Beleriand

Situación: noroeste de la Tierra Media

Época: Primera Edad

Otros nombres: Valariandë; Broceliand, Broseliand, Golodhinand, Noldórinan, Geleriand, Bladorinand, Belaurien, Arsiriand, Lassiriand.

Camino de los Enanos (Beleriand)
Beleriand estaba situada al noroeste de la Tierra Media durante la Primera Edad. Originalmente, el nombre señalana sólo la zona localizada alrededor de la Bahía de Balar, pero con el tiempo el nombre se extendió a toda la zona de alrededor.

Región del noroeste de Endor, de importancia capital en la Primera Edad, y por ende, en los acontecimientos que darían forma a la futura historia de toda la Tierra Media.

GEOGRAFÍA.

Pese a que en edades posteriores se conoció como Beleriand a todas las áreas que quedaron anegadas como consecuencia del cataclismo que acompañó a la Guerra de la Cólera, la región propiamente dicha la formaban las tierras que estaban comprendidas entre los límites que formaban la bahía de Balar y el bosque de Taur-Im-Duinath, al sur, Belegaer al oeste, las tierras altas de Hithlum, Dorthonion y Lothlann al norte, y el río Gelion al este. El tamaño aproximado de la región era de unos 365.000 kilómetros cuadrados incluyendo la Isla de Balar. Beleriand estaba dividida en varias zonas que de oeste a este eran: Nevrast, Falas, Beleriand Occidental, Dimbar, Nan Dun-Gortheb, Doriath, Dor Dínen Himlad y Beleriand Oriental. Dentro de Beleriand Occidental existían las sub-regiones de Arvernien, la Isla de Balar, Dor-Cuarthol, Tumhalad, Talath Dirnen, Valles del Sirion, Nan-Tathren y Brethil, si bien esta última pertenecía políticamente a Doriath; así mismo, Beleriand Oriental abarcaba las zonas de Arthórien, Nan Elmoth y Estolad. La topografía de Beleriand no era demasiado abrupta. Aparte de algunas modestas colinas y montes como las de Amon Rûdh o Amon Ereb, y si exceptuamos las zonas anexas a las cordilleras que delimitaban la región, la única formación montañosa de relevancia era la Andram o Muralla Larga; una pared rocosa que se extendía de oeste a este a lo largo de 450 kilómetros; el resto, era en realidad una suave prolongación hacia el sur de las mesetas centrales, y su continua pendiente hacía que discurrieran por sus llanuras y valles numerosos ríos.

La composición del suelo era principalmente de caliza soluble, lo que explica la facilidad con la que los cursos de agua excavaban grutas y pasos subterráneos. Los ríos discurrían hacia el sur siguiendo la inclinación de la meseta, aunque sus cursos no siempre eran regqhares y apacibles. Ríos como el Teiglin, el Esgalduin y sobre todo el Sirion, contaban con cascadas importantes. Los cuatro ríos de Beleriand que desembocaban en el mar eran el Brithon y el Nenning, que lo hacían en las Falas; el Sirion que moría en la Bahía de Balar; y el Gelion que desembocaba en Belegaer más allá de Taur-Im-Duinath, mucho más al sur de los límites de Beleriand. El río Sirion, además de partir Beleriand en dos, recibía como tributarios al Narog y el Teiglin por su margen derecha, y al Esgalduin y el Aros por la izquierda. El resto de los ríos que surcaban esas tierras eran; el Ginglith, afluente del Narog, el Glithui, el Malduin y el Celebros, tributarios del Teiglin, y el Celon, que vertía sus aguas en el Aros. Beleriand era por tanto, famosa por sus ríos, aunque sus zonas boscosas también fueron nombradas en numerosas canciones.

