuese a separar del grupo, Elanor se percató de esto y llamó a Frodo, Faramir y Luv a que se reunieran y que se quedasen con ellos y que ni si quiera pensaran en separarse. A Frodo lo inquietaba esta situación y no le parecía nada cómodo el quedarse en un solo lugar esperando a cualquier señal, él hubiese preferido salir del grupo y averiguar que es lo que encabritaba a los caballos, pero no se lo permitieron dejándolo a la custodia de tres guardias para asegurar de que no se alejara. Pero nada pasó. Cuando los caballos se hubieron calmado retomaron la marcha siempre atentos a cualquier cambio en la actitud de estos, ya que eran corceles capaces de percibir el peligro. Ya avanzada la noche los caballos volvieron a inquietarse, Aragorn se mostró aun más preocupado que antes, pero siempre manteniendo la calma. Continuaron avanzando durante unos minutos a un trote lento debido a que los caballos se negaban a acelerar. Aragorn decidió no insistir y continuaron la marcha a un trote cada vez más lento, Elanor empezaba a asustarse, esta situación no le parecía nada agradable. El miedo comenzaba a caer sobre los hobbits quienes se mostraban cada vez más inquietos incluyendo a Frodo quien se esforzaba por disimularlo. Sorpresivamente los cascos de los caballos resonaron y estos saltaron arrojando al suelo a sus jinetes, solo Aragorn logró mantenerse firme en la montura y sosteniendo con la mano derecha a Elanor logró detener a Roheryn quien seguía cabeceando locamente mientras los otros caballos corrían despavoridos. Entonces saltaron los wargos de entre los matorrales atacando fieramente al caballo y a los soldados quienes ahora estaban en un círculo protegiendo a los hobbits que no lograban calmarse. Aragorn se apeó del caballo y abriéndose paso entre los wargos con Anduril dejó a Elanor dentro del círculo de soldados quien corrió asustada a los brazos de Fastred. En ese momento aparecieron más wargos de entre las ramas y los escombros y atacando fieramente a los soldados rompieron el circulo dejando indefensos a los hobbits. Aragorn se interpuso entre algunos de los lobos que se disponían a saltar sobre los hobbits y logró atravesarlos, pero inmediatamente otros wargos se adelantaron y comenzaron a perseguirlos quienes corrían desesperadamente. En todo el alboroto causado por los feroces lobos los hobbits se separaron y corrieron en distintas direcciones yendo Elanor con Fastred hacia un lado y los tres amigos hacia otro. En ese momento Elanor tropezó cayendo de bruces al suelo, Fastred se detuvo bruscamente y corrió en su ayuda, pero ya un wargo saltaba sobre ella cayéndole pesadamente en la espalda con su enorme cuerpo, todo estaba perdido para Elanor quien rompió en un mar de lagrimas y gritos. Fastred desesperado corrió y salto sobre él lobo y comenzó a golpearlo con todas sus fuerzas, mas este no se movía, de pronto advirtió una herida en la espalda que le atravesaba de lado a lado, justo en el momento que el wargo saltaba sobre Elanor Aragorn lo atravesó con Anduril evitando así el ataque.

Los soldados junto con Aragorn seguían luchando contra los wargos, el filo de las espadas centellaba con la escasa luz de luna que escapaba por entre las nubes que cruzaban el oscuro cielo de la noche tiñéndolas de rojo mientras se balanceaban de un lado hacia otro desgarrando las pieles de los lobos y cortando sus cabezas mientras más y más acudían al ataque. Fastred llevó a Elanor a un lugar seguro entre unas rocas a la orilla del camino cuando advirtió la ausencia de Frodo y sus dos amigos, mas nada podía hacer, si salía de su escondite los wargos lo atacarían y seguramente no volvería. En ese momento temió lo peor.
Los wargos seguían corriendo torpemente por entre ramas y arbustos gruesos siguiendo a Frodo quien iba junto con Luv y Faramir. Corrían rápida y desesperadamente, lo más rápido que puede correr un hobbit tratando de evitar cualquier sonido que advirtiera a los wargos, dando vueltas y zigzagueando para así hacerlos perder el rastro. Corrieron desesperados durante largo rato hasta que las fuerzas se les agotaron y no se sintió señal de los feroces lobos. Arrojándose al suelo fatigados y jadeando sin cesar comenzaron a mirar a su alrededor, en ese momento advirtieron que habían corrido demasiado y que se encontraban perdidos. No sabían a que lado del camino se encontraban ni a que distancia debido a las numerosas vueltas que dieron.

