Según cuentan los Enanos, Durin I era una de los Siete Padres de los Enanos que, creados por Aulë, despertó durante la Edad de los Árboles en Gundaband. Sin embargo, por mandato de Ilúvatar, los Enanos fueron puestos nuevamente a dormir, hasta que despertaran los Eruhíni. Durin I también fue conocido como Durin el Inmortal.

Durin I decidió marcharse a Azanulbizar, donde habitó en las cuevas sobre Kheled-zâram, y comenzó la construcción de Khazad-dûm o Moria. Se dice que vivió una larga vida, que duró hasta finales de la Primera Edad. Además, los herederos de su Casa eran tan parecidos a él que los Enanos estaban convencidos que era él mismo quien regresaba tras su muerte: de ahí el sobrenombre de Durin el Inmortal.

Según creían los Enanos, Aulë les había concedido un privilegio diferente del de los Hombres y Elfos. Según este don, el espíritu de cada uno de los Padres de los Enanos, al final de su larga vida, descansaría sobre su tumba durante muchos años reponiéndose del cansancio y las heridas sufridas, hasta que pudiera nuevamente levantarse y recuperar su reino. Y es por ello que se creía que el alma de Durin regresaba a intervalos entre los Reyes de Khazad-Dûm.