El Señor de los Cuchillos
"El Señor de los Cuchillos" enviado por Usagi-cha, ha sido actualizado con un nuevo capítulo... Esperamos que lo disfrutéis :-)

Tres cuchillos para los Reyes Elfos bajo el techo.
Siete para los Señores Enanos en chabolas en ruinas.
Nueve para los Hombres Mortales condenados a morir.
Uno para el Señor Oscuro, sobre el taburete oscuro.
En la Tierra de Mordor donde se extienden las Sombras.
Un Cuchillo para cortarlos a todos. Un Cuchillo para descuartizarlos,
un Cuchillo para matarlos a todos y atarlos en las tinieblas
en la Tierra de Mordor donde se extienden las Sombras.


PRÓLOGO

1. De los Hobbits

Los hobbits son un pueblo sencillo y muy antiguo. Amaban la paz, el amor, la amistad, y una sarta de tonterías por el estilo. También les gustaba cultivar la tierra, pero no había para ellos un paraje mejor que un prostíbulo bien aprovechado y bien ordenado (esto se debía a que las mujeres hobbits no solían ser muy atractivas, y claro, los hobbits machos necesitaban ir a refugiarse en uno de estos parajes de vez en cuando). No entienden ni entendían ni gustan de maquinarias complicadas, lo que demuestra su estupidez sin límites. Son gordos, bajos y lentos, no pueden realizar magia alguna y tienen los pies peludos.
Llegados a este punto nos preguntamos: ¿Y para qué sirve un hobbit? A lo que nos contestamos: Para nada. Y eso nos lleva a una nueva pregunta: Si son tan inútiles, ¿por qué fueron creados? Bueno, eso no me lo preguntéis a mí, sería como si me preguntarais el sentido de la vida, y si supiera la respuesta no estaría aquí escribiendo estupideces. Bueno, sigamos con los hobbits.
Los hobbits de la Comarca, un bonito lugar donde viven los protagonistas de esta historia, vestían ropas de brillantes colores, se pintaban su melena rizada de los mismos, y alguno que otro llevaba también zapatos enormes. Por esta razón en la Comarca había numerosos circos, en los que actuaban los hobbits más desesperados por encontrar trabajo. Y es que realmente era un trabajo difícil, ya que estos hobbits eran insultados, humillados y maltratados por los espectadores, que se divertían generalmente lanzándoles los objetos más grandes y pesados que podían robar de las casas de sus vecinos; pero me estoy yendo por las ramas.
En resumen, los hobbits vivían en paz en la Tierra Media, donde se desarrollará esta historia (como todo el mundo sabe, quien no lo sepa debe estar un poco más atento a la publicidad televisiva). Se supone que tenemos algún parentesco muy lejano con ellos (Dios nos libre), pero eso son sólo habladurías, así que haremos caso omiso de esta aclaración.

2. De la hierba para pipa

Otra cosa entre los antiguos hobbits que merece mencionarse es su adicción en demasía a fumar. Por suerte no se trataba del tabaco que se fuma actualmente, ya que si lo fuera los hobbits se habrían extinguido en los primeros años de su existencia. No, se trataba de una hierba que ellos llamaban hierba para pipa (eran muy originales e ingeniosos poniendo nombres a las cosas). Este es el único hábito que pueden reclamar como de invención suya (penoso, pero cierto). Había diversos tipos de hierba para pipa: Hoja Valle Amargo, Tieso Toby y Estrella Andaluza.
Como a nadie le importa en lo más mínimo este apartado y probablemente todo posible lector está aburrido y listo para dormir, terminaré aquí, no sin antes mencionar que no se sabe en que época empezaron a fumar los hobbits, pero servidora sospecha que parte de la contaminación de la capa atmosférica fue causada por estos simpáticos seres y sus pipas.