- ¡Estamos perdidos! - exclamó Luv preocupado.
- Sí, qué haremos ahora, tu fuiste el de la brillante idea de este viaje - dijo Faramir.
- Pero ustedes fueron los que estuvieron de acuerdo con mi idea, además ya verán que saldremos de esta, estoy seguro de que no estamos tan perdidos como creen - respondió Frodo - Si volvemos por donde llegamos tal vez encontremos el camino -.
- ¿Te puedo hacer una pregunta? - dijo Faramir -¿Cuál es el camino por el que llegamos? -
- Emmm......- dijo Frodo mirando lentamente a su alrededor - Bueno,...es....este, estoy seguro de haber visto esta planta cuando terminamos aquí -.
- Para mi todas las plantas son iguales - agregó Luv.
- Pero esta es diferente, vamos, estoy seguro de que este es el camino de regreso, síganme ya veréis que dentro de poco estaremos junto a Aragorn y sus caballeros -.
- No olvides a los wargos, debemos ser cautelosos si no queremos que nos encuentren otra vez - dijo Faramir.


Capitulo II: La Dama Élfica

Comenzaron a caminar, rápidos y cautelosos al principio, pero al rato después ya caminaban lentos y descuidados tropezando con la más mínima piedra o planta que se les atravesaba en el camino. La noche ya había avanzado bastante cuando advirtieron que el suelo comenzaba a hacerse blando y húmedo a Frodo no le importó este cambio de terreno y propuso continuar la marcha apurando un poco el paso con tal de llegar más pronto - adonde sea que vallamos - pensó. A los minutos después el terreno húmedo se transformó en un pantano en el cual cada vez sus pasos eran más profundos. Al poco rato se encontraban atravesando una profunda ciénaga, y que al avanzar se seguía haciendo más profunda, no se dieron cuenta cuando se vieron atravesándola nadando para disgusto de Luv a quien no le gustaba nadar. Al seguir avanzando advirtieron que la ciénaga se habría en un río así que decidieron nadar lo más rápido que podían y usar la pequeña corriente a su favor en una de las curvas que daba, ya que el río no era tan ancho ni tan caudaloso. Después de un arduo esfuerzo lograron atravesar el río, llegando Faramir primero seguido de Frodo y más atrás Luv. Mojados y cansados siguieron caminando sin advertir que cada vez se alejaban más hacia el este. Continuaron caminando hasta llegar a un terreno un poco más firme y menos húmedo, luego se detuvieron y descansaron durante algunos minutos sin decir ni una sola palabra indagando cada uno en sus propios pensamientos. Al rato se pusieron de pie y continuaron la marcha a un paso lento. Después de caminar por unos minutos una débil luz nació entre las nubes grises anunciando la llegada del amanecer, gris y lúgubre para esta época, cuando Frodo y sus amigos escucharon el relinchar de un caballo. Inmediatamente los ojos se les iluminaron y una sonrisa se les descubrió en el rostro, la esperanza había vuelto a sus corazones al escuchar el sonido de aquel bello mamífero que anunciaba la presencia de sus amigos y familiares. Victoriosos corrieron hacia él.

- Tenías razón, perdóname por dudar de ti Frodo - dijo Faramir.
- No hay cuidado, lo importante es que todos logramos llegar -.

Pero Luv, a pesar de todo dudaba, pues el camino no le había convencido y la ciénaga lo tenía confundido pensando algunas veces que podía haberse tratado del Aguada Gris y que se dirigían de regreso a la Comarca. Siguieron corriendo con gran esperanza. Cuando ya se encontraban cerca continuaron caminando hasta llegar a un pequeño claro en el que un solo caballo pastaba tranquilo. En ese momento sus sonrisas se apagaron y se detuvieron extrañados por la presencia de un solo animal en el lugar de toda una caballería. Recordando lo ocurrido hace un rato pensaron en que ese caballo podía ser uno de los que salió despavoridos en el momento que atacaron los wargos por lo que las esperanzas decayeron pero no del todo, ya que si el caballo estaba allí existía la posibilidad de que lo estuviesen buscando o que en algún momento este regresara con los soldados, pero lo que más les extrañó fue que el caballo no tenía montura ni bocado y los caballos de los soldados de Gondor traían caballos vestidos con hermosos arneses, en ese momento quedaron confundidos pensando en que se les hubiesen enganchado con algunas ramas y de este modo se les hubiesen caído, más era casi imposible sacarle a un caballo, por medio solo de ramas, una montura tan firme como son las Gondor. No sabían en que más pensar, pero a pesar de todo seguían creyendo que el caballo pertenecía a algún caballero del Rey por lo que decidieron acercársele, este advirtió la presencia de los hobbits y comenzó a relinchar moviendo la cabeza de un lado hacia otro, de pronto desde detrás de uno de los árboles una persona apareció cubierta con una oscura capa que le cubría el rostro y el cuerpo. Este se irguió imponente y caminó con paso firme poniéndose entre el caballo y los hobbits y desenvainó una espada con la que los apuntó. Sin entender Frodo dijo: - Por favor, no nos lastime, estamos hambrientos y mojados, buscamos a nuestros amigos, pero al parecer hemos perdido el camino -.

