Preludios de grandeza
Año 80 de la 4ª Edad, según el calendario de Gondor, han pasado ya ochenta años desde la Guerra del Anillo, y la Tierra Media se encuentra en una paz que hace eras que no volvía a tener. El rey Aragorn reina con la sabiduría que le da ahora la vejez, y esplendorosas ciudades surgen de donde antaño sólo había pequeños poblados... Pero vayamos a nuestra pequeña historia, acerquémonos a una ciudad con leyenda, donde una vez un dragón llamado Smaug la arrasó y donde gracias a un héroe llamado Bardo, el gran gusano acabó sus días.
Esta ciudad llamada Ciudad del Lago o Esgaroth, se sitúa en la periferia de un lago, de ahí su nombre, y a poca distancia de la falda de Erebor, la Montaña Solitaria, hogar de enanos.
Gracias a la minería enana, la ciudad se nutre sobre todo de la metalurgia y la artesanía del metal, por ello es una ciudad en la que las fraguas forman parte del paisaje.
Acercándonos un poco más, nos metemos de lleno en una de las posadas mas grandes de la ciudad, La Pinta Fría, cuyo dueño, Testyr, se encarga de hacer que la estancia de cualquier inquilino sea de lo más agradable.
Testyr es un hombre amable en general y bastante trabajador, se ayuda de varios mozos que le sirven en todo lo que es el negocio de la hostelería, sus nombres son: Bern Garranegra, un Beórnida muy fornido que vino del Norte, que sobre todo llegó buscando la vida en ciudad, cansado de su poblado en las montañas; su tarea era cuidar a los caballos de los huéspedes y tareas de cargas pesadas, como transportar barriles de rica cerveza. Noé Seelenkrank, un hombre bastante misterioso que dice llegar del Sur, sus propósitos sólo los sabe él, y Testyr le deja tranquilo con sus cosas; su tarea es servir en la mesas. Thelanor Elrarost y su amigo Ciren Alafrost, cada uno partió de un destino diferente, pero al parecer sus caminos se cruzaron antes de llegar a la posada, y sumando eso con que los dos son Hombres Altos o Dúnedain, ha hecho que sean buenos compañeros. Ciren dice llegar de la ciudad de Entania, ciudad de la magia y el conocimiento ( nueva ciudad surgida, emplazada en la región de Isengard y situada alrededor de la Torre de Orthanc ), y ya ha demostrado a sus demás compañeros que pude hacer algún que otro “truco” que podría impresionar a cualquier incrédulo en estos temas tan escépticos. Thelanor, a pesar de tener parentesco racial con Ciren, es mucho más fuerte y corpulento que él; dice llegar de Eriador, que no posee hogar fijo, pero que frecuenta el pueblo de Bree por su rico vino, sin embargo le gustan más los espacios libres y que estará trabajando en La Pinta Fría hasta que le vuelvan a entrar ganas de partir hacia otro rumbo no fijo... “Estas son las cosas que me fastidian de los montaraces” le suele repetir Testyr. Tanto Ciren como Thelanor se ocupan de las habitaciones, de su acomodación. Flórin Martillo de Forja, orgulloso enano venido de Erebor y encargado de la pequeña fragua que tiene Testyr. Flórin asegura que no hay nada como vivir bajo la montaña, sin embargo prefiere la cerveza humana (raro gusto en enanos), por ello buscó trabajo en Ciudad del Lago, sin embargo sigue yendo a su montaña natal, pues como él dice: “Sólo de una cosa puedes estar seguro si vives bajo la montaña, que nunca se te caerá el cielo en la cabeza”.
Negrox´s Le´ Dracón, sobrino lejano de Testyr, se ocupa de limpiar la posada; al principio vivía con sus padres no lejos de Ciudad del Lago, cuidando el rebaño y llevando una vida rural junto con su familia, sin embargo sus padres deseaban que fuera a la ciudad, para que intentase buscarse la vida por otros medios, y para que madurase, (algunos dicen que los padres de Negrox´s le enviaron a la ciudad porque comía por cuatro personas y siempre estaban faltos de alimentos por su increíble voracidad). Puede que por esto y por el duro trabajo llevado en el campo bajo el implacable Sol fuera un hombre tan fuerte y de piel tan tostada. Algunos creen que procede de la lejana Harad, pero sólo sus ojos les engañan.
Todas las noches La pinta Fría se llenaba de gente, y el trabajo aunque algo duro, era también muy entretenido, pues algún trovador siempre cantaba una historia de esas que nos hacen suspirar por tiempos antiguos, de héroes y dragones, de terribles trolls, de las grandes ciudades elfas, de cuando la Tierra Media todavía era joven.
Nuestros serviciales amigos siempre las escuchaban, hacían un alto en el trabajo y se sentaban como niños a escucharlas. Testyr siempre los observaba y no le daba importancia que dejaran sus quehaceres.
Pasó algún tiempo hasta que los bardos dejaran de cantar buenas nuevas, pues una sombra cayó sobre la ciudad, el hierro de Erebor no llegaba a las forjas de Ciudad del Lago, y esto hacía que la ciudad se empobreciera. Pasaron dos meses, y en este periodo de tiempo fueron muchos los que intentaron resolver el problema, pero nunca descubrieron por qué el hierro no llegaba. Los enanos aseguraban que ellos extraían el mineral y que lo entregaban como habían hecho durante años, es más, que enviaron a un grupo de sus fornidos guerreros a investigar en el camino que unía Erebor con Ciudad del Lago, sin embargo no encontraron nada. Una cosa es la única que se sabía, todo aquel que traía mineral de La Montaña Solitaria acababa sin el cargamento, vivo, pero dormido, y cuando despertaba, no se acordaba de nada de lo ocurrido.
Testyr era conocido en la zona, y un amigo suyo mercader le comentó que buscaba un grupo de aventureros o mercenarios para que le hiciesen un trabajo. Así que Testyr, pensando que a sus mozos les podría interesar, le comentó que él conocía a un grupo de aventureros que le podrían hacer ese trabajo suyo. El mercader no se lo pensó dos veces y aceptó.
Testyr llegó orgulloso a su posada, pues sabía que esta oferta no la rechazarían sus mozos, pues era como ofrecerle un caramelo a un niño.
-“¡Hey! ¡Chicos!, tengo una noticia que daros, he hablado con un mercader amigo mío, que se dedica al negocio del transporte y venta de mineral y os quiere contratar...”- Dijo Testyr luego de haber cruzado la puerta de las cocinas de su posada.
-“¿De cuánta plata hablamos?, porque espero que al menos se nos pague plata, pues el color de vuestro cobre ya me está cansando.”- Respondió Negrox´s rápidamente.
-“Mucho mejor que eso, sobrino mío, mucho mejor que eso, se os pagará en oro, la cantidad no...”
-“¿¡Oro!? decidle a vuestro amigo que aceptamos.”- Volvió a responder raudo Negrox´s.
- “No tan deprisa, estúpido cerebro de paja, veamos primero de qué trabajo se trata; antes de comer de la mano que te ofrece, mira a quién pertenece.”- Habló Ciren con la parsimonia que le caracterizaba.
-“Es cierto Negrox´s, no creo que te gustase, por mucho oro que te pagasen, meterte en un nido de dragones; Testyr, dime amigo, de qué trabajo se trata.”- Preguntó Thelanor.
-“Si me dejaseis terminar a lo mejor no tendríais que discutir tanto, mis intrépidos aventureros, yo no sé exactamente qué tipo de trabajo es, pero mi amigo os lo dirá, ésta su dirección, preguntad por Hammib.”
Dicho esto y después de terminar las tareas de cada uno, se dirigieron hacia el Barrio de la Fragua, donde se encontraba el tal Hammib. Pasaron por algunas calles antes de llegar al destino establecido, pues el Barrio de la Fragua era el sitio ideal para comprar cualquier cosa, desde armas a vestidos.
Por fin llegaron a la casa de Hammib, el cual les abrió su puerta gustoso. Hammib era un hombre sencillo, de piel morena y no más alto que cualquier hombre corriente, vestía unas ropas que no concordaban con la decoración de su casa, lujosa, mientras sus ropas eran corrientes; al parecer le iba bien con su negocio, al menos eso creían.
-“¡Oh!, pasad por aquí y sentaos, queridos amigos, os traeré algo de comer por si precisáis.”
-“No es necesario mercader, hemos venido solo a saber de la misión y acordar su precio.”- Respondió tajante Noé, a la vez que Ciren y Thelanor le echaban una mirada de desaprobación y Hammib se quedaba algo sorprendido mientras volvía a sentarse en su sillón rojo.
