Relatos de la Segunda Gymkana de Elfenomeno

Aquí podréis leer los relatos escritos por los distintos equipos participantes en la Segunda Gymkana de Elfenomeno.com

5. La Historia del Hobbit al que se le retrasó la cena
 
Era una tarde de verano. Tobias Ganapié, un jovencito hobbit de 25 años paseaba entre los árboles silbando y tarareando canciones que tiempo atrás le había cantado su padre.
 
De repente, silbando frente a él, apareció Grijander Ganapié, que era su primo y mejor amigo:
-Hey, Toby, tengo hambre. -dijo.
-Yo también -respondió Tobias mientras se acariciaba la rechoncha barriguita.
-Tengo una idea. A unas siete millas de aquí vive el Faggot, y en sus huertas tiene zanahorias, repollos, nabos... y ¡¡la mejor hierba para pipa de toda la Comarca!!.
 
Una sonrisa de felicidad se dibujó en la cara de Toby, y rápidamente echaron a correr. Antes de la primera milla ya estaban cansados y habían dejado de correr. Anduvieron más de esas siete millas.
-Creo que nos hemos perdido. -dijo Toby.
-¡No me digas! -respondió Grijander cabreado.
-¡¿Y ahora qué hacemos?!
-¡Pues desperdernos cabeza hueca!
-Y, ¿dónde estamos?
-No sé, solo veo que estamos en un bosque, y no es el Bosque Viejo.
-¿Lo ves? ¿Quién inventaría las aventuras? Sales en busca de comida y hierba y acabas perdido en el bosque.
 
Tras buscar una salida durante varias horas, desesperados y asustados, decidieron hacer lo más inteligente que cualquier hobbit habría hecho en esa situación tan horriblemente desesperada: sentarse. De repente, un aullido en la noche los sobresaltó, y su instinto de supervivencia les obligó a inventar una vía de escape tan inteligente como útil: se tumbaron en el suelo, dando vueltas de terror cubriéndose la cabeza y los ojos con las manos.
 
Cuando el lobo (si era un lobo) volvió a aullar por segunda vez, y esta vez muchísimo más cerca, se olvidaron de su instinto traicionero, y decidieron echar a correr. Pero al parecer, sin darse cuenta, estaban yendo hacia el lobo en vez de huyendo de éste, pues al poco rato, justo a su derecha se oyó un rugido. ¡Falsa alarma! No era nada...¿o sí? El ruido seguía pero allí no había nada. Comenzaron a dar vueltas por esa zona, dando vueltas a los árboles para ver si el lobo se escondía detrás. Un hobbit en estado tranquilo jamás se habría arriesgado a hacer eso pero estos hobbits estaban realmente intrigados por la súbita desaparición del animal.
 
Entonces, Toby, frustrado por la búsqueda fallida, le pegó una patada a la corteza de un árbol. En ese momento, se volvió a oír el terrible aullido. ¡Era el árbol! Toby gritó suplicando perdón, y el árbol se agachó le miró (tenía cara), y le sonrió. Pero seguidamente volvió a "dormirse plácidamente".
 
Volvieron a casa, y sí, misteriosamente estaban en el Bosque Viejo (¿cómo habrían llegado hasta ahí?).
 
De esta terrorífica aventura nacieron los dos tópicos más famosos de la tradición hobbit: que los árboles del Bosque Viejo tienen vida y que las aventuras son cosas desagradables, molestas e incómodas que retrasan la cena, ya que Toby no cenó ese día y se despertó al día siguiente con el rugido de su estómago pidiéndole comida. ¡Qué sensación tan horrible!


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