Una multitud de florestas salpicaban la región de norte a sur, de este a oeste. Los bosques de Nuath al pie de las Ered Wethrin, el bosque de Brethil y el de Taur-en-Faroth en Beleriand Occidental, los bosques de Neldoreth y Region en Doriath, el de Nan-Tathren en el curso bajo del Sirion, el de Nimbrethil en Arvernien, el de Nan Elmoth y sobre todo el gran bosque de Taur-im-Duinath, que abarcaba más de 30.000 kilómetros cuadrados al sur de Beleriand Oriental. El clima de Beleriand (Antes que la mano de Melkor trastocase el normal curso de la naturaleza) era típicamente atlántico. Su situación en el noroeste de Endor, a la latitud aproximada de las Islas Británicas, le hacia acreedor de esa condición climática. Los veranos eran cortos y no demasiado calurosos, y los inviernos más largos pero también con temperaturas suaves. Es de suponer que en las Falas y Arvernien la influencia directa del mar suavizase aun más las temperaturas, y que en las regiones colindantes con las tierras altas del norte la nieve cayese en invierno a consecuencia de las corrientes frías de Dorthonion. En cualquier caso, las precipitaciones eran abundantes y la humedad alta; bien por la acción del océano en las zonas costeras, o por la de las masas boscosas que tanto abundaban en el país. Precisamente la vegetación de Beleriand era la consecuencia directa de su clima y esta a su vez influía en él de manera recíproca. Como es lógico, la vegetación de la zona, al comienzo de la Primera Edad, cuando la injerencia de Elfos, Hombres y Enanos había sido mínima, era el producto de su crecimiento natural. Posteriormente se le añadirían las consecuencias subsiguientes a la actividad de los Hijos de Ilúvatar; praderas para el pastoreo, introducción de especies nuevas para la agricultura, etc. En esa época, muy posterior a la que Bárbol se refería cuando “casi toda la Tierra Media era un inmenso bosque”, Beleriand estaba cubierta por una floresta poco densa, con multitud de claros naturales y pequeñas concentraciones de árboles aquí y allá. Seguramente se trataba de combinaciones de robles y hayas. Solamente en los bosques de Doriath encontramos asociaciones uniformes de árboles; así en Brethil dominan los abedules, en Nivrim los robles, en Neldoreth las hayas, y en Region los acebos, si bien en este bosque había concentraciones de otras especies. Por lo que respecta a su fauna, la región estaba poblada por jabalíes, venados y ciervos, rapaces, zorros, lobos y aves migratorias, como los ánades que hacían escala Lisgardh. Seguramente que no abundaban los conejos y liebres al norte de Beleriand y es poco probable que los osos se aventurasen en tierras tan bajas.


HISTORIA.

Beleriand comenzó a poblarse mucho antes del comienzo de la Primera Edad. Durante su viaje a Aman, los Teleri (De los cuales ya se habían desgajado los Nandor) que prefirieron quedarse en la Tierra Media formaron el pueblo de los Sindar y se establecieron en las Falas (Círdan) y en Doriath (Thingol). Posteriormente algunos de los Nandor penetraron en Beleriand y lucharon al servicio de los señores Sindar, aunque se establecieron al otro lado del Gelion, en Ossiriand, pasándose a llamar Laiquendi. Poco después de que Fëanor y sus Noldor pusieron pie en Endor, comenzó la Primera Edad. Los Noldor fueron “invitados” por Thingol a ocupar las zonas que rodeaban Doriath, y a rendirle una especie de vasallaje encubierto. Así Turgon ocupó Nevrast, Orodreth los Valles del Sirion, Finrod Beleriand Occidental, Curufin Arthórien y Amrod y Amras Beleriand Oriental. Es probable que los Enanos no pisasen Beleriand hasta entrada la Primera Edad, pero también es posible que estuviesen asentados en sus ciudades de las Montañas Azules desde bastante antes de la llegada de los Noldor. Por último, los Hombres hicieron su aparición en el año 305, y aunque muchos vagaron por las tierras sin rumbo fijo, y sirvieron a diversos señores Elfos, tres casas enraizaron en Beleriand la de Bëor, la de Halad y la de Hador. La primera se estableció en Estolad aunque luego marchó a la tierras de Dorthonion, la segunda pasó de Estolad hasta Brethil y Talath Dirnen, y la tercera, también desde Estolad (Que precisamente significa “campamento”) cruzó más allá de Beleriand hasta Dor-Lómin. Con la posterior caída de los reinos élficos y humanos, el país quedo a merced de Orcos, Trolls, Balrogs, Dragones y otras criaturas de Melkor, que camparon a sus anchas hasta el fin de la Primera Edad. La región de Beleriand apenas conoció la paz en toda su historia. Durante las Edades de la Oscuridad estaba sometida al poder oscuro, después, las continuas guerras de Elfos y Hombres contra Morgoth la sumieron en un estado de continua alerta ante la amenaza. Finalmente, el destino de Beleriand quedo sellado en la Guerra de la Cólera, cuando toda ella, excepto tres pequeñas porciones de tierra, quedó anegada por el mar.


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