-“Bien, bien, tenéis razón, eso es a lo que veníais, os lo explicaré sin tardanzas: Como bien sabéis mi nombre es Hammib y soy amigo de vuestro jefe Testyr. Me dedico al negocio del transporte del hierro que procede de Erebor, el cual extraen los enanos, sin embargo hace dos meses que el hierro no llega, nadie sabe nada, y cada vez estoy perdiendo más dinero, pues cada vez que envío algún carro a recoger el hierro de Erebor, desaparece la mercancía, como si se hubiese esfumado, y aquel que la transporta aparece dormido y dice no saber nada del hierro al despertar, una cosa rara sin duda. Veréis, vuestro trabajo consistirá en traer un carro de hierro de Erebor, todo lo que necesitéis en cuanto a medio logístico corre de mi cuenta, os dejaré un carro y caballos; los enanos ya están avisados de vuestra llegada, y ellos os mostrarán el cargamento. El precio a pagar por traer el hierro es de doscientas piezas de oro, creo que es un precio razonable debido...” -
-“Dos... Doscien... Doscientas piezas de oro... Sí, no está mal... ¡Somos ricos! ¡Somos ricos!”.- Contestó el ahora alegre Negrox´s.
-“No tan deprisa Negrox´s, aun tenemos que traer el hierro, así que no vendas la piel del oso antes de matarlo. Bueno, Hammib, creo que hablo por todos cuando os digo que aceptamos el trabajo, mañana al alba partiremos hacia Erebor, con un carro que nos dejéis más cinco caballos, ¿os parece?”- Preguntó Ciren.
-“Me parece muy bien, en las puertas de la ciudad os estarán esperando las cosas que pedís”.- Contestó el satisfecho Hammib.
-“Allí estaremos pues.”- Terminó de decir Flórin.
Y así fue como el grupo de aventureros pasó la noche en sus habitaciones de la Pinta Fría, Testyr les ayudó a preparar las vituallas para el viaje, poca cosa, pues no había más de dos leguas entre Ciudad del Lago y La Montaña Solitaria. A primera hora se levantaron pues era lo acordado, además no les costó nada pues estaban ansiosos, algunos por el dinero pactado, otros por el mero hecho de correr aventuras fuera de la rutina de la posada.
Flórin le quitó el polvo a su martillo de guerra y a su vieja cota de mallas, que pertenecieron a su padre Glórin; Ciren seguía repasando en alto las palabras arcanas que sólo él y los de su índole sabían lo que significaban, muy parecido también a lo que hacía Noé, sólo que él estaba bocabajo apoyado en la pared. Thelanor tensó su arco y afiló su espada, con ayuda de Bern, que daba estocadas a un tocón de madera para probar qué valía tenía. Negrox´s, mientras tanto hacía flexiones y se daba un baño de agua fría antes de partir, por ello, como siempre ocurría con él, no llegaron puntuales.
A pesar de la impuntualidad, aun estaban en las puertas de la ciudad las bestias y el carro, y junto a ellos tres criados de Hammib que los esperaban hacia ya un rato. Al llegar los criados dieron las riendas de los caballos a los aventureros y se marcharon deseándoles más que suerte: prudencia. Y con esto, los aventureros partieron hacia Erebor a por el hierro acordado.
El camino hacia Erebor era dirección Norte, y en la periferia, había dos pequeñas zonas de bosque, una al Oeste y otra al Este. Gente corriente iba y venía por ese camino sin preocuparse de nada, así que al parecer fuera lo que fuese lo que robaba el hierro, venía de alguna parte del bosque; pero qué era.
Tardaron unas seis horas en llegar a Erebor, allí se alzaba como un gran cuerno de dragón enfrente de los aventureros. Allí mismo vieron un camino que subía hacia las minas enanas, y era el que debían tomar para coger el cargamento.
Al rato llegaron a la puerta exterior de la mina, y allí les esperaban dos enanos con la cara algo sucia del duro pero satisfactorio trabajo (al menos para los enanos) en la mina.
-“Bienvenidos a Erebor, ¿qué os trae por aquí amigos?”- Dijo uno de ellos.
-“Venimos a por un cargamento de hierro que pertenece a Hammib, que según él ya a pagado.”- Respondió Noé.
-“Sí, sí, por aquí lo tenemos, hace ya mucho que ningún mercader nos lo compra ya, pues dicen en vuestra ciudad que el hierro es robado y aun nadie sabe por qué”- Volvió a decir un enano.
-“Vosotros no habréis escuchado nuevas sobre eso ¿verdad?”- Preguntó Thelanor.- “Quizás podamos solucionarlo nosotros.”-
-“ No sabemos nada, solo lo que todo el mundo sabe, es decir, lo que vosotros sabéis, así que no sigáis preguntando y carguemos el hierro en vuestro carro, tenemos cosas mejores que hacer que salvar al mundo.”- Termino de decir un enano mientras el otro soltaba una grave carcajada.
-“Humor enano, nunca lo comprenderé”.- Suspiró Bern.
-“Eso es porque eres medio animal, cabeza de alce.”- Le increpó en tono sarcástico Flórin mientras él y sus dos compatriotas estallaban en risas. Mientras, Bern se llevaba su velluda mano a la espada. Noé y Ciren contemplaron esta acción y, mientras Noé ponía una cara de satisfacción por lo que podía conllevar que Bern desenvainara la espada, Ciren le agarró de la muñeca y evitó que así lo hiciese tranquilizando su ira de Beórnida. Noé farfulló algo mientras le daba una patada a una pequeña china de piedra que había en el suelo.
Al poco rato, los enanos les hicieron entrar en una antepuerta, donde estaba su cargamento, era una carga superior a los doscientos kilos de hierro. Entre todos cargaron el mineral en el carro, y se despidieron mutuamente, menos Bern, que aun estaba algo rencoroso.
Y así partieron de vuelta a Ciudad del Lago, con el cargamento acordado.
-“Es el momento más crítico, ahora podremos ver qué es lo que roba el hierro, no perdáis de vista el linde del bosque y tened preparadas las armas.”- Dijo Negrox´s.
Dicho y hecho, los aventureros sacaron sus armas y estuvieron atentos a todo lo que pudiese ocurrir en el camino. Siguieron un rato hacia delante y a mitad del camino Noé dijo:
-“Esto es extraño, a la ida nos hemos topado con gente que iba o venía de Erebor, y ahora sin embargo no nos hemos topado todavía con nadie”.-
-“No nos metas miedo Noé, suficiente tenso es el ambiente como para que empieces con tus suposiciones”.- Le respondió Bern.
-“Suficiente tenemos con tu presencia.”- Terminó Thelanor a la vez que Ciren hacia un gesto de aprobación.
-“Maldito Dúnadan, deja tus diferencias raciales para otro momento, o te atravesarán tu `noble` corazón por tu impertinencia”.- Dijo malhumorado Noé, que conocía bien la fama de los de su estirpe.
-“No sólo te retractas, númenoreano, sino que el verdadero problema es tu actitud de... Cómo lo diría... Loco.”- Respondió esta vez Ciren mientras Thelanor soltaba una leve carcajadilla.
-“Callaos ya estúpidos, bien sabe Aulë que os destrozaré los huesos como algo nos ocurra por vuestros diferencias de antaño, lo que hicieron vuestros tatarabuelos ahora no importa, ¡poned atención en el camino!”.- Soltó de repente Flórin con una mirada asesina.
-“ He de recordarte Maese Flórin que sois el primero en insultar a los `estirados elfos` cuando le dais demasiado al barril de cerveza”.- Respondió Bern en un tono burlón que hizo reír a todos incluidos Noé, Ciren y Thelanor.-“ Te la debía de antes, cabeza de hojalata”.- Continuaron las risas, mientras, Flórin miraba hacia otro lado, e intentaba ocultar su sonrojado rostro en el yelmo de metal q llevaba.
-“Negrox´s, qué haces tirado encima del cuello del caballo, no has desca... Descan... Zzzzzzzz....”- Fue diciendo Flórin hasta dormirse en el carro.
-“¡Brujería ¡brujería!, ¡esto es obra de brujería!, ¡nos atacan!”.- Fue diciendo Bern mientras miraba a todos lados con el escudo y la espada listos para defenderse o atacar lo que sea, sin embargo él no se pudo resistir y acabó dormido como Flórin y Negrox´s.
-“¡Rápido Thelanor y Noé!, ¡incitad a los caballos de los que están dormidos a correr!, ¡Tenemos que salir de aquí¡, ¡corred bestias!, ¡corred como no lo habéis hecho en vuestra vida!.”- Gritaba Ciren mientras atizaba con las riendas a los caballos.
Los caballos empezaron a galopar, incluidos aquellos cuyos jinetes dormían plácidamente, sin embargo, antes de iniciar la carrera, los caballos empezaron a parar.
-“!Por qué paráis¡, ¡Seguid estúpidas bestias!.”- Ciren gritaba en vano, los caballos estaban parados, pero no mostraban signos de miedo, y no respondían a los gritos y latigazos de Ciren.-“¡Mierda, mierda!, ¡cuidado con... Con... Zzzzz.”- Y así se fue apagando la voz de Ciren, hasta que ya quedaron todos dormidos.
-“ ¡Mira mamá, otra vez gente dormida!”- A esta voz empezó a abrir un ojo Negrox´s y vio mucha gente alrededor suya murmurando... Volvió a cerrarlo para seguir durmiendo. Al instante abrió los dos de par en par para encontrarse ahora sí a una pequeña multitud de gente, inmediatamente empezó a despertar a sus compañeros rápidamente, y así todos quedaron despiertos y boquiabiertos por lo que veían: ¡estaba casi toda Ciudad del Lago alrededor de ellos!, “no puede ser”, pensó alguno de ellos, sin embargo esta era la realidad y no el placentero sueño que tuvieron hace un rato.
