Lo confieso...

...soy un adicto a El Señor de los Anillos.

Y sí, he dicho a El Señor de los Anillos en particular, y no a Tolkien en general. Me encanta toda su obra, casi "vivo" en su mundo, pero no necesito lecturas periódicas de Los Cuentos Inconclusos o de El Silmarillion, por poner dos ejemplos.

De El Señor de los Anillos sí.

Lo descubrí hace mucho, a veces más de lo que desearía, y durante unos cuantos años lo leía habitualmente. Luego hubo unos años (no muchos) en los que lo tuve un poco aparcado, pero desde hace más de diez años ha vuelto a ser MI LIBRO.

Es curioso, esos años en los que no leí El Señor de los Anillos parecen incluso menos "reales", como si faltase algo... y claro que faltaba.

Pero me he desquitado. Entre el año 2001 y el 2002 lo leí cuatro veces (y podría decir que tengo testigos... je, je), y apenas hace una semana lo he empezado de nuevo. No es la primera vez, desde luego, pero las emociones son casi las mismas: he vuelto casi a empujar a Frodo fuera del camino para que se escondiese del Jinete Negro, me he maravillado con los Elfos de Gildor, he sentido el olor de un esquisito plato de setas... y ahora mismo estoy a punto de darme un baño en una preciosa casita en Cricava.

¿Entra esto en lo patológico?

El caso es que muchas veces lo pienso, y lo hablo con la gente que tengo cerca... la de libros que me estoy perdiendo por culpa de las relecturas, la de mundos nuevos, la de nuevas aventuras...

...pero me da igual, porque tengo mi libro... o mejor NUESTRO LIBRO.

¿Lo mejor?... pues no es leelo de nuevo, sino pensar que cuando lo acabe, con lágrimas en los ojos como todas las veces, podré volver a sentir la emoción de un nuevo comienzo pasado un tiempo.