Entonces el misterioso ser bajó la espada y con cautela la envainó, en ese momento los hobbits notaron que debajo de la oscura capa vestía unas ropas largas que por cierto estaban bastante deterioradas y andrajosas. Entonces acercándose a ellos y deteniéndose bajo la suave luz de la mañana que escurría entre las nubes levantó una mano y con ella se retiró la manta de la cabeza dejándose ver el rostro con una mirada seria e inescrutable, era el rostro de una hermosa doncella de aspecto élfico que, a pesar de su belleza, permanecía rígida e inmóvil mirando fijamente a los hobbits quienes la observaban sorprendidos. En ese momento Frodo y sus amigos no pudieron contener la mirada de aquella bella dama y bajaron las cabezas avergonzados.

- Por favor, no hagan eso - dijo la doncella volteando.
- Lo sentimos - dijo Faramir - es que, con su permiso, es usted una hermosa dama -.
- Muchas gracias, tomaré eso como un cumplido - dijo seria, a lo que los hobbits se miraron confundidos; ella se agachó - No se queden ahí ¿o no piensan comer nada? -.

Los hobbits se acercaron y vieron que la dama sacaba de su equipaje algunas coimas, un poco de pan y una botella con agua, volteando les dio las coimas a los hobbits y les ofreció la botella de agua quienes la aceptaron agradecidos en ese momento vieron que su rostro cambiaba ahora su mirada era serena y bondadosa. Luego sacó unas mantas gruesas y les dijo que se cubrieran con ellas mientras secaban su ropa junto a un fuego que ella encendería en un instante. Los hobbits obedecieron y se quitaron sus ropas mojadas cubriéndose con las mantas mientras la doncella encendía un pequeño fuego, lo suficiente para secar las ropas y calentarlos en la fría mañana de invierno, se sentaron alrededor y engulleron los alimentos. Después de comer se pusieron a contarle de cómo habían llegado ahí, de la salida desde la Comarca hasta el otro lado del Aguada Gris, desde ahí le narraron el encuentro con los wargos y de cómo habían escapado llegando hasta aquí corrigiéndose mutuamente cuando alguno se equivocaba o se saltaba algún trozo del relato. La doncella escuchaba atenta y serena las palabras de los hobbits y de vez en cuando hacía preguntas, pero insistía en que le hablaran del Rey Elessar y sus jinetes. Después fueron los hobbits los que le comenzaron a hacer preguntas.

- Vengo de Gondor, de la zona oeste de Gondor, pero decidí irme - Dijo la doncella.
- Pero porqué, he escuchado que Gondor es un bonito y tranquilo lugar - preguntó Luv.
- Por eso mismo, desde hace harto tiempo que no ocurre nada interesante, la vida es demasiado tranquila en Gondor, no me gusta la gente que vive ahí, no me gusta como me tratan -.
- Pero usted habla de Gondor como un lugar terrible como si su gente no la aceptara entre ellos -.
- Es que es así en realidad -.
- Pero usted no se ve como la gente de Gondor, cualquiera diría que una princesa élfica se ha escapado de su castillo - agregó Faramir.
- Por favor, no me digas que me asimilo a un elfo, porque no lo soy, y nunca lo seré - dijo la doncella irritada.
- Lo siento no fue mi intención ofenderla -.
- ¿Pero que tienen de malo los elfos? Son gente maravillosa, amable y hermosa - comentó Frodo.
- Lo sé, pero para mí no son amables, me han tratado muy mal -.
- ¿Que han hecho? No creo que se pueda tratar mal a una doncella tan bella especialmente compartiendo con los elfos -.
- No he compartido con ningún elfo -.
- Entonces cómo puede decir que la han tratado mal si no ha compartido con ninguno -.
- Verás, en Gondor vivía con mis padres y mis dos hermanos, gente muy amable que me querían mucho siendo la única hija mujer de la familia, pero tiempo después comencé a darme cuenta de que las cosas no andaban bien, a pesar de tener el cabello oscuro al igual que mis hermanos, nada más entre nosotros se asimilaba, además había advertido hace algún tiempo que la gente no me trataba como a cualquier persona, mi trato era distinto, en parte mejor, pero en algunas ocasiones me incomodaba el darme cuenta que algunas gentes se inclinaban al mirarme. No me agrada esa actitud que tienen frente a mí, al comienzo era divertido, pero ya después se fue formando en algo de rutina que cada vez me molestaba más, sin embargo la gente ya estaba acostumbrada y lo seguían imitando los hijos a los padres y los hijos a los hijos de los padres y así sucesivamente. No había duda de que algo extraño estaba pasando. Una vez cuando mi madre volvió a casa le comente mi duda, ella escucho con atención y con pena en su mirada y le hice prometer que me contaría la verdad, de donde provenía y de porqué la gente me trataba tan extrañamente, pude notar que al pedirle esto sus ojos brillaron con tristeza, pero sin embargo me contó lo ocurrido: Yo no pertenecía a esa familia, había llegado de otras tierras siendo un bebé en los brazos de otra gente y me dejaron a cargo de mis tatarabuelos quienes fallecieron hace años y me dejaron a cargo de mis bisabuelos, quienes me dejaron en manos de mis abuelos y estos me dejaron a cargo de mis actuales padres, que ya están bastante viejos, al morir. No sé cómo no me di cuenta de esto antes. Me dijo que no sabía bien desde que generación había formado parte de la familia ni como había ocurrido que me adoptaran, pero que para ellos yo era parte de la familia.
"Le pregunté a mi madre que si no era de Gondor entonces de donde era, ella me respondió que no sabía de donde, pero que mi raza era la élfica, y que era por esa razón que había vivido tantos años sin envejecer ni morir viendo como todos mis familiares, o a quienes creía mi familia, se iban poco a poco con el pasar de los años. Es por eso que me desagradan los elfos, cómo unos padres pueden dejar a su hija en manos de gente extraña siendo inmortales y poderosos y teniendo tanta gente élfica a quien recurrir. Ser un elfo me da vergüenza, es por eso que no me gusta que me relacionen con ellos, tendría que ocurrir un milagro para que pudiese cambiar de opinión.