Noé avistó entre la gente a Hammib, que mientras se iba se llevaba las manos a la cabeza. Rápidamente todos miraron instintivamente hacia el cargamento y, efectivamente, no estaba, el hierro había desaparecido. Después de creerse de verdad lo que estaba pasando, fueron corriendo, pasando entre la multitud hacia donde se dirigía Hammib, hasta que llegaron a ganarle terreno y situarse justo delante suya.
-“ Por el gran Eru, qué demonios ha ocurrido, explicadnos Hammib”- Preguntó Thelanor.
-“ Pues lo que sabía que ocurriría, que os han robado el cargamento como a todos, además con la misma técnica, os deja dormidos, y luego a placer se lleva mi hierro... Creo que dejaré este oficio...”- Respondía apenado y con la cabeza baja el pobre Hammib.
Con esto, el mercader se perdía por una de las calles, con un destino incierto; la multitud antes congregada alrededor del carro, se dirigían ahora hacia sus quehaceres, y el grupo de aventureros se veía ahora en una situación algo estúpida.
-“ Creo que nos lo merecemos por creernos que todo iba a ir sobre ruedas.”- Dijo Bern.
-“ ¡Qué me cuelguen de mis barbas si no hacemos algo para solucionar esto!, nadie humilla así a un enano, y aquel que lo hace, pronto besa el frió acero de mi martillo, ¿qué decís compañía?.”- Respondió casi rugiendo el vigoroso Flórin.
-“ Yo digo que vamos a por quien sea, ¡es la hora de la trifulca!”.- Correspondió Negrox´s.
-“ No vayas tan deprisa Negrox´s, o tropezarás incluso con la piedra más grande del camino; opino, al igual que Flórin, que solucionemos ésto, pero vayamos por partes.”- Ciren sugirió.
-“ Cierto, opino que vayamos al camino, allí debe haber algún rastro del hierro que nos han robado... A menos claro está que se lo hayan llevado volando.”- Thelanor habló esta vez.
Y con esto partieron hacia el camino, y como no recordaban bien por donde les había ocurrido la tragedia, decidieron adentrarse en el bosque oeste, pues era uno de los lugares sospechosos de albergar al ladrón del hierro.
Pasaron tres días en el interior del bosque, sin encontrar nada, y en la noche del tercer día:
-“ Vamos Negrox´s, pásate ese trozo de carne, ¿te lo vas a comer todo?.”- Bern preguntó mientras veía a Negrox´s zamparse un buen trozo de carne de ciervo.
-“ Te dije que si no me ayudabas a hacer la hoguera, no comerías esta noche. He tenido que ir a buscar leña y casi me atufa una mofeta, así que déjame en paz”.- Respondió Negrox´s mientras seguía masticando su pitanza.
-“ Eso te pasa por vago, Bern, si lo hubieses acompañado, ahora tendrías el estomago lleno como todos.”- Añadió Noé.- “Por cierto, Thelanor, ¿ves algo desde tu posición privilegiada?, no nos interrumpas a menos que sea un dragón con intenciones malignas, pues si viene a comer de nuestra comida, creo que tendría que pelearse con el bestia de Negrox´s, más fiero que el draco en cuestiones de alimentación”.- Todos empezaron a reír mientras observaban a Negrox´s agarrar la carne con las dos manos e intentando arrancar un trozo haciendo fuerza con la boca. Thelanor sonrió mientras seguía su vigilancia subido a un árbol.
-“ ¡Callaos, algo se acerca!.”- Interrumpió Thelanor a la vez que todos empezaban a agarrar sus armas.-“ Creo que es un animal... No puedo verlo bien, pero parece un perro... O quizás un lobo, y creo que viene sólo.”-
-“ Los lobos nunca cazan solos, esto es extraño”.- Añadió Bern.
Mientras todos estaban pendientes de lo que pudiera decir Thelanor sobre la situación, de entre los matorrales salieron tres figuras negras acompañadas de otros dos lobos, que se lanzaron sin dudar sobre los aventureros, a la vez que un grito sacudía los oídos de estos: ¡Orcos!.
Thelanor disparó una de sus flechas desde el árbol en el que estaba subido hacia el lobo que vio primero, impactando el proyectil en el cuello de la bestia haciendo que ésta sólo respirara sangre, para ser este su triste final; mientras, los demás intentaban defenderse de este ataque cerca de la posición donde estaba Thelanor. Negrox´s consiguió asestar un tajo con la espada a uno de los orcos en la pierna, que le hizo mostrarle sus asquerosos dientes, Bern se enfrentó a los lobos, los cuales, salieron huyendo al ver cómo el enfurecido Beórnida cortaba las dos patas de uno de ellos, que, inevitablemente murió. Ciren y Noé no dudaron en esconderse o rehuir la batalla, pues no eran hombres de armas y es seguro que un combate abierto, cualquiera de ellos habría caído contra esas temibles abominaciones llamadas orcos. El bravucón de Flórin con cada martillazo que asestaba, más contento y alegre estaba, pues disfrutaba de la batalla; así fueron cayendo cada uno de los atacantes hasta que el peligro cesó. Tres cuerpos de orcos yacían en el suelo con las armaduras de pieles, o de dondequiera que las sacaran, destrozadas; sus caras horribles se torcían debido al dolor que les había producido morir.
-“ ¡La próxima vez antes de asaltar a un grupo de aventureros, aseguraos de que no está con ellos Flórin el Enano, bestias repugnantes!.”- Le gritaba el Enano a uno de los cadáveres como si pudiera oírle mientras escupía en él.
-“ Hemos tenido suerte de que no eran más que tres acompañados de tres lobos, sino nos hubieran pillado por sorpresa y no lo hubiéramos podido contar a nuestros nietos en un futuro.”- Dijo Noé.
-“ Sí, menos mal, sin embargo seguid alerta, esta noche podrían venir más”.- Continuo Thelanor.
-“ ¿Creéis que tienen algo que ver con lo del hierro?.”- Habló esta vez Bern.
-“ No, se que es extraño ver por aquí orcos, pero, ¿para qué querrían los orcos el hierro?, además, los orcos cuando asaltan caravanas, matan a todos y destrozan lo que pueden, es decir, dejan su maloliente huella. Lo que nos pasó y lo que les ha pasado a los que llevaban el hierro a la ciudad era algo más sutil, más preparado.”- Ciren respondió.
-“ Mmmm... Es cierto, pero entonces, ¿qué es lo que buscamos?, yo buscaba bandidos u orcos, son los que normalmente hacen ése tipo de cosas.”- Le preguntó Negrox´s a Ciren.
-“ No lo se, pero creo que estamos dando palos de ciego, propongo que mañana busquemos por el bosque Este, al menos no habrá orcos... Espero.”- Ciren le respondió.
-“ ¡Y si los hay, que vengan!, Flórin les dará una bonita bienvenida propia de los de mi raza.”- Se jactaba el enano mientras se apoyaba en su martillo de guerra y los demás reían alegremente.
A pesar de que el peligro pasó, los aventureros durmieron todos con un ojo abierto el que menos, sin embargo, en la noche no ocurrió nada más que se narre aquí. A la mañana siguiente se levantaron, tomaron una rápida ración de desayuno, y se dirigieron hacia donde había propuesto Ciren, hacia el bosque Este.
Tardaron unos días en volver a atisbar el camino, todo seguía igual que siempre, no se veía rastro de actividad, hasta que Flórin encontró un rastro sospechoso, pues se trataba de el rastro de las ruedas de un carro, que, a simple vista no parecía nada anormal, sin embargo el hecho de que seguían hacia el bosque Este y de que parecía como si alguien hubiese querido ocultar el rastro le dieron a los aventureros en qué pensar. Cómo no, se adentraron en el bosque Este siguiendo esas huellas de carro, que cada vez se hacían más visibles, pero algo se movió entre las ramas mientras buscaban.
Todos inmediatamente dirigieron sus miradas hacia el arbusto en el que parecía que algo o alguien les observaba, todos alerta, pensando un plan cada uno por si ocurriese algo como el asalto de los orcos en el bosque Oeste, todos preparados para lo que fuese, en postura defensiva contra... Un hacha muy familiar salió arrojada hacia los arbustos y el movimiento cesó, todos miraron hacia desde donde probablemente el hacha salió disparada, hacia Flórin. Éste ahora reía hacia sus adentros mientras se dirigía tranquilamente hacia los arbustos a ver que era lo que había cazado con, efectivamente, su hacha arrojadiza; los demás hicieron lo mismo pero con cautela, aun sin envainar espadas y arcos, pues no eran tan confiados como Flórin. Antes de que pudieran ver nada, el orgulloso enano cojió su hacha arrojadiza levantando a la vez una marmota atravesada por el filo del hacha Enana, ésta aun convulsionaba, pero no le duró la agonía mucho más, pues dejó de respira al poco. El enano desincrustó al animal de su arma, y con una leve sonrisa que se veía por debajo de la barba, dijo: “ He aquí la cena”.
