El rescate de una princesa

Capítulo 1

La luna brillaba en todo su esplendor aquella noche. El bosque estaba iluminado por sus
argentos rayos que atravesaban el follaje. Ahí a solas un elfo se encontraba, de pie, con profunda mirada gris observaba el hermoso paisaje y entre sus manos sostenía una espada.
Llevaba poco tiempo ahí, en ese lugar, estaba a la espera de un amigo con el cual pronto
tendría que partir. Celebras llamado el Blanco, era su nombre jamás había desistido de
ayudar y menos aun a algún entrañable camarada como era el caso del sujeto que esperaba. Salio aquella noche de su hermosa estancia en los jardines de Ithilien en silencio. A caballo por el solitario camino; tomo el sendero atravesando el bosquecillo, y luego se encontró en el sitio acordado. Su espada brillaba rabiosamente ante la luz lunar, aquel acero era un obsequio de su padre; un arma de helado resplandor forjada en tiempos inmemoriales en Gondolin. Todo alrededor parecía tranquilo: unos pájaros nocturnos pasaron volando entonces; mientras algo en sus pisadas interrumpía la tranquilidad imperante.
Dirigió su mirada entonces hacia el frente, pero el espeso follaje le impidió distinguir la figura de quien se aproximaba. Aunque el ruido de los cascos se oía ya muy cerca, luego apareció montado en un caballo bermejo un hombre de apariencia corpulenta envuelto en un manto gris y cubierta la cabeza con un capuchón del mismo color. Pero la penetrante vista del elfo orado la oscuridad y reconoció el apesarado rostro del hombre.
Ya frente a el, jinete y bestia se detuvieron. Y por un momento ambos seres de distintas razas cruzaron sus miradas (la del elfo gris como el mar parecía esconder pozos de días olvidados, la del hombre centelleaba con ojos grises como el mar también, pero parecían esconder un profundo pesar).
Celebras no llevaba antorcha consigo pero un tenue resplandor lunar parecía envolver sus pisadas y fue el primero en romper el hielo y mirando al hombre le sonrió.
-¡Alasseä Lómë!- exclamo con voz argentina en la antigua lengua de Eldamar- he venido a la cita a la hora acordada. ¿debemos partir ya?
¡Salud también a ti Celebras!, y en cuanto a tu pregunta, claro que debemos partir sin demora. Pero ya no confió en nada, y el tiempo esta en mi contra. El pavor y la muerte se extienden ante nosotros. Yo Beregund desconocía el temor hasta ayer, hoy el miedo y el odio atenazan mi corazón.
Sin seguir la conversación el elfo monto velozmente su corcel y prontamente se pusieron en marcha, atravesando senderos boscosos con la velocidad del rayo, a tal manera que parecía que otra fuerza mas grande que ellos los asistía.
Beregund el de semblante adusto tenia la impresión de que el mundo se le había venido encima, pues apenas unas horas atrás era el hombre mas feliz y dichoso del mundo tras comprometerse con la mas bella dama de Gondor que en esos días pisara la tierra, la hermosa Idis llamada también "Resplandor de Elfo" (ya que por su porte y belleza fácilmente podría confundirse con una de sus damas). Pero todo este esplendido sueño había sido brutalmente cortado por el secuestro de ella a manos de una miserable banda de orcos forajidos que la capturaron a ella y a otros tres que le acompañaban mientras cruzaban por el bosque hacia su casa.
El joven edain no dejaba de torturarse pensando de que tratos era dueña su hermosa dama en compañía de tan dantesca prole y a su mente venían los penosos relatos de los que un día fueron capturados a manos de los trasgos y recordaba que los que habían sobrevivido a estos vejámenes y sido rescatados nunca mas fueron los mismos y un alo sombrío había caído sobre su alma y corazón.



