Parodias de la Segunda Gymkana de Elfenomeno

Aquí podréis leer las parodias escritas por los distintos equipos participantes en la Segunda Gymkana de Elfenomeno.com

3. Discusiones de pareja

Hacía un calor asfixiante. El sol brillaba como nunca (y con razón, porque los encargados de la fotografía se habían emocionado "coloreando" al Lorenzo). Sam y Frodo atravesaban la campiña neozelandesa ... digo, la campiña de La Comarca, sudorosos y enfurruñados. Sam cojeaba, y a Frodo le caían unos chorretones extraños por las sienes.

- Se acabó - dijo Sam, deteniéndose de pronto -, si doy un paso más ...
- ¡Oh, cáyate! No empieces con las tonterías esas de "si doy un paso más, será lo más lejos que habré estado de casa en mi vida" - Frodo puso voz de adolescente repipi, imitando a la de Sam (hablamos de la versión doblada, claro) -. Gandalf podría haberme buscado un compañero menos cursi y menos quejica.
- Para tu información, iba a decir que si doy un paso más los cayos de los pies me van a rebentar. Y menos mal que el quejica soy yo, porque tú no has parado de quejarte del sol y del calor, y del frío y de las nubes, y de las moscas, y de mi, ¡sobre todo de mi! Encima que te estoy llevando los fardos.
- Como debe ser. Además, ¿cuántas veces tengo que decirte que me llames señor y de usted? Esto no es el libro ya lo sé, es una película de pleno siglo XXI, pero sabes que los puristas se enfadan si no respeta hasta el mínimo detalle.
- ¿Ah, sí? ¿Pues sabía usted, señor, que en el libro Frodo no consiente que Sam lleve su fardo? No, como va a saberlo, si es un inculto - Sam dijo esto por lo bajini. Después miró a Frodo con malicia, y añadió -. Por cierto, señor, sabía usted que un chorretón oscuro le está cayendo por la cara? ¿No será el tinte oscuro de Harad, que se estropea con el calor?
- ¡Maldición! Estos Hombres de Harad ya no son lo que eran. ¡No me extraña que en el Retorno del Rey salgan calvos, y que yo en el libro permanezca rubio! En fin, dejémoslo estar...
- Sí - convino Sam -, dejémoslo estar.

Ambos anduvieron un rato en silencio. En el fondo se sentían mal por haber regañado. No porque tuvieran una especial amistad, sino porque sabían que tendrían que aguantarse todavía un laaaaargo rato. Así que Frodo decidió limar asperezas.

- Ejem ... Sam... en cuanto a lo de los cayos... recuerda lo que Bilbo solía decir.
Sam lo miró incrédulo.
- No, si recordarlo, lo recuerdo. Pero no creo que me sirva de mucha ayuda. Más bien desalienta.

(Voz en off de Bilbo: es peligroso, Frodo, poner un pie en el camino, pues nunca sabes hacia qué bichos mordedores, piedras puntiagudas o peligros mortales te puede llevar... a decir verdad, más vale que no salgas al camino...)

-¡Oh! ¡No tienes remedio! - dijo Frodo, y se alejó a buscar a Merry y Pippin.


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