No le dio tiempo al enano colgarse el animal del cinto, cuando a lo lejos veían una figura que se acercaba, al parecer les hacia señas, llevaba un arco en la mano, los aventureros no guardaron sus armas…
Aquella figura seguía acercándose a pesar de la actitud agresiva de los aventureros, y, a medida que se iba acercando se podía ir uno fijando mejor en sus atuendos, iba acompañado por un perro de color canela de mediano tamaño el cual parecía muy amigo de su humano compañero; éste iba vestido con unas ropas de color pardo y verde hoja de pino muy concorde con los colores propios del bosque y portaba un arco de madera. parecía que no tenía malas intenciones.
-“ ¡ Tira las armas , e identificate ¡ “ – soltó Negrox´s.
- “ ¿ Pero en que tiempos vivimos en el que un hombre a de identificarse por el mero hecho de pasearse por el bosque? Podéis guardar vuestros martillos , vuestras espadas y vuestros dientes también, pues poco he de identificarme, os conformareis viendo que no soy orco, troll o dragón”.- Respondió el extraño en un tono sarcástico.
-“ Cierto es buen hombre, pero en estos tiempos que nos ha tocado pasearnos, sucede que buscamos un cargamento de hierro de Erebor el cual se nos robó en nuestras narices, y a la vez que nuestra cautela crece en cada paso que damos, nuestros modales se comportan de la misma manera pero a la inversa, así que suelta tu arco y sujeta a tu bestia, mis compañeros no son tan locuaces como yo. Os aseguro que no somos trasgo ni draco alguno, por si dudabais.”- Ciren contestó, con una sonrisa final que dio fuerza a sus palabras.
Aquel hombre hizo caso a las palabras de Ciren reforzadas con el rechinar de dientes de su compañero enano y tiro su arco y sujeto a su perro. Tras una breve charla, vieron que no representaba peligro alguno, bueno, solo para los animales que había venido a cazar, pero sabía algo sobre el hierro perdido:
-“ Si buscáis huellas de carretas, he de deciros que he encontrado algunas por estos parajes, pero se desviaban al Sur, me fije en ellas pues no es normal encontrar ese tipo de rastro en medio del bosque”.- Indicó Solven , pues así era su nombre. – “ Por cierto, se dice que en el bosque al sur de Esgaroth todavía viven Hombres de los Bosques, es sólo un dato.”
Los aventureros se despidieron agradecidos de Solven por su ayuda, él hizo lo mismo y desapareció en la espesura.
Pronto partieron hacia ninguna parte, pues ahora discutían hacia donde ir: unos no dudaban en ir al bosque del Sur pues estaba clarísimo que los Hombres de los Bosques tenían algo que ver en este asunto, sin embargo Flórin , Thelanor y Ciren no confiaban en este hombre, sobre todo después de que Bern dijera: -“ Es raro ver en estos tiempos Hombres de los Bosques por estas tierras, la mayoría de esa gente se trasladaron al Bosque Negro, viviendo codo con codo con los de mi gente, sin embargo son casi iguales que los míos en cuanto a relaciones con otros, pues evitamos cualquier contacto con la gente de ciudad y no queremos meternos en sus asuntos, además, ¿ para que querrían tanto mineral? No poseen grandes fundiciones para tratar ese hierro.”
Todos estaban de acuerdo en que estaban algo confusos con el tema, si embargo se decidió continuar buscando en el bosque en el que se encontraban y si no encontraban nada, dirigirse hacia el bosque Sur.
Había que volver a encontrar el rastro de las ruedas dejadas por el carro, pues lo perdieron entre tanta distracción añadiendo que ahora el suelo a rastrear se tapaba con una manta de hierbas y hojas que en nada ayudaban en la búsqueda.
-“ ¡ Aquí vuelven a aparecer ! , ¡ sigue la búsqueda amigos míos !.”- Flórin decía orgulloso al volver a encontrar el rastro.
-“ Amigo Flórin, si no fuese por el ruido que haces al andar, con tanto metal que llevas, te aseguraría que serias un buen montaraz.”- Decía Thelanor a la vez que daba un par de palmaditas en los hombros robustos del enano y se disponía a seguir el rastro encontrado.
Todos siguieron raudos a Thelanor y Flórin , caminaron un buen trecho, pasaron varios claros del bosque, hasta que debido a sonidos muy familiares, frenaron el paso. Se encontraban a pocos metros de un pequeño poblado, en medio de la nada, en medio de la confusión. Los ruidos que escuchaban era el pequeño bullicio que generaba esa pequeña población de gentes.
Thelanor se adelantó para tener una visión privilegiada, a sus espaldas, lo seguía Noé y Bern. El resto que quedaba detrás adelantó pocos pasos para poder observar mejor, menos el enano que no se atrevía por su poca capacidad de pasar desapercibido en estas situaciones.
La espesura del bosque los guardaba en tanto como unas pequeñas matas y arbustos podían ocultar de la presencia de los aventureros, los árboles, al no ser de tronco muy ancho, no ofrecían una ayuda que habrían agradecido mucho al bosque los aventureros.
Casi todos ellos podían ver mejor o peor el poblado, podían observar que eran gente sencilla, de allá para acá con sus cosas; sus casas, chozas de madera , parecían muy labradas a pesar del basto material con el que estaban hechas. Sin embargo no estaban desnudos a intrusos como todos sospecharon, se podían ver a varios hombres con arcos y espadas, algunos montando incluso guardia, habría que tener cuidado de no ser descubiertos para evitar una batalla innecesaria…
Noé y Bern pasaron por delante de Thelanor, que era el que estaba más adelantado, y se metieron de lleno en el poblado tranquilamente, como Bilbo por su casa. “Esto no puede ser verdad” fue lo que les pasó a todos por la mente mientras se quedaban anonadados con la acción de Noé y Bern.
No les dio tiempo a los atónitos aventureros a poder reaccionar de alguna forma cuando detrás de sus espaldas se encontraron a tres de los guardianes del poblado, apuntándoles con sus arcos, sin embargo ni cortos ni perezosos ellos contraatacaron sin mediar palabra, cosa que hizo dar la alarma en el poblado, y mientras las gentes sencillas corrían a sus casas por si el peligro les hacia peligrar sus vidas, otros salían armados con hoces y arcos por si su ayuda fuese necesaria.
Noé y Bern parecía que no eran ni bienvenidos ni malvenidos, pues entre el ajetreo, nadie recayó en ellos, es más, a Bern se le paró uno de los guardianes del poblado a darle instrucciones; podría parecer lógico, pues los Beórnidas a menudo viven junto a los Hombres del Bosque y sus indumentarias son de una índole similar. Noé seguía a lo suyo, buscando, y Bern lo seguía. Sin embargo a pesar de que pasaron desapercibidos, Noé, con sus ropas negras, y su gran estatura, pronto captó la atención de dos guardianes, que pronto les pararon los pies, amenazándolos con sus arcos, Noé tranquilizó a Bern de que guardase sus armas, tenía un plan.
Mientras, los demás acababan con la amenaza de los tres guardianes que captaron su presencia, sin embargo veían que se acercaban más por sus flancos, parecía que hoy el día se iba a teñir de rojo.
Noé y Bern fueron llevados a una cabaña adornada en su puerta con cuernas de animales, y dentro, al fondo de esta, se encontraba un hombre de mediana edad, con pelo largo hasta los hombros, y barba espesa y marrón. Sus atuendos no eran muy diferentes al del resto de sus gentes, pero por pocos detalles que llevase podía verse que era en él donde recaían las responsabilidades del poblado.
A pesar del revuelo que se estaba originando fuera, él parecía tranquilo y sereno, acariciaba la cabeza de su cayado con su pulgar mientras lo sostenía firme, no dejaba de observar a Bern y Noé fijamente.
Antes de que Noé se adelantará a decir algo, aquel hombre habló:
-“ ¿ Es qué os habéis impacientado?, acordamos que el cargamento estaría listo al alba. Si mueren alguno de tus hombres será por la impaciencia de tu señor”.-
-“ Dile a tus hombres que paren la lucha y yo le diré a los míos que hagan lo mismo, vayamos juntos a ello y luego tengamos una charla entre vos y yo que nos podría interesar a ambos”.- Contestó Noé ante el asombro de Bern, mientras observaba como una leve sonrisa surgía de los labios de Noé. Ya había visto esa sonrisa antes en otras ocasiones en la posada, y siempre había significado problemas.
Después de esto, fueron raudos, Noé, el hombre del cayado y cinco hombres más armados hacia donde aun continuaba la lucha entre los aventureros y los vigilantes del poblado; Bern se quedó en la gran choza junto con tres guardianes más, que a pesar de que les superaban en numero, no se atrevían a acercarse mucho a él pues conocían la fuerza que caracterizaba a los de su raza, los hombres-oso.
Noé y el hombre del cayado instaron a parar la contienda, aunque ya era demasiado tarde para evitar desgracias, pues cuatro hombres del poblado yacían muertos, y Thelanor y Flórin presentaban algunas heridas de flecha y de armas de filo aun sangrantes.
Con esto fueron de nuevo a la gran choza donde se encontraba Bern, ahora parecía aun más concurrida pues además de los aventureros en ella se encontraban formando un semicírculo rodeándolos detrás de ellos un grupo formado por diez hombres, y en el sillón de madera como si de un rey se tratara estaba el hombre del cayado, y a su lado Noé le hablaba al oído….
