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Anónimo
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No sé si alguna vez habéis ido de convivencias, excursión, misa progre o lo que sea y os han hecho el juego de decir qué planta, animal o persona serías (en los casos más extremos llegan a preguntar qué mueble, instrumento musical o plato de comida rápida te gustaría ser, pero creo que esto sólo pasa en mi colegio). A mi me lo han hecho amenudo (no veáis la afición que los jesuitas le tienen al jueguecito...), y parece fácil, pero lo difícil es la temida pregunta de ¿POR QUÉ?. Pues ahí quería llegar (sí, tanto rollo por dos palabras). Dado que la primera parte ya la habéis hecho, pues habéis escogido una persona o un nombre que proteja vuestra identidad o que, más o menos, diga cómo sóis, propongo que, para amenizar la ÚLTIMA TARDE DE VACACIONES PARA AQUELLOS QUE LAS HACEN EN AGOSTO (que largas parecían el 31 de Julio...) expliquéis al mundo quién es vuestro personaje y expliquéis su vida si es inventado o creéis que la gente no lo conoce, y para aquell@s que tengan los nicks más clásicos, que expliquéis por qué escogisteis a ese personaje o qué significa para vosotros. Supongo que no es la mejor opción para un domingo por la tarde, pero mejor que Bricomanía...

Para no sentirme tan solo si nadie me sigue el juego y para que veáis que pese a mi enorme intoxicación cafeínica predico con el ejemplo, os voy a contar la biografía inventada de mi personaje:

Resulta que Ninquiriamo era uno de los amigos de infancia de Míriel, a la que más tarde se la apodó Serindë, y la amaba con todo el corazón, pero él vio que ella amaba a Finwe, y tanto la quería que antepuso la felicidad de ella a la suya propia, y se dedicó exclusivamente a ser su amigo y siempre estuvo a su lado, pero resulta que entonces fue cuando Míriel dio a luz a Fëanor, y el parto la consumió, y él estuvo con ella en los jardines de Estë durante toda su agonía, excepto las escasas veces que Finwë la visitaba. Entonces él se rebajaba a un segundo plano para ver como Míriel era feliz al lado de su marido, y entonces él también lo era. Pero cuando Míriel cerró los ojos para no volver a abrirlos se juró a sí mismo que protegería a Fëanor, el motivo por el cual su amada había dado la vida, y que no le permitiría morir sin haber dado antes muy cara su vida. Y él siempre le llamó por el nombre que su amada le puso, y cuidaba de Fëanáro como si fuera su propio hijo, y vio como se volvía hábil y orgulloso a la vez, y cada noche, como hablando en un sueño, le explicaba a su amada todos los progresos de Fëanáro, y su corazón se llenó de orgullo al ver los Silmarills, y sintió en ellos la esencia de Míriel. Pero su recién adquirida felicidad (pese a que todavía vestía, llevaba y sentía luto) se vio rasgada cuando Finwë se casó con Indis y tuvo dos hijos con ella, pues interpretó ese gesto como una infidelidad hacia su amada. Y jamás volvió a hablarle a Finwë, y sólo cuidaba de Fëanáro en secreto. Pero entonces llegó el día del robo de los Silmarills y el pronunciamento del Juramento de Fëanor, y la matanza de Alqualondë y el abandono de parte de los Noldor en Araman. Y Ninquiriamo, que iba en el mismo barco que Fëanáro, fue a verle, y por mucho que escudriñó en sus ojos no encontró ni siquiera un pedacito del espíritu, la bondad, la ternura y la belleza interior que había arrancado de Míriel y que la habían llevado a la muerte. Y entonces vio que no tenía ningún sentido seguirle o protegerle, pues el había jurado proteger al hijo de Míriel, y éste había muerto en algún momento entre la creación de los Silmarills y la matanza entre hermanos. Entonces, en ese mismo momento, se puso en la proa del barco, desde allí pidió perdón a los Valar, a los Teleri que sucumbieron en la matanza y a los Noldor que se quedaron atrás y se arrojó al mar. Pero al llegar a las Estancias de Mandos, se le trató como un Noldor más y se le ató al Hado de los Noldor, pese a que él no había regresado a la Tierra Media. Y por mucho que pidió piedad o que se le dejara ver una última vez a Míriel para explicarle porque había abandonado a Fëanáro, Mandos no se lo permitió. Pero entonces Elbereth (¿algo de mi puño y letra sin que salga Elbereth? creo que ni los hijos de vuestros hijos lo verán) se apiadó de él y cogió todas las amargas lágrimas de dolor derramadas y las congeló, y las colgó del cielo, y permitió que los Elfos y los Hombres escogieran cuál debía ser el destino de Ninquiriamo. Si estos deseaban su liberación y su unión con Míriel, así se haría. Y cada año, cuando se aproxima la fecha de la muerte de Míriel, el cálido dolor derrite las lágrimas en forma de estrella y caen, y los Hombres las llaman estrellas fugaces. En un principio, cada vez que alguien veía una lágrima de Ninquiriamo, pedía el deseo de su liberación y su unión con Míriel, pero la Humanidad se fue volviendo egoísta, y se dedicó a pedir deseos para ellos mismos. Y de allí viene la costumbre de pedir deseos al ver caer las estrellas fugaces, mientras yo sigo encerrado en las Estancias de Mandos, llorando por Míriel y sin poder verla.

Así que ya sabéis, menos ser egoístas y más pedir por mí, que por algo son mías las lágrimas, leñe.



(Mensaje original de: ninquiriamo)