Corazón de Hobbit

Por culpa de una imprudente travesura, el joven Pippin se verá envuelto en toda una odisea en la que demostrará que el corazón de un hobbit es capaz de superar cualquier adversidad.


N.A:: Mil gracias a todos los que me han ayudado a escribir ese relato; Rinaranwen, Shimart, Lance y Usagi (te quiero ^^), al foro de ElFenomeno por resolver mis dudas, y en especial a Tinúviel, por ayudarme con el argumento; A Raul, por ese canto élfico, y a Dhaem, por ese magnífico final que ya todos veréis... Que conseguiste emocionarme... ;)
Hantalë.


Esta historia tiene lugar en los años anteriores a la partida de Frodo y sus compañeros hacia la aventura del anillo, concretamente en el año 3010 de la Tercera Edad.




Prólogo

La tradición hobbit siempre ha dicho que los años de la veintena son una edad difícil. No se equivocaban, pues grandes eran las travesuras pero también las hazañas que un joven hobbit podía llegar a cometer durante esos años. Pero nada poco conocidas son las hazañas de cuatro jóvenes hobbits, cuya fuerza y entereza salvaría a los pueblos libres de la Tierra Media. Pero esta es otra gesta, que los grandes eruditos se han encargado de preservar y hacer que sea conocida, quedando en los albores de la historia.
El relato que a continuación se ha rescatado de las crónicas de los Medianos, no es sino un ejemplo más del corazón aventurero que posee esta buena gente.
Comenzaré diciendo que Gandalf partió de Bolsón Cerrado poco tiempo después de la desaparición de Bilbo. El ambiente que se respiraba en la antes tranquila Comarca era, por tanto, muy cargado de habladurías, suposiciones y rumores.
Frodo Bolsón, el joven sobrino de Bilbo, había pasado semanas subastando las pertenencias de su querido tío, y espantando los rumores (y los intrusos, si cabe) sobre el supuesto oro escondido de Bolsón Cerrado. Agotado de tanto trabajo, no dejaba de soñar con que llegara la noche, para escapar de todo y caminar, caminar por senderos en las inmediaciones de la Comarca. Muchas veces se le vio solo, y muchos sospechaban que iba a ver a los elfos que, según se decía, merodeaban a veces a las afueras de la Comarca.
Meriadoc Brandigamo era un gran amigo de Frodo, además de su primo, pues la madre de Frodo, Primula, había sido una Brandigamo. Samsagaz Gamyi era el jardinero de los Bolsón, y el fiel compañero de Frodo. Su amistad fue una de las cosas más hermosas que jamás se vieran en la historia de los Medianos.
Otro gran amigo de Frodo era Peregrin Tuk, primo de él y de Merry, y a él se refieren los hechos que en ella se relatan. Mi querido primo Peregrin en persona me relató esos hechos, los cuales plasmó en un precioso libro que escribió a caballo entre Gondor y la Comarca.

Lily Bolsón es mi nombre, pariente de los que fueran portadores del anillo, y ya no más demoro la verdadera historia, tal y como mi primo Peregrin, respetable Thain de la Comarca, la cuenta en su relato...


1. La nueva familia de Los Gamos

"Las casas y las cavernas de los Hobbits de la Comarca eran a menudo grandes y habitadas por familias numerosas (...) En ciertas oportunidades -como el caso de los Tuk de los Grandes Smials o de los Brandigamo de Casa Brandi-, muchas generaciones de parientes vivían en paz (relativa) en una mansión ancestral de grandes túneles."

