Ver publicación (Baixauli)
Ver tema#8 Respondiendo a: Anónimo
El consenso...
Gracias a tí. Es muy placentero discutir sobre estos temas con personas tan preparadas.
Bueno, para empezar me gustaría decir que desconozco la lengua finesa (y sobre el trabajo de Harri Pevala, no puedo hablarte, pues no lo he podido leer aunque la fuente es fiable, el señor Helge...
Concluyendo
Bien, a la hora de construir ese consenso, necesario para hacer del quenya una lengua artificial útil para la comunicación, deberían ser los propios aficionados a la ficción de Tolkien los responsables de tutelar la verosimilitud, el respeto y la continuidad respecto al resto de su obra. Ya que, al parecer, es opinión mayoritaría que cualquier añadido o modificación supone una traición a la obra de Tolkien.
Tomemos, sin ánimo de comparar, el caso del Klingon, lengua artificial creada por otro lingüista (Marc Okrand) para la serie Star Trek.
El Dr. Okrand ideó ese idioma por encargo y se publicó una gramática bajo el equívoco título de "The Klingon Dictionary". Enseguida aparecieron dos facciones entre los seguidores klingonistas:
Los continuistas para bien y para mal, aquellos que preferían mantenerse fieles a lo inventado por el lingüista, respetando su chocante ortografía, obviando los errores evidentes e intentando integrarlos como las irregularidades que toda lengua tiene.
Y los renovadores, la de aquellos que proponían retocar la, en su opinión aberrante, ortografía, además de eliminar aquellas "irregularidades" para regularizarlas en la sintaxis klingon. Se arropaban también la autoridad de crear nuevo léxico ante quienes defendían que era el autor de la lengua el único con potestad para ello.
Tras años de discusiones bizantinas fue la linea purista la ganadora, y en la actualidad es la única sección de klingonistas que continua trabajando. Con la suerte de que el Dr. Okrand añade nuevo vocabulario (a instancias de los hablantes más capaces), y nuevas oraciones que, de manera implícita, resuelven dudas sobre usos léxicos o construcciones gramáticales.
¿Qué relación tiene esta historia con el quenya?
Parece claro que los seguidores de la lengua élfica todavía no han superado la etapa del consenso básico.
Encontramos el quenya de Tolkien, el de Fauskanger, el de Baixauli, ...
Debido a que el quenya de Tolkien es imposible de utilizar como lengua de comunicación hace falta un trabajo previo de sistematización. Una normativización absolutamente ineludible para que cualquier persona de cualquier rincón del mundo llegara a una misma traducción de las frases que yo proponía en un mensaje anterior, esas frases no eran baladíes, incidían en los interrogantes que me causó la lectura del libro de Baixauli.
Pero, me repito, esa labor de normativización sólo se podrá dar con el consenso previo de los seguidores de Tolkien. En caso contrario, me temo que el quenya será una pieza de museo:
Digna de ser admirada, resguardada bajo temibles medidas de seguridad, e inútil para todo uso práctico.
PD: Ha sido un auténtico placer y un verdadero estímulo esta discusión. Dice mi amigo Pengolodh que nunca habíamos debatido aquí en el foro. Pues bien, ya lo hemos hecho. Y ojalá sean todos los debates tan provechosos y constructivos como éste.
(Mensaje original de: lapse)
Bien, a la hora de construir ese consenso, necesario para hacer del quenya una lengua artificial útil para la comunicación, deberían ser los propios aficionados a la ficción de Tolkien los responsables de tutelar la verosimilitud, el respeto y la continuidad respecto al resto de su obra. Ya que, al parecer, es opinión mayoritaría que cualquier añadido o modificación supone una traición a la obra de Tolkien.
Tomemos, sin ánimo de comparar, el caso del Klingon, lengua artificial creada por otro lingüista (Marc Okrand) para la serie Star Trek.
El Dr. Okrand ideó ese idioma por encargo y se publicó una gramática bajo el equívoco título de "The Klingon Dictionary". Enseguida aparecieron dos facciones entre los seguidores klingonistas:
Los continuistas para bien y para mal, aquellos que preferían mantenerse fieles a lo inventado por el lingüista, respetando su chocante ortografía, obviando los errores evidentes e intentando integrarlos como las irregularidades que toda lengua tiene.
Y los renovadores, la de aquellos que proponían retocar la, en su opinión aberrante, ortografía, además de eliminar aquellas "irregularidades" para regularizarlas en la sintaxis klingon. Se arropaban también la autoridad de crear nuevo léxico ante quienes defendían que era el autor de la lengua el único con potestad para ello.
Tras años de discusiones bizantinas fue la linea purista la ganadora, y en la actualidad es la única sección de klingonistas que continua trabajando. Con la suerte de que el Dr. Okrand añade nuevo vocabulario (a instancias de los hablantes más capaces), y nuevas oraciones que, de manera implícita, resuelven dudas sobre usos léxicos o construcciones gramáticales.
¿Qué relación tiene esta historia con el quenya?
Parece claro que los seguidores de la lengua élfica todavía no han superado la etapa del consenso básico.
Encontramos el quenya de Tolkien, el de Fauskanger, el de Baixauli, ...
Debido a que el quenya de Tolkien es imposible de utilizar como lengua de comunicación hace falta un trabajo previo de sistematización. Una normativización absolutamente ineludible para que cualquier persona de cualquier rincón del mundo llegara a una misma traducción de las frases que yo proponía en un mensaje anterior, esas frases no eran baladíes, incidían en los interrogantes que me causó la lectura del libro de Baixauli.
Pero, me repito, esa labor de normativización sólo se podrá dar con el consenso previo de los seguidores de Tolkien. En caso contrario, me temo que el quenya será una pieza de museo:
Digna de ser admirada, resguardada bajo temibles medidas de seguridad, e inútil para todo uso práctico.
PD: Ha sido un auténtico placer y un verdadero estímulo esta discusión. Dice mi amigo Pengolodh que nunca habíamos debatido aquí en el foro. Pues bien, ya lo hemos hecho. Y ojalá sean todos los debates tan provechosos y constructivos como éste.
(Mensaje original de: lapse)