-“ Bien, me presentaré, mi nombre es Haendel, y soy quien toma las decisiones en este poblado, vuestro amigo ya me ha explicado quienes sois y qué hacéis aquí. Tengo que deciros que vuestras intenciones, aunque honorables, debido a las circunstancias, os podría haber costado la vida, pero vuestro amigo y yo…”- En ese instante Noé volvió a inclinarse y decirle de nuevo algo al oído.- “ Eh, si… Podría decirse que os habéis salvado gracias a él.”- Terminó de decir Haendel.
El resto del grupo, no podía creerse la capacidad embaucadora de Noé, aun así un extraño mal sabor de boca apareció en todos, pues conocían de sobremanera a este personaje.
Noé Seelenkrank era un hombre muy extraño, unas veces hacia una cosa por una razón, y otras hacia lo mismo por la razón contraria. Sus amigos no lo odiaban, pero no confiaban en él, pues aparte de esta forma de ser, Noé decía ser un sacerdote, pero no un sacerdote de Aulë o Manwë el Grande, si no de un dios totalmente distinto, el dios del azar en su mas pura esencia, y a veces cruel, que dice él provenir este culto de más allá del lejano Harad, un culto a un dios con forma de mono, representado a veces tocando un violín o con una ballesta. Sus compañeros, al no tomarse esto en serio, no le echaron mucha cuenta, pero puede ser ésta la razón por la que Noé toma caminos tan extraños y fuera de la lógica humana sin venir de sobre aviso, eso o es que tienen entre ellos a un loco….
-“ Mi nombre es Ciren, y creo que hablo por todos al preguntar que está pasando aquí, por qué se nos atacó y por qué este asentamiento en medio del bosque, nadie tiene noticias en Erebor ni en Esgaroth de este emplazamiento”- Se adelantó Ciren para hablar.
-“ Eso es lo podré explicar en la medida de lo posible. Para empezar os atacamos porque nadie debe saber que estamos aquí, pues aunque nos avergonzamos de ello, somos los responsables del robo de mineral”.- Todos se sorprendieron al hablar Haendel, sin embargo ya imaginaban algo así.- “ Os cuento esto pues vuestro místico compañero se ha ofrecido a ayudarnos.”
-“ Siento deciros que nuestro objetivo es recuperar ése mineral, no os ayudaremos a robarlo, así pues nuestro compañero Noé tendrá la opción de venir con nosotros o seguir su propio camino, como está haciendo en estos momentos”.- Dijo con tono enfadado Thelanor mirando con ojos de lobo hambriento a Noé.
-“ Oh, no se trata de eso, veréis, la ayuda que me ha ofrecido es para lo que habéis venido buscando, nosotros deseamos dejar de hacer estos hurtos, pero no podíamos hacer otra cosa, no teníamos otra opción. Nuestro clan vivía en los Bosques de Río Grande, pero nos vimos obligados a trasladarnos aquí por un problema mayor, pero al parecer en vez de huir de ese problema aun nos acercamos más a él hasta que ya era demasiado tarde. Hacemos esto porque nos están chantajeando, unos bandidos raptaron a nuestro sabio anciano, cuyo cargo ocupo yo ahora, y amenazaron con matarlo si no haciamos lo que ellos querían. Intentamos luchar, pero fue inútil, pues ellos cuentan con un buen arsenal de armas de todo tipo, y luchan como auténticos soldados, nosotros solo somos cazadores y gente corriente. En el primer enfrentamiento que tuvimos perdimos a veinte hombres y sólo matamos a uno de ellos, como respuesta se nos envió una oreja de nuestro sabio anciano como advertencia. Depusimos las armas y nos vimos obligados a someternos a sus peticiones de robar los cargamentos de mineral.
No sabemos para qué lo quieren, pero ellos sabían nuestra capacidad para envolvernos en el bosque y pasar desapercibidos, vuestro encuentro fue una sorpresa para nosotros como para vosotros, pues somos expertos en ocultar nuestro rastro, pues el bosque es nuestra casa y no queremos relacionarnos con las grandes ciudades y sus reinos. También sabían que conocemos las plantas, y que utilizamos sus propiedades en nuestra vida cotidiana. Yo como mi gran amigo Laerael, el secuestrado, somos los que más nos dedicamos a este menester, y somos como curanderos y druidas, a la vez que jefes de este clan. Poseemos una forma de combinar cierto tipo de hierbas que hace de ellas un potentísimo somnífero, y poseemos la cualidad de hablar con ciertos animales. así con estas cualidades se nos ocurrió la forma de robar el mineral sin que nadie sospechara de nosotros.”- Termino de decir Haendel con voz apenada.
-“ Hemos podido experimentar sus métodos en nuestra propia carne, a nosotros también se nos sustrajo un cargamento de mineral, vuestro rastro lo encontró nuestro amigo enano por casualidad de la vida”.- Dijo Bern.
-“ Dónde se esconden esos bandidos, mi martillo y yo estaríamos encantados de tener una conversación con esa gentuza”.- Florin habló.
-“ Se ubican en el Bosque Oeste, probablemente os sea muy difícil encontrarlos, pues saben también ocultar su rastro, tengo la impresión de que no son unos simples bandidos sanguinarios…”- Respondió Haendel. -“ Estamos ya tan hartos que no nos importa ya acabar con esto sea cual sea el final, pues como dijo mi tatarabuelo Cheguevarandael: mas vale vivir de pie que morir de rodillas”.
-“ Allí iremos entonces, acabaremos con esa mala mosca que nos enturbia la vida a todos”- Dijo Negrox´s.
-“ El cargamento de mineral último que robamos ya se envió 2 días atrás, así que podéis esperar a que robemos otro y lo entreguemos para capturar a algún bandido para interrogarlo”- Dijo Haendel.
-“ No creo que lleguen más cargamentos de mineral a Ciudad del Lago hasta que esta ola de robos acabe, el nuestro que llevábamos era ya un envió a la desesperada, los mercaderes ya no confían en que llegue su cargamento, así que no pagaran mas por un mineral invisible. Creo que lo mejor es ir a por ellos por sorpresa y hacerles tragar nuestra espada, ¿qué decís camaradas?”- Apuntó Negrox´s.
-“ ¡Creo que es una idea aplastante!, traeremos a Laerael sano y llevaremos el mineral a la ciudad, ¡seremos héroes por partida doble!.”- Dijo fervientemente Flórin.
-“ De mozos de posada a héroes… prefiero ser un mozo vivo que un héroe muerto”.- Dijo en voz baja Ciren.
Pasaron el resto del día y la noche en aquel poblado, planeando un método de poder rescatar a Laerael sin que los bandidos lo mataran, sin embargo al no saber ni dónde ni cómo se encontraban, ni siquiera sabían cuantos era, lo planeado eran meras especulaciones a unas ideas que fueron surgiendo durante la noche como ascuas de la misma hoguera en la que se encontraban abrigados.
A pesar de las adversidades con las que se encontraban, todos le echaron muchas ganas pues era su gran oportunidad de ser héroes, o al menos de empezar su carrera como aventureros, algo que les había unido por casualidades del destino bajo la techumbre de una posada, y que gracias al mismo destino que los llevó allí, ahora los reunía bajo el mismo cielo, casi a punto de realizar aventuras.
Al terminar de discutir sobre qué hacer, Ciren paseó por el poblado alumbrado por una misteriosa luz cuya fuente no pude atisbar. Vio que las chozas eran a pesar de su pobre orfebrería, de un acabado muy concorde con la naturaleza del bosque, cubiertas de algunas grandes hojas y arbustos que hacían que a cualquier luz del día las casas quedaban camufladas en el abrigo del bosque pues esta rara combinación de arbustos hacia que cambiaran los tonos de colores de estas; ahora reflejaban la luz de Ciren con un color azul gris que por el día se tornaba verde y gris, tal como los troncos de los árboles y la frondosidad del bosque hacia aparecerse a cualquier ojo que lo escudriñara.
Algunos centinelas terminaban sus rondas y venían a relevarlos otros compañeros más frescos para realizar la tarea. Ciren pensó para sus adentros que quizás dentro de poco acabarían ya de hacer sus guardias y dedicarse a sus vidas normales, pues el y sus amigos acabarían con el peligro que los estaba destruyendo como pueblo pacífico que habían sido.
Por delante de Ciren pasó casualmente el hombre del perro,Solven, que se habían encontrado en el bosque no hace mucho, el cual le miró y le dedicó una pícara sonrisa de complicidad. El dunedáin se sintió algo estúpido.
Pasó la noche y antes de que el Sol tomara posición, los aventureros ya estaban de camino hacia el Bosque Oeste, habían revisado sus armas, habían repuesto sus flechas perdidas y tensaron sus arcos, pues sabían que se avecinaba una ardua lucha. No había posibilidad de diálogo con bandidos que estaban haciendo algo tan horrible, y dudaban mucho que de sus motivos fueran honorables.
