Ver publicación (Tolkien y su concepcion de Dios)

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Celebrian
Celebrian
Desde: 14/03/2002

#1 Respondiendo a: Anónimo

Salve.. Tolkendianos


Pues bien, reflexionando un poco sobre la obra de Tolkien y su idea de Dios o almenos la que plasma en el Silmarrillion, quisiera preguntaros a ustedes, tambien acerca de la suya, si es que creen en la existencia de un Dios supremo o creen en la evolucion.

Tratar...

¡Vaya temita!

Hay elementos comunes a la mayoría de las religiones, incluso las que han surgido en pueblos aislados de los demás: que la muerte no es el final, que "los buenos" tienen recompensa y "los malos" tienen castigo, que hay un ser superior que ha creado el mundo y que en mayor o menor medida vela por sus criaturas y se ocupa de que haya justicia final...

Esos elementos comunes ¿responden a que los distintos pueblos han vislumbrado la existencia de Dios y sus obras y le han atribuído distintas formas y explicaciones al origen y la mecánica del mundo según sus particulares idiosincrasias?, ¿o responden a los miedos y aspiraciones propios de la naturaleza humana, como el miedo a la muerte o las ansias de justicia, y cada cultura ha creado la idea de Dios y la religión a su manera para defenderse de esos miedos y explicar el mundo?.

Quiero decir, ¿los dioses y las religiones son consecuencia de que hay "algo más" que la humanidad de alguna forma percibe, o son una invención para defenderse de la dureza y las injusticias de la vida y del horror ante la idea de que con la muerte todo se acaba?.

No hay una respuesta definitiva a esto porque la pregunta es si existe Dios o si la humanidad se lo ha inventado y, como ya han dicho por ahí arriba, creo que Gwaihir, Dios está más allá de las últimas teorías y llegados a cierto punto el creer o no ya es cuestión de fe y no de lógica ni de ciencia.

Mi opción es la segunda, por cierto, no soy creyente, aunque a veces lo echo de menos porque la idea de Dios, la vida después de la muerte y la justicia final son muy reconfortantes, pero qué le voy a hacer... no me sale de dentro el creer y eso no se puede forzar... doce años de colegios religiosos tirados por la borda

C.
Y en ese instante, lejano en algún patio de la ciudad, cantó un gallo. Un canto claro y agudo, ajeno a la guerra y a los maleficios, de bienvenida a la mañana que en el cielo, más allá de las sombras de la muerte, llegaba con la aurora.

Y como en respuesta se elevó en la lejanía otra nota. Cuerno...