J.R.R. Tolkien- El Señor de los Anillos "Sobre los Hobbits"

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Apenas hubo el resplandor del sol asomado por la explanada, el joven Peregrin Tuk, conocido como Pippin, salió de su agujero hobbit y respiró hondo, llenando sus pulmones con el puro aire de la Comarca. Sus vivarachos ojos centelleaban al mirar al sol; se protegió el rostro con la mano, y salió al jardín. Su hermana Pervinca, la más pequeña de sus hermanas, estaba recogiendo flores. Levantó la vista al ver a su hermano, único varón de la familia sin contar al padre, Paladin II, respetado Thain de la Comarca como era normal en los Tuk.
- Buenos días, hermano -dijo ella, levantándose con gentileza del suelo y sacudiéndose graciosamente la falda, ensuciada por la tierra perlada de rocío- ¿Irás hoy a visitar al primo Frodo?
- Desde luego, querida hermana -dijo alegremente, guiñándole un ojo- Comunícaselo a nuestra madre, no tengo un segundo que perder... Le prometí a Frodo que le ayudaba a liquidar las últimas cosas del viejo Bilbo... ¡Adiós!
Y marchó raudo sin mediar palabra, dejando a la jovencísima Pervinca con la palabra en la boca...
- ¡Ay, hermano Pippin! Y madre quería que la ayudaras con la cosecha...

