Un viejo tango rezaba que veinte años no eran nada, y se equivocaba... En veinte años la vida de una persona puede y debe estar jalonada de grandes acontecimientos, unos buenos, otros no tanto, pero al cabo enriquecedores y que nos forman como seres humanos. En la vida los pensamientos y la línea que los guía pueden llegar a ser veletas que se desplazan a favor de una corriente con la suficiente fuerza como para moverlos, pero a veces hay un motivo que sabes te acompañará para siempre y que ni la más poderosa de las tormentas jamás extirpará de...
(sigue)
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