Pasaron un par de horas y empezaron a atisbar el camino que dividía en su longitud a los dos bosques. A pesar que de era un camino muy frecuentado, no pasaba nadie por allí, los lugareños ya no confiaban tanto en la seguridad que antaño tenia, después de que el Enemigo y el Gusano abandonaran este mundo por supuesto.
Justo antes de adentrarse en el Bosque Oeste, instintivamente los aventureros se pararon, se miraron unos a otros, asintieron y desenvainaron sus armas; incluso Ciren sacó su daga ornamentada que llevaba en el cinto. Todos se sentían emocionados de poder confiar uno en las cualidades del otro, sabían que la combinación de fuerza, inteligencia y astucia que cada uno poseía debía ser la llave para salir victoriosos de ésta su primera aventura.
A la cabeza iba Thelanor con una espada corta en la mano derecha; por su condición de montaraz estaba más acostumbrado al bosque y podría percibir, quizás, algo extraño antes que ninguno de sus compañeros. No muy atrás , en paralelo, iban Negrox´s y Bern, con sus escudos y espadas empuñadas, a pesar de que no tenían un porte muy caballeresco, estos dos muchachos eran muy buenos luchadores, y sus cuerpos eran fuertes y robustos; y atrás en la retaguardia, Ciren un poco más adelantado que Noé, iban ellos dos. Noé tenia la ballesta cargada y vigilaba por si había algo alo que disparar, a su vez pronunciaba un cántico de rezo para sus adentros rogando que el azar inundara el bosque que ahora pisaban. Ciren iba algo más nervioso, y empuñaba su daga fuertemente, pues no la manejaba como para poder sentirse seguro, él sabia que su mejor arma era una que no se podía empuñar.
Siguieron andando en línea recta por aquel bosque, muy atentos a cualquier cosa. Todo lo que les rodeaba era de un color verde grisáceo, pues el Otoño estaba en su apogeo aun, y aunque no refrescaba mucho el ambiente, preludios de lluvias podían atisbarse si se miraba por un instante al cielo. Árboles de diferentes alturas sembraban el paisaje: robles, fresnos y algún frutal casual como un manzano bien agradecido por los aventureros.
Pasaron las horas y no hallaron rastro de nada, el Sol ya descendía en su recorrido y los aventureros hicieron un descanso. No sabían exactamente dónde se encontraban, pero Thelanor era una persona que se guiaba muy bien e inspiro confianza en sus compañeros del regreso. El Bosque Oeste era una prolongación del Bosque Negro, pero aun así era un lugar difícil de recorrer, no entrañaba tantos peligros como el Bosque Negro pero seguía teniendo una floresta densa y uno fácilmente podía desorientarse.
-“ Creo que he comido demasiadas manzanas, cómete tú mi ración de comida Bern”.- Dijo Negrox´s llevándose las manos al estómago.
-“ Eres un bruto Negrox´s, agradezco tu comida, que te inviten a cecina no suele pasar todos los días”.- Dijo Bern con tono sarcástico mientras los demás reían.
-“Bueno llevamos un día entero buscando ese dichoso campamento de bandidos, y solo hemos encontrado manzanas. Se acerca la noche y parece que vaya a llover, aunque si no llueve tendremos una noche oscura, el cielo está nublado. Haremos turnos de dos en dos.”- Thelanor decía mientras miraba pensativo el cielo.
-“Por cierto, Noé, ¿qué es lo que hablabas con ese druida?, aun no se si gracias a ti hemos salido bien parados o qué.”- Ciren le preguntó.
-“ Como dijo un gran profeta: ‘Si le das cáscaras al mono, te hace el trabajo’. Convencí a Haendel de que éramos gente respetable ofreciéndonos para ayudarlos. La conversación que tuve con él fue luego privada.”- Noé contestó.
-“ Eso de privada me suena mal, pero bueno… Tu serás muchas cosas pero no creo que seas un traidor, Noé. Tu verás lo que haces.”- Ciren le dijo mientras Noé le guiñaba un ojo a modo de agradecimiento. Los demás pensaban lo mismo que Ciren.
-“ Por cierto, mañana peinaremos otra parte más del bosque, si no encontramos nada, empezaremos a buscar por la noche. Mañana habrá luna y espero que estas nubes se hayan ido ya”.- Thelanor seguía absorto en sus cosas.
Siguieron charlando hasta que ya sus párpados no pudieron más, así pues algunos empezaron a tumbarse mientras dos, Thelanor y Flórin, hacían la primera guardia junto ala luz del fuego. Poco más tarde, antes de hacer el cambio de guardias, unas gotas empezaron a caer sobre los aventureros.
-“ Lo sabía… ¡ Flórin, Flórin, despierta, te has quedado dormido!, ¡ despierta a los demás, he descubierto un sitio donde refugiarnos de la lluvia!, ¡Flórin!.”- Thelanor le decía al enano mientras lo zarandeaba.
-“ Está bien, está bien, ya mismo voy… Por cierto no dormía, sólo meditaba… ¡Un enano nunca se queda dormido en mitad de su obligación!”- Dijo el enano mientras se levantaba.
La lluvia empezó a tornarse cada vez con más fuerza, de tal modo que los aventureros se dirigieron raudos hacia donde Thelanor les dijo. El refugio estaba bajo un espolón de roca que salía de la tierra en ángulo de 45º; este lugar no representaba un refugio muy seco por sí sólo, pero sí al sumarle un gran árbol de hoja ancha que crecía en la cresta del saliente. Los aventureros no se mojaban ya, y sólo estaban a no muchos metros de donde se encontraban antes. Thelanor había sido previsor. Ahora llovía a cántaros.
Pasaron la noche con frío, pero al despertar ya había amainado el chaparrón. Así pues recogieron sus cosas y emprendieron la marcha de nuevo. Esa noche no tocaba descansar.
Volvieron a pasar el día sin nada que destacar, los aventureros se preguntaban ya realmente si habían sido engañados por los Hombres de los Bosques, y que quizá esos bandidos no existían. Noé les instó a seguir y a que confiaran en lo que Haendel les había dicho. “Más te vale que el único bandido no seas tú, Noé”, le decía Flórin malhumorado.
Pasó el tiempo y ya empezaba a caer la noche, así que pararon para hacer un descanso largo antes de ponerse en camino de noche; hablaron, comieron, y prepararon su equipo, y cuando ya el Sol se despidió por completo del día, empezaron a reanudar la búsqueda. La noche a pesar de que el cielo estaba algo despejado y de que había Luna, era difícil atisbar algo a través de un ojo humano a más de 5 metros.
-“ Negrox´s pásame una antorcha, llevaremos 2 encendidas”.- Le dijo Thelanor.
-“ Esto… Tenemos un problema,¿ te acuerdas de la lluvia de ayer?, pues se de algo que se mojó”- Negrox´s respondió cabizbajo.
-“ No me digas que se te olvidaron las antorchas bajo la tromba esa… ¡ Y como pretendes que busquemos por la noche! ¿ es que nos guiaremos por tu olfato?”.- Thelanor dijo enfadado.
-“¿ No hay manera de encenderlas?”- Preguntó Bern.
-“ No, ya he probado con todo, el aceite se ha desprendido y la madera está mojada, sería como incendiar un lago”- Negrox´s volvió a hablar.-“ Supongo que suspenderemos la búsqueda de esta noche...”
-“ No os preocupéis, he traído mi propia luz.”- Ciren dijo mientras levantaba el brazo derecho y pronunciaba unas palabras extrañas. Al hacer esto brotó de la palma de su mano un haz de luz a modo de candil. Esta luz era de color azulada. Nunca los aventureros habían visto una luz tan pura.
El haz de luz que producía era casi el mismo que el que proporcionaba una antorcha.
-“ ¡Por las barbas de mi tío!, Ciren, ¿cuando has aprendido a hacer esto?.”- Le dijo Bern.
-“ Sí, Ciren, porque tu antes sólo nos enseñabas truquitos, pero esto… ¡ esto es verdadera magia!”- Negrox´s decía emocionado.
-“ Pero qué callado te lo tenías, supongo que tantas horas de estudio allí en La Pinta Fría han dado este y supongo que más resultados.”- Thelanor le decía mientras sonreía a Ciren. Él le devolvió la sonrisa.
-“ Bueno, bueno, esta luz no dura eternamente, pongámonos en marcha y acabemos esta búsqueda de una vez”.- Dijo Ciren mientras comenzaba a caminar.
Caminaron hasta toparse con una zarza que se construía a sí misma como un muro, así que como no podían pasarla decidieron rodearla, no se veía lo que había detrás pues la zarza era espesísima y llegaba hasta los 2 metros y medio de alto.
-“ Esperad un momento, ¡callaos!, ¿ no veis esa luz que proviene de dentro de la zarza?, creo que hemos llegado…”- Dijo Bern.
-“ Ha sido buena idea buscar de noche, su escondrijo está mas ocultado de lo que esperaba, si no hubiésemos visto esa luz nunca hubiésemos pensado que aquí estaba lo que buscábamos”-. Thelanor habló.
-“ Tenemos que ver lo que es primero, tú Thelanor súbete a aquel árbol a ver que se esconde tras las zarzas, yo, Negrox´s y Bern rodearemos el lugar por si hay una entrada, que Noé se quede con Flórin aquí por si sucede algo.”- Dijo Ciren.