3. De la ordenación de la Comarca

La Comarca se dividía en cuatro distritos, las Cuadernas, denominadas del Norte, del Sur, del Este y del Oeste (comprobamos una vez más el ingenio hobbit), y éstas a su vez se dividían en más regiones, pero no pienso aburrir al posible lector con semejantes aclaraciones.
En ese entonces la Comarca apenas tenía "gobierno" (nótense las comillas). Las familias cuidaban de sus propios asuntos y se pasaban el día comiendo, emborrachándose y viendo la televisión. Todo hubiera resultado perfecto si descontamos los múltiples asesinatos, robos y secuestros que tenían lugar todos los días, pero el primer y el tercer caso no importaba generalmente al resto de hobbits, y menos aún a las familias de las víctimas, que se sentían felices de poder librarse al fin de un miembro de la familia, y además sin tener que recurrir a la mafia. En el segundo caso, en cambio, los dueños de las cosas robadas no paraban hasta encontrar al ladrón, y seguidamente lo convertían en esclavo sex... Me estoy yendo por las ramas otra vez, pero es que el comportamiento de estas criaturas llama poderosamente mi atención.
Los hobbits pasaron mucho tiempo sin tener un rey, algo perfectamente normal, ya que en cuanto alguien era nombrado rey a los súbditos les daba la vena asesina, iban a buscarlo y le daban muerte. Así es completamente normal que nadie se atreviera a presentarse a rey. El único oficial verdadero de la Comarca era en esa época el Alcalde de Cagada Grande, que era elegido cada siete años de forma democrática, si se le puede llamar así, ya que los candidatos más ricos tenían la sana costumbre de amenazar a gran parte del pueblo con hacer que ya no tuvieran acceso a sus bienes más preciados: la droga, la hierba para pipa, la cerveza y el televisor. Bajo esta amenaza, los hobbits iban raudos a votar por el candidato en cuestión. El alcalde no hacía mucho realmente, solo presidir los banquetes e inaugurar algún que otro edificio, mayoritariamente prostíbulos.
Después estaban los policías, u Oficiales, como los llamaban. No llevaban uniforme, pero además de las vestimentas típicas de los hobbits, se daban de golpes hasta que se les hinchaba la nariz y se la pintaban de rojo; curiosamente el resultado era muy parecido a las narices de los payasos actuales. Estos Oficiales no hacían mucho tampoco, simplemente vigilaban que la cantidad de robos no fuera excesiva (pasaban completamente de los asesinatos y secuestros, ya que todos quedaban felices), y de vez en cuando, cuando encontraban un animal extraviado, les gustaba patearlo. El resto del día se lo pasaban emborrachándose, como el resto de hobbits.

4. Del descubrimiento del Cuchillo

Bueno, esta historia empezó un fatídico día en que el mago Gandalf el Gris llegó a la puerta del hobbit Bilbo Bolsón. El mago Gandalf era un viejo verde y borracho que solía rondar por la Comarca en busca de alguna jovencita hobbit que no estuviera vigilada por sus padres, para enredarla y llevársela a... Bueno, eso no viene al caso. También gustaba de colarse en las bodegas de los aldeanos hobbits y vaciarlas de cualquier sustancia alcohólica. El otro sujeto, Bilbo Bolsón, era algo más decente que Gandalf (tampoco mucho, no nos pasemos), y su pasatiempo favorito era sentarse frente al pórtico de su caserón y... y no hacer nada en especial, simplemente ver pasar a la gente y enredarse en discusiones que él mismo provocaba. Podemos comprobar que este hobbit no estaba muy bien de la cabeza, de modo que era mejor no tener ningún tipo de relación con él.
El caso es que Gandalf llegó a casa de Bilbo, y después de discutir largo rato, Gandalf se dio cuenta de que aquel tío era lo suficientemente estúpido como para utilizarlo como él quisiera. Así que le metió en su casa a doce enanos muertos de hambre que encontró tirados por el camino (que también pensaba utilizar para su beneficio), y les contó el cuento de que en las profundidades de una montaña, en el otro lado del mundo, había un dragón muy simpático que regalaba parte de su tesoro a todo aquel que iba a visitarlo. Bilbo y los enanos quedaron entusiasmados con el cuento, sin sospechar que todo era una trampa del cruel mago, y que en realidad el dragón era una bestia de furia desenfrenada que cuidaba muy bien el tesoro que había robado a unos pacíficos piratas, que pensaban llevarlo a una ONG. Bueno, el caso es que Bilbo, los doce enanos y Gandalf partieron en busca de la montaña. Este último, naturalmente, les dio esquinazo a la mínima oportunidad, diciendo a sus compañeros de viaje que tenía asuntos urgentes que atender, cuando en realidad iba a prometerles varios regalos a las amantes que tenía por todo el mundo, que pensaba comprar cuando les quitara el tesoro a los trece pardillos.
Bien, pues inexplicablemente, Bilbo y los enanos llegaron hasta la montaña, mataron al dragón y se llevaron el tesoro (Gandalf decidió no llevárselo todo, ya que parecería sospechoso, hasta para aquellos trece idiotas, que un día consiguieran un tesoro y a la mañana siguiente no quedara nada). Pero por el camino, Bilbo encontró algo.
Resulta que el alegre grupo fue convencido por Gandalf de ir a ver como eran las jovencitas orcas, según él para hacer un inocente estudio sobre los distintos sexos en las criaturas de la Tierra Media. Una vez que llegaron a la montaña en la que vivían, Gandalf tuvo la imprudencia de manosear a una orca, la cual se puso a gritar como loca pidiendo que la rescataran de aquel viejo indecente. Por supuesto, los orcos, siempre con su instinto homicida, no se lo pensaron dos veces para lanzarse al ataque de los invasores. El caso es que, en su huída, Bilbo cayó por un alcantarillado, y los enanos, que no tenían la suficiente inteligencia como para saber que cuando se pierde a un compañero hay que buscarlo, y Gandalf, que no tenía ganas de ir a rescatar a su "amigo", lo dejaron a su suerte.
Bilbo finalizó su caída y tocó el suelo. En cuanto se levantó, se dio cuenta de que al caer había puesto la mano sobre un cuchillo colocado con la punta hacia arriba, de modo que casi se desangra. Se guardó el cuchillo en el bolsillo, y mientras buscaba algo con que vendarse el agujero que tenía en la mano, se encontró de cara con la criatura Gollum, a quien ya todos conocemos y que no me molestaré en describir. Gollum tenía hambre de diez días, y Bilbo no estaba muy delgado precisamente, así que Gollum le propuso jugar a las adivinanzas, y si él perdía se lo comería, pero si ganaba lo sacaría de ahí. Bilbo, como buen idiota, aceptó, y así se pasaron dos días enteros intercambiando adivinanzas, hasta que Bilbo se cansó, sacó el cuchillo de su bolsillo y rajó a Gollum en plena pierna. Gollum, al no poder andar, no pudo impedir que Bilbo saliera huyendo como el cobarde que era (días después la herida se le infectó, y además al no poder ir a buscar comida casi la palma, pero un amable grupo de orcos lo encontró, lo llevaron a su hogar y lo cuidaron como si fuese su propio hijo, pero cuando ya pudo andar bien el desagradecido se los comió).
Cuando Bilbo volvió a su hogar, escondió su parte del tesoro y el cuchillo. Ahí es donde empieza la historia (por fin).