Pippin corría por el prado, riendo contento; los asustados saltamontes brincaban a su paso en todas direcciones.
- ¡Eh, Pip!
El joven hobbit se detuvo, mirando alrededor. Entonces vio que un hobbit de piel clara y graciosos rizos castaños, medio ocultos por un gastado sombrero, le saludaba con la mano desde una llanada.
- ¡Buenos días, Merry! -jadeó Pippin, y corrió hacia él.
- ¡Eh! ¿No te has enterado de las novedades? -le preguntó Merry mientras caminaban.
- ¿Novedades? - inquirió Pippin mientras daba un mordisco a una jugosa manzana- ¿Qué acontece, querido primo?
- ¡Una nueva familia se ha mudado a Los Gamos! -exclamó- Les vi esta mañana. Son cuatro. Creo recordar que se hacían llamar Zarzamora, o Frambuesa, algo así...
- Bueno, ¿y qué pasa con ellos?
- En fin, ya sabes que dentro de poco Frodo celebrará el cumpleaños de Bilbo, ¿no? La semana que viene... No, la siguiente. Lo hace cada año, no le importa que su tío ya no esté y haya partido a quién sabe donde... Aunque de todas maneras, es como si celebrara su propio cumpleaños, pues ambos nacieron el mismo día, como bien sabes...
Pippin suspiró.
- Mi querido Meriadoc, ¿quieres hacer el favor de ir al grano?...
- Bueno, bueno -se disculpó Merry- El caso es que la hija menor de los Zarzamora, o Arbusto, es una damisela hobbit preciosa. Tiene largos cabellos castaños y un rostro de porcelana, y dos hermosos ojos verdes como los prados brillan en él...
- ¡Oh!... Ya veo lo que te ocupa, querido Merry... ¿O acaso no te has quedado prendado de esa jovencita? Me gustaría ver tu cara cada vez que la miras... -añadió con voz melosa, y se echó a reír- ¿Y qué, la has invitado a salir contigo por la Comarca para mostrarle su nuevo hogar?
 - Bueno, eso me hubiera gustado... -confesó Merry- Me conformé con ayudarla a sacar algunos muebles de las carretas. Eso sí, le dije que no dudara en pasarse por Hobbiton para la fiesta en honor a Bilbo... Aunque me miró con cara muy rara cuando me preguntó "¿Es un honorable miembro de la comunidad?" Y yo le dije: "Era, desapareció de repente en su 111 cumpleaños"
 Pippin se echó a reir.
 - Tu verborrea me asombra, Merry. Seguro que la has espantado de malas maneras...
 - ¡No lo creo! -contestó Merry algo alterado- Estoy seguro de que aparecerá durante la fiesta, y entonces podré invitarla a bailar...
 - No tan deprisa, mi apreciado Merry... ¿no crees que antes debería darle el visto bueno?
 - ¡Ay, tus intenciones me abruman, Pippin! ¿No pretenderás intentar invitarla tú? Te recuerdo que tú ya tienes a tu dama hobbit, ¿qué pasa con esa tal Lily Bolsón?...
Pippin se sonrojó tal manera que Merry hubiera jurado más tarde que hasta sus orejas puntiagudas se volvieron rojas.
- ¡Ella solo es prima mía, como bien lo es de ti, Merry...! ¡Y es una buena amiga, nada más! -contestó.
- Bueno, así se empieza...
- ¡Merry!...
Pippin le tiró la manzana que le quedaba, y Merry se echó a reír a carcajadas. Los dos se enzarzaron en una pelea juguetona cuando, de repente, una dulce voz femenina sonó a sus espaldas...
- Disculpad...
Los dos miraron a la vez, Merry agarrando a Pippin de la camisa y este agarrándole del sombrero.
- ¿Sois vos, maese Meriadoc?...
Una jovencita hobbit de ojos verdes y largo pelo castaño les sonrió.
 - ¡Señorita Zarzamora!... digo... Frambuesa...
La joven hobbit se echó a reír.
- Vuestra memoria no es muy buena que digamos... Es Zarzal. Dalia Zarzal. Mucho gusto en volver a veros. Y gracias por ayudarnos con el traslado.
- ¡Merry! ¿Es ella? -dijo Pippin con todo el descaro del mundo, y recibió un codazo. Aún así el revoltoso mediano se echó a reír disimuladamente. La joven los miraba extrañada.
- Perdonad, señorita Zarzal... Este es Peregrin Tuk, de los Tuk de la Alforzada, hijo del Thain y primo mío.
Los dos se pusieron en pie y se apresuraron a sacudirse la ropa. Merry se colocó bien el sombrero y Pippin el chaleco. Luego le hicieron una profunda reverencia.
- Es todo un honor, señorita Zarzal -se presentó Pippin- Espero que disfrute ya de una agradable estancia en la Comarca... Mi primo Merry y yo nos ofrecemos gustosos a hacer un recorrido por la Comarca con usted, si nos lo permite...
- Muchas gracias, honorables hobbits... -dijo ella algo azorada- No dudaré en pedíroslo si se da el caso... Ahora debo irme. Solo he salido a dar un pequeño paseo...
La joven les hizo una reverencia y se alejó trotando gracilmente, cogiendo su larga falda para no tropezar.
- Merry, tenías razón... Es una joven encantadora, y muy guapa... -dijo Pippin casi en las nubes- Espero poder invitarla a bailar en la fiesta del viejo Bilbo...
- No tan deprisa, mi querido Pippin... -le interrumpió Merry- ¿Quién dice que vas a ser tú quien se lleve los honores? Además te recuerdo que si yo no te hubiera hablado de ella, nunca habrías sabido de su existencia.
- ¿Y quién dice que no? -replicó él- Vamos, si continuamente estoy yendo a Los Gamos, ¿quién dice que no la hubiera visto allí? Además, recuerda que fui yo el primero que se ofreció a mostrarle la Comarca...
- ¡No me vengas ahora con esas!... -exclamó Merry, dándose una palmada en la frente- Pero yo la ayudé con la mudanza. Conociéndote seguro que tú no hubieras ayudado a trasladar ni siquiera las almohadas de la cama...
Pippin se detuvo enfurruñado.
- ¿Cómo te atreves? ¡Las almohadas y mucho más! ¡Hasta es posible que hubiera acabado el trabajo antes que tú!
- ¿Ah, sí?...
- ¡Eh, vosotros dos!
Los dos cesaron de discutir de repente y se giraron hacia esa tercera voz. Era Frodo Bolsón, sobrino de Bilbo, el que fuera el hobbit más longevo de la Comarca, antes de partir para siempre en busca de nuevas aventuras en el día de su 111 cumpleaños.
- ¡Hola, Frodo! -saludó Pippin.
- Os llevo esperando toda la mañana. Al final he tenido que subastar algunos de los últimos muebles yo solo... -suspiró- Al menos no he tenido dificultades... -Frodo cerró los ojos con aire grave- Eso si no contamos con que Lobelia ha venido a quejarse una vez más de sus cucharas de plata...
- Mil perdones, Frodo... Nos entretuvimos...  -se disculpó Merry.
- ¡Tienes que conocerla, Frodo! Es preciosa, tiene un hermoso pelo del color de las avellanas, y...
- Vaya, ¿no hablaréis de alguna doncella hobbit? ¿Es como la joven Margarita Bludger de la semana pasada? ¿O se trata de nuevo de la presumida Rubí Madriguera?
- Te equivocas, querido Frodo... No es un simple capricho, esta vez va en serio... -empezó Merry- Es esa nueva familia que se ha mudado a Los Gamos... La hija más pequeña se llama Dalia Zarzal, y es una damisela preciosa. La he invitado a venir al cumpleaños del viejo Bilbo, el tuyo, si tenemos que especificar, si no te molesta...
- No me molesta, Meriadoc. El problema, por lo que veo... -comenzó Frodo- Es que a los dos os hace tilín...
Merry y Pippin se miraron y, casi a la misma vez, alzaron una ceja.