- Es una triste historia, pero no entiendo porque odia tanto a los elfos- dijo Frodo.
- Mi odio ha ido creciendo día a día, al comienzo no era más que un simple rechazo, ahora los odio con el alma y el corazón, es más bien un rencor de tiempos pasados perdidos -.
- ¿Y ahora a dónde piensa ir? - preguntó Luv.
- No lo se, busco algún lugar en donde pueda ser feliz y vivir como gente normal, lejos de Gondor y de los elfos, creí que al norte siguiendo las Montañas Nubladas sería una buena opción -.
- Creo que al norte siguiendo esta ruta está Rivendel donde queda el actual hogar de Celeborn, un elfo muy importante por lo que me ha contado mi padre - dijo Faramir.
- Entonces he de cambiar mi rumbo -.
- ¿Y a donde piensa ir? - Preguntó Frodo.
- No lo sé, creo que al este, cruzando las Montañas Nubladas, no sé lo que hay allá, espero descubrir algo nuevo -.
- Si sigue el camino hacia el Este y al Norte encontrará el Bosque Negro y más allá la Montaña Solitaria, hogar de muchos enanos - dijo Luv, quien tenía amplio estudios en mapas.
- Entonces allá he de ir ¿Me acompañaréis? -.
- Claro que sí, iremos felices en vuestra compañía - dijo Frodo - pero creo que aún no nos hemos presentado, mi nombre es Frodo Gamyi a vuestro servicio -.
- Faramir Tuk a vuestro servicio - dijo Faramir.
- Ludovic Bolger también a vuestro servicio - dijo Luv.
- Muy amables, mi nombre es Aerin mucho gusto en conocerlos - dijo la doncella.

Y así partieron a pie hacia el Este y al Norte con su primer destino el de cruzar las Montañas Nubladas. Los hobbits comenzaron la marcha a un paso rápido y suave con las energías recuperadas olvidando lo que en realidad buscaban. Caminaron junto a Aerin durante toda la mañana sin detenerse y lograron abarcar un gran territorio, luego se desviaron un poco hacia el Norte y continuaron la marcha. Al término del día hicieron un alto y saciaron su hambre con algunas coimas y unos sorbos de agua -demasiado poco para un hobbit que está acostumbrado a comer cinco veces al día - pensó Luv. Lamentablemente debían conformarse con eso, ya que solo contaban con las provisiones de Aerin quien amablemente las compartía con ellos, que por fortuna eran bastantes y las cargaba el caballo, pero preferían cuidarlas bien ya que no sabían que cosas les esperaban en el futuro. Luego continuaron su camino durante largo rato hasta pasadas las tres horas después de la puesta del Sol, acamparon y durmieron en un sueño intranquilo debido al frío y la falta de alimento. Frodo despertaba de vez en cuando por causa de alguna pesadilla o algo que lo incomodaba, se movía bastante y una vez que encontraba una cómoda posición, antes de volverse a dormir, miraba a su alrededor los árboles oscuros que les servían de protección, luego dirigía la vista a sus amigos quienes dormían tranquilos, Faramir con el sueño fruncido se movía de vez en cuando, y Luv hacía unos sonidos extraños, se acomodaba y seguía durmiendo plácidamente. Frodo se compadecía de ellos al verlos dormir y a veces se arrepentía de haber insistido tanto en que lo acompañaran, y no fue la última vez que se arrepintió. Después de mirar a sus amigos, Frodo volteó para poder dormir y advirtió la presencia de Aerin quien yacía recostada a su lado y observaba atentamente el cielo cubierto de nubes, sus ojos centellaban en la noche como dos estrellas extraviadas, fijos y perdidos entre las nubes; pensaba tranquila, mas Frodo no pudo adivinar en que pensaba ni siquiera advertir que es lo que sentía, en ese momento parecía estar contemplando a una misteriosa dama élfica, dotada de sabiduría y conocimiento sobre las cosas que sucedieron y las que sucederán, seria y cautelosa, triste y feliz a la vez, con una belleza única que se descubre de a poco frente a quien la contempla con serenidad y compasión cubriéndolo de una atmósfera de sueños y majestad.
Después de observarla por unos largos y bellos minutos Frodo advirtió que la maravillosa atmósfera que lo cubría provenía de la mirada de Aerin quien ya había notado que Frodo la observaba y, sin que este lo notara, había volteado para mirarle fijamente a los ojos. Saliendo Frodo de su trance pudo ver la hermosa mirada de Aerin que se fijaba en él con gran bondad y, avergonzado bajó inmediatamente la cabeza y se sonrojó.