1. UNA REUNIÓN MUY ESPERADA

Cuando el señor Bilbo Bolsón de Bolsón Cerrado anunció que muy pronto celebraría su cumpleaños centesimodecimoprimero con una fiesta de especial magnificencia, no hubo realmente muchos comentarios ni excitación en Hobbiton.
No, porque todos los habitantes de este hermoso lugar conocían ya lo egocéntrico y extravagante de su vecino. Era capaz de cualquier cosa con llamar la atención, desde celebrar una espectacular fiesta hasta tirarse desde al vacío desde un puente. Y su mala fama había empeorado aún más después de su viaje.
Esto era principalmente porque las gentes del pueblo le vieron volver de su viaje cargado de riquezas, y como no se suelen encontrar tales cantidades de tesoros tirados por los caminos, era natural que la gente sospechase algo. Circulaban por el pueblo las teorías más rebuscadas, pero la más generalizada decía que Bilbo debió salir un día de su casa y sin querer debió de matar a algún campesino. Entonces debió de salir al exterior su espíritu homicida y se metió en diversos asuntos con la mafia, asesinó a un rico heredero, le robó su dinero y seguidamente obtuvo las ganancias de una supuesta exportación de marihuana al extranjero. Todo eso sumado nos daría la cantidad obtenida por Bilbo.
Sin embargo, los únicos que sabían la verdadera historia, eran su sobrino Frodo, un chico que perdió a sus padres de muy pequeño y con diversos traumas psicológicos a causa de esto y que vivía por aquel entonces en casa de Bilbo, Hamfast Gamyi, un viejo hobbit que en sus tiempos mozos fue el jardinero de Bilbo, y su hijo Samsagaz Gamyi, el actual jardinero de Bilbo y Frodo, que tenía una estrecha amistad con este último y que estaba extrañamente interesado en él. Además también estaban los primos de Frodo, Meriadoc Brandigamo y Peregrin Tuk. Estos dos también tenían una estrecha relación, y había gente que decía haberlos visto en ocasiones besándose tras los setos, rumor harto absurdo, ya que eran primos, y además hombres. Pero en fin, sigamos con la historia.
Bilbo, extrañamente, tampoco envejecía. Esto era causado, según sus vecinos, por las grandes cantidades de cosméticos que consumía. De esta forma, Bilbo era, para los ojos de los habitantes de Hobbiton, un hobbit de eterna juventud y riquezas, y por este motivo todos sentían envidia de él. Por eso, el hobbit debía salir siempre de su casa con precaución, no fuera a ser que a alguno de sus vecinos le saliera la vena homicida.