La noticia de la nueva familia que se había mudado a Los Gamos corrió pronto por todo Hobbiton. Las gentes de Cricava siempre habían sido fruto de habladurías por parte de los habitantes de Hobbiton, pues eran consideradas, por así decirlo, gentes extrañas. Los Brandigamo eran bastante asiduos a meterse en líos, más o menos como los Tuk, si me entendéis, pero además adoraban los ríos y sabían nadar, algo impensable para un hobbit. Los habitantes de la parte más al norte de los Gamos de la Comarca, entiéndase Hobbiton, eran de lo más tranquilo que un mediano pudiera encontrar, y les parecía antinatural encontrar un hobbit curioso, activo y amante de las aventuras. Las cosas que habían dado algo de mala fama a Bilbo, cuya repentina desaparición no consiguió sino empeorarlas. Y el joven Frodo iba por el mismo camino. Pues aunque Bolsón, su madre había sido una Brandigamo. Aunque eso es otra historia.
Las cosas que de los Zarzal se decían eran de lo más variopintas. Ted Arenas, el hijo del molinero, no hacía mas que repetir que no tardarían en abandonar Los Gamos si eran una familia hobbit como tenía que ser, "Pues raro es el lugar que han elegido para asentarse..." decía "Tan a la orilla del río y tan cerca del siniestro Bosque Viejo..." Por su parte el viejo Tío, padre de Samsagaz Gamyi, el fiel jardinero de los Bolsón, veía con buenos ojos a los nuevos recién llegados. A decir verdad, no le importaban las habladurías, pues era de los hobbits más mayores y sabios de la Comarca, y sabía que estas eran infundadas. "Pura envidia" decía a veces de las gentes de Hobbiton "Porque ellos no se atreven a sacar a la luz su espíritu aventurero" Sabía de la extrañeza de los Brandigamo, pero la respetaba.
Por su parte, Merry y el joven Pippin, siendo el más pequeño del grupo con apenas veinte años cumplidos, edad aún muy temprana para un hobbit (que alcanzan la mayoría de edad a los 33) no hacían más que trazar planes para poder pedir bailar a la bella señorita Dalia Zarzal en el cumpleaños de Bilbo. Ayudaban a Frodo con los preparativos, pero de vez en cuando salía el tema de conversación de la joven hobbit y Frodo recordaría mas tarde, entre risas, que se les quedaba cara de tonto cuando hablaban de ella. Más de una vez se les caían al suelo los sacos de harina, dejándolo todo cubierto de un espeso polvo blanco que más tarde les costaría horrores quitar.
La señorita Zarzal, haciendo caso de su promesa, se pasaba de vez en cuando por Hobbiton. Y ¡ay!, eso si que arrancaba risas de Frodo cuando veía el comportamiento de sus primos ante la joven. Sam, que casi todos los días arreglaba el jardín y se sentaba a charlar animosamente con su amo mientras fumaban en pipa, no entendía el comportamiento extraño de los traviesos hobbits (cuyo número de reverencias y alabanzas por conversación era incluso superior al que le hacían a los adultos para justificarse de alguna travesura), debido a que desconocía la historia, hasta que Frodo se la explicó.
- ¡Ay! -dijo entonces Sam- Buen momento han elegido estos dos para enamorarse de la misma hobbit... Creo que recordaremos con gracia este momento, señor Frodo.
Y Frodo reía, y Merry y Pippin disimulaban.