Al salir del curro

Las reflexiones de la Nazgûl nº7 acerca de su nada sencillo trabajo :-).
Que la Tierra Media entera piense lo que quiera. Nadie, y digo NADIE, conoce a los Nazgûl fuera del trabajo. Principalmente porque a nadie se le ocurre ir donde cualquiera de nosotros a preguntarnos: ¡Eh, qué vida llevas, majo!¿Qué tal la mujer/marido?¿Y la universidad de los hijos?
   No, nadie se para a preguntarle a un amable Jinete cual es el camino más corto para llegar a Bolsón Cerrado, o si tiene algo de tabaco encima, o si tiene fuego, o la hora… pues eso es injusto: luego que no somos buena gente, que sólo sabemos chillar, y el idiota de Saruman que pasó al lado mío el otro día y que no le saludé. A ver cuando se entera que estoy más miope que un topo, y que no es por descortesía. Y esos rumores de que les tenemos manía a los hobbits, pues nada más lejos de la realidad, porque el núm. 5 pasa bastante a menudo sus vacaciones en un smial que alquila para la ocasión, con vistas a una hermosa campiña (es que además el pobre tiene problemas respiratorios y el aire del campo le viene muy bien) además los vecinos le adoran.
Lo dicho, también tenemos vacaciones, que con un jefe como Sauron nos las tenemos más que merecidas, y con plus de peligrosidad, además, porque no entraba en el contrato aquello de que te incendien "vivo" en la Cima de los Vientos, ni que te arrastre la corriente por unos rápidos, ni las heridas por arma élfica (que por cierto duelen bastante, porque en una ocasión al num.9 le pinchó un elfo y le dejó el culo…, bueno, mejor lo dejo porque si lee esto me mata) ni tampoco nos cubrió el seguro los desperfectos causados en la habitación de los hobbits en El Poney Pisador.
   Como se puede ver, en este aspecto la no-vida es injusta con nosotros. En otros aspectos no se puede decir lo mismo, nosotros disfrutamos de todo lujo en Mordor: desde cruceros en yate por el mar de Nurn hasta cócteles en los mejores campos de golf de la Comarca. Al fin y al cabo, en vida todos teníamos grandes fortunas, pues éramos la creme de la creme entre los reyes y oligarcas mortales (el casting de Sauron fue realmente duro, por eso sólo quedamos nueve). Y encima después de casi dos edades de trabajo… ¡imaginaos la pensión de jubilación que nos va a caer! (¡Además de las cuentas en las islas Caimán, pero shhhh! eso es un secreto ).
   Otra anécdota de nuestro trabajo viene dada por la vestimenta. Como casi todo el mundo currante, también tenemos uniforme: esas capuchas negras y esas ropas raídas. Que yo, personalmente, no voy con esas fachas por la calle, ¡a ver si me van a tomar por loca! El único objeto que no es parte del uniforme es el anillo, por supuesto. De ese no me separo. (Por cierto que hemos cazado al núm. 8 llevándose anillos de otros jinetes, a algunos les da la obsesión sin remedio, después de la misión detrás del señor Frodo… el mal del excombatiente nos puede afectar a cualquiera de nosotros, pobre núm. 8).
   Y respecto al jefe… a ese si que no le pedimos demasiado, porque el pobre está con depresión, si el núm. 1 no se hubiera comprado un yate más grande que el suyo y el núm. 5 no le diera palizas jugando al Risk, pues yo no tendría que salir del solarium el domingo (que es mi día libre) para acompañarle hasta el psicoanalista. Por suerte no me da mucho la lata, le enchufo el Tetris o una película de dibujos y se está quieto toda la tarde. Encima ahora se ha empeñado en que no siente los dedos de la mano izquierda, y yo le digo: "Si te los cortó Isildur, ¿cómo narices los vas a sentir?". Pero no, él se empeña en que hasta hace unos días seguía sintiendo los dedos. Espera que no se le extienda, tiene miedo por otras partes de su cuerpo, el pobre. En resumen, esto serían algunas de las cosas que le ocurren a un Nazgûl durante y después del trabajo. Por cierto, si lo incluís en el número especial de verano… ¿cuánto recibiré por la exclusiva?

Fdo. La num.7