Amistad
Sencillo relato breve con moraleja intrínseca al más puro estilo de los cuentos tradicionales. Muy agradable de leer.

Había un campesino que,como cualquiera de su rango,vivía de lo que cultivaba.
Una tarde fría de otoño,estaba él cosechando cuando llegó un campesino de mayor rango que él que montaba un corcel castaño.
Al ver al jinete,el campesino saludó:
-Palin os guarde,buen señor.
-A ti también,campesino.Dime,¿cómo es que no tienes un caballo al igual que yo?.-Preguntó el caballero para alardear de su bien.
-Porque sin dinero no lo podría pagar,señor.
-Eso es cierto.No todos somos iguales.Unos son más ricos y otros más pobres.
El campesino se sintió ofendido,pero no habló.El jinete se marchó y el campesino siguió trabajando mientras pensaba en las palabras del hombre.A la noche,mientras regresaba a su modesta cabaña,se encontró con Abel,su amigo.
-Hola,amigo mío.-saludó Abel.
-Hola a ti.¿Sabes?Hoy me encontré con un campesino rico.
Los dos amigos contaron todo lo que les había ocurrido.Antes de despedirse,el campesino concluyó:
-¿Sabes?Si yo tuviera dinero,lo compartiría contigo,Abel.
Y se marcharon a sus casas.El campesino rezó a la diosa de los Hombres,Palin la Dueña del Cielo.
-Oh,hermosa Palin,en este día te hago una petición.Concédeme la fortuna y la oportunidad de una vida mejor.
Y se acostó.La compasiva Palin lo escuchó y a la mañana siguiente,el campesino despertó temprano para ir a la ciudad a vender alpacas.
Iba llevando su pesada carreta a falta de un asno para tirar de ella cuando se acercó un noble y le compró tres alpacas, cosa que no le sucedía desde hacía tiempo.Y el campesino marchó feliz a su casa.
Al día siguiente,el campesino fue a la ciudad a trabajar de nuevo vendiendo sus alpacas cuando vio correr a un hombre que llevaba un saquito.
-¡Deténganlo!¡Es un ladrón!.-gritaba un hombre que corría detrás.
El buen campesino lanzó una de sus alpacas al suelo y el salteador tropezó y cayó.El hombre recuperó su saco de monedas y se dirigió al campesino.
-Te estaré eternamente agradecido.Soy el consejero del rey.Ese hombre se llevaba parte de mi fortuna.Ven a mi casa y hablaremos.
El consejero trató con el campesino y le pidió que trabajara para él cuidando sus dos caballos.El campesino aceptó y en pocos meses era tan rico como el caballero con el que topó días atrás.
El campesino compró una casa más grande,y pudo pagar su caballo.Una noche llegó Abel a visitarle.
-¡Hola amigo!Veo que la fortuna te sonríe.
-¡Ya lo creo!En mi vida estuve en una casa así,es tan cómoda...
-Lo malo es que ahora vives muy lejos de mí,¿no extrañas aquellos campos?¿Las mañanas en las que trabjábamos juntos? Ahora apenas trabajas tus tierras,estás todo el día en la ciudad.
-El consejero me paga bien.Es mucho mejor que vivir de lo que me dé la tierra.
-Quizá tengas razón.Ahora eres un hombre rico.
-Sí,y mucho,y seguiré así hasta ser tan rico como el consejero.-Dijo el campesino.
-Pero,¿acaso no vives bastante bien ahora?
La cara del campesino ya no mostraba la sonrisa de siempre.Era la cara de un ambicioso.
-No.Quiero ser rico,no un campesino desgraciado.Todos los campesinos son desgraciados.
-¿Me estás llamando desgraciado?.-Preguntó Abel ante la ofensa.
-Como lo oyes.-Dijo el campesino sin dar crédito a lo que salía de su boca.-No todos somos iguales,Abel.Unos somos más ricos y otros más pobres.
Abel estaba muy molesto con el hombre y caminó hacia la puerta.
-¿Adónde vas?.-Preguntó el campesino.
Abel se volvió llorando al varón y dijo:
-Una vez tuve un amigo que buscaba vivir mejor creyendo que encontraría en el dinero la felicidad.Tenía un amigo,pero lo perdí.
Y se marchó.El campesino se quedó mirando la puerta paralizado.Al momento comenzó a llorar también y llevándose las manos a la cabeza se preguntó:
-¿Qué he hecho?¡He perdido a mi mejor amigo!¡He perdido la felicidad!¡Y todo por culpa del dinero!
Pasó una semana en la que el campesino no fue a trabajar para el consejero del rey.Una tarde se presentó ante él y le dijo:
-Señor,vos me habéis tratado con amabilidad,pero deseo dejar este trabajo.
-¿Estás seguro de lo que quieres?
-Sí.-Respondió cabizbajo el campesino.-He perdido mucho por el hecho de desear más dinero.Extraño madrugar para ir al campo a trabajar.El feudo que su Majestad me concedió me espera.
-Te entiendo muy bien.Aunque es mi deseo que permanezcas aquí trabajando,sé que no es así como lo quieres y que no eres mi vasallo y mucho menos mi esclavo.Si así lo quieres puedes marcharte a tu antigua casa y continuar trabajando las tierras del rey.Eres libre para decidir lo que hacer.
-Gracias señor.
Por la tarde,alguien llamó a la puerta de Abel.Cuando éste la abrió se encontró con su amigo,vestido con su antigua ropa de trabajar en el campo.
-He vuelto,Abel.
Y ambos entraron en la casa riendo.

FIN