Comics

Stan Lee
Hace muchos, muchos años, abrí por primera vez un comic de Marvel. Yo ya era un ávido lector de Mortadelo, Sacarino, Zipi y Zape... pero al entrar en el universo de Spiderman, Capitán América, Hulk (por aquél entonces le llamábamos "La Masa"), los Cuatro Fantásticos... descubrí otro tipo de comic, más adulto pero a la vez con una imaginación tan portentosa que sólo podía pertenecer a un niño. Y en cierto modo así era, pues Stan siempre fue un poco de las dos cosas. O mucho.

Stan Lee empezó como editor/guionista en una empresa de comics que no le terminaba de convencer. Estaba a punto de dejarlo, de hecho, cuando su mujer, Joan (que falleció el año pasado a los 93 años) le convenció para que hiciera "el comic que siempre había querido hacer". Gracias, Joan. Eso liberó a Stan Lee de toda presión y empezó a hacer las historias que él querría leer, y que después de más de 50 años han demostrado ser las que todos queríamos leer. Empezó con Los Cuatro Fantásticos de la increíble mano de Jack Kirby, le siguieron muchos otros incluyendo el inigualable Spiderman de Steve Ditko.

Hace muchos, muchos años, me picó una araña radioactiva. Stan Lee creó esa araña radioactiva en su imaginación, y sus historias me han acompañado desde entonces. Aún hoy sigo leyendo las maravillosas aventuras del personaje de comic más humano y a la vez más extraordinario que jamás ha existido. No creo que pueda agradecerle más a nadie haber creado todo un universo que inspire tanto, salvo al creador del mundo al que dedicamos esta página, J.R.R. Tolkien.

Allá donde estén ahora, Stan Lee y el maestro Tolkien estarán charlando sobre los mundos que crearon, las aventuras y los personajes, los idiomas y las especies, los aciertos y los fallos de cada una de sus historias. Y el resto de la gente a su alrededor les escuchará y sonreirán. Y nosotros en este mundo seguiremos sonriendo y disfrutando de lo que crearon.

Gracias, "papá". Gracias por todo. Te echaremos de menos.