El día del cumpleaños de Bilbo todo Hobbiton estaba enloquecido: los niños correteaban por los campos como animales, los chicos hacían el tonto unos con otros, las chicas prácticamente se desnudaban ante el primer tío que pasara y los viejos bailaban claqué sobre las mesas. Sin embargo, Bilbo y Frodo estaban tranquilos (probablemente ni se habían enterado aún de que día era). Bilbo escribía tranquilamente lo que él llamaba sus memorias, que se centraban básicamente en sus escapadas con chicas en su juventud, mientras se cepillaba la botella de whisky que tenía escondida en su armario, y Frodo leía apaciblemente bajo un árbol... Lo que nos llama realmente la atención es lo que leía...
-¡¡¡Hostia, qué tías más buenas!!! Estas revistas porno son lo mejor, y no como las que tiene Sam, que solo salen tíos...
Mientras Frodo estaba embobado con su "lectura", se escuchó a lo lejos un hermoso cántico:
-¡¡¡SOY UNA RUMBEEERAAAAAA, SOY UNA RUMBEEERAAAAAA...!!!
Frodo apartó un momento los ojos de su revista para escuchar mejor, y reconoció al cantante automáticamente.
-¡Es Gandalf! ¡Tiene que ser Gandalf, sólo él canta las canciones horteras de Melody!
Dicho esto, salió corriendo en busca del mago (tras esconder su preciada lectura entre unas hojas que había por el suelo), al que no tardó en encontrar, ya que se guiaba por el sonido de la música. Apartó unos arbustos, y al reconocer la carreta...
-Llegas tarde.
El conductor de la carreta se volvió hacia él lentamente. El sombrero picudo que sólo a él se le ocurría llevar le tapaba los ojos, así que no se podía ver su expresión... Cuando le miró...
-¡¡¡¡¿¿¿¿QUEEEEEEEÉ????!!!! ¿¿¿¡¡¡Pero CÓMO te atreves a decirme A MÍ, a GANDALF EL GRIS, que llego tarde!!!??? ¡¡¡¡¡¡¡Jamás en mis innumerables años de vida había oído tal insolencia!!!!!!!
Los gritos del mago eran desesperantes hasta para el personaje de más dura voluntad, así que Frodo ya se encontraba tirado en el suelo implorando perdón.
-¡Perdóname Gandalf, yo no quería...! ¡Yo...! ¡Papá, no me grites! ¡Papá! ¡Papá, no te vayas!
-Maldito crío, ya estás con tus traumas... ¡¡DESPIERTA!!
Frodo volvió en si, pero murmurando aún palabras incomprensibles.
-Frodo, ¿por qué no vas a un psicólogo? ¡Estoy harto de tener que aguantar tus estupideces cada vez que alguien te grita!
-Es que Bilbo no quiere pagármelo... Ni siquiera quiere pagarme una carrera decente... Si mamá estuviera aquí...
-¡NO! ¡Deja de hablar de tu madre, que no quiero tener que volver a aguantar tus lloriqueos!
-...
-¿?
-¿Me llevas en tu carreta?
-¡¡¿¿QUÉ??!! ¡NUNCA! Esta carreta la heredé de mi pad...-se interrumpió al ver la expresión de Frodo ante las primeras letras de la palabra "padre"-E-está bien, sube. Pero NADA DE LLORIQUEOS, ¿me has entendido?
-¡Sí, gracias Gandalf!
Frodo se acomodó junto a Gandalf, mientras este pensaba: "¿Por qué a mí, por qué a mí...?". Gandalf envistió las riendas de su pobre caballo muerto de hambre y este, penosamente, se puso en marcha. Por el camino fueron admirando la belleza del panorama: Todos los aldeanos trabajando como esclavos preparando la fiesta de Bilbo, gritándose, insultándose y pegándose, niños llorando en el suelo, animales heridos, cadáveres... Incluso hay quien juraría que un avión de guerra surcó el cielo en aquellos instantes, pero ni Frodo, que iba recordando los momentos felices con sus padres, ni Gandalf, que pensaba en la mejor forma de tirar a Frodo de la carreta sin que pareciera intencionado, se dieron cuenta. Frodo, finalmente, salió de su ensimismamiento y decidió ir a ver a Sam para enseñarle su revista porno, a ver si les pillaba el gustillo a las mujeres. Gandalf agradeció al cielo que ese niñato se fuera por voluntad propia, ya que no deseaba ser perseguido también por asesinato.
Para cuando Gandalf llegó a casa de Bilbo, el ambiente era mucho menos desolador, incluso brillaba el sol y algunos pajarillos volaban por el cielo. Gandalf, muy educadamente, intentó tirar la puerta abajo con su bastón, desechando la alternativa de simplemente llamar y esperar que abrieran: necesitaba desfogarse de vez en cuando, y echar puertas abajo era lo mejor para eso. Pero antes de que pudiera desfogarse por completo, cuando la puerta ya estaba prácticamente hecha astillas, se escuchó una voz desde dentro.