- Perdone usted mi actitud - le dijo Frodo.
- No te preocupes - le susurró Aerin con una suave voz - Puedo adivinar tus pensamientos y ahora conozco mucho más de ti, eres una gran persona Frodo y a pesar de todo tus intenciones son buenas y deseas lo mejor para la gente que te rodea y en especial para tus amigos, se que los quieres mucho y que harías cualquier cosa por ellos, pero piensa bien antes de tomar alguna decisión precipitada, el destino de tus amigos puede muchas veces depender de tus decisiones, eres para ellos un líder a seguir y te respetan así que también respétalos tu a ellos; es un consejo que te doy porque he visto que en ti hay más que un simple hobbit y tu mismo te sorprenderás de las cosas que puedes llegar a hacer sean para bien o para mal -.
Y dicho esto Aerin volteó y guardó silencio por el resto de la noche. Aunque sus palabras eran bellas tenían una gran verdad y sabiduría que Frodo iría comprendiendo con el pasar del tiempo.
Temprano en la mañana despertaron con nuevas energías, comieron lo que se puede llamar un buen desayuno y continuaron la marcha a pie. Ya pasado el medio día caminaron a orillas de un misterioso charco negro de aguas turbias, y al rodearlo se encontraron frente a las Montañas Nubladas, específicamente frente a Las Puertas de Moria.

- Que extraña pared - comentó Luv.
- No es una pared, son unas puertas, si no me equivoco son Las Puertas de Moria, he escuchado de ellas en canciones e historia que cuentan los ancianos, estas puertas cruzan las Montañas Nubladas - dijo Aerin.
- He escuchado de estas puertas en las historias que cuenta mi padre -dijo Frodo entusiasmado.
- Tienes razón - agregó Faramir - pero solo las cruzaremos si podemos entrar y por lo que veo están bastante selladas -.
- Te olvidas de la parte más importante, los conjuros que usaron ¿Recuerdas los que nos contó mi padre la otra noche? Gandalf intentó con muchos, pero ninguno funcionó -.
- Cierto, y gracias al Capitán Meriadoc él supo como abrirlas y de ese modo la forma de entrar -.
- Aguarden un momento - interrumpió Aerin quien miraba confundida la excitante conversación de los hobbits - ¿conocen el modo de entrar? -.
- Por supuesto - dijo Frodo con una sonrisa - lo único que debes hacer es decir "amigo" en vuestra... quiero decir en lengua de los elfos -.
- ¿Eso es todo? -.
- Claro, estas puertas fueron hechas en tiempos de paz y no se necesitaban largos conjuros secretos para abrirlas -.
- Pero debes decirlo en élfico - dijo Faramir.
- No creas que por vivir toda mi vida en Gondor no sé hablar ni escribir en el idioma de los elfos - dijo la doncella riendo y frunciendo el ceño - Puedo hablar en la lengua gris y sé algunas canciones, también conozco algunas en la alta lengua, si tengo el ánimo algún día se las cantaré -.
- Me encantaría oír una canción en la lengua de los elfos, me han dicho que son hermosas - dijo Luv.
- Sí, es verdad - le dijo Aerin a Luv con una mirada compasiva - a pesar de que me desagradan, sus palabras son bastante hermosas, pero bueno, entonces lo intentaré -.

Aerin caminó hasta el frente de las puertas, alzó los brazos y dijo en voz alta y clara: - ¡mellon! -. En ese momento la tierra se estremeció y la puertas temblaron durante algunos segundos, mas nada ocurrió y las puertas permanecieron selladas.

