Las lunas, inmensas, redondas y llenas que iluminaban las noches de Garth, no podían verse, hallándose en las entrañas del planeta, ni las estrellas, ni el sol del amanecer, solo aquella luz azulada, tenue, que a veces tensaba el ánimo. Sabía que debía sobreponerse, ser fuerte y que tenía que controlar sus emociones, pero no resultaba fácil. no, sin duda no lo era. Galoor decidió hacer algo que le distrajese de aquellos pensamientos que le llevaban invariablemente, al tristeza, y pensó en una noche estrellada, con con sus lunas brillando en el firmamento, echado sobre un mullido césped, a la...
(sigue)
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