-¿¿¿¡¡¡QUIÉN COÑO ES!!!??? ¿¿¿ES QUE NO PONE CLARAMENTE EN LA PUERTA: "SE PROHÍBE EL PASO DE CUALQUIER SER HUMANO SI NO QUIERE PROBAR LA FURIA DE MI ESPADA"??? ¡¡¡NADIE PUEDE ENTRAR!!!
-¿Ni siquiera un viejo amigo?
-¡¡¡CLARO QUE NO!!! ¡¡¡NADIE PUEDE ENTRAR!!! ¡¡¡¡NADIE!!!! ¡¡¡¡¡ESTE ES MI SANTUARIO!!!!! ¡¡¡¡¡¡¡¡WAJAJAJAJAJA!!!!!!!!
-Ay, este Bilbo... Siempre tan divertido... ¡¡¡¡¡¡BILBO, ÁBREME LA PUERTA SI NO QUIERES QUE QUEME LA CASA CONTIGO DENTRO!!!!!!
Enseguida se escuchó un ruido de pasos que se precipitaban hacia la puerta (o lo que quedaba de ella), y la abrían de golpe. Bilbo, al ver quien era su visitante, dijo:
-¿Gandalf? ¡Gandalf! ¡Has vuelto!
-¡Hola, mi querido Bilbo!-dijo Gandalf, que intentaba ser lo más amable posible con Bilbo, por si volvía a necesitarlo en un futuro-. ¡Ya cumples 111 años!
-¡Sí! Es fantástico, ¿verdad?
-(murmurando) Bueno, si tú lo dices... Ejem... ¡Claro que sí, es maravilloso!
-¡Vamos, pasa Gandalf, pasa!-dijo Bilbo, eufórico, mientras empujaba a Gandalf hacia adentro-. ¿Quieres algo? ¿Un martini? ¿Un whisky? ¿O un porro tal vez?
-Sólo whisky, gracias-dijo Gandalf, que casi se desnuca contra la lámpara, pero que guardó la compostura para no asustar a su "amigo"-.
-Puedo ofrecerte también marihuana, ¡recolectada por mi padre de su propia plantación! Hay mucha; no puedo compartirla con Frodo, porque si menciono a mi padre ya lo tengo lloriqueando tres días seguidos... ¡Ah, cierto, también tengo cocaína! No es de muy buena calidad, pero no pude exportar nada más...
Mientras Bilbo iba por su despensa recogiendo toda la droga que podía llevar, Gandalf se entretuvo viendo lo que Bilbo tenía sobre su mesa: un par de dibujos que perfectamente podrían haber sido hechos por un niño de parvulario. "Este Bilbo... Nunca cambiará, siempre seguirá siendo el mismo hobbit retrasado y estúpido que era... Por suerte Frodo salió algo más inteligente, aunque ha heredado parte de su lentitud cerebral...". Pensando en todo esto se encontraba Gandalf cuando vio aparecer a su "amigo" con una gran cantidad de hierbas en sus manos y una botella de whisky.
-Bueno, ¿qué tal...?-empezó Bilbo, cuando unos golpes en la puerta lo detuvieron.
-¡¡¡¡BILBO!!!! ¡¡¡ÁBREME, TIENES QUE PAGARME LOS HONORARIOS DE DIEZ DE MIS CHICAS!!! ¡¡YO NO TRABAJO GRATIS, ¿ME OYES?!! ¡¡SI TRABAJO EN ESTO ES PORQUE NO ME QUEDA OTRA OPCIÓN, EXIJO QUE ME PAGUES LO QUE ME DEBES!!
Bilbo se quedó pálido durante unos segundos; después reaccionó, cogió un ladrillo de la pared y lo tiró por la ventana en dirección a la puerta. Gandalf pudo escuchar un " ¡AAAAHHH!" y el sonido de algo pesado que cae al suelo.
-Listo, ya no molestarán más. Estos parientes...-dijo Bilbo, intentando que no se notara mucho que estaba mintiendo descaradamente-. Necesito irme de aquí. Siento la necesidad de partir... Quiero ver montañas... ¡¡Montañas, Gandalf!! ¡¡¿¿Me oyes??!! ¡¡¡¡QUIERO VER MONTAÑAS!!!!.Bilbo había ido subiendo el tono de su voz a cada frase, y en esta última había cogido al mago por el cuello y empezaba a sacudirlo de manera rápida.
-¡¡¡Aaaaaghhhhh!!! ¡¡Bil...bo!! ¡¡Con...tró...late!!-escupió Gandalf, intentando quitarse las manos del hobbit de encima. Finalmente Bilbo pudo calmarse y seguir con su lamento.
-¿Sabes? A veces me siento como un trozo de mantequilla untado sobre demasiado pan... ¿Te gusta la comparación? ¡Se la plagié a... es decir... la inventé yo!-le dijo al mago, quien aún tosía en el suelo-. Bueno... después de la fiesta todo terminará.
-Se... agghhh... ¿Se lo... dirás a Frodo? No creo que su atormentada mente soporte quedarse solo una vez más, y podría ponerse grave...
-Lo sé, pero no pienso decírselo, no me dejaría ir... Además, Sam cuidará de él... Es extraño, ese muchacho siente un gran afecto por Frodo, ¿no crees?
-¿Afecto? Yo diría otra cosa...-cuando notó la mirada de Bilbo sobre él, añadió:- ¡Claro que tú los conoces mejor que yo, mi querido Bilbo!
-Creo que esta noche será inolvidable...