-“ Me parece bien, preparad vuestras armas e id sigilosos, recordad que tienen un rehén que nos interesa recuperarlo vivo. Ciren será mejor que apagues tu luz mágica”- Thelanor habló.
Dicho esto los aventureros se pusieron manos a la obra lo más silencioso posible. Thelanor consiguió atisbar algo desde su alta posición, vio lo que esperaba ver: 4 grandes tiendas de campaña rodeaban un gran fuego, una de ellas destacaba entre las demás pues estaba sobre unos tablones de madera que conformaban una plataforma suspendida en el aire a un metro del suelo. Varios hombres paseaban de aquí a allá; se podía observar que iban armados pues el crepitar de las llamas resplandecía en las armas y armaduras de los bandidos, y digo bien bandidos pues Thelanor vio un carro de mineral al descubierto. No había ya duda.
Sin embargo sorprendiese Thelanor al observar que iban demasiado armados. Los maleantes no suelen llevar espadas, escudos y arcos. Habría que andar con pies de plomo.
Una flecha impactó de repente en el tronco del árbol donde se encontraba Thelanor, ala vez que se escuchaba gritar: “¡alarma!”.Le habían detectado. Antes de que Thelanor reaccionase otra flecha impactó en su pierna, haciendo que éste gritase de dolor y se tirara del árbol pues sabia que era blanco fácil encima de él.
Una vez en el suelo Thelanor desenvainó su espada y alertó a Flórin y Noé, ala vez que sacaba su flecha de la pierna, tuvo suerte, no había hemorragia pues no se clavó muy profunda, sin embargo le producía un horrible dolor punzante que pocos podrían aguantar.
Ciren, Bern y Negrox´s rodeaban la zarza de espinos en el sentido de las agujas del reloj, y no lejos de donde dejaron al resto de su compañía, encontraron una entrada, o al menos eso parecía. Podían ver que dos hombres guardaban la entrada del otro lado, ésto les daría ventaja.
Se acercaron con cuidado, Ciren optó por esconderse en un matorral cercano donde pudiese ver y si fuera necesario actuar, pues no se podía arriesgar a un enfrentamiento con hombres de armas. Bern y Negrox´s se apostaron en un lateral y antes de que ninguno pudiera siquiera pensar que hacer, se escuchó un grito de alarma y todo empezó a cobrar movimiento. De la entrada salieron raudos los dos hombres que iban con armaduras de cuero negra y armados con espadas y a uno se le podía ver colgando una ballesta ligera cargada. Nada más salir Bern atizó una estocada mortal en el abdomen del primero que salía. Este movimiento dio lugar a que el siguiente bandido pudiese esquivar en parte el golpe que Negrox´s le reservaba, que en vez de impactar su espada contra en cuello del bandido, sólo le hirió superficialmente en el hombro. La lucha había empezado demasiado rápido. Algo había salido mal.
Flórin, Thelanor y Noé escucharon los ruidos de una lucha, así que fueron raudos hacia donde sus amigos habían ido a investigar, debían estar juntos para poder acabar con esos bandidos. Al doblar la esquina que creaba la zarza, vieron como un cuerpo yacía en el suelo sin vida y otro bandido se preparaba para atacar a Negrox´s. No veían a Ciren por ninguna parte.
Se acercaron corriendo menos Noé que preparaba un ángulo de tiro que le permitiese impactar en cualquiera que saliese de esa entrada al campamento. Y así, fue, empezaron a salir bandidos mientras Bern y Negrox´s retrocedían para conseguir así más maniobra de ataque y poder defenderse de los virotes y estocadas que buscaban sus cuerpos.
Uno de los bandidos que salió vio a Ciren entre los matorrales y fue rápido hacia él, mientras los demás no podían hacer nada pues cada uno estaba ya metido en batalla. Noé vio esto y disparó su ballesta pero fui inútil acertar a ese blanco en movimiento. Ciren tendría que hacer frente a ese bandido sin ayuda.
Pero el aprendiz de hechicero tenía un as en la manga; esperó a que el bandido estuviese a punto de cargar sobre él y, cuando por fin fue a dar la estocada casi imparable, de repente Ciren saltó por encima del bandido casi a unos 3 metros de altura sobre él que hizo que al caer Ciren ya al suelo, se encontrara éste a las espaldas del desconcertado atacante, lo que le dio tiempo para propinarle un bastonazo en la nuca y hacerle caer al suelo, luego irremediablente fue apuñalado y muerto en el acto. Noé aun no salía de su asombro.
Thelanor, Bern, Negrox´s y Flórin luchaban ahora contra 6 bandidos bien armados. La pelea era encarnizada y no se inclinaba la balanza para ninguna de las partes, Ciren decidió ayudar a sus amigos en la medida de lo posible; pero no fue muy acertada esta decisión, pues uno de los bandidos se emparejó con él y a pesar de que Ciren se defendía como podía, propinando algún golpe que otro, pronto el bandido acabaría dándole el golpe mortal con su espada.
Mientras tanto Noé se alejo de la batalla, algo le decía que ese campamento merecía arder, y merecía arder pero ya. así que Noé cojio de sus cosas un poquito de aceite que guardaba en un frasquito, y con su yesca y pedernal pronto haría arder aquella zarza de espinos. Y dicho y hecho, aquello empezó a arder con una velocidad mayor de lo que él se esperaba, pues casi toda la zarza estaba seca.
Los demás seguían luchando, ya habían matado a 2 de los bandidos, sin embargo Ciren aun resistía al suyo con una tozudez digna de cuento épico… Cuando de repente una luz anaranjada ilumino la noche en la que luchaban, todos pararon un instante para ver que una columna de humo subía acompañada de una lengua de fuego que a cada segundo seguía creciendo y consumiendo zarza.
Los bandidos huyeron hacia dentro del campamento seguidos de los aventureros.
Mientras tanto Noé observaba como una brasa del fuego que él había provocado saltaba al tejado de palos secos de una de las tiendas y empezaba en él a nacer, con una velocidad casi igual de crecida que el primigenio, un fuego que pronto envolvería todo el campamento. Noé observo esto contento porque pudo ver como su plan extraño y extravagante cobraba ahora formas aun más extrañas; cargó su ballesta y se dirigió hacia el interior del campamento. Buen trabajo.
En el interior del campamento, todo era un caos, nadie podía imaginarse como había sido ocasionado el fuego, ahora invadía éste casi todas las tiendas y aquello parecía un infierno.
Los aventureros consiguieron de nuevo un encontronazo con los bandidos que huyeron, y acabaron con ellos. No cantaron victoria pues de la gran tienda salió un guerrero al cual se le podían ver de lejos las cicatrices de batalla, tenia una maza colgando del cinto y un escudo de la espalda; vestía una armadura de cuero tachonado negro, con grandes botas negras y tenia una cara de muy pocos amigos. Este debía ser el jefe.
Sin embargo no fue nada de eso lo que hizo que los aventureros se parasen en seco, sino que este guerrero tenía agarrado a modo de rehén, con una daga al cuello, a un hombre de larga edad. Ahora más que nunca la vida de Laerael dependía de ellos. 3 bandidos más aparecieron con arcos alrededor de ellos.
-“¡Soltad las armas o este viejo morirá!, cómo os atrevéis de nuevo a intentar atacarnos malditos campesinos.”- El hombre que tenia a Laerael habló.
-“ No somos campesinos, somos mercenarios y hemos venido a llevarnos a ese hombre y a echaros de aquí para siempre, ¡ suéltale antes de que os pase como al resto de vuestro hombres; incluso vuestro campamento está ya destruido!.”- Negrox´s habló levantando en modo amenazador su espada.
Mientras Thelanor sostenía su arco y apuntaba a uno de los 3 arqueros, Flórin sostenía en una de sus manos su hacha arrojadiza y calculaba ya el tiro.
-“ ¡No sabes con quién estás hablando estúpido!, sino tiráis las armas mataré a este despojo y luego os mataré a todos. No tendré piedad para quien os han pagado tampoco…”- El bandido habló y apretó aun más contra si al anciano.
Mientras ocurría esto, Noé entró como pudo por la abrasadora entrada al campamento, y vio la situación, no lo pensó y disparó a uno de los arqueros con la ballesta. Esta fue la chispa que originó la “explosión”.
Al impactar el virote de ballesta contra el pecho del arquero, este disparo su flecha impactando en el tobillo de Ciren, que hizo que Thelanor disparara su flecha contra otro de los arqueros, hiriéndole en el muslo. Flórin lanzó su hacha impactando ésta en el arco del tercer arquero, dejándole desarmado.
El hombre que sostenía al anciano, con toda la sangre fría de un sanguinario, degolló al pobre Laerael de un tajazo, mientras tiraba la daga y sacaba de atrás una pequeña ballesta.
Negrox´s y Bern corrían a encontrarse con el asesino con una rabia feroz, mientras que Thelanor y Flórin iban a por los 3 arqueros para acabar con ellos. El sanguinario bandido disparó su ballesta, sin embargó, algo le salió mal, pues las cuerdas del aparato se liaron y al intentar arreglarlo se disparó en un pie, los nervios le habían fallado.