- ¿Qué ocurrió? Se supone que las puertas debieron abrirse - preguntó Frodo confundido.
- No lo sé, tal vez cambiaron el conjuro - respondió Faramir.
- No, eso no es posible, estas puertas fueron construidas hace mucho tiempo y es imposible cambiar el conjuro, eso sería como intentar cambiar la magia con la que fueron construidas - dijo Aerin.
- ¿Entonces qué ocurrió? No me lo puedo explicar -.
- debe haber alguna otra manera de abrirlas -.
- Recuerdo que tenían unas inscripciones - pensó Luv en voz alta.
- Sí es verdad, pero no se ve nada - dijo Frodo.
- Claro que sí, ahí están, creo - dijo Aerin quien inspeccionaba muy de cerca la roca sólida de la pared - pero están bastante deterioradas e ilegibles, al parecer hubo una gran sacudida que estremeció la tierra e hizo que parte de la escritura se borrara, fíjense bien que le faltan algunos trozos y no solo a la escritura, creo que habían unos dibujos y signos tallados bajo la inscripción -.
- Esos son los signos de los que hablaba la historia de mi padre - dijo Frodo - pero cuando él cruzó eran bastantes legibles -.
- Recuerda las historias, las inscripciones brillan con la luz de la Luna - agregó Faramir.
- ¿Qué vamos a hacer? ¿Ahora cómo cruzaremos las montañas? - preguntó Luv.
- No lo sé, como no puedo ver las inscripciones no puedo saber lo que decían y no creo que sea conveniente el esperar hasta el anochecer -.
- De seguro dicen algo con respecto a que debíais decir la palabra "amigo" para poder entrar - dijo Faramir.
- Creo que tienes razón -.
- Ánimo, de seguro encontraremos la forma de entrar - dijo Frodo.
- Por lo que escuchado en las historias, Moria no es un lugar muy agradable - comento Faramir.
- Eso no es importante, si mi padre entró yo también he de hacerlo -.

Estuvieron largo rato frente a las Puertas de Moria, Aerin caminaba de un lado a otro deteniéndose de vez en cuando y lanzaba unas miradas a los restos de los signos y las inscripciones mientras que los hobbits la miraban serios y pensativos intercambiando entre ellos algunas palabras. Intentaron abrir las puertas a empujones y golpes, Faramir insistió y mas tarde intentaron por medio de contraseñas y encantos que habían aprendido de los ancianos y la gente mayor y otros que inventaban en el momento, pero nada dio resultado. Finalmente decidieron buscar otra ruta un poco más al norte debido a que les era imposible pensar en alguna forma de entrar.

- Lamento decirte Frodo que no podrás cruzar Moria como tu padre - dijo Faramir.
- Eso ya no importa, buscaremos otra forma de cruzar las montañas, además Moria no me parecía un buen lugar, recuerda la lucha contra los orcos que tuvo que enfrentar mi padre y el tuyo junto con el resto de la compañía...-. En ese momento Frodo se detuvo y advirtió que él y Faramir estaban pensando en lo mismo.
- ¡Fue ese encuentro, donde el Barlog los atacó! - dijo Faramir sorprendido.
- Los techos cayeron y aplastaron a una gran cantidad de orcos y la parte oeste de Moria quedó destruida por dentro -.
- No, fue la criatura del Lago -.
- Esa es la razón porqué las puertas están selladas y no hay forma de abrirlas... ¿del... Lago? - en ese momento Frodo y Faramir miraron atemorizados al oscuro y misterioso charco.
- Vamos, no se queden ahí o los dejaremos atrás - dijo Aerin. Los dos hobbits prefirieron partir sin decirles al resto nada de lo que habían recordado.

Después de caminar unas dos millas advirtieron una de las más imponentes montañas de Las Montañas Nubladas, el Caradhras. Continuaron caminando por una milla más y se encontraron a los pies de la montaña. Se detuvieron y miraron a su alrededor, si deseaban buscar otro paso debían bordear el Caradhras por más de diez millas, por lo que resolvieron en cruzarla sin tomar en cuenta las súplicas de Luv a quien no le gustaba la nieve ni el frío y prefería caminar diez millas o más con tal de no cruzar tan grande y helada montaña. Pero la decisión ya estaba tomada y a Luv no le quedaba otra opción que asumir las consecuencias. Al comienzo habían acordado el pasar la noche en las faldas del Caradhras, pero encontraron algunos huesos de animales en los alrededores y temieron la presencia de wargos por lo que decidieron emprender la marcha en el instante. Comenzaron a subir a un paso lento pero manteniendo seguridad y siempre a no más de un metro del que se encontraba adelante yendo siempre Aerin a la cabeza.
Al termino del día habían subido no más de trece millas, mas las energías comenzaban a decaer, el viento comenzaba a soplar, el frío comenzaba a aumentar y la nieve comenzaba a aparecer y a medida que avanzaban comenzaba a hacerse más profunda y el viento soplaba con más fuerza.