Pasamos a ver un gran fuego artificial explotando en el cielo de la noche(que por poco nos deja sordos y debemos bajar el volumen inmediatamente). En la fiesta de Bilbo Bolsón hay medio millón de hobbits que bailan, brincan, saltan y retozan en la hierba.
Bilbo se encontraba traumatizando a los niños con la dramática historia de su vida; Gandalf se dedicaba a buscar entre la multitud a alguna joven hobbit que pudiera secuestrar; Frodo había bebido demasiado y se encontraba bailando fuera de control por las mesas; Sam estaba sentado bebiendo, con la esperanza de emborracharse también y poder reunirse inconscientemente con su señor Frodo. De pronto, Frodo se acercó, y miró a Rosita Coto que bailaba sevillanas unas mesas más allá.
-Venga Sssssammy, shhhaca a Roshhhhita a bailarrrrrr, bailarrrrrr, ¡¡¡¡¡BAILARRRRR, BAILARRRRRR!!!!!-de pronto se acordó de la canción de King Africa y se puso a bailar otra vez.
-¡Sí, Sam, yo quiero bailar contigo!-dijo Rosita, que había escuchado la conversación.
-P-pero... ¡Yo quiero bailar con el señor Frodo primero!
-Pero Shhhham, yo no shhhhoy ningún afffffeminado...-moduló Frodo mientras caía al suelo inconsciente.
-¡Va, Sammy, yo quiero bailar!-insistió Rosa.
-¡¡¡¡¡HE DICHO QUE NO VOY A BAILAR CON LA PUTA DE ROSA, COÑO!!!!!
Rosita salió corriendo llorando desconsolada, mientras Sam intentaba calmarse.
Mientras tanto, Merry Brandigamo y Pippin Tuk iban en busca de un cohete que querían meter dentro de los pantalones de Sam, cogidos de la mano. Llegaron a la carreta de Gandalf, donde guardaba todos sus fuegos artificiales. Viendo que este se encontraba entablando conversación con una muchacha hobbit, Merry aprovechó y tiró a Pippin dentro del carro.
-¿Cuál cojo, Merry, cuál cojo?-preguntó Pippin con una vocecilla un tanto femenina para nuestro gusto.
-El que quieras, mi amor-respondió Merry con voz melosa.
Pippin, encantado, cogió el más grande, preguntándose si cabría dentro de los pantalones de algún ser humano. Bajó al suelo con él y se lo enseñó a su primo.
-¿Te gusta?
-¡Claro! Pero... ¿no es un poco grande?
-Bueno, podemos cambiar de planes. ¿Y si lo encendemos?-dijo mientras lo clavaba en el suelo.
-¿¡Qué!? Pero... ¡Gandalf nos matará!
Pippin lo miró indignado.
-¿Gandalf? ¿Acaso te importa Gandalf más que yo?-sacó sus cerillas.
-¡NO! No... No es eso, es que no quiero que me pegue con su bastón, la última vez dolió mucho...
-¡Excusas! ¡Yo sabía que os traíais algo, pero nunca imaginé que...! ¡Hemos terminado!-dijo con voz llorosa, encendiendo el cohete.
-¿¡QUÉ!? Pero...
No pudo continuar, ya que el cohete salió disparado hacia arriba. Los hobbits miraron encantados al cielo, y hasta Frodo recuperó el sentido para verlo. El cohete subió, y subió, cogió la forma de un dragón, y se abalanzó sobre los espectadores, que huían como si del Apocalipsis se tratara. Finalmente, el cohete explotó, y todos los presentes a los que no les había dado un ataque al corazón aplaudieron entusiasmados.
Merry y Pippin se encontraban tirados en el suelo con pinta de científicos locos (pelos hacia arriba, sucios... ya se sabe), Pippin sollozando aún, cuando vieron una siniestra sombra cernirse sobre ellos... Se trataba de Gandalf en su estado más colérico.
-¡¡¡¡¡¡¡¡¡IDIOTAAAAAAAAAAAS!!!!!!!!!-les gritó en la cara, dejándolos casi completamente sordos. Vio a Pippin sollozar y le dijo:- ¿¿¿¿¿¡¡¡¡¡¡Y TÚ POR QUÉ LLORAS!!!!!!?????
Pippin lo miró, y su expresión cambió del desconsuelo a la furia.
-¿¿¡¡Y TÚ ME LO PREGUNTAS!!?? ¡¡¡TÚ me has robado a mi novio!!!
Dicho esto se abalanzó sobre Gandalf y empezó a darle de ostias en la cara. Gandalf intentaba quitárselo de encima, pero la ira del hobbit era tal que no podía. Merry, mientras, miraba atónito la escena. Finalmente reaccionó, cogió a Pippin y lo separó de Gandalf.
-¡¡¡¡MALDITO INFIEL!!!! ¡¡¡TE ODIO!!!-le gritó Pippin antes de desaparecer hacia su casa.
-¡¡¡Pippin, espera!!!-gritó Merry a su vez, saliendo en su persecución.
Gandalf seguía tirado en el suelo, intentando comprender lo que había ocurrido. Al no encontrar una explicación convincente, lo atribuyó a una excesiva estupidez por parte de ambos y se dirigió a seguir su conversación con la muchachita hobbit, que por cierto se estaba tragando el cuento de Gandalf de que él era un príncipe que buscaba a su princesa por todos los rincones del mundo, y ya estaba haciendo planes para cuando se convirtiera en reina.
Bilbo, mientras, ya habiendo traumatizado suficiente a los niños, decidió hacer su numerito final y subió de un salto a la mesa donde un viejo seguía bailando claqué, tirando a este al suelo.
-¡Queridos amigos!-empezó Bilbo, y al ver que lo ignoraban insistió-. ¡¡¡¡¡Queridos amigos!!!!!-tampoco esta vez le hicieron caso, y Bilbo volvió a insistir:- ¡¡¡¡ESCUCHADME BIEN, MALDITOS CABRONES, COMO NO ME ESCUCHÉIS VUELO TODO ESTO EN MIL PEDAZOS!!!!
Y diciendo esto se desabrochó el chaleco, dejando a la vista múltiples cartuchos de dinamita atados a su cuerpo. Ante esto, todos los presentes volvieron su atención hacia Bilbo, mientras se oía a algún niño preguntar: "Mamá, ¿vamos a morir?".
-Bien-dijo Bilbo, abrochándose el chaleco-. Como todos sabéis, hoy cumplo 111 años.-esperó aplausos, pero estos brillaron por su ausencia, así que siguió-. También es el cumpleaños de mi sobrino Frodo, aunque eso no nos importe demasiado, que hoy entra en mayoría de edad.-esta vez ya no esperó aplausos-. También me gustaría decir que 111 años han sido más que suficientes para vivir entre hobbits como vosotros. ¡Nunca, repito, nunca olvidaré todos estos años de suplicio y tortura constantes!-aquí la gente empezó a levantarse enfurecida, mientras Bilbo jugaba con algo que tenía en el bolsillo.-Y por último, me despido de todos vosotros. Me voy. ¡Adiós!
Dicho esto, sacó su Cuchillo del bolsillo y lo clavó en la mesa más próxima (aunque le tentó la idea de clavarlo en alguno de los invitados); acto seguido desapareció. Todos los presentes, que ya estaban listos para tirar a Bilbo las más preciadas pertenencias de sus vecinos que previamente habían robado, se quedaron atónitos. Quedaron un momento en silencio, y pasados unos segundos volvieron a charlar como si nada hubiese pasado. Frodo, después de lo del dragón, había vuelto a quedar inconsciente, así que no se enteró de nada.