El grito que el jefe de los bandidos dio, fue más de vergüenza que de dolor, sin embargo no se quedó impasible y lanzo la pequeña ballesta y desenvainó su maza y empuñó su escudo.
Flórin y Thelanor luchaban ahora con los arqueros, y ayudados por algún virote que impactaba en los malhechores provenientes de la ballesta de Noé, no les fue difícil acabar con ellos, pues ya estaban heridos. Ahora se dirigirían contra el jefe.
Ya sólo quedaba el sanguinario jefe de los bandidos, en medio de un caos de fuego, y con todos sus hombres, además de Laerael, muertos. Ahora se encontraba encima de la plataforma de su tienda, casi rodeado de los aventureros; pero aun no sabían a quién se enfrentaban…
Flórin, Negrox´s y Bern atacaron casi por este orden, pero ninguno consiguió dar en su objetivo, Thelanor intentó otro estoque, pero fui inútil; este asesino esquivaba o bloqueaba con su arma o el escudo todos los golpes, era un verdadero luchador.
Noé intentaba ayudar a Ciren cuidando sus heridas y levantándolo para empezar a buscar por el campamento algo interesante. A Ciren no le pareció mala idea.
Era el turno del bandido mayor, con una sonrisa levantó la maza y ataco con su furia a Negrox´s, él ya se preparaba para recibir el impacto, cuando el jefe resbaló y su golpe fue a parar al suelo con tanta fuerza que su maza quebró en dos. Ni el bandido ni los aventureros daban crédito a esto, hoy no era el DIA de este hombre.
Desarmado y después de que Flórin reventara su escudo de un martillazo certero, 4 guerreros acabaron rápido con el desafortunado jefe de los bandidos, a pesar que intentó huir.
Vaciaron los bolsillos del jefe encontrando un pergamino manchado en su sangre, sellado con un símbolo extraño, y algo de monedas. Hicieron lo mismo con el resto de bandidos del campamento, pero no pudieron meterse en las tiendas pues ardían. Al ir saliendo del ardiente lugar, encontraron a un avispado bandido que huía como podía con un pequeño cofre, pero que al encontrarse de frente con los aventureros y causantes de sus males, entrego el cofre sin decir nada y marchase del lugar sin decir ni pío. Los aventureros no dieron importancia a aquello dejándole marchar; pero quizá hubiese sido mejor no hacerlo, quien sabe…
Mientras ardía sin remedio ya el campamento de bandidos, los aventureros se alejaron de él, y esperaron a que el fuego muriera para poder llevarse los cargamentos de mineral hacia el camino que les llevaría a Ciudad del Lago, ocultando el que no podían cargar y esmerándose en volver a recordar el emplazamiento del oculto cargamento . Aun no sabían cómo dar la noticia a Haendael.
Pasó unas horas de caminata, y la primera noche fue la primera noche que tuvieron para descansar, pero no por mucho tiempo, pues al poco de empezar a estirar los miembros, se vieron rodeados, como si hubiesen aparecido de la nada, de 15 hombres ataviados con capuchas y arcos. Los bandidos querían venganza.
Pero no fue así pues uno se adelantó descubriéndose la cabeza, dándose a descubrir que era Solven, uno de los Hombres de los Bosques. Los aventureros resoplaron de alivio.
Se sentaron alrededor de la hoguera y comenzaron a hablar; después de que les contaran toda la historia, más bien la triste historia para los exploradores, aceptaron lo ocurrido, pues al menos les habían librado de la extorsión de los bandidos. Sólo les pidieron una cosa, que no mencionaran la ubicación del poblado, pues aunque no iban a durar ya mucho por esta región, preferirían mantenerlo en secreto. Les dieron las gracias y les ayudaron a llevar el cargamento sólo hasta el borde del camino, pues no querían llegar hasta la ciudad. Se despidieron de ellos y les desearon suerte en sus próximas hazañas, el Clan del Haya siempre les estaría agradecidos.
Los aventureros se pusieron en marcha rumbo a Ciudad del Lago, la gente que pasaba por el camino, poca, les miraban extrañados y se apartaban. Una vez llegados a la ciudad, la gente se agolpó alrededor suya, cuchicheando y mirándoles con extrañas caras. Se congregó tal multitud que tuvieron que venir las autoridades pertinentes a reestablecer el orden originario. De entre estas autoridades el mismo gobernador hizo aparición junto con 3 guardias a su alrededor. Los aventureros portaban carromatos de hierro y los que dejaron en el camino ahora los portaban hombres cuya ayuda había sido pedida por los aventureros a los que pasaban cerca de ellos, prometiéndoles alguna gratificación monetaria.
El gobernador Belión era un hombre bajito, gordito y siempre iba con su traje azul marino de gala de gobernador, era por lo general un buen hombre y sólo quería la felicidad de sus ciudadanos; como ya procedía de una familia rica, no le interesaba adinerarse a costa de los demás.
-“ ¿ Podéis explicar qué hacéis aquí con ese mineral? ¿ Es que habéis decidido entregaros, ladrones?”- El gobernador dijo con el ceño fruncido. Los guardias agarraban sus lanzas.
-“ ¡OH, no!, nada de eso, somos amigos de Testyr, el posadero de La Pinta Fría. Hammib el mercader nos contrató para que le trajéramos un carro de mineral de Erebor… ¡Y hemos terminado matando a los causantes de los robos y trayendo hierro correspondiente a 3 semanas de robos!”- Dijo Negrox´s orgulloso.
-“ ¡ Qué agradables noticias!, venid, venid, vamos a un sitio más tranquilo donde podáis contadme más cosas, haré llamar a Jami o Hammid o como quiera que se llame y divulgaremos las buenas nuevas. ¡Esto es como en los viejos tiempos, héroes locales que pronto salpicarán de historias nuestras posadas y mesones!, jejeje…”- Belión decía muy alegre.
Se dirigieron a casa de Belión junto a dos guardias más acompañándolos; la multitud aun seguían al grupo, hasta que al llegar al consistorio los guardias se ocuparon de que no pudieran pasar la gente, yéndose estos desilusionados por no poder saber mas nada ese mismo día. Tendrían que saberlo al día siguiente por boca de otro vecino…
Al llegar al adornado consistorio, Belión abrió las puertas, pero los aventureros, se negaron a pasar y prefirieron hablar en el arco de la puerta, pues estaban agotados; Belión que había mandado preparar algún manjarcillo para sus huéspedes, se sintió algo decepcionado.
Hammib se incorporó al rato a la reunión, acompañado por un guardia que sería quien le habría llamado. Hammib satisfecho con los aventureros, les pagó 200 piezas de oro, y después de un rato hablando sobre lo que harían con el mineral, decidió Belión que el hierro, a pesar de que había sido robado, ahora pertenecía a los aventureros, y que podían hacer con él lo que quisieran. Hammib les dijo que si lo vendían obtendrían cantidades equivalentes a lo que él había pagado .
Los aventureros recibieron por parte del gobernador una recompensa económica que procedía directamente del bolsillo de éste, esta lluvia de dinero parecía que no tenía fin.
Menos Negrox´s y Bern, todos decidieron donar el cargamento a la ciudad, ellos dos se quedarían con su parte del material que más tarde venderían por una buena suma. Esto no les pareció bien al resto de sus amigos, pues más que héroes les harían parecer gitanos de tres al cuarto. Pero era su decisión.
El grupo volvió a La Pinta Fría y Testyr se alegró muchísimo de su regreso, le contaron toda la historia (menos lo de los Hombres de los Bosques), y le anunciaron que ya no trabajarían para él, pues habían hecho fortuna. Dicho esto le dieron a Testyr una bolsita con oro suficiente como para pagar a otro nuevo grupo de mozos en su posada durante un par de años. Se despidieron de él y le dijeron que esa misma noche volverían a tomarse unas cervezas con él, pues ahora iban en busca de una casa grande donde vivir.
Recorrieron la ciudad en busca de algo que les gustase, pero no había casa suficientemente grande y en venta como para poder vivir ellos. así pues decidieron ir a un burdel pues sus hormonas también necesitaban aventuras. Al entrar, a Ciren se le ocurrió una idea genial.
El burdel era una gran casa con 2 plantas y un pequeño jardín. Estaba en medio de la ciudad y en un barrio bueno, la casa estaba elegantemente decorada, y cualquiera que pasara cerca jamás hubiera dicho que servía para lo que servía.
Así pues a Ciren se le ocurrió comprar el burdel, con prostitutas incluidas. No se si lo que le metió Negrox´s en la pipa fue el causante de tal idea, lo cierto que el resto de sus compañeros estaban de acuerdo, al parecer todos fumaron…
Pues si, compraron el burdel por un alto precio, gastaron casi todo lo que habían ganado en su aventura, pero ahora también tenían ellos un negocio y un hogar, así pues en la ciudad la reputación de los aventureros no bajó, pero si cambió el concepto, pues a partir de entonces se les empezó a llamar La Liga Roja, pues así se llamaba el burdel.
Habían sido días difíciles para los aventureros, pero ahora les esperaban habitaciones llenas de féminas y un futuro bastante dulce…
Que dura la vida de aventurero. Continuará…