- Sabía que este viaje no era una buena idea, ya no puedo dar un solo paso más - reclamaba Luv, quien constantemente se retrasaba y los demás debían esperar.
- No hables tanto o se te acabará el aire - le respondía Faramir quien iba delante de él.
- Tranquilos, si seguimos a este paso llegaremos al otro lado al amanecer - dijo Aerin.
- ¿Y no pensamos detenernos? Ya siento que mis piernas se agotan y tengo frío y hambre - dijo Frodo.
- Caminaremos un poco más y luego haremos un alto, nos refugiaremos en un lugar seguro y comeremos un poco, luego retomaremos el paso -. - Está bien, pero que sea pronto -. - Recuerdo las historias que contaba tu padre sobre el Caradhras, moriremos aquí si seguimos avanzando - dijo Luv. - No, no lo haremos, yo también las recuerdo, pero estas no parecen las tormentas de las cuales él hablaba, esas eran más fuertes, no fue una tormenta causada en forma natural, esta lo es, no tienes de que temer -.
- Aún así temo lo peor -.

El viento soplaba más y más fuerte bramando con gran potencia y la nieve comenzaba a hacerse más profunda cada vez dejando a los hobbits solo la cabeza afuera. Aerin abría paso con su espada aunque no era muy efectiva por lo que le daba la orden y el fiel corcel caminaba con todas sus fuerzas abriendo un paso entre la espesa nieve. Continuaron así durante un rato, pero luego se desencadenó una tormenta que Luv no pudo contener cayendo al suelo de bruces a quien la nieve comenzó a cubrir rápidamente. Faramir advirtió la ausencia de su amigo y dando un grito corrió de regreso en su ayuda. Frodo lo vio correr y llamó a Aerin, voltearon y siguieron a Faramir quien había encontrado a su amigo un par de metros atrás cubierto por varias capas de nieve. Entre todos lograron poner a Luv sobre el caballo y lo cubrieron con una manta. A los pocos minutos la nieve seguía aumentando por lo que no pudieron continuar y se vieron en la obligación de detenerse y refugiarse bajo unas salientes de roca negra que formaban algo así como una pequeña cueva que les servía de refugio.

- Estoy agotado ya no me quedan fuerzas - dijo Frodo arrojándose contra el suelo de la cueva y cerrando los ojos.
Faramir permanecía en silencio.
- Hay demasiada nieve para que podamos cruzar y más adelante habrá más, aún no hemos llegado a la parte alta de la montaña - le dijo Frodo a Aerin.
- No es tanta la nieve como creen, ustedes están en desventaja por su pequeña estatura, pero está recién comenzando el invierno por lo que la nieve no debe de sobrepasar el metro y medio. Ahora comamos algo para que podamos partir - dijo Aerin.

Pero después de comer Aerin advirtió que la tormenta era más fuerte que antes y que la noche era más oscura y cubierta de nubes negras que no dejaban de arrojar granizos sobre las roca, el viento soplaba fuertemente silbando y bramando sin cesar.

- No creí que las tormentas fueran tan fuertes en esta región - dijo Aerin sorprendida.
- Creo que lo mejor será aguardar aquí la noche - le dijo Faramir - al menos tenemos un techo para protegernos de la tormenta y mantas para cubrirnos del viento y el frío, somos hobbits jóvenes o medianos como nos llaman la gente grande, y no estamos dotados para poder atravesar en una sola noche una montaña tan feroz como lo es el Caradhras, si seguimos adelante lo más probable es que no logremos llegar -.
- Temo que tienes razón, creo que en esta ocasión habéis hablado con sabias palabras, lo siento por haber intentado llevarlos a través de tantas dificultades e sido una descuidada, mi obsesión por nuevos lugares y nueva gente me habían cegado, pero he recuperado la razón y desde ahora en adelante tomaré en cuenta que sois medianos y pensaré mejor las cosas antes de aventurarlos a hacerlas. Mil disculpas, ojalá algún día podáis perdonarme -.