Bilbo caminaba feliz e invisible hacia su casa. Entró, y sacó el cuchillo de la mesa (por si no lo había mencionado, llevaba la mesa a cuestas todo el rato). Tiró la mesa por la ventana colina abajo, era demasiado vieja y no encajaba con su decoración. Volvió a hacerse visible, y cuando llegó a la sala, una voz dijo:
-¡¡¡¿¿¿TE HABRÁ PARECIDO GRACIOSO, VERDAD, MALDITO IMBÉCIL???!!!
-¡¡¡¡AAAAAAAHHHHHHH!!!!-Bilbo se giró, y vio a Gandalf-. P-pero... ¿Cómo has... podido llegar antes que yo...? ¡Eres un espíritu!
-¡¡NO ME CAMBIES DE TEMA!! ¡¡Los Cuchillos de Poder son muy peligrosos y no deben usarse a la ligera, te lo he dicho muchas veces!!
-¡Pero Gandalf! ¡Si ha sido muy divertido! ¿No viste sus caras?
-Sí, parecían más idiotas de lo normal... ¡¡¡Bueno, esa no es la cuestión!!!
-Vale, sí, lo siento, no lo volveré a hacer...
-...
-¿Qué?
-¿Le dejarás el Cuchillo a Frodo?
-Pues no lo sé, la verdad, la idea principal era dejarle todo, pero tengo miedo de que vaya a hacer alguna locura con él... Si cayera en depresión...
-Bueno, no te preocupes por eso, yo lo estaré vigilando constantemente-dijo el mago, mientras cruzaba los dedos tras su espalda-.
-En ese caso creo que sí que podría dejárselo... Pero me cuesta mucho separarme de él.
-Ya has tenido ese Cuchillo mucho tiempo, Bilbo. Debes dárselo a Frodo.
-¡Pero no tengo por qué dárselo a nadie! ¡Yo lo encontré, es mío, sólo mío, MI TESSSSOROOOO...!-dijo Bilbo, con cara de psicópata.
-¿Tesoro? ¿Cómo puedes llamar tesoro a esa cosa, que ni es de oro, ni brilla, ni...? Oye, un momento... ¡Así es como lo llamaba Gollum! ¡Debes entregarle el Cuchillo a Frodo, Bilbo!
-¡Nunca!
-¡ENTRÉGALO!
Gandalf se tiró sobre Bilbo, y mientras forcejeaban, Bilbo gritó:
-¡LO QUIERES PARA TI, MALDITO TRAIDOR!
-¡NO ME TOMES POR UN HECHICERO DE TRES AL CUARTO! ¡NO INTENTO ROBARTE, SÓLO QUIERO AYUDARTE!-mintió Gandalf, que obviamente quería el Cuchillo para sí.
Estas palabras llegaron al corazón del viejo hobbit, que dejó de forcejear con Gandalf (a esas alturas ya parecía que hicieran otra cosa, pero bueno) y dijo:
-Tienes razón, Gandalf, le dejaré el Cuchillo a Frodo.
-Bien, es lo mejor que puedes hacer, mi querido hobbit-dijo Gandalf satisfecho.
-¡¡¡UN TUBI-ABRAZO!!!
-Malditos hobbits y sus mariconadas... ¡Oh, claro amigo!
Se abrazaron al estilo Teletubbie. Bilbo dejó la herencia de Frodo sobre la chimenea en un sobre, cogió sus cosas y salieron fuera.
-Bueno Bilbo, aquí nos despedimos-dijo Gandalf, intentando sonar amable.
-Sí... Gandalf, yo... Te voy a echar de menos...-sollozó Bilbo.
-Oh, vamos, Bilbo, nos volveremos a ver pronto (por Dios, pero que cosa más cursi, malditos hobbits)-pensaba para sí el mago.
Bilbo se despidió, y Gandalf pudo escuchar cómo cantaba con su melodiosa voz de hobbit mientras bajaba por la colina:
-¡¡¡CUANDO TÚ VAAAAAS, YO VENGO DE ALLÍ, CUANDO YO VOOOOY, TÚ TODAVÍA ESTÁS...!!!
-Hasta nunca, maldito Bilbo-murmuró Gandalf para sí.