Diferente en cambio era el ánimo del Señor elfico, que no sentía temor alguno ya que su destino estaba sellado y bien sabía que el camino de la muerte no era el suyo. Pero había cierta incertidumbre en su alma por la misión a la que ahora se encaminaba. Un sentimiento de soledad y del encuentro de algo inalcanzable que le traería desdicha y dolor.
Juntos avanzaban atreves de los campos, a los cuales cubría una tenue niebla, a lo lejos las manchas oscuras de los bosques les contemplaban en muda contemplación.
El camino paréciale interminable a Beregund. Su corazón ardía en desesperación y en ánimo de venganza. Pronto llegaron a una declinación en el valle y bajaron aun terreno basto y llano, en este camino recorrieron varias millas a buen galope y así los descubrió la luz del alba, toda la noche habían viajado sin reposar ni un instante; en ese momento en frente de una quebrada de límpidas aguas el caballero se detuvo y llevo a su bestia a tomar agua, el elfo lo imito, Beregund tomo su cuero y se lo llevo a los labios y bebió con avidez varios sorbos, Celebras hecho su cabeza hacia atrás y se aproximo a la sombra de un árbol, ahí un ruido peculiar llamo su atención al parecer eran voces, no voces precisamente, sino que murmullos que parecían confundirse en el viento, pero el elfo agudizo los oídos y sorprendido escucho.
-Te digo que los dos son elfos- dijo uno.
-¡No, no! Ese de cabello de plata si es efectivamente un elfo, se nota a leguas que es de la hermosa gente de la que hablan las antiguas leyendas, pero el de cabello negro es un hombre podría jurarlo.
-¿Y por que lo aseguras con tanta firmeza?, el de cabello negro es mas grande y mas fuerte.-Refuto el otro.
-Eso es mi bobo Boffin es distintivo de los edain, los eldar son menos corpulentos y algo mas bajos, pero no significa que sean menos fuertes.
-Sea lo que tu dices señor sabelotodo, pero tu y yo sabemos que jamás en nuestras vidas habíamos visto a la gente grande.
-Que yo si los he visto Adelardo-
El elfo abajo sonrió entonces y con vertiginosa rapidez entezo su arco y lanzo una flecha entre el follaje del roble .Pronto unos grititos se escucharon y dos pequeños bultos cayeron al suelo y Celebras observo al par de individuos que conversaban sobre ellos, Beregund extrañado los observo al principio creyendo que eran niños, pero luego cayo en cuenta de quienes eran.
-¿Perian? ¿Perian en estos lares?-.
-Pues al parecer si, dos medianos son, dos medianos muy curiosos; por cierto ¿Qué hacen ustedes aquí entremetidos amigos?
El rubio sabelotodo fue el primero en levantarse se irguió y con vocecita tímida se presento:
-Yo señor elfo soy Trotter Tuck y este que esta ahí tirado-y apunto al rechoncho y bonachón de Adelardo-es mi primo-y procedió a levantarlo de un tiron.
-Juro que no les seremos para nada una molestia-
Ya repuesto de la impresión Beregund le resto importancia al asunto y ya se preparaba a montar cuando el hobbit les dijo:
-Por favor señor le ruego que si se dirige al sur, tenga usted la bondad y usted también señor elfo de llevarnos a mi y a mí pariente cerca de nuestro hogar nos perdimos hace días y ya nuestra familia debe estar preocupada.
El semblante de Beregund se torno aun mas sombrío pues si ya el retraso era mayúsculo ahora con este par de pequeños bribones a cuestas se antojaba al paso de una tortuga.
-De ninguna manera, partiremos de inmediato y no tenemos tiempo alguno para llevarlos, ya encontraran la manera de ir.
-¡Escucha! Beregund no creo que deba ser una molestia llevarlos, además un favor no debe negársele a nadie y algo me dice que este encuentro tiene otro propósito.
Y sin decir mas tomo al mas pequeño y lo subió a su corcel, Beregund a regañadientes levanto entonces en vilo al sorprendido Trotter que tuvo que aferrarse con todas sus fuerzas al caballo y partieron en raudo galope..