Durante la noche el frío era insoportable por lo que se cubrieron con todas las mantas disponibles, pero no era suficiente, se reunieron todos y apoyándose en el lomo del caballo intentaron calentarse juntando sus cuerpos y durmieron intranquilamente. A la mañana siguiente la helada continuaba por lo que esperaron a las horas cercanas al medio día para poder continuar. Las horas llegaron, mas no traían con ellas el calor del sol y se sintieron obligados a continuar atravesando la tormenta que había aumentado durante la noche. Era casi imposible avanzar en la nieve sin separarse unos de otros por lo que resolvieron en atarse con una cuerda las cinturas y atarla al caballo de forma que ninguno pudiese salir de la línea, y si uno caía se sabría inmediatamente. Para los hobbits era muy difícil respirar, pues la nieve los sobrepasaba por más de tres pies y los copos no paraban de caer cubriéndolos rápidamente sin oportunidad alguna de inhalar un poco de aire. Después de avanzar un poco más de media milla Aerin notó que los hobbits ya no podían seguir avanzando por lo que decidió cargar ella el equipaje y que su caballo llevara a los hobbits hasta más abajo donde la nieve no era tan profunda y la tormenta menos fuerte. Así anduvieron largas horas, Luv dormía casi congelado apoyado en la espalda de Frodo quien iba adelante y Faramir lo cuidaba desde atrás, ambos hobbits tiritaban de frío y sus caras estaban pálidas como la nieve que los rodeaba. Aunque era muy hábil para cruzar la nieve, las energías de Aerin comenzaban a decaer y no hubiese podido continuar si no hubiese sido por los pequeños tirones de la cuerda que jalaba el caballo y que ella llevaba atada a la cintura, sin embargo su rostro estaba blanco y sus labios habían perdido su color a causa del frío que trabajosamente la inundó. Así continuaron durante ocho largas horas hasta estar a unas tres millas de las faldas orientales del Caradhras. Los hobbits, con algunas energías recuperadas, continuaron a pie el resto del recorrido pues la nieve era mucho menos profunda y la tormenta se había convertido en una suave nevada que pronto cesó.
Ya avanzada la noche llegaron al Valle del Arrollo Sombrío, buscaron el lugar que les pareció más seguro, comieron algunas coimas y un poco de pan, bebieron agua y durmieron profundamente. Al día siguiente los ánimos se habían recuperado, el rostro de Aerin brillaba bajo la luz del sol con nuevos colores, los hobbits aún tenían los rostros pálidos, pero después de comer un pequeño desayuno se sintieron fuertes y saludables y dispuestos a continuar la marcha. Caminaron hacia el Este y el Sur siguiendo el arroyo por el lado oriental, caminando largo rato por más de quince millas. A las dos horas después del medio día se detuvieron y comieron un poco, luego se pusieron en marcha rumbo al Este y al Norte. A medida que avanzaban el paisaje iba cambiando y la primavera hacía de las suyas con los árboles cuyos troncos comenzaban a tomar nueva vida y sus ramas desnudas se llenaban de nuevos brotes verdes y radiantes a la luz del Sol y el andar de los caminantes se tornaba más alegre al observar la gracia con la que los árboles bailaban en la brisa. Si bien habían muchas plantas que habían mantenido sus tonos verdosos sin importarles las constantes amenazas del invierno, estas permanecían casi intactas balanceándose en el viento de un lado a otro y se podía observar en ellas la resistencia invernal. También se veían a lo lejos distintos tipos de pinos que permanecían invariables y pretendían permanecer así durante el resto del año. Los caminantes seguían adelante acompañados de los rayos del Sol que se habían asomado entre algunas nubes que lo cubrían y que amenazan con soltar una lluvia. Varias horas después el Sol ya se había escondido y el aire era cada vez menos agradable. Así concluyó el cuarto día de marcha, los hobbits ya habían perdido las ganas de seguir adelante y deseaban volver a la Comarca o reunirse con el Rey Elessar y cabalgar con él hasta Minas Tirith, pero no, estaban ahí caminando sin rumbo hasta un lugar completamente desconocido para ellos y para su guía que era muy distinto a ellos y poseía muchas más energía y debido a sus insistencias no se daba cuenta del cansancio de los hobbits que se sentían fatigados, hambrientos, cansados y enfermos y necesitaban descansar y dormir en algún lugar cálido y acogedor para reponerse.
El día concluía cuando los hobbits desistieron y se negaron a seguir la marcha.

- Es imposible, ya no podemos seguir caminando - dijo Frodo.
- Ah sido un recorrido extremadamente largo para nosotros, estamos muy fatigados y nos sentimos enfermos, Luv ah pescado un resfriado que empeora a cada minuto - continuó Faramir.
- Así no es posible seguir avanzando, ¡no! Nos quedaremos aquí y descansaremos hasta reponer nuestras energías y después volveremos a la Comarca y a buscar a nuestro amigos -.
Aerin los miraba con aire sombrío sin decir una palabra, pero se compadeció y dijo :
- Por favor , no me hagáis esto, se que estáis fatigados y hambrientos, pero no olviden que fue vuestra decisión la de acompañarme ...-.
- Es por eso mismo que hemos cambiado de parecer y deseamos volver por donde llegamos - interrumpió Frodo.
- Yo se que no he sido una buena guía para vosotros y por eso deseo que me digáis cuando os sintáis incómodos por algo, no es mi intención forzarlos a hacer algo que no deseáis hacer, es por eso que necesito que me muestren vuestra incomodidad y me planteen vuestras inquietudes para así poder hacer de este viaje algo agradable para todos - dijo Aerin en el momento que sus ojos comenzaban a brillar y se le humedecieron, miró hacia un lado y una lagrima bajó por su mejilla. Los hobbits apenados la miraron y Luv se acercó y le dijo:
- No llore, no se trata de hacerla sentir mal, sois una gran persona y con un gran espíritu aventurero que para nosotros es demasiado grande y difícil de seguir, por eso te pedimos que entiendas nuestra posición -.
- Gracias pequeño amigo, yo entiendo su posición, pero necesito que me digan si voy muy rápido para poder así detenerme y mirar alrededor -.
- Lo haremos no te preocupes -.