-¡¡¡BILBO!!!
Frodo acababa de llegar a su casa después de la fiesta; al recuperar el conocimiento le habían explicado lo ocurrido en la despedida de Bilbo, y Frodo quiso saber qué ocurría, aunque sospechaba que lo habían vuelto a dejar solo.
Gandalf se encontraba junto a la chimenea, y Frodo sólo podía verle las espaldas. Podía oír murmurar cosas extrañas al mago, pero no las entendía.
-Se ha ido, ¿verdad?
Gandalf seguía murmurando.
-Me lo temía desde hacía algún tiempo... Ha estado muy extraño últimamente...-llegó hasta donde estaba el mago-. ¿Gandalf?
Al verle la cara, descubrió que estaba dormido y hablaba en sueños. Frodo intentó contener su ira, pero no lo consiguió.
-¡¡¡¡¡¡¡GAAAAAAANDAAAAAAAAAALF!!!!!!!
-¡¡¡¡AAAAAAHHHHH!!!! ¿Qué, qué pasa? ¡No fui yo, lo juro, no tienen pruebas!
-Gandalf, ¿cómo puedes dormir cuando Bilbo se ha marchado y no va a volver nunca más?
-Es obvio, ¿no? Porque no me importa en lo más mínimo...
-¡Gandalf! Eres un insensible.
-Bueno, da igual, Bilbo te ha dejado algunas cosas en el sobre de la chimenea.
-A ver...-abrió el sobre y sacó el contenido-. ¡¡¡¡Todo son facturas que hay que pagar!!!! ¡¡¡Maldito viejo cretino, le voy a...!!! Eh, ¿qué es esto? ¡Un cuchillo! ¡¡¡Quiere que me suicide, será...!!!
-Bueno Frodo, yo tengo que irme, guarda el Cuchillo en lugar seguro y espera a que vuelva.
-¿Adónde vas?
-A jugar al póker con algunos de mis colegas, y quizás a investigar un poco sobre ese Cuchillo tuyo... Bueno, da lo mismo, ya nos veremos.
-¡Adiós Gandalf, vuelve pron...!-Gandalf cerró la puerta, ansioso por salir de aquel país de idiotas, y empezó a correr colina abajo.
Frodo lo miraba por la ventana y lo vio desaparecer. Pasaría tiempo antes de que volviera a verle.